Las respuestas de Mons. Echevarría y los daños imperceptibles

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Por Segundo, 26 de mayo de 2010


“Lo esencial es la iniciativa libre y responsable que nace de la base. ¿Cuáles son las asociaciones gestionadas por los fieles de la Prelatura? Yo no las conozco, evidentemente, y mis colaboradores tampoco. Ni siquiera se me pasa por la cabeza porque es una quimera”.

Esta es la primera parte de la respuesta dada por Mons. Echevarria, actual prelado del Opus Dei, a la pregunta formulada por Verónica Grousset,( 21 de abril de 2006 (Figaro Magazine) en los siguientes términos:...

“Sea cual sea la autonomía financiera de las asociaciones gestionadas por miembros del Opus Dei, debe ser fácil en la era de la informática, hacer una lista y calcular el montante de los fondos que tienen. ¿Por qué no se hace? ¿Es para desacreditar la idea de que el Opus Dei es “inmensamente rico”? ¿O, por el contrario, porque resulta más útil dejar que se crea eso?.

La respuesta de Echevarria encierra distintas cuestiones que merecen su tratamiento por separado.

La primera y más sorprendente consiste en proclamar la “iniciativa libre y responsable” de los miembros de la Obra cuando se sabe que el Opus Dei es una organización en la que rige un estricto control jerárquico. En su disimulo el Prelado parece emular a Escrivá cuando en “Conversaciones” describía al Opus Dei como una “organización desorganizada” lo que, que para quienes hemos participado en funciones de gobierno dentro la Prelatura, resulta simplemente absurdo. El Opus Dei es un gran controlador de las personas, sus conciencias y sus bienes; se puede afirmar que es una de sus patologías más claras.

En el segundo tramo de la respuesta Mons. Echevarria proclama la ignorancia propia y de sus colaboradores en relación a las entidades gestionadas por los miembros de la organización.

Conocí la situación de algunas de estas entidades en la Argentina de modo que quisiera colaborar con el Prelado en la reconstrucción de su memoria. Basta recordar la existencia de la “Asociación para el Fomento de la Cultura” (A.F.C,) titular de inmuebles históricos de la Obra. Esta entidad es una asociación civil organizada de acuerdo a la legislación argentina que cumple el rol de controlada frente a la Prelatura que actúa como entidad controlante.

Dada la acumulación bienes inmuebles que alcanzó fue necesario comenzar a separar las propiedades existentes en el interior del país de modo que su modalidad operativa fue “clonada” en distintas entidades con sede en ciudades del interior del país como Rosario, Córdoba, Mendoza, Tucumán etc.

En cuanto al patrimonio consolidado del conjunto de estas asociaciones prefiero no entrar en sumas y restas; basta señalar que las cifras son millonarias en dólares.

Finalmente, resulta absurdo afirmar que el Vicario regional, que es un colaborador directo del Prelado, no conoce por ejemplo la entidad que es titular de Centro de Estudios ubicado en la ciudad autónoma de Buenos Aires o de la tradicional casa de retiros “La Chacra”.

El Prelado en su respuesta disimula y oculta información que está sobre su escritorio o el de su Vicario Regional de modo que si la primera parte de su respuesta fue peligrosamente absurda esta segunda se desliza hacia lo ridículo. Algo así como sostener que el Opus Dei abrazó la opción por lo pobres.

Es cierto que la prelatura puede, según la legislación de cada país y de acuerdo a su criterio, colocar sus bienes a nombre propio o de terceros pero esa no es la cuestión de fondo al menos en esta nota.

El tema es la ruidosa discordancia entre la realidad y la respuesta del Prelado; son respuestas de esta naturaleza las que hacen que la Obra sea considerada por quienes verdaderamente la conocen como una institución que miente, oculta, disimula. Sea de cara a la opinión pública o a las autoridades eclesiásticas el Opus Dei procede como lo hace su actual prelado.

Por último, si se tratara sólo de dinero la cuestión no tendría mayor relevancia pero el disimulo, el engaño es lo que permite que el Opus Dei siga cometiendo daños a las personas que resultan imperceptibles; son daños poco ruidosos pero graves y en algunos casos irreparables. Daños que reclaman la intervención de las autoridades eclesiásticas las que por el momento se muestran irresponsables y permisivas respecto de las actividades del Opus Dei.




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