Programa de formación inicial (B-10), Roma, 1985/Apartado III 31

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APARTADO III Charla nº 31

Mentalidad laical (I)

En el Opus Dei "todos, sacerdotes y laicos, tenemos, como consecuencia de nuestra vocación, alma sacerdotal y mentalidad laical: esto hace que los clérigos no atropellen a los laicos, ni los laicos a los clérigos; que no haya clérigos que se quieran entrometer en las cosas de los laicos, ni laicos que se entrometan en lo que es propio de los clérigos” (De nuestro Padre).

La vocación al Opus Dei no saca a nadie de su sitio; no cambia el estado de cada uno. Seguimos siendo gente de la calle, iguales entre otros iguales, los demás ciudadanos; con los mismos derechos y deberes que los demás. "No te pido que los saques del mundo -rezaba el Señor-, sino que los preserves del mal" (Ioh 17, 15)- El mundo es el lugar en el que Dios nos ha puesto para que nos santifiquemos santificándolo.

3. El alma sacerdotal -fundamentada en el sacerdocio común recibido en el Bautismo y en la Confirmación- nos señala e ilumina el fin de nuestra vocación de cristianos en el mundo. La mentalidad laical, marca el ámbito y el modo peculiar de alcanzarlo. El fin es la santificación del mundo, ordenarlo a Dios, elevarlo al orden de la gracia. El modo es: amándolo tal como Dios lo ha hecho -amándolo apasionadamente-; respetando las leyes naturales, sin violentar ni romper nada de lo bueno que en el mundo se halla. Sólo así se puede mejorar y ennoblecer y santificar.

4. El clericalismo aparta a los laicos de su misión específica -santificar el mundo desde dentro-, la desnaturaliza, llevándolos a entrometerse en funciones que no les competen. Y des­naturaliza también al sacerdote: degrada su labor a fines pura­mente terrenos. Por eso se puede hablar de un anticlericalismo bueno.

5. Los miembros del Opus Dei han de esforzarse por dar una respuesta cristiana a las cuestiones que plantea el ejercicio de su profesión u oficio. No nos santificaríamos en el trabajo -en el mundo- si no santificáramos el mundo del trabajo: trabajando muy bien, y también poniendo los medios al propio alcance para que las instituciones humanas, sus leyes y sus estructuras -entre las que nos movemos por derecho propio, porque "todo es vuestro y vosotros sois de Cristo" (1 Cor 3,22)- se conformen con el espíritu cristianó, espíritu de justicia, "desbordada" por la caridad; de modo que sirvan al bien común temporal y faciliten el bien sobrenatural.

6. Cada uno en su ambiente ha de estar atento a los movimientos que pueden influir en la marcha de la sociedad, e intervenir, con responsabilidad personal y en uso de la libertad –de

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ciudadanos, con deberes y derechos personales- en las actividades profesionales, sociales, políticas, etc. Algunos miembros de la Obra, porque les da la gana, en uso de su plena libertad, se dedicarán profesionalmente a la política; como es lógico, será una exigua minoría, en relación con el número de miembros. Pero todos, como ciudadanos responsables, han de tener un conocimiento suficiente de las cuestiones políticas, para discernir lo bueno de lo malo, lo opinable de lo que no lo es (porque afecta, por ejemplo, al derecho divino natural), e intervenir en la medida de lo posible.

7- "Interpretad, pues, mis palabras, como lo que son: una llamada a que ejerzáis -¡a diario!, no sólo en situaciones de emergencia- vuestros derechos; y a que cumpláis noblemente vuestras obligaciones como ciudadanos -en la vida política, en la vida económica, en la vida universitaria, en la vida profesional-, asumiendo con valentía todas las consecuencias de vuestras decisiones libres, cargando con la independencia personal que os corresponde. Y esta cristiana mentalidad laical os permitirá huir de toda intolerancia, de todo fanatismo-lo diré de modo positivo-, os hará convivir en paz con todos vuestros conciudadanos, y fomentar también la convivencia en los diversos órdenes de la vida social" (Conversaciones, n. 117).

Por tanto, la única influencia del Opus Dei es espiritual, apostólica, porque los miembros de la Obra "que son cristianos corrientes, trabajan donde y como les parece oportuno: la Obra sólo se ocupa de ayudarles espiritualmente, para que actúen siempre con conciencia cristiana" (Conversaciones, n. 64).

"Si alguna vez el Opus Dei hubiera hecho política, aunque fuera durante un segundo, yo -en ese instante equivocado- me hubiera marchado de la Obra. Por tanto, nunca creáis ninguna noticia en la que puedan mezclar la Obra con cuestiones políticas, económicas, ni temporales de ningún género" (De nuestro Padre) .

10. Es claro, por tanto, que toda la actividad que los miembros de la Obra desarrollan en medio de los asuntos temporales no es una actividad del Opus Dei, sino de ciudadanos católicos en el ejercicio de sus personales deberes y derechos cívicos. Y por esto, cada uno es plenamente responsable, ante las leyes de la Iglesia, ante las leyes del Estado, ante los demás ciudadanos y ante su propia conciencia. No representan a la Obra, ni la Obra se hace solidaria de esas actuaciones.

11. En las cuestiones profesionales, sociales, económicas, políticas, etc., tenemos la misma libertad que cualquier cristiano. Y "conviene que cada uno de vosotros sepa defender ágilmente sus ideas en materias opinables, pero ha de respetar la opinión contraria" (De nuestro Padre). "Nunca los directores de la Obra pueden imponer un criterio político o profesional a los demás miembros. Si alguna vez un socio del Opus Dei intentara hacerlo, o servirse de otros miembros para fines humanos, saldría expulsado sin miramientos, porque los demás socios se rebelarían legítimamente" (Conversaciones, n. 48). "Toda la actuación de los

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Directores del Opus Dei se basa en un exquisito respeto a la libertad profesional de los socios: éste es un punto de importancia capital, del cual depende la existencia misma de la Obra, y que por tanto se vive con fidelidad absoluta" (Ibid., n. 27).

12. La obediencia en Casa está impregnada de esa misma mentalidad laical: no somos mandados, sino que hacemos nuestro el mandato y asumimos personalmente las consecuencias de nuestras acciones; lo mismo cuando -guiados por la prudencia- pedimos consejo en materias familiares, profesionales, sociales, etc.