Frustración

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Por Magdalena, 4.01.2010


No soy ni he sido de la Obra, ni siquiera simpatizante, sí querían he de decir en honor a la verdad, hacerme cooperadora, pero no accedí. Soy profesora de Instituto, y hace unos 20 años, recibí con sorpresa una llamada telefónica rogándome que fuese a un Colegio del OPUS a "echar una mano unas tres horas semanales porque las alumnas de COU estaban perdidas en Matemáticas, con la profesora que en aquel entonces tenían. Al principio me resistí bastante porque yo tenía mi trabajo y además muchas obligaciones en casa, pero fueron tantas las llamadas, con su acostumbrada "persuasión" que al final accedí. Esas clases eran fuera de horario lectivo, y las pocas alumnas que no podían venir a buscarlas, yo las bajaba hacia en centro de la ciudad en mi coche (no me costaba nada hacerles ese favor). La primera sorpresa llegó cuando me dijeron que no subiera alumnas en mi coche (supongo que para que yo no oyera comentarios de las propias alumnas). Bueno, esto es suposición mía.

Acabó ese Curso escolar y me pidieron que si podía incorporarme como la profesora titular para dar las dos asignaturas de Matemáticas, que había en el antiguo COU, las de Ciencias y las del Cou mixto, así como las de tercero de BUP. Eso me suponía pedir autorización a la Consejería y a la Inspección, acompañadas ambas de un informe positivo de la Dirección de mi Instituto, dada mi condición de funcionaria. No fue obstáculo y en menos de 15 días ya tenía la compatibilidad concedida. Estuve trabajando a destajo, e incluso, para poder atender bien ambos trabajos, cambié el turno en el Instituto, y cogí el Nocturno. Los padres de alumnas estaban satisfechos conmigo (no tanto los de aquellas que suspendía, y ellos daban mucho dinero a la OBRA, luego "deberían aprobar"). Pasaron muchos años, los horarios eran demenciales de mal hechos que estaban, me suponía estar allí de 8 de la mañana hasta las 15 h con montones de huecos en medio, pero bien, yo trabajaba con gusto, necesitaba el dinero porque tenía hijos estudiando fuera y eso nos venía muy bien. Si que era sorprendente que cada final de Curso, despedían de dos a cinco profesoras porque su vida privada no se regía por el ideario de la OBRA, o sin darles ninguna explicación. Bien, pues llegó el cambio a la LOGSE con lo cual daban a cada comunidad cierta libertad para la distribución de los Currículos de Bachillerato y determinaron en Fomento de Centros de Enseñanza (llegamos a ser de Fomento hacia el 4º año de trabajar yo allí, y aquello fue una fiesta, nunca comprendí bien el por qué). Entonces decidieron que Fomento tendría sus propios libros en las distintas disciplinas. Con lo cual eligieron a cinco personas de distintos Colegios de España, para cada asignatura. Una de esas personas fui yo, y me sentí muy honrada y agradecida por haberme tenido en cuenta.

Una vez al trimestre viajábamos a Madrid, un día determinado y formábamos una comisión al frente de la cual, estaba el Coordinador que era precisamente una de las cinco personas de la comisión. Una gran persona, era Numerario, y extremadamente educado, cordial, respetuoso y competente. Acordábamos en esas reuniones de coordinación las tareas (la preparación de los temas, en nuestro caso de Matemáticas) y en la siguiente reunión entregábamos para rotar y supervisar los demás los temas que cada cual habíamos preparado, para quitar o poner lo que a juicio del equipo era lo más conveniente. Esto funcionó muy bien durante dos años, pero era tremendamente laborioso, dado que la visita a Madrid era todo en un día: ir, trabajar y volver cada uno a nuestras ciudades respectivas. Los directores de la Casa Central de Fomento así lo consideraron.

Al tercer año de estas tareas, (que repito hacíamos con gusto y resultaba gratificante) se pensó que esas labores necesitaban una dedicación firme ya que deseaban que esos libros se imprimieran en Fomento y sirvieran para todos los Colegios de España, para ello tomaron una decisión. A los Centros a los que cada uno de nosotros pertenecía, llegó una carta para los directores/as en los que se les decía el plan a seguir: En aquellos Colegios en los que se pudiese liberar cuatro horas a la semana al profesor encargado de elaborar estos trabajos, ya que ahora no eran ensayos, (debía ser un libro con teoría y otro con ejercicios resueltos, propuestos, y la clave con todos los pasos de resolución de los mismos, para los profesores). En fin, un trabajo en toda regla.

