Tradición y sectas. Ni lo uno y lo otro

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Por Jago, 27.09.2023


Seguimos envueltos en la confusión. Después de 5, 10, 20 o 40 años en el Opus Dei, muchos incluso como numerarios trabajando en labores internas, y en añadidura con todo lo publicado hasta hoy, encontramos sólo cierto consenso entre los que mejor la conocen, los ex, en cuanto a la esencia de esta asociación. Espero que con este aporte pueda arrojar algo de luz, aunque no es descartable abundar en el lío...

La primera cuestión que desearía traer aquí es el hecho de que el mayor consenso, errático, parece encontrarse en la etiqueta de “catolicismo tradicional”. Esta apariencia, además de por lo estético, viene de la principal fuente que usó el fundador para organizar religiosamente al Opus Dei: la “Devotio Moderna”. Corriente del Siglo XIV que, durante siglos, e incluso en el presente, ha contaminado la espiritualidad y la práctica religiosa. Esta corriente ha sido desde su origen enfrentada como una grave distorsión para la vida del cristiano. El culto al método, al director espiritual, el reglamentarismo que destruye el alma y otras características de esta corriente, conformaron el marco perfecto para que un cura maño con delirios de grandeza encontrara el sustrato con el que poner el primer pilar de su asociación. A causa de esto, numerosos obispos y sacerdotes de la época, tradicionales, se opusieron abiertamente a las propuestas de Escrivá, por el daño que retomar estas ideas podían suponer para sus seguidores.

También la papolatría es otro error que el fundador del Opus Dei extendió y que choca abiertamente con la tradición católica de cuestionar las decisiones papales a la luz de las SS. Escrituras, la Tradición y la Razón. Pero si cualquier palabra del Papa no era palabra de Dios, la suya entonces no era nada y aquí podemos recoger otro de los pilares del Opus Dei: La Obra viene de Dios, es una institución divina y el mismo Dios comunicó al cura maño que perduraría hasta el final de los tiempos. Ergo, su voluntad es la voluntad de Dios para cada asociado.

La Tradición nos dice que no hay más llamada que el Bautismo ni más voluntad de Dios sobre nosotros que, en nuestra completa libertad, invitarnos a cumplir los mandamientos, amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo, como camino de salvación. La “vocación” es un constructo que si implica llamada de Dios se opone a la “libertad”. Uno tiene vocación a carpintero, a militar o a sexador de pollos por virtud del aprendizaje y algo de lo innato. En uso de nuestra libertad elegimos qué camino andar o desandar para salvarnos. Esto es lo que la Tradición Católica enseña y contradice abiertamente a su conveniencia el Opus Dei.

No podemos olvidar otra aberración del Opus Dei, el proselitismo, ya que el apostolado siempre se ha dirigido a llevar el Evangelio a cualquier alma, independientemente de edad, inteligencia, clases social, estado de salud o poder adquisitivo. No es nada tradicional elegir a los “mejores” posibles y mucho menos dirigir todas las energías solamente en hacer adeptos. Al hilo de lo dicho podemos abordar la cuestión de considerar al Opus Dei una secta.

Cierto es que no hay un consenso perfecto respecto a la definición de secta, si bien lo hay a grosso modo. Lo que no es considerado nunca como definitorio es la percepción que al respecto tengan los miembros o ex-miembros de la secta. Así vemos que hay ex que lo tienen claro y otros que siguen discutiendo sobre las soluciones del Opus Dei. Si tenemos en cuenta los factores de consenso que definen a una secta, podemos aclarar el encaje del Opus Dei. Seguidamente los expongo.

  1. El grupo está cohesionado por algún tipo de doctrina, Dirigida por un líder carismático que finja ser una persona elegida por una divinidad o ella misma y declarando tener la Verdad Absoluta.
  2. En la organización existe una estructura totalitaria, vertical y teocrática. La palabra de los líderes es “dogma de fe” e intervienen en la vida íntima de los adeptos exigiendo que se cumplan todas sus órdenes.
  3. En una secta se obliga a los adeptos a distanciarse en mayor o menor medida de sus lazos afectivos y sus relaciones sociales o de las actividades rutinarias que realizaban antes de entrar en la secta si no encajan con sus intereses.
  4. La forma de vida es en comunidad con una dependencia prácticamente total del grupo.
  5. Eliminar parcial o totalmente el derecho a la intimidad y las libertades individuales.
  6. Control de información, que se puede ocultar o manipular, e incluso prohibir las relaciones con ex adeptos que juzguen al grupo.
  7. Utilizar la persuasión coercitiva, a través de técnicas de manipulación, que aparentemente sean actividades normales y lícitas y que, sin embargo, provocarán la anulación de voluntad y razonamiento de las víctimas pudiendo aparecer alguna alteración psíquica.
  8. Promover el rechazo de los adeptos a la sociedad y a sus instituciones, promulgando la visión de que los demás son enemigos, el Bien es la secta y el Mal es la sociedad, la cual solo interesa cuando pueda ser útil para el grupo.
  9. Realizar actividades para obtener nuevos adeptos (proselitismo) y recaudar dinero (en muchas ocasiones la recaudación se hará mediante actos delictivos). Para los casos en los que sean sectas que se encuentren en más de un país, el dinero recaudado se enviará a las centrales de la organización.
  10. Conseguir, bajo coacción psicológica, que los nuevos adeptos entreguen grandes sumas de dinero o su patrimonio. Para los adeptos que trabajen fuera de la secta deberán entregar su salario o parte de él y los que trabajen dentro de la organización no obtendrán remuneración salarial. Como vemos, el Opus Dei es una secta con todos los honores. Sus estrategias de captación, adhesión y sometimiento están bien descritas y organizadas. La superioridad del grupo sobre el individuo que rige en el Opus Dei está en abierta confrontación con la Doctrina Católica y la Tradición. Su encaje jurídico en la Iglesia es ninguno y por esto siempre tendrá problemas de este tipo, porque su estrategia se basa en el disimulo y la mentira para ser aceptados como parte de la misma. Soy consciente de que aceptar este hecho limita sobremanera los debates de actualidad, pero la verdad se acabará imponiendo generando un nuevo constructo de todo o nada.


Por último, señalar que de lo poco novedoso que aportó el Opus Dei fue la opción por los ricos, ya que las sectas del S. XX tenían sus nichos de mano de obra entre personas desestructuradas y marginales. En eso el Marqués de Peralta fue un visionario, viendo que es en estas últimas décadas cuando aparecen las sectas que buscan personas estructuradas, con acceso a las fuentes de recursos, don de gentes, etc., algo que ya inició el Opus Dei casi cien años atrás. Si unimos Devotio Moderna y Secta tenemos al Opus Dei, una asociación destructiva y multimillonaria cuyo fin es el poder, usando al catolicismo y sostenida por la esclavitud voluntaria de sus adeptos.


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