El infierno de una ex en los tribunales

Por Jean Baptiste Malet, original publicado en francés en la revista Golias nº 204, semana del 29 de septiembre al 5 de octubre de 2011. Traducción Ana Azanza


Los días 22 y 23 de septiembre tuvieron lugar dos vistas en el tribunal correccional 17 de París. Entre los acusados hay personas del Opus Dei. Por primera vez en el mundo desde su creación en 1928, miembros de esta prelatura personal comparecían ante el juez por demanda de una valiente ex numeraria auxiliar de la obra. Reportaje.

Poco después de haber pasado el control de seguridad a la vuelta de una callejuela, aparece una mujer de unos cincuenta años. A punto de subir por los escalones del Palacio de Justicia en París en los que conversan algunos fumadores, su mirada se cruza repentinamente con la Sainte Chapelle de la Cité que está al lado. Se santigua y se apresura hacia el tribunal correccional 17. En la entrada de la sala de audiencias, ante las vallas metálicas instaladas por los gendarmes los trípodes de las cámaras de las televisiones francesas y españolas han proliferado como la grama. Todos pronuncian el nombre de la única prelatura personal de la iglesia católica, fundada en 1928 por el franquista Josemaría Escrivá de Balaguer, con la que los tres encausados que van a comparecer ante el juez tienen un estrecho vínculo. La demandante de aspecto endeble que viste un abrigo gris es Catherine Tissier, una ex numeraria auxiliar del Opus Dei.

Diez años después de la demanda

Más de diez años después de la demanda suena el timbre del tribunal. Una puerta de madera se abre bajo un inmenso busto de Mariana. En el suelo 30 toneladas del dossier de la instrucción. Las siluetas negras de los miembros del tribunal avanzan, todo el mundo se pone ruidosamente en pie para el rito jurídico. Con 14 años Catherine Tissier entró en 1985 en la escuela de hostelería Dosnon dependiente del Opus Dei. Dos años más tarde hizo votos de castidad, pobreza y obediencia, entrando así en una organización que sus miembros llaman “la Obra” porque piensan que está inspirada por Dios. Catherine era menor de edad y la entrada en el Opus Dei se hizo a espaldas de sus padres...

El Opus Dei no es demandado de frente como persona moral, pero en el banquillo de los acusados se sienta Francis Baer, que representa una de las asociaciones pantalla de la “Obra”: la Asociación cultural universitaria y técnica (ACUT). Durante los dos días del juicio, Baer reconocerá que ha vivido en la rue Dufrenoy, 5 en París, distrito 16: la sede parisina del Opus Dei (la Comisión Regional). Igualmente acusadas están Claire Bardon de Segonzac, directora de la escuela de hostelería Dosnon (Aisne), y Agnès Duhail, secretaria del centro internacional de encuentros del castillo de Couvrelles, dos instituciones que dependen de ACUT. El castillo de Couvrelles es uno de los dos centros internacionales de formación del Opus Dei junto con el de Saint Laurent du Pont en Isère. El Opus Dei lo abrió en 1963 y tres años más tarde el difunto Josemaría Escrivá de Balaguer y Albás pasó dos días en él. Oficialmente, según ACUT, el castillo sirve como “residencia de aplicación” para la escuela de hostelería Dosnon en la que las alumnas pueden realizar sus prácticas. El castillo opusino cuenta con 29 habitaciones y 45 camas. Según los detractores que testifican ante el juez la Asociación ACUT explota en realidad a las alumnas como mano de obra gratuita. En lo civil los tres acusados lo son por haber explotado a esta antigua alumna, enrolada a los 16 años en el Opus Dei.

En el estrado la demandante Catherine Tissier será duramente tratada por las preguntas hostiles de la juez Marie Christine Plantin. La magistrada da cuenta de informes médicos contradictorios sobre su estado de salud. Una afirmación lógica puesto que Catherine Tissier fue obligada a pasar consulta con médicos elegidos por los directores del Opus Dei. “Estoy aquí para contar lo que he vivido” replica de forma estoica, la ex numeraria auxiliar. Su abogado Rodolphe Bosselut resume la demanda: “Es una mujer laica, que vive en condiciones austeras y trabaja todo el tiempo, sin contrato de trabajo, no puede salir del centro si no es acompañada. Su razón de vivir: Trabajar sin parar para ganar nada o casi nada.”

