La Hermandad Secreta de Torre 2

Por Robert Smith, 30.04.2008


Los cuatro nos miramos con caras de circunstancias... sabíamos que no nos volveríamos a ver en mucho, pero que mucho tiempo...

Llevábamos 2 años haciendo algo mas que prohibido por todos los cánones de la Prelatura, y entiendo que nunca nos agarraron. Allí estábamos. Nos habíamos burlado de todas las normas habidas y por haber. La gente sospechaba algo raro de nosotros. Siempre estábamos juntos, como en algo, pero nadie sabia en qué. Hablamos bajito, entrabamos y salíamos de las distintas habitaciones (las cuales turnábamos con suma delicadeza para que pasara desapercibido).

  • Un futuro filosofo
  • Un futuro mèdico
  • Un futuro economista
  • Un futuro periodista

Creo que eramos numerarios de clase B, futuro material de colegios, y por eso no nos prestaron mucha atención. Charlas, retiros y confesiones durante dos años y nunca salio nada a relucir.

Ese día de finales de junio, cuando nos mirábamos los cuatro, me di cuenta de que estábamos los 4 en el lugar equivocado, dos años después me fugué...

Os preguntareis lo que hacíamos... verdad? pues la verdad que nada malo... pero logramos evadirnos durante dos años de muchas cosas jugando a juegos de rol... que días aquellos.

Ahora debería decir el clásico, POR ESTAS FALTAS PIDO PERDÓN Y PENITENCIA... pero no pido nada de esto... solo quiero aprovechar este momento de nostalgia para agradecer a mis otros 3 compañeros por esos dos años de felicidad... y reconocer que nos lo pasamos de verdad muy bien.

Y también, si habéis dejado La Cosa, me gustaría contactar con vosotros... todavía tenemos pendiente terminar una partida que dejamos empezada unos años atrás... y aunque estemos mayorcitos (hace rato que pasamos de los 30) en cualquier ocasión podemos terminarla.

La Magistral salida del Showba

La verdad que en Torre 2 en Pamplona a principios de los 90 había todo tipo de personajes curiosos.

Y así pensando en esos personajes me acordé del extraño grupo formado unos misteriosos numerarios gallegos que aparecieron de repente en la Torre para comenzar aquel año lectivo 1990-1991.

De ese grupo, lo que más nos marcó a la Hermandad fue la extraña salida del Showba. Si alguien me pregunta el nombre del chaval la verdad es que no me acuerdo, pero si que tengo muy grabado como decidió una noche de diciembre abandonar el Centro de Estudios y no volver nunca más. Al día de hoy todavía lo admiro por la forma magistral en que se largó para siempre...

Resulta y viene a ser que el 8 de diciembre de 1990 a eso de la doce, saliendo de misa en la parte vieja de Pamplona (no me acuerdo la verdad porque fuimos todos a misa allí) empezó a nevar copiosamente. Cuando llegamos al campus, estaba todo blanco, y a eso de las ocho de la noche cayó la temperatura y empezó a hacer mucho pero que mucho frío.

A eso de las 8.30 empezamos a oír unos gritos de guerra en el campus. La noticia corrió rápido, los tíos del CM Larraona habían ido a declarar una guerra de bolas de nieve a los tíos de Belagua Fase I y Fase II. Pronto llegaron emisarios a las torres. Necesitaban refuerzos. Los niños bonitos de las Fases no era capaces de enfrentar a los “mangutas” de Larraona y necesitaban ayuda urgente.

Un grupo de aguerridos numerarios decidió ir al rescate de nuestros desafortunados compañeros de campus. El equipo de Torre 2 (sin consentimiento de los directores) lo lidereaba el Showba un gallego inmenso (muy buena gente por cierto) que con un grito de guerra salió con el batallón del Centro de Estudios. Según salió el primer grupo, Pablo, subdirector del Grupo II decidió parar la salida del segundo grupo. No habría más numerarios participando en aquel acto vandálico el cual no era propio de la aristocracia de la inteligencia. Hubo protestas pero era que no. Que no saldría nadie más. Además decidió mandar a un secretario de grupo a obligar al retorno del resto de los numerarios involucrados en la batalla de bolazos de nieve.

Al poco rato retornó el grupo. El secretario tenia la cara más roja que un tomate de la venguenza de tener que hacer retornar a ese grupo de numerarios del campo de batalla. Pablo, más recto que un mastil , mandó a todo el mundo a la cama (esta noche todo el mundo castigado sin examen de conciencia) y procedió a cerrar con 7 cerrojos la puerta de la torre encerrando a las 120 almas que vivíamos allí, privándonos del espectáculo dantesco de la lucha de bolas de nieve.

Camino a mi habitación veo al Showba ataviado con su ropa de combate. Me dijo en bajito que la batalla iba a seguir y que Pablo no lo iba a parar.

No le hice mucho caso. La Hermandad se iba a juntar esa noche (era viernes) y el follón de la batalla de nieve cubría nuestras voces para seguir en nuestra partida.

De repente oímos un alarido y desde nuestra ventana del piso 7, vimos como el Showba emergía de la Torre I armado con bolas de nieve por todos lados (al parecer había un túnel que conectaba ambas torres, aunque ese lugar por más que lo buscamos nunca apareció).

Todo Torre 2 se asomó a ver el espectáculo. Pablo abrió la puerta de la Torre y le insto a entrar. Showba dijo algo en gallego que no entendía, le tiró un potente bolazo al subdirector (que por supuesto le impacto) y se perdió en la noche. Nunca más volvió.

Se decía por lo bajini que el chaval se había vuelto loco. Pocos días después la Hermandad pudo comprobar que aunque estaba loco para los estándares de Torre 2, el hombre andaba muy cuerdo paseándose por el campus con una preciosa rubia.

Desde ese día lo sigo admirando… por su genial fuga, y por haber logrado buscar el consuelo con aquella belleza que lo acompañaba el día que lo vimos…

La Operación Tomahawnk

En aquellos días de enero, empezó a correr el rumor que iba a empezar una campaña de algo. Y efectivamente una noche de lunes, se informó en los tablones una tertulia especial con el nombre Operación Tomahawnk, y al lado del letrero un inmenso dibujo de un hacha de guerra.

Ese día corrieron todo tipo de rumores, desde que los del Centro de Estudios nos íbamos a ir a la guerra del Golfo , o que íbamos a empezar una guerra contra los Jesuitas, o que íbamos a tener que buscar 200 pitables en 15 minutos…... vamos en el fondo, nadie sabia de que iba el rollo aquel.

Cuando entramos a la tertulia llegaron Nacho (el director) y Joe (el secretario) con unos papelitos muy curiosos como si fueran unas inmensas cuentas de gastos.

Nacho, con una cara compungida empezó a contarnos con voz dulce y acaramelada (lo cual era raro en él) que la torre tenia ya unos cuantos años, y que estaba muy deteriorada. En ese momento pensé que en la dlp [delegación de Pamplona] se habían apiadado de nosotros que nos íbamos a mudar a uno de los super centros en Pamplona (por ejemplo una de las fases).

