Monseñor Oscar Romero y el Opus Dei

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Por Homere, 9.02.2015


Desde el anuncio en 2013 del desbloqueo por parte del papa Francisco de la causa de beatificación y canonización de Mr Oscar Romero, en los medios próximos al Opus Dei se rumorea sobre su cercanía a la Obra de Escrivá. El último de los comentarios al respecto es del prelado del Opus Dei: “Romero va a ser un santo muy queridoen la web del Opus Dei.

Está claro que Mr Romero será un santo muy querido, y decirlo en futuro no añade nada, lo es desde hace mucho tiempo. En cuanto a su relación con el Opus Dei, es un poco más complicado. La propaganda del Opus Dei suele insistir en estos puntos…

  • Mons. Romero estuvo cerca del Opus Dei desde los años 50.
  • Monseñor Escrivá lo recibió en Roma en 1970.
  • Tras la muerte de este último en 1975, fue uno de los primeros en enviar una carta pidiendo su beatificación.
  • Monseñor Romero fue cercano al Opus Dei hasta el final de su vida. Para demostrarlo presentan el testimonio del consiliario del Opus Dei en el Salvador, Fernando Sáenz, que estuvo con él el mismo día de su muerte, y que lo llevó en coche a la iglesia en la que iba a celebrar la misa durante la cual fue asesinado.
  • Últimamente, se ha insistido en la correspondencia de 1979 entre Don Alvaro del Portillo, entonces Presidente General del Opus Dei y Monseñor Romero.
  • Se mencionan diversas anécdotas, como la dedicatoria de su pluma y letra dejada en una residencia de la Obra en 1979.


A propósito de los tres primeros puntos, parece efectivamente que Oscar Romero acudió con asiduidad a las reuniones de Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz. El teólogo Yves Carrier (Monseñor Oscar A. Romero, Histoire d'un peuple, destinée d'un homme. Paris, Cerf, 2010, 346 pages. p.111-120)' lo califica incluso de «miembro del Opus Dei» en el período que va desde mediados de los años 60 a 1974.

A lo largo de ese período se le considera un miembro de la jerarquía que se opone a la corriente progresista que salió de la reunión de Medellín. Por ejemplo, en 1973, retiró a los Jesuitas la responsabilidad de la formación de los seminaristas de San José por considerarlos demasiado de izquierdas.

En 1974, es nombrado obispo de Santiago de María. A pesar de seguir en contacto con los ricos propietarios de café y algodón, empieza a darse cuenta de la situación miserable de los jornaleros, así como de los abusos que el ejército cometía contra los campesinos.

En 1977, es nombrado arzobispo de San Salvador. Se esperaba que fuera un obispo tradicional, conservador, defensor del orden establecido, alguien al gusto del poder establecido a la vez que decepcionaría a los medios progresistas de la iglesia local.

Pero a partir de su nombramiento como Arzobispo comienza la parte más conocida de su vida que le llevará al martirio tres años más tarde.

¿Siguió estando cerca del Opus Dei durante ese período como pretende el Prelado del Opus Dei?

Para intentar contestar a esta pregunta dispongo de varias fuentes: el diario íntimo de monseñor Romero (Romero, su Diario) que va desde el 30 de marzo de 1978 al 20 de marzo de 1980, diferentes testimonios de gentes cercanas (María López Vigil: Piezas para un retrato. UCA Editores,1 janv. 1993-399 pages) y el libro que recoge sus homilías. (Homilías (Homélies) de Monseñor Óscar Arnulfo Romero).

Intentaré recorrer estas fuentes en orden cronológico seleccionando los párrafos en los que se menciona el papel del Opus Dei, o cuando no es mencionado a pesar de que sería de esperar que lo fuera.

Lo primero que me ha llamado la atención es el viaje de monseñor Romero a Roma en 1978, del 17 al 30 de junio (Romero, su Diario, p. 33-41). Fue llamado a Roma para que se explicara en referencia a la situación de conflicto que afectaba a la iglesia del Salvador desde que había sido nombrado Arzobispo. Hay frecuentes acusaciones de apoyo a curas politizados. En su diario monseñor Romero indica bastantes visitas: dos veces al Padre Arrupe, superior de los jesuitas, a los monseñores Baggio, Nicolo, Garrone, Javierre, Casaroli, al cardenal Pironio, volveremos sobre ello, a la comisión Justicia y Paz y por supuesto a Pablo VI que le comprender y apoya.