Una mujer herida

Frente a la juez la voz de Catherine Tissier es la de una mujer herida, casi no se la oye. Pero a pesar del recuento de sufrimientos pasados, una dignidad franca emana de lo que dice. Sin resentimiento ni cólera, habla con la temeridad de una mujer martirizada que no agacha la cabeza. Esto no parece afectar a los encausados que en los dos días del proceso no rebajarán lo más mínimo su increíble altanería. Muestran una insolente serenidad, incluso intercambian sonrisas durante los relatos más escabrosos de los antiguos miembros del Opus Dei. El comportamiento de la juez, preguntando brutalmente y sin escrúpulos a Catherine llamará la atención de todos los periodistas que cubren la audiencia, con excepción de la periodista de “La Croix” que afirma “comprender la lógica de la juez”, puesto que “los dos discursos deben ser oídos ya que son complementarios”. Nada más falso. Durante los dos días de audiencia, dos universos totalmente contradictorios se enfrentarán, el de los testigos del Opus Dei y el de los que han abandonado la organización. El primero, según los testimonios opusinos, es una escuela idílica en la que el Opus Dei se ocupa simplemente de la capellanía y en la que se afirma, por el testimonio pletórico de profesores y de directivos de la escuela que las prácticas de las alumnas de ninguna forma son trabajo disimulado y que las numerarias auxiliares son mujeres piadosas, entregadas y generosas cuando se trata de trabajar. El otro mundo relatado por los testimonios eminentemente singulares de antiguos miembros del Opus Dei, describen una vida cotidiana pestífera, totalmente cerrada que funciona según un esquema sectario en el que la servidumbre y la ignominia son corrientes. En suma, a partir de semejante desacuerdo generado por los testimonios frontalmente opuestos, diluir los relatos de los ex en las explicaciones técnicas de los miembros del Opus Dei se debe sólo a una complicidad vergonzosa con la “Santa mafia” que no ahorra en esfuerzos para comunicar sus réplicas.

“Se trata de una cuestión de trabajo disimulado y no de otra cosa”, asestará sin escrúpulos y varias veces la juez Marie-Christine Plantin a Catherine Tissier. La juez no dejará de rechazar los argumentos del abogado Bosselut, que explicaba que el trabajo disimulado de Catherine Tissier no puede comprenderse si no se tiene en cuenta su antigua condición de numeraria auxiliar, verdadera piedra angular del funcionamiento sectario. La parte civil intentará subrayar la manipulación mental propia de las sectas, descrita como el funcionamiento natural del Opus Dei. “Desde el momento en que se llega te adjudican una directora de conciencia” cuenta Catherine Tissier. “Esa directora pregunta sobre la familia, sobre la vida privada, da a entender que se puede confiar en ella”. La jueza parece mostrarse extrañamente sorda y vuelve sin parar a las preguntas para hablar “solo del trabajo”.