Pero no, el hombre siguió contando que además de deteriorada estamos dando una mala imagen y asi de sopetón nos dispara que se necesitaba una suma muy alta de dinero para cambiar todas las ventanas de Torre 2. Que ya en Torre 1 lo habían hecho, que les había ido muy bien, y que había que hacerlo ya. Bien, ¿¿¿y que teníamos que ver nosotros ???

Joe (el secretario) fue pasando tío por tío a que le diéramos la cantidad que íbamos a conseguir cada uno y hala a conseguir la pasta !.

Esa noche, la Hermandad se reunió.

Los 4 nos miramos con cara de poker, y creo que fue nuestro filosofo el que disparó primero: ¿pero no nos cobran una pensión muy elevada todos los meses, para que todavía tengamos que juntar dinero para gastos de capital?

El médico, que venia de una familia de muchos hermanos de Galicia, disparó también: pero si la Torre pertenece a la Universidad, si ni siquiera es nuestra (cuando nuestra se refiere al Opus)

El periodista, no muy amigo de tirar fuego contra el sistema, espetó: no creo que esta campaña sea tan mala al final de cuentas !

Los otros 3 lo miramos. Vedlo de esta manera:

-Qué posibilidades tenemos hoy en dia, de escaparnos digamos una semana a casa de nuestros padres.

El médico respondió: ¡ninguna !

-Qué posibilidades tenemos hoy en dia, de que alguien nos suelte la pasta así por asi?

El filósofo respondió: ¡ninguna !

-¿Qué va a pasar si nos vamos una semana para casa, y volvemos sin un duro ?

Ahí, respondí yo:

-Bronca en el peor de los casos, y después ¡nada !

Los 4 nos miramos y así lo hicimos.

Cada uno pedimos los correspondientes permisos para ir a conseguir la pasta en nuestros respectivos pueblos. Nuestro subdirectores de grupo aprobaron la solicitud. Y los cuatro nos fuimos unos días a nuestras autenticas casas a conseguir un dinero que no pretendíamos conseguir. Al final, los 4 volvimos evidentemente con la mano pelada (quien te iba a soltar un dinero así por así para cambiar las ventanas de una residencia situado en uno de los campos más guays de España), y ¿que pasó?, pues nada, bronca, y poco más. Las ventanas aparecieron cambiadas por arte de magia un día, nadie preguntó mucho ni como ni cuando, y nosotros logramos el objetivo de irnos unos días a casa.

Léxico del numerario de principios de los 90

Ya en varias ocasiones varios colaboradores de esta página se han referido a diversos términos utilizados en ambientes relacionados con la poderosa organización.

En Torre 2 por supuesto que había sus términos más o menos “especiales” y aunque hoy en día no se usen, en su día causaron auténtico furor entre todos los habitantes de la Torre. Veamos:

Fiambre
este términos se refería el numerario que estaba teniendo problemas, y estaba en especial observación por los directores, dado que el chaval estaba por dejar la organización...
Fiambrón
este términos se refería el numerario que ya había salido definitivamente de la Organización
Destino
lugar donde eras enviado una vez terminabas tu estancia en Torre 2
Bollo Circular De Fiesta
producto circular con relleno de crema pastelera de la repostería pamplonesa que te daban para desayunar los domingos y fiestas de guardar en los Comedores Universitarios.
Lolailo
nuevo rico proveniente de la zona Sur de España, se caracterizaban por su forma de vestir
Marmolejo
individuo recién llegado al Club Universitario (Institución Pseudo Apostólica que operaba en los predios de Torre 2 con idea de captar universitarios para la labor), con ningún tipo de formación al que se debía de trabajar y moldear.
Neumotorax
enfermedad que se puso muy moda entre los numerarios de Torre 2 flaquitos y que fumaban . La enfermedad tomó tintes de epidemia al haber 4 o 5 casos en un año. Gente tan ilustre como el famoso del mundo de aop, Marc que era subdirector en aquellos dias, terminó en la clínica con los pulmones soldados.
Monitum
bronca colectiva por algún hecho colectivo de mal espíritu, como por ejemplo que no hubiese un solo chaval de San Rafael en una meditación de un sábado
Cilindrin
deciase así a un cigarrillo
Libra
deciase así a la moneda de 500 pesetas
Doblón
deciase así de la moneda de 100 pesetas
Bajón
estado semi depresivo de un numerario
Directores De Linea Dura
grupo de directores extremadamente ortodoxo los cuales si te agarraban con cualquier cosita eras interrogado fuertemente.
Directores De Linea Blanda
grupo de directores laxos en sus planteamientos que no te maltrataban , y por supuesto eran los preferidos por todos aunque eran más bien escasos.
Tomahanwk
operación de captación de dinero para las ventanas
Meigos
término usado para referirse a los numerarios con origen de Galicia
Pitufo
termino usado por los no miembros de la obra para referirse a los numerarios.
Pax-Pan
aunque este término lo he oído posteriormente en la calle (a saber fuera de ambientes de la organización), este termino se usaba para referirse al típico numerario ortodoxo que a la vez era medio gilipollas.
Cavabianca
sede del Colegio Romano. Término usado además para referirse en tono de sorna a aquellas numerarios que eran aficionados al mundo de la sotana
Cholar
acto de perder bienes materiales a manos de los directores (por ejemplo, me han cholado la camisa nueva que me envió mi madre)
Enterarse y No Enterarse
se refería al grado de absorción de los principios de la organización. Era frecuente la frase, es que fulano “no se entera” de nada
Pastelear
acto de tratar más de lo debido por personas del sexo femenino
Pastelero
numerario que trataba más de lo debido por personas del sexo femenino con altas posibilidades de caer en el status de fiambre
Lío de faldas
acto de tratar excesivamente a personas del sexo femenino pero que a la vez eran de la obra (por ejemplo liarse con una numeraria o supernumeraria- que haber casos de hubo !)
Lío de pantalones
acto de tratar excesivamente a personas del sexo femenino externas a la Organización

El arte de requisar por parte de los directores

Una de las cosas que más rabia me dieron durante los dos años vividos en la Torre, y probablemente durante mis 11 años en la organización, fueron los “robos” de los cosas personales por parte de los directores. Cuando me refiero a “robo” no incluyo las cosas que de buena lid cada persona entrega, no, me refiero a las cosas que unilateralmente te eran requisadas por voluntad expresa del director de turno.

Al parecer los directores de Torre 2 tenían un gusto especial por aquellas películas carcelarias como La fuga de Alcatraz o The Shawshawnk Redemption , donde llegaban los guardias y sin ninguna razón aparente le daban un minucioso y estricto registro a la celda de los presos.

Los miembros de la hermandad sufrimos uno de estos duros registros, después de un genio se le ocurrió consultar una corrección fraterna generalizada a los habitantes de la séptima planta de la Torre indicando que “algunos” guardaban comida de forma ilegal en las habitaciones.

