Todo el dinero del Opus Dei es dinero negro

Por Pablo Elorduy (PERIODICO DIAGONAL) – 3 de diciembre de 2008

“El plano de la santidad que nos pide el Señor está determinado por
estos tres puntos: la santa intransigencia, la santa coacción y la
santa desvergüenza”
José María Escrivá de Balaguer, Camino, 387

Moncada reconoce que meterse con el Opus Dei "es un deporte" aunque hoy prefiere dedicar el tiempo a su trabajo como presidente de Sociólogos sin Fronteras.
Moncada estuvo en la Obra durante los '50. Ahora califica al Opus "como una extraña secta civil que controla a sus miembros solteros hasta límites inverosímiles". Considera que el Opus no influye en la vida política tanto como lo hizo durante las dictaduras de Franco en España o Pinochet en Chile o como lo viene haciendo la Conferencia Episcopal desde las legislaturas de Aznar.


¿Ha entrado el Opus en un período de recesión?

ALBERTO MONCADA: Me da la sensación de que la gente está abandonando el Opus en desbandada. Hay una contradicción entre una primera generación cercana al poder y lo que pasa en la actualidad, que es un poder limitado que se concentra en la red de colegios que tiene. Yo le doy mucha importancia a sus centros de formación empresarial. Aparte del de Barcelona [IESE], hay en México, en Navarra, etc. Estos colegios han sabido dar con ese tipo de gestor neoconservador, capitalista a ultranza y muy leal que interesa a las empresas. Luego están las profesiones más conservadoras, por ejemplo la judicatura, donde hay personajes especialmente conservadores que son un trozo de Opus. Ese tipo de fundamentalismo funcionó muy bien con el Papa polaco, que les hizo muchos favores, como crearles esa independencia de los obispos territoriales o la 'turbocanonización' de Escrivá. Ahora ya no está tan claro, porque este Papa ya no es tan amigo.


¿Por qué dice que es una secta y no un grupo católico más?

Como secta, es un grupo cerrado, donde no hay democracia interna, en la que los miembros están totalmente subordinados a lo que dice el superior. Evidentemente, la mayoría de los observatorios de sectas ya lo tienen clasificado como tal. A medida que la gente se informa, se va limitando su alcance.


¿Les han afectado las últimas películas críticas?

La situación de las mujeres en el Opus es muy siniestra y eso es lo que aparece en [la película] Camino. Es un reflejo muy bueno de lo que es el fanatismo, de cómo cogen a una niña y la manipulan hasta su muerte. En cuanto a la respuesta del Opus, ahora han sido más listos: se han callado, han puesto a la familia de la niña a dar la cara, pero ellos se han inhibido. Han aprendido del error que tuvieron con El código Da Vinci.


¿Sólo hay gente de derechas en el Opus?

Ellos no han inventado nada, simplemente cogen el Concilio de Trento y lo aplican hasta las últimas consecuencias. Son muy poco amigos de luchar contra los pecados del dinero: hay gente del Opus muy sinvergüenza, siempre la ha habido, pero eso se perdona. Se obsesionan por lo que tiene que ver con la obediencia, con el sexo, es decir, con la moral tradicional. Han tenido varios escándalos financieros, ahí está Ruiz Mateos, por ejemplo, que tuvo problemas porque dijo que había dado dinero para salvar al Papa Juan Pablo II. Ellos no quieren que se diga nada de la contabilidad del Opus. Por ejemplo, todo el dinero del Opus es negro. Alguien del Opus tiene la obligación, como casado, de dar el 10% de sus ingresos. Pero nunca les dan un recibo. Tienen una contabilidad falsa: lo que ganan no va al fisco. El Opus es un paraíso fiscal.