En el Centro donde yo trabajaba esa carta se refería a mi. A cambio de esas cuatro horas semanales, no disminuiría la nómina, con lo cual dedicaríamos ese tiempo para los temas a desarrollar, sin menoscabo de sueldo, ya que utilizábamos el tiempo correspondiente a las clases, podéis imaginaros que con ese tiempo no habría bastante, pero como había ido muy bien, y la armonía era perfecta en el grupo, a nadie le hubiese molestado prestar esos servicios. Pero que en caso de no ser posible prescindir del profesor esas cuatro horas semanales, por las necesidades del Centro, se debía comunicar a Fomento para que el profesor percibiera una cantidad por este trabajo extra. A determinar según la calidad del mismo. Calidad asegurada, porque trabajábamos con extraordinario interés. Repito que el Coordinador del grupo de los cinco, el Numerario, era la persona más exquisita y trabajadora que he conocido, me unía a él (eso creía yo) una amistad grande, dado que sentía una gran admiración y respeto, tanto como profesional como persona. Yo llegaba siempre unos 20 minutos después de comenzada la reunión, dado que el sistema de transporte que tenía era el tren y el horario que este tenia no me permitía llegar antes de las 9 de la mañana como algunos de mis compañeros a los que en sus centros les compraban un vuelo. Pues bien, a mi llegada, el recibimiento era increíblemente cordial y agradable tanto por las tres personas como por el coordinador, podría decirse que la relación entre los cinco era como si nos conociéramos de toda la vida. De entre todos yo era la única que trabajaba en la enseñanza pública y para ellos eso suponía un enriquecimiento por conocer otros puntos de vista.

Vuelvo al tema - Cuando esa carta llegó al Colegio donde yo trabajaba, me llamó la Directora, y me dijo: "Hay un problema doble. No puedo prescindir de ti, esas cuatro horas, porque no hay otra persona que pueda impartir Matemáticas en estos Niveles que tu das, pero claro, no puedo comunicar eso a Fomento, porque en uno de los grupos, concretamente el COU mixto, tienes solo tres alumnas, y Fomento nos manda a los directores/as que con menos de cinco alumnos no podemos formar un grupo, y si lo piden menos de cinco alumnos que no lo creemos, pero resulta que yo lo he permitido porque debido a que los padres de esas alumnas son muy del Colegio y ayudan mucho a la OBRA económicamente, no podía decirles que no, pero claro, eso es un tema interno del Colegio, y yo no puedo decir a Fomento que en una clase tienes tres alumnas solo: así que tú misma decides, pero no vas a percibir ningún beneficio económico, ni reducción de tiempo".

Me quedé perpleja, tenía ya dos temas preparados y en menos de una semana teníamos la reunión de coordinación. Se lo comenté por teléfono a una de mis compañeras (éramos dos mujeres y tres hombres en el grupo) esa profesora no es del Opus, solo trabajaba con ellos. Ella me dijo: díselo al coordinador, yo entonces le escribí inocentemente un correo electrónico, que comenzaba: "J... dentro de unos días nos reuniremos pero voy a hacerte una confidencia (y ahí pasé a contarle la situación, con el único objetivo de que pudiese buscar a otra persona, y le decía que me era imposible cargarme con tanto trabajo... el Instituto, 16 horas de clase en el Colegio, y el montón de trabajo que suponía emprender la elaboración de los libros). No me contestó al e-mail, y cuando llegó el día de reunirnos, lo que más me sorprendió fué la frialdad del coordinador y su mirada huidiza en contraste a las anteriores actitudes. Cuando salimos a comer, me aproximé a él mientras caminábamos hacia el restaurante donde siempre íbamos, y le dije ¿recibiste mi e-mail? y él respondió, si, pero no lo leí. Yo, asombradisima le dije ¿y eso por qué? y el sin mirarme me respondió: "Lo borré, porque yo no tengo confidencias con mujeres, ¿acaso no sabes que soy Numerario? Me quedé absolutamente bloqueada, humillada, herida, y no pude articular ni una sola palabra, me adelanté y sin pronunciar palabra llegué al restaurante, donde solo pude tomar un te, porque tenía ganas de vomitar. Al salir de allí, acudimos de nuevo a la reunión, en la que yo no hablé en absoluto, y gracias a la prudencia y delicadeza de los demás, que no sabían nada, resistí hasta la hora del regreso, y al acabar ese curso académico, me despedí del Colegio, creo que sacudiéndome el polvo de los zapatos.

Me duró el dolor más de dos años, por venir de una persona, el coordinador, a la que yo admiraba tanto. La actitud sucia y falsa del Colegio no me hizo daño, ya conocía sus formas de actuar así que las mentiras de la directora hacia Fomento, y el favoritismo con los padres y con las gentes que les dan dinero me trae al fresco, pero ahora cuando de todo esto hace siete años, aún me duele la actitud de aquel coordinador, a pesar de eso, con todo lo que os he leído aquí, no me extraña nada, incluso pienso que leería el e-mail, pero dado su contenido se sentiría impotente sobrepasado con esa información, (lo de la mentira de la directora). La información le vino grande.

Bueno, gracias por oírme al fin he podido descargar esto con personas que conocen esos entresijos y toda esa actitud oscura y siniestra del OPUS DEI.



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