Sectarismo en un párrafo de la carta pastoral del Prelado del Opus Dei en febrero

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Por Trinity, 14.02.2007


Como en meses anteriores, el Opus Dei ha colgado en su Web oficial una gran parte de la Carta pastoral que el Prelado dirige a los fieles de la Obra. Se omiten unos párrafos finales, que pienso que no tienen interés para las personas ajenas a la institución, pues tratan de aniversarios fundacionales. Tampoco se recogen los dos párrafos iniciales, que tienen un tono más propio para los de dentro, de los que me parece significativo por su contenido el primero, que cito a continuación subrayando la frase que me parece que merece comentario:

«Queridísimos: ¡que Jesús me guarde a mis hijas y a mis hijos!

Os pedía el mes pasado que, unidos a mi oración, y aprovechando las circunstancias que me llevaban a Pamplona [nota mía: para someterse a una cirugía ocular], repitierais conmigo aquellas palabras — ut videam!, ut videamus!, ut videant!—, que San Josemaría dirigía al Señor hace ya tantos años. De vuelta en Roma, deseo agradeceros esas oraciones vuestras y rogaros que continuemos unidos, cada día con más fuerza, en comunión de intenciones y de afanes. Esta unidad espiritual y moral es la garantía para alcanzar de Dios lo que le pedimos, conforme a la promesa de Jesucristo: os aseguro que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra sobre cualquier cosa que quieran pedir, mi Padre 'que está en los cielos se lo concederá. Pues donde hay dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos (Mt 18, 19-20)».

La afirmación que he subrayado expresa paladinamente que la confusión, verdaderamente preocupante, que existe en la enseñanza oficial de esta institución es tan notable que ni siquiera su Prelado se recata de expresarla por escrito. Si ánimo de ser exhaustiva señalaría las siguientes observaciones:

  1. Es erróneo afirmar que del texto de Mateo 18, 19-20 se deduce que basta unirse a la petición del Prelado para alcanzar de Dios los bienes implorados:
    1. por una parte, porque en la Obra no se ponen de acuerdo para discernir qué han de pedir juntos, sino que el Prelado decide unilateralmente lo que todos deben rogar;
    2. y, sobre todo, porque Jesucristo aclara que Dios padre escucha esas plegarias colectivas cuando esa concordia se realiza “en su nombre”. De otro modo, aquello se queda en una empresa completamente humana, que podrá implicar a más o menos adeptos —como consiguen con tanta eficacia muchas sectas, que mueven a decenas de miles de personas—, pero que no contiene ningún carácter sobrenatural y que, en consecuencia, se desvanece enseguida desde el punto de vista sobrenatural: como es evidente que viene sucediendo al Opus Dei desde su fundación, quien, en contra de la apariencia de solidez que ha conseguido difundir entre el episcopado, es una institución que tiene uno de los índices de perseverancia más bajos entre sus miembros célibes.
  2. Este error muestra la pseudodivinización con que en la Obra se adorna todo lo que se refiere al Prelado y a los Directores, llegando a inculcar que lo que éstos piden es la Voluntad de Dios para los miembros de la Prelatura. Y esto es completamente falso:
    1. pues que sea Voluntad de Dios la obediencia a los mandatos legítimos de las legítimas autoridades, no significa que esos mandatos sean algo divino;
    2. por otra parte, los mandatos de las autoridades pueden ser ilegítimos, como de hecho viene sucediendo en aspectos relevantes de la pastoral de la Prelatura, según se viene mostrando en esta Web;
    3. además, resulta asombroso que el Prelado esté convencido que la clave para hacer presión a Dios en sus peticiones es que sus hijos le secunden en sus ruegos, y no mencione para nada la necesidad de que él mismo esté en comunión con el Papa y el colegio episcopal.

Indudablemente, nos encontramos ante una mentalidad inequívocamente fanática y sectaria, muy perniciosa para la comunión eclesial.


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