La fiebre de las testimoniales

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Por Nachof, 17.11.2008


Estos días se ha resucitado toda la historia de los primeros de la Obra. Se ha desvelado un misterio que solo supe a medias en el tiempo que estuve dentro de la prelatura. Vuelvo a agradecer a Novedades el trabajo que ha hecho. Me gustaría añadir el dato que otro de los primeros fue un escultor llamado Emiliano Amman, del que oí cosas a algunos de los primeros cuando estaba dentro. También quisiera corregir un nombre de una persona que cité el otro día. Quien se apellidaba Guardans no se llamaba Rafael, sino Ramón Guardans, y tuvo un destacado papel en la vida cultural española en los últimos años del siglo XX, pues fue presidente de la Editorial Católica, que publicó el diario "Ya" y poseía una de las mejores colecciones de arte que existían en España y que a su vez procedía del político catalán Cambó, que era su suegro. Una de las obras principales es un cuadro de Botticheli, que actualmente se encuentra en depósito en el Museo del Prado. Uno de sus muchos hijos ha sido parlamentario español y algunos han pertenecido a la Obra y se han ido.

Pero no es a ese el tema al que me quería referir. Cuando murió el fundador --vuelvo a insistir, los directores le llamaban "la marcha al cielo de nuestro Padre"--, se produjo una auténtica fiebre de obtener cartas testimoniales sobre la vida y obra del hoy San Josemaría Escrivá de Balaguer...

La España católica se removió, pues los directores del Opus Dei nos exigieron buscar y escribir mucho, para obtener muchos datos que sirvieran para dar a conocer la verdadera dimensión de este personaje. Han pasado más de treinta años y no he entendido cómo no se han tenido en cuenta de algunas personas citadas por Novedades o algunos de los que yo citaba. No todos se habían muerto. En consecuencia la Obra no puede difundir biografías de su fundador que poseen importantes mutilaciones. Manuel Mindán, compañero de estudios de San Josemaría en el seminario de Zaragoza, fue uno de los que no se tuvo en cuenta. La prueba es que el actual vicario regional en España. monseñor Ramón Herrando y Prat de la Riba, escribió una tesis doctoral sobre algunos datos de la vida de Escribá, que Mindán no solo me negó en la entrevista que le hice antes de morir, sino que aparecen en un libro publicado por él.

El fallecimiento del fundador del Opus Dei estuvo acompañado de numerosos testimonios en la prensa, sobre todo de obispos y personajes eclesiásticos. Yo trabajaba en Europa Press, agencia cuyo presidente era Francisco Martín Fernández-Heredia, supernumerario de la Obra. El director era Antonio Herrero Losada, supernumerario también y el asesor religioso era José Manuel Ardions Neo, sacerdote agregado de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz. Esos tiempos supusieron para mi hacer muchas reseñas sobre los distintos testimonios que aparecían en prensa. También recuerdo que hice algunas entrevistas. Cada día hacíamos en la agencia un boletín de información religiosa, en el que la mayor parte del espacio estaba ocupado por noticias del hoy San Josemaría.

Todo el numeroso material que se iba recogiendo aparecía luego en la mesa de la sala de estar de los centros de la Obra. A su vez, los escritos habían sido remitidos a los centros por los responsables de los mandos del Opus Dei: de abajo a arriba, delegaciones, comisiones regionales de los países, y consejo general. Era una movilización general. Nos sorprendíamos con artículos firmados por eclesiásticos pertenecientes a la línea ortodoxa de la Iglesia Católica, pero no todos, pues no todos simpatizaban con la institución. De eso me he enterado pasados unos años. Y luego los directores dicen que la Obra es una de las instituciones más queridas de la Iglesia... Sin comentarios.

Poco tiempo despues de fallecer el fundador tuvo lugar una asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal española en una casa de la Institución Teresiana fundada por el hoy San Pedro Poveda, en Los Negrales (Madrid). Recuerdo perfectamente que fueron unos días en los que los sacerdotes del Opus Dei fueron allí a obtener escritos en los que los obispos solicitaran que se abriera el proceso de beatificación y canonización de monseñor José María Escrivá de Balaguer, que así se le llamaba entonces. Uno de los obispos a los que se solicitó su firma fue uno que había pertenecido a la Obra y está incluido en la lista que aporté en Opuslibros en otro artículo mío. Yo estaba cerca de él cuando se le acercaban los opusianos. No se me ha olvidado la imagen. Daba la impresión de estar diciendo por dentro un déjame en paz. Pasado un tiempo, el Opus Dei dijo que había sido un tercio de los obispos de todo el mundo los que habían solicitado la apertura del proceso de beatificación y canonización... ¡Qué pesados se pusieron! Claro, quien algo quiere algo le cuesta.

