Quiero irme y no aguanto más

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Por CR, 8.11.2013


Tengo 18 años y llevo 2 en la Obra como Numeraria Auxiliar. Conocí la Obra cuando tenía 14 años más o menos y pité a los 16. Fui a un colegio de la Obra y empecé a ir a un club por pasar el rato en las actividades. Al principio no quería ir y rechazaba los planes; después sí que iba pero para que me dejaran en paz, y poco a poco me fue gustando y me apuntaba voluntaria a todas las actividades. Los fines de semana iba a dormir al centro y trabajaba en una administración; pasaba más tiempo allí que en mi casa. A mí me encantaba, me sentía mayor e importante y me daba igual que las que vivían allí fueran todas mayores que yo. Fui al UNIV en Semana Santa y me hablaron de los círculos, al principio dije que no quería ir pero sin saber como acabé esa misma tarde asistiendo a mi primer circulo...

Una amiga mía, que había empezado a ir al club conmigo pero que lo dejó después de una mala experiencia, me avisó de que iban a intentar captarme, me habló del tema del cilicio, amistades particulares; etc. pues ella se había informado en internet. Pero yo no le di importancia, pensé que exageraba y, aunque fuera verdad, no me pareció para tanto. Así que me planteé (o me plantearon, ya no lo sé) la vocación de numeraria auxiliar; a mí me pareció bien porque me caían mejor las auxiliares que las numerarias, las veía más simpáticas y no tan estiradas. Ademas mi amiga era numeraria auxiliar, así que perfecto. Tuve que esperar para pitar porque mis padres no me dejaban, al final lo conseguimos por una ambigüedad: una numeraria les pregunto si me dejarían recibir formación sin ser de la Obra. Mis padres dijeron que bueno, y pité al día siguiente con la excusa de no tienes 18 años, no puedes ser de la Obra jurídicamente, lo único que haces es recibir formación, que es lo que tus padres saben... aunque de hecho vivas como una persona de Casa. Vamos, que tenía totalmente engañados a mis padres.

Nada mas pitar me empecé a arrepentir un poco, empezaron los cambios... descubrí que mi amiga no era realmente tan amiga (aunque en su defensa debo decir que creo que sí le importaba porque más tarde me ha ayudado varias veces a pesar de lo que dijeran las directoras) y empecé a descubrir bastantes incoherencias; me agobiaba especialmente con el apostolado y esa manía de contabilizar a mis amigas, pero en general estaba bastante bien. Las cosas en mi casa no iban bien, así que el club era una forma de escapar. El curso siguiente empecé la universidad en otra ciudad y me fui a vivir a un club, allí ya comencé a estar más presionada por todo. Para llegar a la universidad tenía que salir 1h antes de casa, y encima tenía que hacer la oración e ir a misa; por la tarde llegaba y tenía que estudiar, hacer las normas y trabajar en la administración, aparte de hacer vida en familia y ocuparme del apostolado... tenía que estar siempre disponible y nada de hacer planes con mis amigas para pasárnoslo bien porque sí, cuantas más vinieran a la meditación mejor... bueno, no quiero hacer una lista, el caso es que me sentía presionada y me agobiaba un poco. Muchas veces tenía dudas de vocación pero después de hablarlo con la directora yo me convencía de que eso era falta de generosidad y seguía p'alante intentando distraerme para no pensar en eso.

Llegó el momento de hacer la oblación, creo que la hice sin pensar, un poco porque ya tocaba. Entonces me planteé realmente esto es lo que quiero? y empecé otra vez con las dudas. Ese verano (perdón, estoy hablando del verano del 2013, o sea el que ha acabado este mismo año) tenía que ir al semestre para luego empezar el centro de estudios. Por una parte estaba ilusionada, por otra parte pensaba en mi familia... y ya no solo era el hecho de pensar que a mis padres les disgustaría, también pensaba que yo NO me quería ir de casa ni dejar solos a mis padres (por mucho que digan que no se les deja solos). Me fui unos días con mi familia, en teoría iban a ser 4 días solo pero lo alargué... y decidí que no quería volver. Dejé de contestar las llamadas de la directora, me encerré en mi casa e intenté fingir ante mis padres que estaba todo bien, aunque estaba muy deprimida y me pasaba el día llorando porque pensaba que estaba fallando a Dios y que iba a ser una desgraciada toda mi vida. Volví una semana al centro y estuve hablando con la directora, le expuse mis dudas y le dije que me quería ir. Intenté hacerme la dura pero lo que ella me decía iba calando en mí, quería creer que tenía vocación. Me fui 15 días de convivencia y decidí que quería seguir luchando, quería seguir adelante... pero el centro de estudios lo dejaba para más adelante.

En septiembre me fui al extranjero a estudiar, después de que me insistieran mucho decidí ir a vivir a un centro y ahora me arrepiento muchísimo. Aquí me controlan más, me hacen correcciones fraternas un día si y al otro también, me manipulan y toman decisiones por mí a mis espaldas. Gracias a ellas estoy dándome cuenta de que esto no es lo mío; por fortuna solo me queda un mes y medio más aquí y luego volveré a casa con mis padres. A la directora de aquí no le he contado lo mal que estoy porque sé que si se lo digo me harán la vida imposible este mes que me queda... paso de mas presión psicológica. Lo que quiero es volver y hablar con la directora de mi centro para explicárselo. Pero tengo miedo de que me haga cambiar de idea otra vez...

No soy feliz, quiero irme. Quiero poder ir donde quiera, relacionarme con gente de mi edad sin tener que invitarles al centro y hablar de lo que quiera, ir al cine sin sentirme culpable, poder irme de viaje con mis padres, hacer zapping en la tele... a veces me siento egoísta, pero es tan malo querer ser libre?

En fin, gracias por leerme. Me siento muy sola y no puedo hablar con nadie de esto. Solo quiero volver a mi casa y que acabe esta pesadilla cuanto antes.




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