No hay ninguna mención a una visita a Villa Tevere. Hay que hacer notar que estaba en Roma el 26 de junio…

Luego se habla del Opus Dei en una homilía de 8 de octubre de 1978, con ocasión del 50 aniversario del Opus Dei (Homilia - 27º Domingo de Tiempo Ordinario (ciclo A) (8-10-78):

«El lunes 2, el Opus Dei, que celebra como patronal la fiesta de los Angeles, cumplía 50 años de haber sido fundado. La Iglesia se alegra con todo esfuerzo de santificación en el mundo y desea en esta hora de crisis de la Iglesia, que no solamente se viva una santidad personal, individualista; sino también una comunidad, una santidad comunitaria que sea testimonio a la luz del mundo, como decía el Cardenal Pironio, respondiéndome a una pregunta sobre la autenticidad de la vida religiosa y cristiana, estos tres criterios: mucho amor a Cristo, mucha fidelidad al carisma de la fundación y también una gran adaptabilidad a la pastoral de la Iglesia local.
Esto tercero yo quiero recalcarlo en muchas comunidades que han demostrado su capacidad de adaptación: (...).»

En esa homilía Romero envía un claro mensaje al Opus Dei: la santidad personal individualista no basta. Es necesaria también la santidad comunitaria. Citando al cardenal Pironio, que entonces era el Prefecto de la Congregación de Religiosos, encargado también de los Institutos seculares, por tanto del Opus Dei, recuerda la importancia de adaptase a la pastoral de la iglesia local. Y continúa citando numerosas comunidades que demostraron capacidad de adaptación. El Opus Dei no es una de ellas. La cita del cardenal Pironio no es una anécdota, se trata de una llamada al orden del Arzobispo apoyándose en los criterios del cardenal que tiene la tutela del Opus Dei.

Un poco más adelante en una homilía del 29 de octubre de 1978 (Homilia - 30º Domingo de Tiempo Ordinario (ciclo A) (29-10-78):

«También fruto de nuestras comunidades de El Salvador, dos sacerdotes se ordenan en España para trabajar en el Opus Dei. Profesionales que se santifican y de los cuales ya nos hemos ocupado en otras ocasiones. Esa santidad que se expanda, que sea -sintiendo lo que estoy diciendo en este momento- la vida de la comunidad, porque nadie vive el cristianismo sólo para sí, sino para esto que estamos diciendo, ser el buen olor, ser el germen de unidad, de salvación.»

Romero insiste una vez más en la vida en comunidad, en la necesidad de un cristianismo que no viva sólo para sí.

El viernes 30 de marzo de 1979, anota en su diario: (Romero, su Diario, p. 85): «Fui a almorzar con los padres del Opus Dei, en una nueva residencia que tienen y les dejé el retrato autografiado, «al Opus Dei de la Arquidiócesis, con mi bendición de Pastor y Amigo»

Del 28 de abril de 1979 al 9/05/1979, hace otro viaje a Roma. Se reunió con mucha gente, Arrupe, Tarancón, numerosos religiosos y eclesiásticos y por supuesto con el Papa Juan Pablo II. Monseñor Romero menciona su visita al cardenal Pironio, como signo de amistad, indica. Pero no hay huellas de una visita a Villa Tevere ni de contacto ninguno con el Opus Dei.

En su homilía del 1 de julio de 1979, Monseñor Romero dice (Homilia - 13º domingo de Tiempo Ordinario (ciclo B) (01-07-79):

«Esta diócesis se alegra con la conmemoración que celebraron los miembros del Opus Dei, en el cuarto aniversario de la muerte de su fundador, Monseñor Escrivá de Balaguer. El espíritu del Opus Dei, que muchos miembros no lo practican, yo creo que lo encontramos en el capítulo cuarto de la Constitución sobre la Iglesia, todo ese capítulo del laico. Es un ejército ya de miembros del Opus Dei, pero dirigentes de ellos me han confesado que muchos no lo entienden bien y se fanatizan, pero si vivieran de verdad ese capítulo cuarto, que es precisamente la espiritualidad del Opus Dei, "el laico en el mundo", contaríamos con muchos cristianos que desde su profesión y su santidad están haciendo mucho bien. Pedimos a Dios, con motivo del cuarto aniversario de la muerte de su fundador, que todos los seguidores comprendan y vivan un auténtico espíritu de Iglesia, tal como está en ese documento del Concilio.»