Lo mismo de actividad que se registraba en la vida eclesiástica de España, tenía lugar tambien en los diferentes centros. Se nos pidió a todos nosotros que nos estrujáramos el cerebro para ver si conocíamos a alguien que estuviera relacionado con los primeros tiempos del Opus Dei y, en especial, con los años de su fundación y los años treinta y cuarenta del siglo XX. Recuerdo que descubrí que el padre de un amigo mío poseía un ejemplar del libro "Camino", con dedicatoria del fundador. Cuando le pedí el ejemplar, se negó a dármelo. Tenía miedo que no se lo devolviera. Descubrí que cuando obtuvo la dedicatoria en los años cuarenta, su progenitor trabajaba en el Ministerio de Asuntos Exteriores de España. No supe más datos.

Aquel año 1975 hice mi convivencia anual durante el mes de julio en el Colegio Mayor Guadaira de Sevilla. El fallecimiento del fundador estaba latente. Una tarde los directores de la delegación de la Obra en Sevilla nos pidieron a todos que escribiéramos lo que se nos ocurriera. Tuve sensación que había poerdido el norte. Para mi que muchos de los testimonios eran forzados. Era como escribir lo que fuera. El caso era escribir sobre el fundador. Luego, se recogieron los testimonios. Una noche nos concentraron en la sede de la delegación para pasar a máquina de escribir lo que otros habían redactado a mano. Estuvimos escribiendo hasta altas horas de la madrugada. Luego, cuando llegué a Madrid la delegación de Madrid Oeste volvió a repetir la maniobra de redactar todo lo que se nos ocuriera sobre el fundador o que hubiéramos oido. Era una auténtica fiebre, algo atropellado. Pues bien, volví a escribir lo mismo que en Sevilla y lo advertí, pero me aconsejaron que lo hiciera.

¿Cuántos testimonios y cartas testimoniales se obtuvieron de esta manera? No tengo ni idea. Lo que sí sé es que algunos de estos testimonios aparecieron en el llamado "Libro del postulador" que circuló por los centros de la Obra solo para ser utilizado por gente "de casa", como se dice interiormente para referise a los que han perseverado tras habese hecho de la prelatura. Se trata de un tomo que no volví a ver antes de irme del Opus Dei. Se trataba de una nueva triquiñuela para que, aun estando siendo estudiado por la Santa Sede, ellos sabían muchos de los hechos que se alegaban para solicitar la beatificación y la canonizacion del fundador. Era un solo tomo, que estaba dividido en diferentes apartados que demostraban que el hoy San Josemaría había vivido las diferentes virtudes en grado heroico. Por lo visto, todo era heroico.

La mayor parte de los disferentes testimonios procedían de los máximos dirigentes del Opus Dei, tanto hombres como mujeres. Incluso algunos aparecían firmados a la vez por varias personas. Con el "Libro del postulador" me enteré de los nombres de las mujeres directoras de la Obra, las que estaban a cinco mil kilómetros de distancia, pero eran jefas. Hasta ese momento ignoraba que existían nombres tan conocidos de ellas como Encarnación Ortega, Begoña Múgica, Mercedes Morado o Marlies Kucking. La pobre Lola Fisac, que era la más antiguas, aparecía poco. Qué cosas. Unos nacen con estrella y otros, estrellados. De los hombres algunos de los más citados eran Alvaro del Portillo, Javier Echevarría, Fernando Valenciano Polack, Giuseppe Molteni, Rolf Thomas y Jesús Gazapo (arquitecto que vivía en Bruno Buozzi). Todos ellos han tenido que ver con el consejo general de los hombres del Opus Dei y vivieron cerca del fundador. En el libro alguna vez aparecía algún eclesiástico.

Hubo muchas cartas testimoniales que no se tuvieron en cuenta. Pienso que hubo muchos religiosos que dieron su testimonio, pero a la Obra no le convenía incluirles. Y los que nunca fueron tenidos en cuenta fueron los ex numerarios/as de la primera hora. Lo de Miguel Fisac, María Jesús Hereza, Pilar Navarro Rubio y Carmen Tapia clama al cielo. En cualquier tribunal del tipo que sea, salvo en los regímenes totalitarios, se tienen en cuenta las opiniones a favor y en contra y el juez decide. Aquí no. La beatificación de Escrivá tiene un error importante. es unilateral. No se ve por ninguna parte gente que ha opinado en contra. Uno de los testigos, Ignacio Llano, que era ex numerario, es hermano de Rafael, Alejandro y Carlos Llano. Tenía tambien hermanas de la Obra, y un hermano ex, Álvaro, pero que seguía yendo a retiros. ¿Eso es imparcialidad?



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