Así manipulamos y manipulé la mal llamada corrección fraterna

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Por Fueraborda, 4.01.2012


En repetidas ocasiones y de forma clara y certera habéis denunciado aquí la torticera interpretación del pasaje evangélico sobre la corrección fraterna.

La llamada corrección fraterna en la obra, no es más que el enmascaramiento de otra forma de control basada en la delación que, al fin y al cabo, es el modo habitual de gobierno en la obra.

De ahí la exigencia implacable de que se utilice esta práctica con mucha frecuencia, incluso a veces, llegando a exigir en la dirección espiritual un número determinado de “correcciones” a la semana, Y para “encontrar” correcciones, llegábamos a aconsejar que “se llevara a la gente del centro a la oración”, de modo similar a los polis de tráfico dispuestos tras la estratégica curva, intentando cubrir el cupo de multas exigido por la oficina recaudatoria...

Yo ahora recuerdo con vergüenza la manipulación de esta práctica evangélica al servicio del gobierno de la obra. ¡Qué bochorno!

Se trataba de lo siguiente...


Iba dirigido a las personas no dispuestas a tragar con ruedas molino, obedeciendo a unas indicaciones sin sentido exigidas desde arriba.

Las directoras, exasperadas por esas ovejas negras que no entraban en el carril, preparaban una rocambolesca maniobra intentando que la víctima se plegase a sus intereses. Pongámonos en una reunión del consejo local…

- Directora: “Secretaria, ¿cómo va el apego a la familia de fulanita?”

- Secretaria: “Me contó en la charla que había vuelto a ir a ver a sus padres sin permiso. Me dijo que todo el mundo menos nosotras lo entendería como el cumplimiento del cuarto precepto”

- Directora: Pues para que se dé cuenta de su error, le diré a la obediente y sumisa numeraria x, que le haga una corrección fraterna.

- Subdirectora: “Se me ocurre que en el círculo de esta semana recordemos que hay comentar en la confidencia las correcciones fraternas que nos hacen, cómo las hemos encajado, y cómo las vamos a corregir”

- Directora: Buena idea. Además, sugiérele que lo comente con el sacerdote. Yo pasaré a hablar con él para que esté al corriente y le pregunte. La semana que viene nos comentas su reacción y redactas una nota para informar a la delegación.

Una vez disuelta la reunión del consejo local:

- Directora: “Oye, obediente y sumisa numeraria x, ¿Te has dado cuenta de que fulanita va mucho a casa de sus padres y está apegada a ellos?”

- Numeraria x obediente y sumisa: “Pues no, no me he dado cuenta. La veo muy metida en el centro, muy apostólica…”

- Directora: “Pues no te habrás fijado. Si la hubieras llevado a la oración, lo habrías detectado. Aprovecha ahora que está en casa y le haces una corrección de fondo. Sentada, sin prisas, le explicas despacio que se le nota en su comportamiento que tiene familiosis, y que esa forma de actuar no es de buen espíritu, pues impide tener el corazón en Dios y en la Obra. Y que también puede ser causa de escándalo y mal ejemplo para las demás. Que rece por sus padres, pues la oración es lo que más les va a beneficiar, y que ella no es imprescindible, que Dios cuidará de los suyos si ella cuida de la Obra. No te olvides de venir a decirme que ya has cumplido este encargo. Vete ahora.

- Pax

- In aeternum.




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