Historia de un complot

Por HP, 26.11.2008


El Vaticano, dictó el 15 de junio de 1995 el decreto Ilerdensis et barbatrensis de finium mutatione, por el cual cedía 111 parroquias de la diócesis de Lérida a la vecina diócesis de Barbastro, más de la mitad de la diócesis de Lérida, a pesar de ocho siglos de historia y la voluntad de los feligreses.

Barbastro es la población natal de San Josemaría Escrivá.

El Vaticano y la Conferencia Episcopal Española han sido determinantes en la partición del Obispado de Lérida. El caso es insólito y sin precedentes al ir mas allá de cuestiones puramente religiosas...

Posteriormente a esta “cesión”, se decide que un centenar de obras de arte del Museo Diocesano de Lérida irán a la nueva diócesis de Barbastro. El museo Diocesano de Lérida lo fundo en 1893 el entonces obispo de Lérida José Meseguer, ante la falta de sensibilidad de la época por el arte sacro, incentivado por la encíclica “Aeterni Patris” promulgada por León XIII en 1879, que llama a la salvaguarda del arte religioso, promover la enseñanza y fomentar la cultura. Las obras que componen la colección Meseguer, provienen de donaciones, permutas y compras.

El Vaticano y la Nunciatura le han gestionado directamente al Obispado de Barbastro, el litigio de las obras de arte.

En noviembre del presente año, Eugenio Casanova Solanes profesor de la Universidad de Lérida, publica un libro “EL COMPLOT”, editorial Pagés, donde aborda la trama en la segregación del obispado de Lérida y el litigio de la obras de arte.

Transcribo unas frases contenidas en el libro, en lo que al litigio de las obras de arte se refiere.

Del dicasterio, la Congregación para los Obispos, dice el autor Eugenio Casanova en su libro, página 10:

“Las actuaciones jurídicas de este dicasterio han estado conducidas por Eduardo Baura, un madrileño que es el decano en derecho Canónico de la Santa Croce, la universidad del Opus Dei en Roma.”

Continúa el autor, página 10:

“Entre los miembros de este tribunal (Alto Tribunal de la Signatura Apostólica) se encuentra el prelado del Opus Dei, Javier Echevarría; el secretario personal de Josemaría Escrivá, hoy cardenal de La Obra, Julián Herranz; otro cardenal de esta organización, Jean-Louis Tauran y el muy conocido Antonio María Rouco Varela.”

En cuanto a la actuación de la Nunciatura, páginas 65 y 66:

“El segundo especialista designado por el nuncio, el sacerdote Carmelo de Diego Lora”. . .

“De Diego era numerario del Opus, pero su implicación dentro de La Obra iba mucho más allá que la simple pertenencia. De hecho era uno de los decanos y una de las máximas jerarquías en España. Era el responsable del importantísimo Departamento de Estudios Bibliográficos, que asisten directamente al director espiritual de la entidad, que es la tercera autoridad del Opus en España. Este tiene la función de guiar el espíritu intelectual de los miembros y también la de escribir y rescribir la historia de la prelatura.”

La obediencia debida hace el resto. El día 1 de julio del 2008, el obispado de Lérida acuerda entregar al de Barbastro, 88 obras de las 113 reclamadas inicialmente. ¿Para cuando las restantes?

Dejando en lo puramente material el tema de las obras de arte, deberíamos valorar un hecho que para “el profano” en las insidias del Opus Dei puede pasar inadvertido, la “cesión” al obispado de Barbastro de las 111 parroquias de Lérida.

No crea el lector que entro en planteamientos fantasiosos, pues el tema se ha tratado en varios escritos de esta Web. Escribo sobre la posibilidad de que la prelatura pueda tener “pueblo propio”.

Si La Obra, como prelatura, tuviera “pueblo propio”, sería una diócesis personal.

¿Podría la diócesis de Barbastro ser la futura “tierra prometida” de la diócesis personal del Opus Dei?



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