Tuve padres pero no los tuve

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Por M.P., el 26-6-2003


El 26 de junio de 1975 yo pité de numeraria, el mismo dia que murió el padre, tenía 14 años y 4 meses y me permitieron pedir la admisión porque no importaba que solo me faltaran dos meses para poder hacerlo, ya que el padre había muerto un 26 y eso era una señal de que no hacia falta de que esperara más. Mis padres son supernumerarios y desde pequeña fui a colegios y clubs de la obra; yo no había pensado nunca que en la vida se pudiera elegir otra cosa que no fuera numeraria, yo crecí sin ninguna otra opción que nunca me plantearon ni me planteé. Lo había visto en mis hermanos mayores, todos numerarios o numerarias. lo normal era que a los 16 años se fueran de casa para irse "a la obra" y mi madre tan contenta y mis hermanos, unos llorando, otros no sabiendo que cosas poner en su maleta, pero eso era la vida en mi casa cuando se llegaba a su edad. yo tb me fui a los 16 a un centro de estudios al norte de España, mi madre me llevó a la estación del tren y estaba muy contenta yo no quería llorar porque había que estar muy contenta. Cuando mi madre me decía adiós a lo lejos y ya no me veía, yo no pude mas y empecé a llorar sin saber muy bien por que. Una señora que estaba en frente de mi me tomó de la mano y me dijo que no me preocupara porque enseguida volveria y que tenia que valorar lo que mis padres hacían por mi para mandarme a estudiar en el verano. Esa señora no sabía nada de lo que pasaba pero al menos me consoló un poco. Nunca supe si a mi madre le dolió verme partir pero desde luego no solto ni una lagrima, siempre una sonrisa de anuncio de dientes quizá para contagiarme.

Os cuento esto porque tengo la sensación de que nunca tuve padre ni madre: siempre la obra, la obra, la obra, el padre, el padre, el padre, la vocación, la vocación, la vocación, pero y yo? y mis hermanos? No le deseo a nadie una infancia ni una adolescencia como la mía. Tampoco le deseo lo que vino después: el irme de la obra, el no querer recibirme mi madre, el irme a casa de una tía, el avergonzarse mi madre de que me hubiera ido y tantas cosas mas. Hasta que me casé con un chico normal se puede decir que no empece a vivir. Tengo tres hijos y tengo claro que solo quiero que sean felices pero que tendrán una familia hasta que decidan vivir del modo que ellos elijan porque ni la palabra opus ni la palabra obra ni colegios del opus ni clubs de la obra entrarán nunca en mi casa.

Os doy las gracias por poder hablar por primera vez de algo que solo sabe mi marido y os animo de todo corazón a que abráis los ojos a tantos padres fanáticos que anteceden la obligatoria vocación de sus hijos a la felicidad de los mismos. Tuve padres pero no los tuve y Dios sabe que no miento.


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