Anexo un breve recuento de las objetos considerados como ilegales y por supuesto requisados durante varios registros forzosos realizados a habitaciones de los habitantes de Torre 2 :

  • Un jamón entero de pata negra: requisado a un numerario sevillano
  • Dos cartones de Winston Americano: requisado a un numerario de San Sebastián
  • Varias latas de cerveza (creo que era Heineken): requisadas a un numerario de Pamplona que no duró mucho en la organizaciòn después de eso
  • Colección de fotos familiares (me refiero a un “collage” que ocupaba el armario entero): requisado a otro numerario de Pamplona que tampoco duró mucho en la organización
  • Colección de fotos familiares (incluyendo fotos de “amigas” aunque se afirmaba que eran de su hermana): requisado a otro numerario de Granada
  • Colección de libros considerados categoría 5: requisado a un numerario de Onda, provincia de Castellòn
  • Varias entradas del cine usadas: requisadas al mismo numerario de Onda. Afirmó que no eran suyas que sólo las coleccionaba (por supuesto que las colecciones estaban prohibidas).
  • Computadora Portátil marca Amstrad (eso si que era raro, un máquina de esa naturaleza en un campus donde se usaban Mac) : requisado a un numerario de Pamplona
  • Caja de zapatos llena de galletas, golosinas y cacahuetes: requisado a un numerario de Logroño, pero que realmente pertenecían al mismo tio de los cigarrillos de San Sebastián que por seguridad había guardado el material en otra habitación pero como quiera fue descubierto.
  • Un Walkman: requisado a un numerario de Bilbao
  • Un guitarra acústica marca Gibson: requisado a un numerario de Zaragoza
  • Unos skis profesionales marca Rossignol: requisados a un numerario de Granada, pero posteriormente usados de forma permanente por el Director muy aficionado a este deporte
  • Una botella de whisky con varias latas de Coca Cola: requisadas en un habitación desocupada. Se comentó que pertenecían a un discreto de grupo de numerarios del Sur de España (cosas de Lolailos), aunque otras versiones apuntaban a numerarios pamplonicas que al parecer no se enteraban de mucho. Fue objeto de una larga bronca en una meditación un domingo de retiro.

Nota importante: a los que les encontraron cosas, no es que fueran más corruptos que a los que nos encontraron, según apunta un viejo amigo, es que los otros eran más discretos. En otro articulo les comentaré como evolucionamos y mejores nuestros escondrijos y como perfeccionamos los mejores lugares que había para esconder material sensible en Torre 2.

De cómo escondimos el material sensible… y no nos volvieron a agarrar

La Hermandad pasó unos días de preocupación tras las fuertes redadas a las que se sometió a los habitantes de la Torre. No teníamos tabaco del bueno (había que fumarse aquellos horrosos Lucky Strikes o Chesterfield que costaban a 125 pesetas el paquete), el filósofo andaba acojonado de que le descubrieran sus otros libros prohibidos, y pasábamos un hambre terrible en nuestras largas partidas jugando rol (no, para los lectores mal pensados, los del jamón pata negra y los distintos tipos de bebidas alcohólicas no éramos nosotros...)

Algo tenía que hacerse, y por supuesto que como buenos aristócratas de la inteligencia le encontramos una solución más que buena.

1) Uno de los temas más delicados, era el de los libros. No sólo los altamente peligrosos volúmenes clasificación 5, sino que también teníamos todos los libros de los juegos de rol. La solución era más que evidente. El mejor lugar para esconder libros, es una….. biblioteca. La Torre tenia una habitación en el abandonado piso 7 que poca gente sabía de su asistencia. Un miembro de la Hermandad solicitó el encargo de asistente del bibliotecario, y así resolvimos dos problemas: a) Podiamos esconder los libros, y b) podíamos escondernos sin que posiblemente nadie nos encontrara a jugar nuestras largas partidas.

Probablemente más de uno esté pensando que éramos un poco lerdos, al insistir de jugar en la Torre, pero vayamos al tema práctico:

  • ¿Cómo 4 tíos que están medio fichados, salían de un lugar con más controles que el Banco De España sin darse a notar?
  • Una partida podía durar entre 2 y 8 horas (que las llegamos a durar) y eran pocos lugares que nos podían acoger tanto tiempo
  • Pamplona es un lugar pequeño, y 4 numerarios juntos daban el cante (ya sabeis, pantalones de tela, gafillas, camisa manga larga, jersey oscuro…)


2) Pero nada, volviendo al tema, resuelto el problema de los libros, venia el problema de la comida y del tabaco.

Fue ahí, que nuestro aspirante a médico, hombre práctico como el sólo descubrió los armarios roperos. Estos armarios , generalmente llenos de maletas, nadie les hacía el más mínimo caso durante el invierno, por eso se convertían el lugares perfectos. El truco consistía en buscar tu propia maleta, tomar un par de prendas de vestir que no usaras, y guardar el material que fuera hasta que se necesitara.

Las cosas se complicaban cuando se trataba de cosas más grandes, o artefactos que no se podían esconder. Aquí me refiero a ropa nuevas, ordenadores, zapatos, objetos de lujo y similares. Pero eso, lo dejare para otra ocasión.

De cómo nos protegimos contra las ávidas confiscaciones de objetos personales de uso común por parte de los “carceleros”

“Todo pa mi , nada pa ti...” era una las frases favoritas de uno de mis queridos compañeros cuando se refería a los objetos que tenían que pasar por dirección antes de pasar a tener el control de su legitimo propietario. El amigo (no pertenecía a la Hermandad pero nos hubiese gustado tenerlo como miembro) hasta le sacó una cancioncilla que decía algo así:

“Todo pa mi, todo pa mi...”
“Nada pa ti, nada pa ti”

Y el hombre la cantaba cada vez que llegaba un numerario de su pueblo, y debía de pasar por la “aduana” del subdirector, el cual tras una delicada inspección a los bienes que traías, decidía que era apropiado para ti y que no lo era (vamos que el tío sabía más que tu madre que era la que había comprado la ropa). Las decisiones eran muchas veces absurdas y normalmente inapelables, por lo que te sentías como un tontorrón llevando el mismo jersey de siempre cuando tu madre te acababa de comprar 6 y a lo mejor esos jerseys se estaban pudriendo en algún armario de recuperación, porque el “carcelero” de turno había decidido, que no, que no necesitabas más prendas de vestir ese invierno porque había que cuidar tu pobreza.

La gente reaccionaba de muy diversas maneras, sobre todo cuando los “conectados” iban acompañados de los directores “guays” a comprarse ropa a Máximo Dutti o Lacoste, y tu no podías llevar los calcetines de 200 pesetas que tu abnegada madre te había comprado en los “Almacenes Martinez” de tu pueblo de origen porque al jefecillo de turno no le daba la gana.

De hecho, era muy notorio el afán que tenían muchos habitantes de la torre al “uniforme”: pantalones grises o beige oscuro, camisa manga larga, aun en verano (vamos por el tema de la administración) y siempre el mismo jersey de color opaco para no tener que sufrir estas situaciones.

