También yo tuve que escribir informes

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Por Otaluto, 3.12.2007


También a mi me tocó escribir informes de conciencia, no muchos, quizás no más de dos o tres, y también lo hice con la mejor de las intenciones. Y puse especial empeño en seguir el criterio marcado, que era hacerlo de tal modo que si el interesado lo viera se sintiera agradecido.

Por otro lado se asume que cualquier miembro ha puesto su confianza total en la obra, en lo que a dirección espiritual se refiere. Por lo tanto también se asume que ha dado su consentimiento y que aprueba tácitamente cualquier diligencia que se haga con el fin de ayudarlo.

Por otro lado debe existir algún método para transmitir información sobre un miembro, cuando se requiere que varios opinen o decidan, como puede ser el caso de la admisión, la oblación o la fidelidad. Si no se pone por escrito, el proceso pierde seriedad y objetividad. Las decisiones estarían basadas en un boca a boca, y eso no sería justo. Es necesario que algunas cosas queden por escrito.

Por último, a mi se me informó relativamente temprano de que existía esta práctica en el opus dei. Fue al tercer año de haber pitado, en una clase del centro de estudios. Puede ser que muchos miembros lo desconozcan, pero todos los que han completado su formación deben saberlo.


Todo lo anterior estaría a favor de la práctica de escribir informes de conciencia. ¿Que se puede contestar a mmz? ¿Está bien o mal hacerlo?

No me parece un tema fácil y quizás yo mismo no lo tengo del todo resuelto, pero diría lo siguiente. Creo que la clave en gran medida se encuentra en el escrito de Oráculo, La libertad de las conciencias en el Opus Dei, especialmente en lo que se refiere a la confusión entre gobierno y dirección espiritual.

Lo cierto es que el hecho de que uno realice algo con la mejor de las intenciones no lo hace necesariamente bueno. En el caso de los informes de conciencia tanto el director que escribe como el súbdito sobre el que se escribe, fuimos fuertemente condicionados para considerar bueno algo que puede no serlo. Esto es: no puede ni debe utilizarse la información sobre el fuero interno de una persona para tareas de gobierno.

Como súbdito, yo personalmente no objeté que escribieran sobre mí, aunque me consta que por lo menos una vez lo hicieron.

Por ejemplo cuando hice la fidelidad, el vocal de San Miguel me comentó que habían recibido un informe del consejo local, pero “que igualmente me iban a permitir hacerla”.

Nunca entendí que quiso decir con esto y nunca lo pregunté, aunque ciertamente me resultó ofensivo, ya que siempre cumplí con todas las exigencias de la vocación. Por otro lado, en mi fuero interno, el que volcaba en la charla, puede ser que me sintiera inadecuado para la tarea, o poco fiel, o poco entregado. Pero en términos objetivos nadie podía tener nada que reprocharme, y menos poner en tela de juicio mi perseverancia.

Hacia solo un par de años que me había trasladado a esa región y nadie me conocía mucho realmente. Debo decir que me pateó el hígado saber que mi director, con el que no me llevaba bien pero con el que hacia un esfuerzo heroico por ser sincero, utilizara la información que yo mismo le daba, Y QUE NO PODIA SABER POR OTRO MEDIO, para hundirme frente a los directores de la Comisión.

Debería haber exigido allí y en ese mismo momento que se me permitiera leer el informe. Ese era mi derecho, un derecho inalienable, que es el derecho a la propia intimidad y a la propia dignidad, y a la propia defensa. Pero no lo hice. Me callé y me aguanté. Aunque se trataba de mi vida toda, de la posibilidad misma de seguir o no en el camino en el que había empeñado toda mi existencia.

Ahora yo te pregunto, mmz, ¿no es una enormidad, una injusticia de proporciones metafísicas, que un directorcito petimetre que solo me conocía de algunos meses y a través de unas pocas charlas, pudiera juzgar si era o no idóneo para seguir mi vocación divina? ¿O quizás, fue al revés, y la injusticia la cometió el director de la Comisión, con el que nunca había hablado antes, para decidir que yo debía continuar, sin conocerme para nada?

O, a lo mejor la injusticia mayor fue previa a ambas: que hayan obnubilado mi mente de tal modo que no me diera cuenta que nadie tiene el derecho a jugar asi con mi vida.

Bueno, y entonces, está bien o está mal escribir informes de conciencia?

Hay cosas que simplemente no deben hacerse por el riesgo potencial que implican. Cualquier persona medianamente cuerda sabe que esto es así. Lo lógico es que una institución reconozca que está integrada por hombres falibles, y tome los recaudos necesarios para proteger la intimidad de sus miembros frente a eventuales arbitrariedades. Lo lógico también, es que los miembros sean formados en el derecho a defender la intimidad de su propia conciencia. De ambas cosas surge la necesidad de mantener separados el gobierno y la dirección espiritual.

Pero esto ya lo dijo antes y mejor la Iglesia. Cualquier sacerdote diocesano y cualquier religioso lo saben perfectamente. Me consta porque tengo un pariente sacerdote que no puede creer que exista una institución donde se confundan gobierno y dirección: es el ABC. Solo que nosotros no estábamos enterados.



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