Reflexiones sobre la Verdad

Autor: Iván, 5 de julio de 2004

Al decir esto, uno de los criados que estaba allí le dio una bofetada a Jesús, diciendo: ¿Así respondes al pontífice? Jesús le contestó: Si he hablado mal, muéstrame en qué; y si bien, ¿por qué me pegas? Jn:18:22, 23

Si alguien por enfrentarse a toda la verdad de una institución se "sale" de ella o "no entra" en ella o se "acongoja", pues ¡Bendito y alabado sea Dios! Lo malo es que esa persona "siga" en esa institución o "entre" en ella o "se mantenga en la paz de los muertos" por carecer de todos los elementos de juicio y, por tanto, no ser libre para elegir.

Reflexiones sobre la verdad.

La definición de verdad es la adecuación del entendimiento con la cosa conocida. Para llegar a la verdad es imprescindible que el entendimiento se ponga en contacto con la realidad, con la cosa, con el hecho, para así poder llegar a conocerla. Cuando una verdad no es de fe hay que abandonar cuanto antes la creencia ciega en quienes nos la trasmiten para comprobarla directamente. Lo anterior parece una perogrullada, pero hay quienes, con sus palabras y actos, afirman que sólo se puede adecuar el entendimiento con la cosa a través de lo que ellos dicen que es esa cosa y no permiten que nadie lo pueda comprobar directamente.

La realidad es muy tozuda porque "es lo que es" y no se la puede cambiar; por lo tanto, la verdad de cualquier realidad, una vez manifestada, es también muy tozuda (por ser una identificación con aquella).

Consecuencias de lo anterior:

1 - La verdad, para manifestarse, pide a gritos que el hombre contemple las cosas sin intermediarios. El gran enemigo de la verdad es que la persona no mire directamente a las cosas, puesto que así nunca podrá descubrirla.

2 - La verdad no necesita padrinos. Puede tenerlos -y de hecho los tiene- pero no los necesita, porque la verdad se impone por su propio poder, el que tiene en si misma, el que le ha transferido la realidad. La verdad es tan poderosa que una vez manifestada no hay fuerza humana que la anule.

Reflexiones sobre la falsedad

Como se desprende de la definición de verdad, al ser su opuesta, la falsedad se define como la falta de verdad o autenticidad. Es la inadecuación del entendimiento con la realidad de las cosas.

Consecuencias:

1 - Las falsedad, para mantenerse como tal, necesita a toda costa que la persona no descubra la verdad que la anula, para lo cual sólo dispone de un medio: Impedir que se junten la mirada de la persona con la realidad de las cosas. No puede hacer nada más que eso: obligar a desviar la mirada, puesto que sobre la realidad no puede actuar, es insobornable. Veamos un ejemplo de alguien que no quiso enfrentarse a la verdad:

Díjole entonces Pilatos: ¿Luego tú eres rey? Respondió Jesús: Tu lo dices. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo aquél que es de la verdad, oye mi voz. Le dice Pilatos: ¿Qué es la verdad? Y dicho esto, salió otra vez a los Judíos, y les dice: Yo no hallo en él ningún crimen. Jn:18:37, 38

Pilatos se echa a temblar cuando se da cuenta de que alguien le va a mostrar la verdad; y qué es lo que hace entonces: "¿Qué es la verdad? Y dicho esto, salió". ¡Se fue!, se apartó de la realidad (Jesús) que le iba a mostrar la verdad.

Un grupo que vive en falsedad tiene que poner mucho esfuerzo en desviar la mirada de sus integrantes y de la sociedad para impedir que sean vistas las verdades que les pueden dañar. Para conseguirlo actúa de la siguiente manera:

Manteniendo que sólo hay una versión de la verdad: la que él pregona. Para una misma realidad esgrime dos "verdades": una para los miembros y otra para el resto. Es intolerante con la mínima crítica hacia él. Impide que sus miembros accedan a los lugares en donde se les pueden abrir los ojos: crea índices de libros prohibidos, de películas y programas de televisión que no se pueden ver, destruyen libros cuyas verdades les molestan, etc. Violan la intimidad de sus miembros (por ejemplo leyendo su correspondencia); les controlan la conducta para que esté en consonancia con los dictados de su institución. Responde con slogans preestablecidos. Crean un sistema interno para que sus miembros se delaten unos a otros ante quienes les dirigen. Como no son capaces de responder a las verdades que otros les echan en cara, buscan callarlos anulando a quienes las dicen; en esto siguen la máxima de los escribas y fariseos: "La voz del profeta nos molesta. ¡Matemos al profeta para que calle!". Fuerzan a sus miembros a tener sentimientos positivos sólo hacia aquello que les beneficia a ellos. Les prohíben determinados pensamientos, tal y como admitir dudas sobre lo que sus jefes les cuentan. Les hacen creer que todos aquellos que opinan algo distinto a lo que ellos les dicen son sus enemigos. Les infunden miedos, fobias, culpas y temores de que serán unos desgraciados si abandonan el grupo. Hacen proselitismo con jóvenes para aprovecharse de su inmadurez. Rehacen su propia historia eliminando de ella a miembros que les dejaron o suprimen documentos que darían otra versión de lo que el grupo dice ser. A los que se van a incorporar a sus filas no les muestran aspectos fundamentales de lo que les van a exigir después diciéndoles que lo harán una vez estén dentro. Para lograr lo que desean hacen que el fin justifique los medios...