Esta historia le hervía la sangre a los miembros de la Hermandad, porque cuando eran cosas caras las que traías y no me refiero sólo a ropa, lo más probable es que te quedaras sin ella. Ya fueran gafas de sol, perfumes, bolígrafos, cadenas-escapularios, etc… si era de buen material, “Todo pa mi..., nada pa ti…”

Y entonces, nueva vez el ingenio hizo su aparición dentro de la película, y una de las madres ideó un sistema para que no “nos dejaran en pelotas”. La señora, supernumeraria de armas tomar (como se puede ver en la Organización había más gente sensata a parte de nosotros), nos propuso las siguientes reglas de oro para conservar tus propias cosas:

  1. Nunca lleves un bote de colonia nuevo y en su caja a donde el director, porque te será inmediatamente confiscado. La técnica consistía en vaciar parte del bote (o el bote entero) en un cacharrillo de plástico de los del agua bendita y hacer desaparecer la caja. Claro, tus compañeros te miraban con cara rara cuando salía del bote del agua bendita un profundo olor a Cacharel Pour Homme, o a Polo Sport.
  2. Si tus zapatos nuevos quieres conservar, debes caminarlos durante 10 minutos con un calcetín sudado para impregnarlo de tu propio olor
  3. Haz lo mismo con la ropa interior (sin mayores comentarios vamos)
  4. Aunque te parezca un crimen, mancha las camisas con Coca Cola (esta bebida sale muy fácil de la ropa), y justifica manchas de procedencia misteriosa y así parecerá que las camisas vinieron manchadas “del viaje…”
  5. Quítale las marcas a los pantalones vaqueros. Unos Levi´s 501 sin la etiqueta tradicional roja, no son dignos de ser “confiscados” porque están estropeados

Mr. Towers contrataca

18/09/2007-3.00 p.m. En algún lugar del Mundo...

Estoy a punto de salir hacia una reunión con un cliente muy importante. Mi asistente me mira nerviosa e impaciente, vamos tarde a ver a Don Manolo, y cuando estoy cerrando la computadora, recibo un email de España. En el cuerpo del mismo solo viene un link... y una frase misteriosa: EL TIO ES UNA MAQUINA.

Abro el link y estalle en una risotada fantástica, mi asistente me miro extrañada, después de todo no suelo ser muy expresivo en mis horas de trabajo donde se nos exige máxima concentración con nuestras operaciones y la verdad es que he seguido riéndome hasta varias horas después donde tras llegar a casa y encender mi vieja pipa de la época de Torre 2, y releer el articulo al que lleva el link, y no he podido sacar mas que la misma conclusión: definitivamente, Mr. Towers es una autentica maquina.

Y ahora como en la películas, hagamos un difuminado y vayamos a la historia que nos ocupa...

En Torre 2, había un jerarquía clara que todo el mundo respetaba y quien se equivocaba, solía tener problemas como veremos mas adelante): la misma era: El Padre, El Director De La Delegación de Pamplona y Mr Towers, el cual fungía como director de Torre 2, y los miembros de la Hermandad y el 99% (curas incluidos) le teníamos mas miedo que al mismísimo diablo.

Mr Towers era el modelo perfecto de numerario. Probablemente en el catecismo, cuando salia la definición de numerario, debía de haber salido una foto del tío (claro, después de que se fue no, pero si en su momento). Bilbaino, ex-alumno de Gaztelueta (algunos decian, sin que se hubiese podido comprobar, que el tío tenia tatuado en cada uno de sus brazos el escudo del colegio y el famoso leiv motif: sea nuestro si si, sea nuestro no no), tío vestido según la regla, pantalón de tergal, camisa de rayas, jersey Lacoste de Rombos, zapatos Sebago en invierno zapatos nauticos en verano, barba tipo Lucky Luke de dos días, se movía en un Renault 5 turbo entregado (confiscado vamos) debidamente a otro numerario incauto de Bilbao. Si en el Opus no había clases, Mr Towers era la prueba viviente de que eso era falso. Recuerden de nuevo la jerarquía: El Padre, El Director De La Delegación de Pamplona y Mr Towers.

Las historias eran muchas. Cursos anuales en Suiza, skis profesionales confiscados a otro numerario incauto (debía de ser también de Bilbao para que vamos a negarlo), excursiones a lugares exóticos, recibía todo tipo de revistas chulas a la mode (actualidad económica y tal) y por supuesto tenia una guardia pretoriana especial con la cual hacia todos sus planes chulos, y los otros 100 numerarios eran poco mas que nada. Su guardia no consistía en dirección que eran todos numeraritos de a pie, no, se trataba de todo un grupo de su pueblo y algunos de Pamplona, que tenían barra libre para hacer lo que quisieran sin que les pasara mucha cosa.

La Hermandad fue siempre blanco de sus sospechas, primero porque no le hacíamos mucho caso, segundo porque no le haciamos mucho caso tampoco a su guardia pretoriana, pero lo peor de todo es que vivíamos burlándonos de todos ellos. Os doy algunos ejemplos:

Ejemplo 1:

  • El numerario Pretoriano hacia una afirmacion exagerada sobre cualquier tema.
  • El miembro de la Hermandad le respondia: Me lo juras por Mr. Towers?

Claro, solia venir una CF al ratico, pero era un gustazo.

Ejemplo 2:

En una de las revistas de al Universidad , salio una foto de Mr Towers explicando algo sobre Belagua. Alguien de la Hermandad (dejemoslo ahi) consiguio varias revistas, recortò las fotos, y deposito una foto a modo de estampa en cada uno de los misales del grupito de Mr. Towers. Para completar la broma, alguien aprovecho, recorto una foto de Pilar Urbano y se la metio en el misal de Mr Towers. La broma los dejo perplejos, y nunca supieron que habiamos sido nosotros.

Ademas.....

Mr Towers tenia la mania de darte unas broncas muy finas por cualquier tema, lo que hacia que si caias en desgracia, el tio te maltrataba con saña en las proximas semanas. Un miembro de nuestra Hermandad (de origen humilde pero listo como el hambre) fue blanco de sus ataques. Pero el hombre se equivoco con el, nuestro querido miembro era humilde pero era de esos numerarios que le importaba todo, varios casos:

Bronca 1:

Mr Towers: Estamos en plenos enero, y no te veo estudiando y te recuerdo que estas con una beca...

Respuesta del chaval: no me preocupa... lo peor que me puede pasar en que termine en algún colegio o en alguna Delegación

Mr Towers: Veo que no te enteras de nada. Te vamos a terminar echando por no santificar el trabajo...

Respuesta del chaval: no tengo la culpa de tener memoria fotográfica.

El chaval termino sacando matricula de honor en todas las asignaturas.

Bronca 2 (al mismo chaval):

Sabado por la noche. Mr Towers y los curas cenan por separado en otro piso para no mezclarse con la gente del club Universitario

Mr Towers: Chaval (se dirige al pobre encargado de la prepararles la cena), aquí no hay servilletas de papel.

Respuesta del chaval: es que se han acabado y el secretario no nos ha dado dinero para esto

Mr Towers: Pues vas a ir ahora a comprarlas (nada de cuidar las cosas pequeñas, ni cuidar los directores, nada ni una pequeña excusa)

Mr Towers: A mi no me importa... yo quiero las servilletas aquí ahora mismo !

