Carta Abierta a la Obra

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Por Amandus, 25.07.2008


Querida ex-madreguapa,

Hoy he tenido un "barrunto" y ha sido el de escribirte a ti que eres tan divina y tan poco humana, con absoluta desfachatez, como un ex-hijo pequeño, descarriado y lejos de ti desde hace bastante tiempo, a Dios gracias.

Empiezo estas breves líneas porque son muchos, muchísimos los testimonios de tus ex-hij@s que han sufrido lo indecible por tu causa, y tus hijos que tienen poder, cargos y cargas y podrían hacer algo, están sordos, poseídos, sólo te miran a ti, hermosa (yo diría que un poco antigua, sobreactuada, hierática, pero -como eres divina- todo te lo puedes permitir) y no son capaces de reconocer que tal vez, en algún momento, en algún lugar, alguien se pudo equivocar aplicando la férrea praxis "esculpida" por el de Barbastro (uy, perdón, creo que el nombre oficial era "espíritu").

En el fondo estoy hecho un lío porque, claro, ahora hay muchos modelos de familia y afectivos (gracias a Dios y a la diversidad humana y, a pesar de los pesares, y gracias a nuestros muchos y recurrentes pecados contra el sexto que, recordémoslo, no admite parvedad de materia, ¿lo digo bien, madre? Si me equivoco, tú, divina, sabia y omnisciente, sabrás corregirme) y, por una parte, tú eres madre (insisto en que nunca me pareciste guapa ni atractiva, más bien madrastrona) pero ¿no éramos tod@s hij@s de María Santísima, en cualquiera de sus miles de advocaciones? En fin, otra cosa que me gustaría que me aclarases.

A ver si un día te bajas del pedestal y nos vamos a tomar unas copas. Tal vez, se "obre" el milagro y, como decían los romanos, "in vino veritas", cuando estés borracha, pero no de narcisismo sino de alcohol, te caigas de tu plataformón y seas capaz de reconocer tu dimensión humana y entones, no el "ubi caritas" sino el "mea culpa".

Ahora bien, ex-mami, recuerda que, cuando se pide perdón y se reconocen posibles fallos (uy, disculpa que te hable así, pero ya sabes que soy un ex-hijo, rebelducho, borrico sin noria, aragonés también y más claro que el agua) hay una cosa que se llama REPARACION. ¿Por qué nos insistían tanto de pequeñitos, sobre todo en los pecados contra -por una vez cambió el dígito, qué respiro!- el séptimo!, en que el simple arrepentimiento, sin reparación, o restitución de los bienes, no bastaba y, en cambio las instituciones sacrosantas lo piden sin más y sus adeptos aplauden el gesto? Como decía mi abuela: "Besos, no, acciones!"

Hala, tía, no seas tan malafollá (como dicen en mi querida Granada adonde fui a servirte) y aplícate el cuento. Fíjate que hasta la Santamadreiglesiacatolicaapostolicaromanaytalibana, humildemente y a regañadientes, va pidiendo perdón por los errores de sus miembros y miembras (a ver si nos subvenciona el recientemente creado en España, Ministerio de la Igualdad). ¿Serás tan mamarracha de no saber pedir perdón, sólo eso, y ya te honraría? Pero, claro, lo responsable es el perdón con el propósito de enmienda (fíjate que me aprendí la teoría al dedillo. Tanto enseñarla, ex-madreguapa, y tú no te la aplicas)

Y todo esto te lo digo con el corazón en la mano, con un respeto que nunca mereciste y, ya que por las buenas, no atiendes a razones, habrá que esperar a la actuación de la justicia divina y humana para que, de una vez por todas, te desalojen de tu pedestal (mira, ex-madre, lo que le pasó a Sadam Hussein, Ceausescu y a tantos tiran@s de la historia. ¿Quieres también ese final para ti?) y "sólo se luzca" quien se tiene que lucir, a mi modo de ver, la VERDAD,

"Tu verdad no; la verdad / y ven conmigo a buscarla. /La tuya, guárdatela". (Antonio Machado)

Amandus


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