El texto me ha llamado la atención. Por un lado Romero parece que alaba el espíritu del Opus Dei como le parece que tiene que ser, en continuidad con los textos conciliares, y por otra parte deplora en términos muy duros («se fanatizan») la actitud real de los miembros del Opus Dei. Entre ambas la actitud esquizofrénica de los dirigentes del Opus Dei local, tratando de justificar lo injustificable (dirigentes de ellos me han confesado que muchos no lo entienden bien y se fanatizan). ¿Qué hechos concretos justifican estas palabras tan duras?

En el contexto de la época no puede tratarse más que de hechos graves. Estamos a 1 de julio de 1979, y dos semanas antes, el 16 de junio había sido asesinado el Padre Rafael Palacio, era el quinto cura asesinado en dos años.

Y cuando se lee el discurso (de Romero que hizo al ser nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad Católica de Louvain en febrero de 1980), se puede comprender el abismo que le separa del Opus Dei:

«Esta defensa de los pobres, en un mundo seriamente en conflicto, ha provocado un hecho nuevo en la historia reciente de nuestra Iglesia: la persecución. Seguro conocen los hechos más relevantes. En menos de 3 años más de 150 sacerdotes han sido atacados, amenazados y calumniados, 6 de ellos han muerto asesinados, varios fueron torturados y otros expulsados. Las religiosas también han sido perseguidas.
(…)
Es evidente que nuestra iglesia ha sufrido persecución en el curso de los tres últimos años. Pero lo más importante es examinar porqué lo ha sido. No se ha perseguido a cualquier cura ni a cualquier institución. Se ha perseguido y atacado a la parte de la Iglesia que se ha puesto del lado de los pobres y los ha defendido.»

El subrayado es mío y cualquier comentario sobra.

Los contactos con el Opus Dei se intensificarán en esa segunda mitad de 1979. El 6 de septiembre de 1979, visita a los «padres» del Opus Dei (Romero, su Diario, p. 185); vieron un documental de la televisión italiana sobre el Opus Dei; Monseñor Romero anota en su diario: Me parece que es una mina de riqueza para nuestra Iglesia". Esta nota es uno de los elementos destacados para mostrara la proximidad de Romero con el Opus Dei. Pero hay que hacer notar que esta apreciación la hace basándose en una película, no en la realidad del Salvador. Y que esa película fue seguramente realizada por un supernumerario italiano, era la que se usaba entonces en todos los centros del Opus Dei para dar una imagen amable de la obra.

El 7 de octubre de 1979, dice en una homilía (Homilia - 27º Domingo de Tiempo Ordinario (ciclo B) (07-10-79):

«El 2 de octubre, el Opus Dei celebraba el 51 aniversario de su fundación. Es una familia que va creciendo entre nosotros con un sentido de santificar la profesión y la vida en el mundo. Ojalá que ese rico testimonio redunde también en cambios de una sociedad que tiene que cambiar desde las entrañas del evangelio.»

Una vez más recuerda la necesidad de cambiar la sociedad desde las «entrañas del evangelio Si Romero lo recuerda con tanta insistencia es probablemente porque el Opus Dei no comparte esa prioridad.

De octubre a diciembre de 1979, hay varias menciones al Opus Dei. El 23 de octubre, Romero asiste a una comida con sacerdotes que hacen un retiro con el Opus Dei. El padre Fernando le habla de una carta a la congregación de los Obispos utilizada para perjudicar al Opus Dei. Romero dice que se informará y hablará de ello...

Entramos en las repercusiones de la famosa intención especial y del cambio de estatuto del Opus Dei que pasa a ser Prelatura personal. Esta carta (en realidad fueron dos) secreta de Don Alvaro al cardenal Baggio pidiendo la Prelatura personal aparecerá en el País (El Pais 11-11-1979) y en la prensa internacional a partir del 11 de noviembre.