Respuesta del chaval: (va al baño y viene con un rollo de papel de baño malo)... toma Mr Towers porque no te lo limpias con esto????

Mr Towers: Te estas descojonando de mi...

Respuesta del chaval: yo, no para nada.

La historia no siguió... intervino un cura, y el lío no siguió.

En fin, algún día seguiré contando sobre ese Consejo Local. Mientras tanto releo el texto del link... me rió, y nada a gozar que son dos días...

Capítulo 9

Muchas veces siento que cuando rememoro las historias de la Torre y muy particularmente de la Hermandad , que parezco el Abuelo Cebolleta contando historias de la mili, y sin embargo, creo que Torre 2 fue lo más cercano que estuvimos muchos de nosotros de un estamento militar…

Mientras me fumaba una pipa en el jardín de mi mansión veraniega (alquilada por supuesto no vayan ustedes a pensar…….) , recordaba esos olores propios de tertulia, de tabaco quemado lentamente, y me puse a pensar en las muchas historias que me quedan por contar y por eso quiero aprovechar la ocasión de unos cuentos personajes con los cuales quien suscribe y la Hermandad tuvimos la oportunidad de compartir durante esos dos años...

Antes de seguir con el tema de hoy, mi esposa me dijo con mucha lógica el otro día que cuando empecé a escribir, se fue siempre con la idea de eventualmente poder contactar de vuelta con mis queridos compañeros de Hermandad. Como a la fecha nadie me ha contactado, y tampoco creo que importe mucho, 16 años después de la última vez que nos vimos, quiero aprovechar a revelar algo más de nuestra Secreta Organización. Los componentes de la misma eran (no sé si todos terminaron la carrera, pero suponemos que si):

  • Pepe, filósofo de Onda, Castellón
  • José Luis, médico de Vigo, Galicia
  • Luis Pablo, economista de Irún, País Vasco
  • Franchesco, periodista de Logroño, La Rioja

Vamos que si alguno quiere contactarme, puede pedirle mi dirección a los Orejas

Los Artistas y los Músicos

La Torre podemos decir que siempre estuvo llena de artistas de todo tipo. Pintores, escritores, y sobre todo los músicos. La ventaja es que si caías dentro de ese cajón desastre, te solían tomar como un loco, y aunque no le fueras, no solías tener muchos problemas. Recordemos a algunos de ellos.

Sin duda el músico más conocido en aquellos días era Iñigo de Bilbao que además venía de una familia de músicos y tenía un apellido muy apropiado para aquello. Acabo de poner su nombre en Google , y resulta que el chaval ha terminado siendo un director de orquesta muy conocido. En aquellos días andaba con una melena , unas gafas tipo John Lennon y estudiaba filosofía. Un chaval muy simpático, siempre andaba con una sonrisa de oreja a oreja y muy metido en su mundo. Nadie se metía con él y él no se metía con nadie. La verdad es que lo envidiábamos. Compuso varias canciones para el famoso Belaguisimo (más adelante a ver si contamos algo de esto).

Luego estaba Danel de San Sebastián. Ya en el colegio tenía un grupo de música. Excelente bajista , también tocaba la flauta. Es una de las personas más buenas que he conocido en mi vida, y siempre sospeché que terminó de numerario de casualidad. La verdad es que le hicieron la vida imposible. Le obligaron a estudiar derecho porque no había nadie de la Torre en aquella carrera (el quería estudiar filosofía), y luego además se dedicaron a darle la tabarra con otras muchas cosas. Un buen recogió sus cosas y se largó.

Chema era un numerario prototipo de Madrid. Pequeñito, Flaquito, con su eterna gomina, gafillas de pasta, y una guitarra todo el día en la mano. En todas las fiestas siempre estaba tocando. Era además secretario de grupo. Sin duda alguna un auténtido numerario modelo para los clubs.

Faustino era un filósofo de Zaragoza. Tenía físicamente un cierto parecido con Chema, sólo que Fausto tenía una vena más rockera que el amigo Chema. Tocaba muy bien la guitarra, y si mal no recuerdo, llegamos a grabar un casette a modo de grupo , con el amigo en la guitarra, José Luis el de la Hermandad haciendo las percusiones con una papelera y cantando quien suscribe. Un desastre total pero lo pasamos muy bien. Fausto solía esconderse durante horas escuchando música en un armario con un walkman Sony que uno de los miembros de la Hermandad tenía de forma ilegal y se lo prestaba al pobre.

El filipino (la verdad es que no recuerdo como se llamaba) llegó el segundo año. Estudiaba arquitectuta. Aparte de ser extranjero y que nadie se metía mucho con la gente de fuera (no fueran a largarse en España y ya ibas a ver tú el follón) el hombre cantaba y tocaba el piano muy bien. Siempre andaba con cara tristona por todos lados, pero tan pronto tenía ocasión, agarraba el piano y el hombre se transformaba.

También los curas tenían su vena artística. Don Antonio, el cura jefe de todo aquello, aparte de ser buenísima gente (no sé porqué a los curas normales los tenían aislados arriba, y los que tocaban a nosotros eran un petardos) era un auténtico crack haciendo caricaturas. La verdad es que podría haber trabajado en cualquier periódico. La gente le tenía mucho cariño porque era de los pocos curas normales que la gente se había encontrado en aquel lugar.

Dentro de los arquitectos había varios artistas aunque estos eran raros con ganas. Tanto es así que los tenían escondidos en el sótano y controlados por un subdirector llamado Carlos, un arquitecto gallego que defendía a capa y espada a los de esa profesión.

En ese grupo estaba Jacobo, gallego, un poco misterioso , se le veía en escasas ocasiones (siempre encerrado en aquel sótano de la Torre) pero que era un excelente maquetista, Antonio de Pamplona, siempre buscando bronca ; pero decían que el chaval tenía un arte muy especial dibujando planos y que tampoco salía del fatídico sótano. Luego estaba Iñaki de Pamplona, excelente persona, y que le montaron un follón tanto en la facultad como en la Torre por haber dibujado un David de Miguel Angel con un vaqueros rotos.

La palma de esos arquitectos estaba en aquel chaval de Madrid que llegó a mitad de curso en el segundo año. No recuerdo como se llamaba. Apareció así, de la nada. Estricto modelo de numerario, alto, espigado, con gafillas, y muy joven. Excesivamente correcto en el hablar (anécdota rápida: el chaval está en la estación de autobuses y se le acerca un macarra y le dice: Tronco, tienes una libra?. El chaval le respondió, lo siento Sr. Macarra, pero en la Obra no nos permiten llevar divisas…). El chaval era una auténtica estrella pintando hadas, duendes, bosques encantados y similares, sin embargo, su único problema es que creía en su existencia (la verdad es que cuando ví el Laberinto Del Fauno me acordé de él…).

Los que perdieron la cordura…

Este es un tema que se ha tocado en varias ocasiones en la página, sin embargo, lo duro es verlo en persona y con compañeros que tenían 18 años en esos días, lo cual lo hacía especialmente tétrico.

