Numerarias/os en dos versiones oficiales o el perfecto manicomio

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Por Segundo, 19.06.2006


Es interesante observar el lenguaje que emplea la Prelatura en su web oficial y luego compararlo con los documentos internos. Es natural que las expresiones utilizadas en el sitio oficial tengan el estilo de un texto publicitario al cuál no se le deben pedir demasiadas precisiones. Sin embargo, no se puede caer en lo que se puede calificar de publicidad engañosa.

Dice la web oficial:

Cuando una persona se hace del Opus Dei, sigue siendo un ciudadano y un católico corriente. Sigue perteneciendo a su diócesis y puede involucrarse en las actividades políticas, religiosas o culturales que desee. El compromiso con la Prelatura es de carácter contractual y excluye los votos (de pobreza, castidad y obediencia) propios de las órdenes religiosas.

La web no distingue entre los distintos miembros del Opus Dei de modo que podemos razonablemente pensar que se refiere a las numerarias/os. Según la web, quien ingresa como numerario es un católico más que se mueve libremente como cualquier cristiano. Ahora veamos que nos dice el Catecismo de la Obra.

A la pregunta ¿A qué fieles del Opus Dei se llama Numerarios o Numerarias? Responde del siguiente modo:

Se llama Numerarios o Numerarias a aquellos fieles de la Prelatura que han recibido de Dios el don del celibato apostólico y tienen plena disponibilidad para ocuparse de las peculiares labores apostólicas del Opus Dei. Ordinariamente suelen vivir en Centros de la Obra, para atender esas tareas de formación de los demás fieles de la Prelatura. Los Numerarios trabajan en profesiones intelectuales, lo mismo que pueden hacer las Numerarias; las Numerarias tienen además, como tarea propia, las Administraciones de los Centros de la Prelatura, que nuestro Padre consideraba como el apostolado de los apostolados”.

Del texto surge que, por lo pronto, quien ha ingresado como numeraria/o deberá vivir el celibato apostólico bajo la reglamentación que tiene el Opus Dei acerca de este tema.

Seguidamente, deberá tener una “plena disponibilidad” lo que significa en buen castellano obediencia absoluta. En el Opus Dei la obediencia sin atenuantes a los directores es de una fuerza tal que identifica la voluntad de los directores con la voluntad de Dios. No hay posibilidades de discrepancias. El regimen de gobierno de neto corte monárquico expulsa cualquier discrepancia.

En cuanto a las mujeres tendrán a partir de su incorporación al Opus Dei la tarea de dedicarse al “apostolado de los apostolados” que es atender las tareas domésticas de las casas donde viven los numerarios.

Finalmente, tenemos el tema de la pobreza. En relación al mismo las numerarias/os tienen tres obligaciones esenciales: a) Entregar la totalidad de sus ingresos laborales; b) Rendir cuenta de los gastos que realizan mensualmente; c) Testar a favor de alguna de las sociedades interpuestas que controla el Opus Dei.

Tanto las numerarias como los numerarios tienen la obligación de vivir en las casas de la Obra al punto que se suele otorgar una dispensa para aquel que desea discontinuar la vida en común. Claro está que esa vida en común se disfraza bajo el término “vida de familia”. Esa vida en común tiene un fin: atender el “las peculiares labores apostólicas del Opus Dei”.

Como es tradición en la Iglesia existen tres estilos de vida que son el sacerdocio, los laicos y los religiosos. Dentro de éstos encuentran su lugar los laicos consagrados que se caracterizan por practicar los llamados consejos evangélicos por lo cuales viven el celibato, la pobreza y la obediencia. En el Opus Dei las numerarias/os viven esos consejos reforzados por un extraño vínculo jurídico que ha provocado el desvelo de los canonistas.

Si esta manía de la publicidad engañosa fuera tan sólo una cuestión “for export” se podría ser más o menos benévolo pero cuando esa misma práctica se utiliza con las verdaderas obligaciones que asume quien ingresa como numerario o numeraria ya es un deber – como se hace en esta web - denunciar seriamente la falta de transparencia, defraudación de la legítima confianza y buena fe que se ha convertido en el estilo de gobierno del Opus Dei.

Me encantó el análisis de Hormiguita sobre la película el Código Da Vinci. Me hizo recordar la respuesta del Prelado al periodista que lo interroga acerca del uso del cilicio y las disciplinas. La máxima autoridad responde que se trata tan sólo de una minoría que practica el ascetismo.

Se trata de una versión de la verdad. Las numerarias/os son una minoría pero insustituible en el Opus Dei ya que ellos y solo ellos ocupan los cargos de gobierno en todos los niveles. Son algunos de ellos los que eligen los que gobiernan. Son ellos los responsables de la dirección espiritual incurriendo así la institución en una notable confusión entre gobierno y dirección espiritual. Son ellos los que redactan los informes de sobre la conducta privada de los miembros de la Obra. Como acotación personal, se trata de una práctica ante la cuál experimenté el mayor rechazo. En muchos casos, no pasa de un cotorreo de comadres.

Finalmente, son los propias numerarios/as los que agotados por tanta confusión padecen conflictos psicológicos entre los que la depresión ya tiene características de epidemia. Es cierto que son una minoría como responde el Prelado en la película; no ha mentido pero ha dado una cruel versión de la verdad. Con medias verdades – a veces con engaños resonantes – se conduce el poder interno en el Opus Dei.

El Opus Dei necesita una dosis masiva de veracidad y transparencia. Sus autoridades no distinguen – al igual que los malos políticos – lo que realmente el Opus Dei es, lo que pretenden que se crea que es y, finalmente, lo que el Opus Dei debería ser. Para esto última deberán contar con una especial asistencia divina. En cualquier caso: un perfecto manicomio.



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