La infancia mental

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Por Atomito, 7.11.2008


Cuando uno es un niño, los padres son Dios. Saben todo y pueden todo. Ademas al niño le inculcan el respeto y obediencia a los mayores y figuras paternas en general, como los maestros y educadores. Cuando el niño crece, se va dando cuenta de que sus padres y demás figuras paternas son seres humanos exactamente iguales que el, solo que nacieron antes.

Pero no todo el mundo madura completamente al llegar a la adultez. Las cosas que le enseñan al niño, pueden estar objetivamente mal, y el sujeto debería darse cuenta usando su inteligencia, una vez que alcanza su completo desarrollo. Por ej. en determinadas culturas se enseña que las mujeres son seres inferiores, al servicio del hombre, y que es perfectamente valido para un hombre casarse con muchas mujeres. En otras culturas se enseña que la gente de otras razas son inferiores, y que no debe casarse con personas de razas inferiores. Estas cosas a nosotros nos chocan, porque no forman parte de nuestra cultura. Pero si miramos bien, hay muchas cosas que hemos incorporado en nuestros esquemas mentales como consecuencia de nuestra educación, que también están mal, solo que no nos damos cuenta, como no se da cuenta un niño arabe, que lo que le ensenan sobre la inferioridad de las mujeres, es una aberración.

Cuando una persona no tiene la capacidad de criticar lo que aprendió de niño, y lo acepta por bueno simplemente porque "es así", porque "siempre fue así", porque "todo el mundo sabe que es asi", entonces mentalmente sigue siendo un niño. Las figuras paternas que lo educaron son infalibles, ensenaron la verdad, y ellos se las van a transmitir a su vez, tal cual, a sus hijos. Asi es como ha funcionado en general la sociedad, que mantiene sus tradiciones, sus religiones, sus costumbres, con la excepción de alguna gente que tiene la capacidad de levantarse y decir: "momento: esto esta mal y hay que cambiarlo". Hace menos de un siglo las mujeres en las sociedades occidentales no votaban, y eso le parecía normal a la mayoría de la gente. Pero por suerte hubieron algunos con la suficiente capacidad de critica de la educación que recibieron, para rebelarse y cambiar las cosas.

Una parte absolutamente esencial de la espiritualidad del Opus Dei es la infancia mental. A los miembros se les inculca el respeto y veneración a los "mayores de casa". Se les enseña a venerar todo lo que provenga de Escriva, a asignarle un valor divino a cada palabra suya. Pero sobre todo, se inculca la mentalidad de que lo que se aprendió en la infancia y se recibió por la tradición y la cultura, es intocable. Cuando un miembro del Opus se cuestiona si tiene sentido alguna enseñanza de la doctrina cristiana, a eso se le llama "tentación contra la fe". Es el demonio que esta tratando de apartarnos del camino. No es un pecado que a uno lo asalte una duda, pero si es un pecado no desecharla. La actitud correcta es contarlo en la dirección espiritual, donde posiblemente nos den a leer un libro que nos "aclare" el tema, pedir ayuda a Dios para "resistir la tentación" y tratar de olvidarse del asunto.

Cuando yo empece a cuestionarme cosas esenciales de la religión católica, el sacerdote con el que me confesaba me decía "esas cosas que se te ocurren son masturbaciones mentales. Otra gente se masturba con sexo y vos te masturbas con esas cosas. No les des importancia". O sea, el tener la actitud de analizar las cosas que uno aprendió, de ver si son coherentes, la busqeda de la verdad en definitiva, es lo mismo que calentarse la cabeza con pensamientos eróticos.

El santo fundador del Opus, decía que la gente no empieza dudando de la presencia de Jesucristo en la eucaristía primero, y luego pasa a discutir si las relaciones prematrimoniales son pecado, sino al revés. O sea, tenia el prejuicio de que los que critican la "sana doctrina", son pecadores que se han vendido al demonio por su lascivia sexual y que entonces para justificar su conducta, tratan de minar las bases de la santa doctrina que recibimos de nuestros padres. En definitiva esta juzgando la honestidad de los que no piensan como el, y sin analizar sus argumentos, los pone en la bolsa de los traidores que entregan el tesoro de la educación recibida por un plato de lentejas de placer sexual.

Resumiendo: esta actitud produce mentes infantiles. Que no son exclusivas del Opus Dei, ni mucho menos. Los que estrellan aviones contra edificios y ponen bombas en los trenes porque "Ala se los manda", tienen la misma actitud mental. Pero da risa (y a la vez lastima) ver a los de la obra hablar sobre tantos temas con su "espíritu de superioridad" que les inculco San Escriva, cuando son unos niñatos, que han perdido la capacidad de pensar como gente madura.



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