La primera persona que vi con problemas era un venezolano que estudiaba Artes Liberales. Excelente chaval, muy simpático, pero se le veia que estaba más perdido que un pulpo en un garage en aquel Centro De Estudios. Como quiera a los extranjeros no los molestaban mucho, y sin embargo, algo terrible le pasó a Miguel Angel.

Esa noche salí con alguien a recoger a un francés que llegaba a las 12.00 de la noche en tren. Fuimos y al llegar a las dos de la mañana a la torre nos encontramos al chaval a las 2.00 a.m. en el oratorio rezando con mucha devoción. Recuerdo que pensé que el nivel de santidad del venezolano era muy elevado. Sin embargo, cuando bajamos a la 7.00 a.m al oratorio me quedé de piedra: efectivamente en el, mismo sitio donde estaba la noche anterior y con la misma ropa, ahí estaba Miguel Angel en la misma posición. Me acerqué tembloroso a Nacho , el director , y le comenté: “perdona, pero este chaval lleva así desde anoche”. El hombre me miró con cara de que estaba loco, y me dijo siéntate. Pasa la oración, la misa, y Miguel Angel en el mismo sitio. Sale todo el mundo del oratorio y el chaval se queda.

Nacho estaba partiendo hacia los comedores, lo intercepto, y le digo:

-Perdona, pero hay un problema con Miguel Angel, este tío ha pasado la noche en el oratorio

Con su tono de Harry el Sucio me pregunta que si estaba loco. Le explico, y me dice que el se encarga.

Al rato entre dos subdirectores lo sacan del oratorio. El chaval tiene una sonrisa tonta en la cara con si hubiese visto a un angel de frente. Lo metieron en su habitación durante días. Nadie sabía que le pasaba. Aparentemente había tenido algún de arranque místico. Entrabas en su cuarto y te decía señalando al vacío: mira , un cuadro de la Virgen. Se lo llevaron a la cuarta planta. Tres meses después no sabían que hacer con él. No respondía a ningún tratamiento. Vino su madre desde Venezuela, y se lo quería llevar a USA. Se pusieron muy nerviosos. Eso de que los trapos sucios se lavan en casa parece que iba más allá. En esto, un residente de psiquiatría que vivia en la Torre se acerca a su madre y le explica que él sabe lo que pasa y que lo están tratando mal en la Clinica. Tremendo follón (como se pueden imaginar). La madre le autorizó a este médico a tratarlo. En 3 semanas devolvió a Miguel Angel a la vida, y unos días después volvió a su país. Se dijo que tenía un desequilibrio hormonal. Sin embargo, nuestro médico de la torre, nos confirmó que su enfermedad era de otra naturaleza…

Los veranos de la Hermandad

Sábado 26 de abril 2008. Bahía de Ocoa. República Dominicana. 2.00 a.m. Hora Local

Las olas rompen suavemente contra el pequeño muelle donde me encuentro. La brisa, cálida, se mezcla con el suave aroma del café humeante que reposa sobre la mesa firmemente anclada sobre la madera. Debajo de la misma, un cristal con dos suaves focos ilumina el agua donde nadan pequeños peces atraídos por la luz. El cielo estrellado coronado por un gran luna, es cortado por el horizonte que forma la bahía donde luces tenues van marcándolo.

Mis anfitriones duermen desde hace ya algunas horas. La fiesta previa estuvo especialmente interesante dado que los dueños de la casa acababan de llegar de un largo viaje del lejano oriente y nos han contado sus aventuras por tierras misteriosas.

Mi esposa y mi pequeña hija se han dormido hace unos minutos, y me encuentro sólo con un laptop, el café y una pipa Savinelli Natural cargada de tabaco inglés tipo Virginia como aquel que fumábamos durante los largos veranos que pasamos en Pamplona.

Que paz! es difícil de describir las sensaciones que siento. Después de todo, es difícil imaginar que 15 años después de haber vivido en una palacio como Belagua , tengo la ocasión de pasar unos días en un palacio caribeño… y así, con la noche caribeña como testigo, el café, la pipa y el ordenador, voy a aprovechar para relatar unas cuantas historias sobre los cálidos veranos de la Hermandad, que sin duda fueron las mejores épocas que pudimos compartir. Tuvimos ocasión de compartir 3 de ellos…. Ay qué tiempos aquellos !

El primer día del primer verano

Llegué en autobús a la polvorienta estación de autobuses de Pamplona. Obviamente, ya conocía la ruta después de varios cursos anuales allí. Venía de un centro relativamente pequeño y el Centro De Estudios era como casi sagrado: el Centro De Estudios de Pamplona...

Además, estaba el tema de las incorporaciones que me afectaba a mi persona como a otra mucha gente. La cuestión es que a varios de mi centro (luego me enteraría que era algo que afectaba a muchísimos más) nos estaban enviando al Centro De Estudios bajo ciertas restricciones tomando en cuenta de que no nos habían permitido hacer la oblación el día que nos tocaba porque no estábamos preparados (y la verdad es que ojalá no la hubiésemos hecho nunca…). Esto hacía que llegáramos en cierta manera asustados y buscando la manera de ganarnos esta incorporación.

Muchos pueden pensar que si en el fondo no estábamos mucho por la labor, porque no nos largábamos y punto, pero todo tenía su explicación:

  • Teníamos 17 o 18 años
  • Muy poco madurez
  • Criado en un ambiente cerrado donde todos son del Opus
  • Hijos de supernumerario
  • Hijos de supernumeraria
  • Veníamos de un colegio del Opus a una universidad del Opus
  • Todos, absolutamente todos tus amigos eran del Opus desde que tienes 7 años de edad
  • Tus hermanos eran del Opus
  • Todos los anteriores están pendiente de ti…

En definitiva, que cosa no era especialmente fácil.

Retomando nuestro tema original, me planté un primero de julio del 1989 delante de la fatídica torre con 18 años, mis maletas y una inquietud entre pecho y espalda bastante importante. Le pregunté al portero, el cual era un chaval gordito con gafas y cara de preocupado y me dijo que no era allí, que era en FASE II, y es que en verano la Torre 2 se mudaba a FASE 2 y este era un tema de vital importancia para portarse mal como veremos más adelante. Como quiera entré en la torre. Había varios chavales como yo mirando con cara de despistados, y sumamente cansados. Había varios Josemarias, un par de Alvaros, un Javier,en fin, lo de siempre.

En eso pasó el omnipotente Nacho Towers con parte de su corte dando instrucciones a sus esbirros (subdirectores, secretarios y asistentes varios). Al pasar, nos miró de cara de sorpresa, y nos espetó: vosotros, que hacéis aquí? Venga, a la Fase 2, dejáis las maletas en las habitaciones y venís aquí a dar una mano…………..

Uno de los Alvaros, uno de esos andaluces graciosos, sólo acertó a decir cuando se fue Nacho y su equipillo: vaya hombre… parece que se acabó la versión de familia y entramos en la versión de milicia… (por supuesto que le cayó su corrección fraterna.)