Como carecen de verdades que les fundamenten y no quieren reconocer sus errores, hacen cualquier cosa menos bajar al terreno del diálogo y enfrentarse directamente, con argumentos, con aquellos que les critican.


2 - La falsedad necesita interponer padrinos entre las personas y la realidad de las cosas para que el manto de prestigio de esas pantallas oculte la verdad.

Cuando una persona emplea con rectitud de intención los medios sobrenaturales de la Iglesia (sacramentos, oración, sinceridad, generosidad, etc.), lo haga en un campo de exterminio o en el Vaticano, se llena de alegría porque esos medios se la confieren por sí mismos. No es la capilla en donde se esté, ni la ropa que lleve puesta, ni el sacerdote que dé la comunión, ni el grupo religioso al que se pertenezca... es la propia virtud de los medios sobrenaturales empleados los que confieren gracias y con ellas la alegría.

Hay instituciones que emplean medios sobrenaturales y universales de la Iglesia que pretenden demostrar su propia bondad porque muchos de sus miembros tienen alegría. Eso no demuestra nada. Esa alegría se la deben al Espíritu Santo que la confiere a quien aplica los medios que la Iglesia aconseja para acercar al hombre a Dios; y esas instituciones utilizan esa alegría, que no les es debida, como pantalla para desviar la atención de los derechos fundamentales que ellos vulneran en esas mismas personas que están alegres; que lo estarían mucho más si poseyeran los derechos de que han sido privadas.

Tanto los papas como la Iglesia son tan falibles como cualquier otra persona, excepto cuando definen oficialmente verdades en materia de fe o de costumbres. De hecho estamos cansados de ver como los papas del pasado cometieron errores garrafales y lo mismo vale decir para el resto de la Iglesia.

Por ejemplo, en 1600 Galileo descubre la verdad de que la Tierra gira alrededor del Sol y poco faltó para que el Papa y la Iglesia le llevaran a la hoguera. Pero, como dije antes, la verdad una vez manifestada es tan poderosa que no hay fuerza humana que la anule; y 400 años después el papa Juan Pablo II, en nombre de la Iglesia, ha pedido perdón públicamente del abuso cometido contra Galileo. Este hecho demuestra que los papas y la Iglesia pueden errar cuando no hablan oficialmente en nombre de Dios; también hace ver como la verdad acaba imponiéndose (aunque para ello necesite 400 años).

Ha habido muchas instituciones alabadas por la Iglesia durante un tiempo y desaparecidas después; por ejemplo, los Templarios y el resto de las ordenes militares, con estructura de prelaturas personales, que vieron su nacimiento, apogeo y muerte.

También hay santos que la Iglesia mantiene un tiempo en su santoral para después retirarlos porque no se puede defender su autenticidad; por ejemplo, san Jorge, que hasta hace muy poco figuraba entre los santos de la Iglesia y ahora ha sido quitado del grupo. Sí, por poner un supuesto, en el futuro la Iglesia acepta que el juicio que llevó a un santo al altar presenta un defecto grave, tal y como que se eliminaron testigos fundamentales (que podían dar una visión no muy santa del sujeto) para así forzar su canonización; entonces, ese nombre será retirado del santoral.

Hay instituciones que esgrimen, como pruebas para convencer a los suyos y a los demás de que están en la verdad: que son apadrinadas por el Papa, que han sido aprobadas por la Iglesia o que su fundador está canonizado.

Como acabamos de ver eso no demuestra nada. Lo importante es refutar los argumentos que les plantean quienes les dicen realidades muy distintas a las que ellos pregonan. El Papa, la Iglesia o la santidad de su fundador son tan sólo padrinos que esos grupos colocan ante los ojos de los demás para hacerles desviar la mirada del lugar en donde está la verdad, que ellos no quieren reconocer porque la vida misma de su institución depende de que las gentes sigan en el error. "Porque todo aquel que obra maldad, aborrece la luz y no viene a la luz, para que no se le echen en cara sus obras. Quien, al contrario, obra según verdad, camina a la luz, a fin de manifestar que sus obras han sido hechas según Dios." Jn:3:20, 21

La verdad tiene mucha importancia, demasiada importancia como para callarse cuando se la ve atropellada.

Termino con unas palabras de Jesús:

"Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres." Jn:8:32


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