En ese contexto se sitúa la carta de Alvaro del Portillo a Romero el 9 de noviembre (Vatican Insider 10-3-2014). Muchos obispos se opusieron a la tentativa del Opus Dei de escapar a su tutela y de convertirse en una prelatura independiente. Alvaro del Portillo escribe por eso a monseñor Romero, y a otros, para tranquilizarle sobre sus buenas intenciones, «el Opus Dei tira del carro en la misma dirección que el obispo de la diócesis». Presentar esta carta como una carta afectuosa con motivo de los 50 años del Opus Dei no se tiene de pie. Aunque no sea más que por la fecha: el 50 aniversario había sido más de un año antes. Y si la carta de don Alvaro es la respuesta a una carta «afectuosa» de Oscar Romero, ¿por qué no presentan esa carta «afectuosa»?

Monseñor Romero le contestó sutilmente en una homilía el 23/12/1979 (Homilia - 4º domingo de Adviento (ciclo C) (23-12-79):

«Será de mucho agrado a los numerosos miembros que en nuestra Arquidiócesis forman el Opus Dei, la carta que he recibido de su Presidente General, Mons. Alvaro del Portillo en que dice: "Los socios y asociados del Opus Dei ahí, como en todos los sitios -gracias a Dios.-, trabajan con empeño y movidos sólo por el deseo de servir a la Iglesia. Conozco bien el afecto que le tienen y la fidelidad con que viven el espíritu de la obra que los llevan a secundar las indicaciones del obispo en todas las diócesis donde trabajamos. "Y a tirar el carro, como decía nuestro fundador, en la misma dirección que el prelado diocesano". Me alegro mucho de que esa fuerza del Opus Dei no es al margen, ni paralela, sino que está en plena línea de nuestra pastoral Arquidiocesana. Esperamos que los hechos confirmen esta orientación que les da el Presidente General del Opus Dei.»

Romero pone a los miembros del Opus Dei en el Salvador frente a sus responsabilidades: comportaos como su patrón pretende que debéis hacerlo y me alegraré por ello.

Desaparece después de esto la huella de contactos con el Opus Dei hasta el 24 de marzo de 1980, día en el que fue asesinado. Ese día según, Fernando Sáenz, consiliario del Opus Dei, pasó el día con Oscar Romero en un retiro de curas. Lo condujo personalmente hasta la iglesia en la que iba a celebrar la misa durante la cual fue asesinado:

«Hacia las 3 de la tarde, él mismo nos sugirió que levantáramos la reunión. Quería regresar pronto a la ciudad, pues tenía un compromiso. Le dejé en el Hospital de la Divina Providencia en torno a las 3,30 o las 4. Poco después, durante el Ofertorio de la Misa, le abatió una bala explosiva.»

No están claros los acontecimientos de ese último día. Según diversos testimonios monseñor Romero estuvo con su confesor jesuita antes de celebrar misa, lo que contradice el testimonio de Fernando Sáenz. Haría falta un trabajo histórico serio para aclararlo.

En conclusión, diría que es muy difícil concluir.

Una explicación sería que monseñor Romero fue miembro o cooperador de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz en los años 60 y principio de los 70. Le fue bien mientras no se tuvo que confrontar a la vida real de los más pobres de sus conciudadanos. A partir de su nombramiento como obispo en San Miguel en 1974, empezó a tomar conciencia de otras realidades. En 1977, cuando era Arzobispo, ya había terminado de convencerse, en particular tras el asesinato de su amigo el padre Rutilio Grande.

Al mismo tiempo, comenzó a conocer mejor el Opus Dei, en especial a sus miembros laicos. Habría querido contar con ellos para trasformar la sociedad «desde las entrañas del Evangelio»(Homilia - 27º Domingo de Tiempo Ordinario (ciclo B) (07-10-79), pero en lugar de eso se encontró con comportamientos que calificó él mismo como «fanáticos» (Homilia - 13º domingo de Tiempo Ordinario (ciclo B) (01-07-79).


Continuación 13 mayo 2020

En lo anterior publicado por opuslibros el 9 de febrero de 2015, poco antes de su beatificación en mayo de 2015, traté de rastrear las complicadas relaciones entre el Opus Dei y el arzobispo Oscar Romero, canonizado el 14 de octubre de 2018 a la vez que el papa Pablo IV.

En estos tiempos difíciles de epidemia, volví a repasar estos documentos y así redescubrí un artículo que apareció en el sitio web oficial del Opus Dei en el momento de la beatificación en mayo de 2015.