Pues nada, cada uno de los presentes agarró su maletica (como decían los navarros) y fuimos avanzando lentamente en procesión hacia Fase 2. El lobby impresionaba pero cuando cruzabas la puerta entrabas en ese lugar majestuoso que te dejaba totalmente alelado y pensabas que aquello era tu casa, y todo lo demás eran tonterías. Qué equivocado estaba…

En el lobby al lado de esa inmensa escalera que subía al torreón, había un letrero inmenso con decenas de hojitas con muchas, pero muchas instrucciones. Una era el listado de habitaciones, otra era el listado de clases, otra el horario de clases (clases ¡! pues si, descubrimos que aparte de cientos de charlas, te daban clases!), otra tenia los grupos, otra con los curas, en fin, una lista para cada cosa.

Absortos leyendo esas hojitas, volvió Nacho con sus esbirros. Nos miró y nos dijo algo así como: bueno parece que vamos a tener mucho trabajo con vosotros… venga a moverse, que el no cargue, no cena. El mismo andaluz graciosillo, sólo acertó a decir: joder y esto es el primer día… Uno de los esbirros de Nacho, saltó y le dijo: mira tienes un momento, y nada, parece que le ajustó una corrección fraterna sin siquiera consultarla.

Bueno, agarré mis maletas y tras dar muchas vueltas (vamos, media hora), encontré mi habitación y descubrí el primer tema interesante: aquello era grande, muy grande y además éramos muchos… por eso me cambié con ropa de deporte, salí con cara de preocupado hacia la torre como si fuera a cargar algo, estuve paseando parte de la tarde por el campus con cara de despistado... cenamos, y después de una tertulia kilométrica con cientos de avisos, terminó el día.

Bienvenido al Centro De Estudios…

De cómo se formó la Hermandad

Una pregunta que ciertas personas me han hecho, sobre todo porque hay gente que no entiende cómo varios numerarios pudieron ponerse de acuerdo para marear la perdiz, sin que nada explotara. La verdad es que nació sola, como respuesta automática a la presión que allí existía..Lo importante allí eran los Grupos que operaban como Centros. El tema de los grupos era curioso, porque estaba dividido así:

  • Grupo 1: carreras de ciencias
  • Grupo 2: derecho, filosofía y letras en general
  • Grupo 3: económicas y periodismo
  • Grupo 4: era un grupo transitorio sólo para los veranos. Todos aquellos que no sabían donde meterlos por estar sobregirados los grupos anteriores, o porque eran raros, o porque no tenían mucho cartel en sus centros, caían ahí.

Como pueden adivinar, efectivamente los 4 de la Hermandad estábamos ese primer verano en el grupo 4, más por raros a los ojos de Nacho y su gente que por otra cosa.Había de todo en aquel grupo. El subdirector de un tipo gordo con barbas que decían Laser (de verdad que nunca supe cual era su verdadero nombre, profesión, o que pintaba exactamente en el Centro De Estudios), y se pasaba el santo día cantando canciones de un grupo muy hortera llamado Un pingüino en mi ascensor y al subdirector que era de Zaragoza y le decían BUZONAZO porque tenia una boca inmensa.

Entre otros, dentro de ese grupo estaba Aple un numerario pelirrojo de Madrid que no se enteraba de nada y que llevaba una gafas de pasta de colores (de verdad todo un personaje), Michael Hombros, un chaval de Zaragoza que no tenia hombros (era tan serio y honrado que lo hicieron encargado de despensa), Jincho, un numerario pequeñito también de Zaragoza que estaban medio zumbado, un numerario boricua llamado Victor que no duró mucho por allí, un norteamericano en la treintena que tampoco se enteraba mucho, un suizo más cuadrado que un campo de fútbol (ese si que se enteraba de mucho, aparentemente, porque la verdad es que el tipo era un máquina. Había aprendido español leyendo a los clásicos del Siglo De Oro, tenía un currículo impresionante, y hasta hacía proselitismo !Un monstruo!) , y por supuesto los 4 de la Hermandad, que aunque aparentemente tampoco nos enterábamos, la verdad es que no nos importaba tampoco tanto.

Y así, las cosas un buen día después de la tertulia de la noche, seguimos hablando, de forma pirata obviamente los cuatro, y cuando nos dieron las 3 de la mañana, y nadie chivateo a nadie, nos dimos cuenta que una gran amistad había nacido…

Puedo decir sin equivocarme que por una extraña configuración de planetas o porque Dios sencillamente así lo quiso, nos juntamos 4 personas excepcionales. En todos estos años posteriores he intentado sin mucho éxito conseguir conocer a gente de la calidad de ese grupo y la verdad es que no me ha sido posible, aunque también es verdad que con 18 años en un ambiente Opus y con una formación intelectual único, ves la vida de manera muy diferente a lo que lo haces cuanto tienes 35, mujer, hija y un trabajo donde tienes que rendir todos los días al máximo.

Quisiera a continuación presentarles más detalle a los miembros de nuestra gloriosa Hermandad. Como un director de fotografía nos veo a los cuatro, hablando bajito en aquella habitación de la tercera planta de Fase 2. La iluminación es tenue.

Si muevo la cámara al centro veo a Pepe el de Onda. Sin duda el líder espiritual de la Hermandad. Con su cara redonda, maltratada por alguna alergia mal curada, unas gafas metálicas, y su extraño corte de pelo. Va vestido con un jersey color crema con toques grises y unos pantalones también grises. Nos dice que quiere estudiar filosofía porque quiere aprender lógica matemática. Es misterioso por naturaleza. Nadie sabe a qué se dedica su familia, pero parecen que tienen dinero por la gran cantidad de libros nuevos que tiene en la habitación. Sospecho que hoy en día estará dando clases en algún lugar de prestigio aunque siempre me lo imaginado en un colegio tipo la serie de televisión de Antena 3 El Internado Laguna Negra, protegiendo con su vida algún secreto bien oculto.

A su izquierda está José Luis, el gallego. Es bajito de estatura y tiene una cara de profunda tristeza, como si una morriña eterna lo invadiera. Hijo de una familia de muchos hermanos, becado por alguna de esas instituciones fantasmas del Opus. Se ve que su familia es de escasos recursos. Viste un pantalón de tela que se ve que ha vivido mil batallas y un jersey de lana azul bien cuidado. Como buen gallego es también un poco misterioso pero tiene una capacidad impresionante para conseguir y procesar información. Con una memoria prodigiosa aporta la lógica al grupo. Lee mucho. Nunca supimos a qué hora lo hacía porque estudiaba medicina pero siempre sospechamos que dormía poco y de ahí su cara de eterna tristeza. Siempre he pensado que el chaval terminaría en alguna sala de emergencias tipo ER siendo la sangre fría del equipo de médicos.

Frente al médico está Luis Pablo, el economista. Gordito, con unas orejas que parece Dumbo, siempre oyendo sus músicas raras, con cortes de pelo excesivamente agresivos para los gustos de los directores y unos levi´s 501 que no se los quitaba más que para ir a misa. Es el conseguidor del grupo. Tratándose de comida, walkmans, revistas de cine y similares. Siempre me lo imaginado negociando con algún producto extraño en tierras lejanas.

