Programa de formación inicial (B-10), Roma, 1985/Apartado III 1

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APARTADO III Charla nº 1

Formación

Hemos recibido una vocación divina específica para alcanzar un fin muy preciso: hacer el Opus Dei en la tierra, siendo nosotros mismos Opus Dei. Para eso, necesitamos también una formación específica, que tiende "a hacer qué nosotros mismos seamos Opus Del, y que sean Opus Dei todos nuestros trabajos y afanes: obra de Dios, grata y aceptable para el Señor" (De nuestro Padre).

La Obra tiene el derecho y el deber de formarnos, de darnos el alimento oportuno a través de los medios de formación, para que podamos alcanzar el fin de nuestra vocación. Y nosotros tenemos el derecho de recibir los medios abundantes y el deber de aprovecharlos, de querer formarnos.

No consiste esa formación sólo en conocer los distintos aspectos de nuestro espíritu. Se trata de incorporarlos a nuestra vida, de vivir el espíritu del Opus Dei: ser Opus Dei, que es tarea de toda la vida. De ahí que nuestra formación no termina nunca (De nuestro Padre).

Los distintos medios de formación que tenemos en Casa van encaminados a mejorar la vida espiritual, el conocimiento de la doctrina de la Iglesia y del espíritu de la Obra, y a que aprendamos a realizar el apostolado según nuestro espíritu. Es una formación que abarca todas las facetas de nuestra vida, que puede resumirse en cinco aspectos: humano, espiritual, doctrinal-religioso, apostólico y profesional.

Dios, Nuestro Creador y Redentor, ha previsto desde la eternidad todo un plan, perfecto, concreto y detallado, para formar en nosotros la nítida imagen de Cristo a través del espíritu del Opus Dei; y lo va logrando -más, en la medida en que mejor los aprovechemos- a través de los distintos medios de formación: la charla fraterna, la Confesión, el Círculo Breve o de Estudios, el curso de retiro, las clases o charlas de formación, los Cursos anuales, etc. Hemos de acudir a cada uno de estos medios con la alegría y gratitud de quien va a recibir un tesoro.

Nuestra Madre la Obra no escatima esfuerzos para formarnos muy bien. "La Obra os está dando una doctrina maravillosa, de modo que el que no recibe la formación debida es porque no quiere; medios no le faltan. Hijos, en el Opus Dei no hay nadie que se niegue descaradamente a aprovechar los medios de formación, pero podría suceder que alguno, por soberbia, no entendiera la bondad de un determinado criterio. Si dejamos que el yo enrede, es más fácil que nuestra cabeza vea limitaciones donde se nos pide que pongamos amor. Pero con un poco de buena voluntad, y la gracia de Dios que no nos falta, la inteligencia se vuelve más clara y todo se arregla" (De nuestro Padre).

"Como el barro en manos del alfarero, así sois vosotros en mi mano" (Ier 18,6). Somos de barro. El Señor es el Alfarero. Los Directores son como las manos de Dios e instrumentos

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suyos. Siendo humildes, dóciles, llegaremos a ser "vasos de honor" (Rom 9,20); con la fragilidad del barro, pero con la dignidad y eficacia de los instrumentos de Dios. "¡Señor, con tu gracia, con la ayuda de Nuestra Madre del Cielo, yo, que me encuentro aquí, en esta gran red, en esta gran barca del Opus Dei, dejaré que las manos de los Directores me moldeen, para hacerme hermoso en tu presencia, fuerte, recio, eficaz! Para tener, de veras, en toda la vida interior y en el trabajo externo, ese bullir limpio, sobrenatural, de la sangre de familia" (De nuestro Padre).

Pedir con sencillez que nos aclaren lo que no entendamos, del modo más oportuno -con humildad-, y en el momento oportuno. Ejemplo de humildad que nos dan los mayores acudiendo a los medios de formación ilusionadamente, rindiendo el juicio, con docilidad, aun llevando muchos años viviendo con fidelidad nuestro espíritu.

Así pues, "sentido de responsabilidad, hijos míos, para no malograr nada de ese néctar divino que la Obra os ofrece al formaros. Podréis trabajar luego maravillosamente en tantos sitios, comprenderéis por qué es preciso que nuestra formación continúe durante toda la vida, y os será fácil recibirla, sin cansaros nunca" (Del Padre). Esa responsabilidad se manifiesta en esforzarse por recibir los medios de formación con puntualidad en poner atención e interés, meditarlos en la oración, etc.