Este artículo relata los recuerdos del arzobispo Joaquín Alonso, quien se reunió con el arzobispo Romero en Roma entre el 30 de octubre y el 8 de noviembre de 1974, ese 8 de noviembre tuvo lugar la última reunión de una hora entre del arzobispo Romero con el fundador del Opus Dei. Se nos dice que hubo cordialidad e incluso complicidad entre ambos.

El Arzobispo Alonso también recuerda la reunión que mencioné en mi artículo anterior, la del 26 de junio de 1978. El Arzobispo Romero estaba de viaje en Roma para resolver serios problemas de su diócesis. En su diario dice: “Me reuní, repito, con el Padre Arrupe, Superior de los jesuitas (dos veces), Mons. Baggio, Mons. Nicolo, Mons. Garrone, Mons. Javierre, Mons. Casaroli, Cardenal Pironio, Comisión de Justicia y Paz y, por supuesto, el Papa Pablo VI”, del que recibió comprensión y apoyo. Sin embargo no menciona que visitara Villa Tevere, y me llamó la atención especialmente que durante este viaje de Romero a Roma el 26 de junio se celebrara el tercer aniversario de la muerte de Escrivá.

El sitio web oficial del Opus Dei llena en parte este vacío. Nos dice que Romero habría estado en Villa Tevere el 26 de junio. Testimonio de Alonso : “Vino a celebrar la misa en la cripta de Santa María de la Paz, donde descansan los restos de nuestro fundador. El obispo Vives y yo le ayudamos en Misa. Dirigió una breve homilía, llena de afecto y gratitud a San Josemaría, diciendo que desde el primer momento en que se conocieron, se sintió considerado un hermano. Así lo dijo en una carta.”

¿Por qué Romero no menciona esta visita y Misa en su diario? ¿Fue recibido en esa ocasión por el entonces presidente del Opus Dei en ese momento, Don Álvaro? Si es así, ¿de qué hablaron? En su diario, Romero habla largo y tendido de sus diversas conversaciones con superiores religiosos en Roma. Pero no encontramos nada a propósito de este encuentro del 26 de junio en la sede del Opus Dei.

Romero estaba muy preocupado por la coordinación de los diversos movimientos religiosos activos en su diócesis con las líneas maestras que él quería para su diócesis. ¿Pudo ser este un punto de bloqueo con Opus Dei?

No falta la carta mencionada por Alonso. "Dejó estas palabras en una carta". Sería interesante publicar esta carta del arzobispo Romero. Pero el Opus Dei no lo hace. ¿Por qué?

Sobre este tema, otra carta que sería interesante publicar es a la que me refería en mi artículo de 2015, una carta supuestamente "cariñosa" pero que nunca se hizo pública:

Es en este contexto sería interesante ver publicada la carta a la que me refería en mi artículo de 2015 de Don Álvaro al arzobispo Romero, el 9 de noviembre (Vatican Insider 10-3-2014). Muchos obispos se oponían a los esfuerzos del Opus Dei por escapar de su tutela y convertirse en una prelatura independiente. Don Alvaro escribió (entre otros) al obispo Romero para tranquilizarlo sobre sus buenas intenciones: "El Opus Dei tira del carro en la misma dirección que el obispo de la diócesis". Presentar esta carta como una carta de alabanza con motivo del 50 aniversario del Opus Dei no es de recibo. Aunque solo sea por la fecha, los 50 años se habían celebrado más de un año antes. Y dado que la carta de Don Alvaro es la respuesta a una carta "afectuosa" del arzobispo Romero, ¿por qué no publican esta carta "afectuosa"?

¿O tal vez se trata de la misma carta?

Si alguien quiere hay materia para realizar una investigación histórica.

Y, por supuesto, sigue vigente la gran pregunta: ¿el obispo Romero fue miembro del Opus Dei? ¿Cómo lo recibieron en Roma durante su estancia entre octubre y noviembre de 1974? ¿Fue Romero el primer miembro canonizado del Opus Dei no solo a pesar de haberlo dejado sino sobre todo porque lo dejó y fue capaz de actuar de acuerdo con su conciencia?

Tanto Romero como Escrivá fueron canonizados. Por lo tanto, ambos se proponen como ejemplo y su historia pertenece a todos los cristianos. Estas preguntas son, por lo tanto, legítimas.



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