El círculo lo completaba Franchesco el de Logroño. Lleva ropa sobria típica de numerario bien. La gente sospechaba que su familia estaba ligada al estamento militar pero la verdad es que nunca pudimos averiguarlo. Era flaco, con un corte de pelo con raya en medio. Era tal vez el más serio del grupo y siempre estaba asustado de que nos pudieran capturar. Es muy entusiasta con nuestras reuniones secretas. Siempre me lo he imaginado trabajando en algún periódico de provincias atacando a los políticos locales por corrupción.

De cómo nos lo pasamos de cine y nadie se daba cuenta de ellos

El camuflaje es sin duda la mejor forma de protegerse que tiene la naturaleza, y pronto nos dimos cuenta durante los veranos que camuflarse era la mejor forma de que no nos agarraran mientras hacíamos lo que nos venía en gana.

Fase 2 era colosalmente inmensa. Y además, teníamos copia de la llave de Torre 2, la cual estaba cerrada y por lo tanto nadie nos iba a ir a buscar allí, pero había que protegerse para que no nos capturaran escurriendo el bulto.

Había varias técnicas imprescindibles para que no sospecharan. Eran las siguientes:

  1. Procura no cruzarte con Nacho (el director) nunca. Nacho sólo da problemas.
  2. Apréndete los horarios de tu subdirector. Si el tío hacia la oración a las 6.00, te asomabas a las 6.05 al oratorio, te pones donde te viera y haces 5 minutos de lectura del Evangelio. Te ha visto sólo 5 minutos, pero si tienes que controlar a 50 personas, con ver a una un ratico ya le vale (vamos, un tema de percepción).
  3. Nunca dejarse ver juntos. Así, si los 4 faltábamos a algo, nunca nos iban a relacionar
  4. 200 personas en una meditación de la tarde son muchas. 4 que no estén pasan desapercibidos.
  5. No dejarse ver mareando la perdiz en una de las 800 salas de estar. Usar un bajo perfil. Esconderse en alguna habitación remota.

Estas técnicas era muy útiles. De verdad, puede probarlas quien sea en un grupo grande y no fallan.

Por supuesto que nos pasábamos el tiempo jugando a juegos de rol, fumando en pipa en tertulias piratas, o leyendo durante horas muertas. La verdad es que no servíamos para nada… en referencia a las actividades del Opus. Y es que por más vueltas que le doy, la verdad es que teníamos que habernos ido desde el primer día pero ahí estuvimos 2 años con sus tres veranos… perdiendo miserablemente el tiempo.

El poderoso efecto del humo

El humo era un poderoso olor que invadía todo tipo de tertulias, salitas, confesionarios, y pasillos. Salvo en el oratorio, todo el mundo fumaba y mucho. En los comienzos de la Hermandad, sólo la mitad fumaba. Franchesco y Luis Pablo como dos murciélagos y Pepe y José Luis no se atrevían a probarlo… en un primer momento.

Sin embargo, y darnos a todos por leer literatura inglesa de finales del siglo XIX, nos entró el capricho de fumar en pipa. Un buen día fuimos a comprar estos instrumentos diabólicos de generar humo, salvo Franchesco que dijo que no iba a dejar de fumar cigarrillos por más que insistiéramos. Las conseguimos en la parte vieja de Pamplona. Pepe y José Luis las compraron curvas, y Luis Pablo una recta. Todas eran marca Salvatella de gama baja (qué se le iba a hacer). Después descubrimos que algunos avispados compraron pipas Peterson irlandesas que en aquella época eran sumamente caras (diferencia visual entre una pipa cara y una barata?... o eres un experto o no te das cuenta).

La verdad es que fumar en pipa te daba un aire de distinción, y además era un buen sistema para que las decenas de tertulias aburridas, películas de Don Alvaro (un tostón total), y las charlas fraternas con directores de reemplazo pasaran mucho más suaves. Además, por la poca experiencia de la gente, te podías permitir el lujo de comprar el tabaco que quisieras sin que nadie se diera cuenta de que tenías varios paquetes de distintos tipos. Al lado de la Clínica Universitaria había un estanco muy bien surtido. Tras comprar las pipas fuimos al mismo. Teníamos la impresión de estar cometiendo un crimen dado que en aquella calle estábamos al descubierto. Entramos rápido al estanco y comenzamos nuestra selección. Pepe compró un Borkum Riff de Whisky, José Luis un Radford´s de Miel, y Luis Pablo un Radford´s Sunday Fantasy.

Los tabacos nos los íbamos turnando y teníamos nuestras latas en nuestras habitaciones. Pronto con tanto rollo patatero donde se podía fumar, y tomando en cuenta que una pipa necesita un descanso entre fumadas de 24 horas, resultó necesario comprar un segundo juego de pipas, que para no llamar la atención fuera similar a los anteriores. Adicionalmente, estaba la ventaja de que te metías en una sala de estudio y te dedicabas a fumar tranquilamente sin molestias cuando todo pensaba que estabas estudiando.

El problema de fumar a altas horas de la noche era que había que abrir todas las ventanas y poner una toalla mojada debajo de la puerta para que el humo no saliera y no se dieran cuenta de que estábamos despiertos. Llegó un punto donde además teníamos nuestras tertulias nocturnas con las luces apagadas para ni siquiera llamar la atención.

Las clases y otras historias de terror

La planificación de los veranos por parte los genios que dirigían aquello era magistral. Los horarios eran clase/ charla/ clase/ charla/ más clase/ más charlas… así 2 meses.

Aquí poco podíamos hacer. Había que ir porque pasaban lista. Las clases tenían el problema que generalmente el que las daba, salvo honrosas excepciones, sabía menos que tú del tema, lo que hacía que las clases rozaran la categoría de aburrimiento post apocalíptico. Los profesores solían ser unos curas recién ordenados en proceso de hacer la tesis, y que aparentemente, no tenían mucha experiencia pedagógica. Esto unido a que había varios estudiantes de filosofía con los cañones bien enfilados, por lo que se creaban una auténticas batallas campales. Como puede imaginar el lector, en general la gente no aprendía nada de nada. Y los exámenes? Pues nada, excelentes. Eran con libro abierto.

En las tardes tocaban chorradas como clases de latín (los de letras les iba más o menos bien), de griego (a nadie le importaba el tema lo más mínimo, ni siquiera al profesor), o de Catecismo de la Doctrina Cristiana (repetías por enésima vez la primera pregunta: Eres Cristiano? Y respondías: si , soy cristiano por la Gracia De Dios), Catecismo de la Cosa (esos los guardaban con siete candados, y no se podría acostar nadie si faltaba un solo ejemplar), y charlas muchas charlas sobre todo tipo de cosas. Que sobre la Administración, que la labor de San Gabriel, de la San Rafael, que si San Perico Picapedrero era el patrón de no sabemos que historias…

Vamos, un rollo total, que había que soportar hasta que daban las 4.00 de la tarde donde para todos empezaba la hora de deporte, y para nosotros empezaba la hora de la Hermandad. 4 horas de tiempo libre… ¡que gozada!

En fin... está amaneciendo. Mis ojos están cansados y faltan muchas cosas por contar de esos veranos y algunas cositas todavía de los inviernos.



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