Del plan de vida a las mortificaciones

Sin embargo, como consecuencia de la manipulación mental Catherine Tissier se verá atada por “cadenas invisibles”. Las primeras espirales de la práctica religiosa se componen únicamente de misas o de confesiones cuya frecuencia aumenta poco a poco… hasta la adhesión al Opus Dei. Al cabo de tres años, una vez que ya es miembro del Opus Dei, Catherine Tissier adopta un ritmo de crucero. Su existencia se conforma al mortífero “plan de vida” del Opus, que empieza cada día levantándose a las 6 de la mañana y besando el suelo mientras dice “Serviam” (serviré). Siguen numerosos rezos y un trabajo manual agobiante desde las 6 hasta las 22 horas, al servicio de la organización. Ella y otras numerarias auxiliares tienen que ocuparse de limpiar las casas, de lavar y cuidar la ropa de los superiores jerárquicos, también del servicio, de las comidas y otras variadas tareas. Todo alternado con meditaciones, rosarios, lecturas a lo largo del día. Las mortificaciones están incluidas en el programa. Catherine Tissier afirma hoy haber sido obligada por sus directores de conciencia del Opus Dei a practicar la autoflagelación usando las disciplinas, un látigo hecho de cuerda que ella misma aprendió a fabricar. Cuenta que ha usado regularmente cilicios metálicos, “como “collares con pinchos que se ponen alrededor del muslo antes de apretarlos y atarlos. Y cuanto más se aprieta mejor.” Seis años después de su entrada en el Opus Dei, Catherine hará la incorporación definitiva llamada “fidelidad” y firma para ello un testamento antedatado. Saldrá del Opus Dei con 29 años, después de largas jornadas trabajando hasta 12 horas diarias. Cuando sus padres la van a buscar pesa 39 kilos y no puede ni lavarse sola. El médico de familia descubre la cantidad de neurolépticos y antidepresivos que está obligada a tomar por prescripción del médico también miembro del Opus Dei Dominique Descout que pasa consulta en Meulan (Yvelines) a 400 kilómetros de la escuela. “Me prescribía medicamentos y sus genéricos. Descubrí que estaba totalmente drogada” declara ante la juez. “En cuando dije que quería irme del Opus Dei empezaron a darme los medicamentos”. La juez no desiste y hace suyos lo dicho por Francis Baer, tesorero de ACUT: “Pero ¿cómo explica que sólo usted ha presentado la demanda?”. “Soy la única que se ha atrevido a hacerlo”, replica Catherine Tissier. En cuanto a su abogado dirá: “Señoría no nos queda más que archivar todos los procesos ya que sólo cuentan con una sola parte civil.”

Lavado de cerebro

“Durante todos esos años padecí un auténtico lavado de cerebro” afirma Catherine Tissier. “No tengo recuerdos personales anteriores a los 14 años. En realidad mi vida comienza a los 30.” Otra mujer que fue del Opus Dei dará testimonio de que para las numerarias auxiliares las consultas médicas se hacen en contra de la deontología médica, siempre en presencia de una tercera persona “para controlar lo que se dice, si hay quejas o se expresa cansancio”. Vuelve sobre el “plan de vida”, describe una existencia “en la que no éramos libres. Todo movimiento debía estar justificado, controlado” y en la que el apostolado juega un papel capital. “Para mí la dimensión sectaria es evidente”, afirmará definitivamente esta testigo. La jueza imperturbable le interroga sobre la noción de compromiso y de… vocación. La testigo contesta con palabras sencillas describiendo el infierno que vivió.

Viene después otra ex, Anne Cecile R, que cuenta como fue captada en cuando llegó a la escuela en un viaje a España: “No teníamos tiempo para nosotras, no teníamos tiempo para pensar” dice muy afectada. “Cuando llegué firmé un papel para dar todo lo que tenía. Tenía un cheque de mi tía, lo dí. Tenía un perfume de mi abuela, también lo dí”. La juez le pregunta sobre su reacción a estos hechos: “Así eran las cosas, no se intentaba comprender, el objetivo del Opus Dei era trabajar intensamente para santificarse.” Las evocaciones angustiosas se suceden en especial cuando Anne Cecile, nacida en una familia católica, cuenta: “Me dejaron acudir a la boda de mi hermana, pero no al banquete. Y cuando murió mi abuelo, tampoco pude vivir esos acontecimientos importantes en mi familia.” Sus últimas palabras las pronuncia entre sollozos: “Todavía hoy me siento culpable. Esto ocurrió hace 20 años, no hice nada malo, pero me siento culpable de haberme dejado engañar. Esos años son un peso terrible en mi vida, ni siquiera puedo hablar de ello a mis hijos. Tengo vergüenza de haber sido engañada de esa forma. Ahora trabajo, soy consciente del valor del dinero y he descubierto el placer de ganar dinero a cambio del propio trabajo.” Anne Cecile reconoce mientras toquetea nerviosa su carné de identidad que Catherine Tissier “es muy valiente por haber hablado, yo jamás habría sido capaz de hacer lo que ella ha hecho”. Anne Cecile informa a la juez que le pregunta sobre el compromiso que fue un sacerdote jesuita hostil al Opus Dei el que le abrió los ojos antes de que su familia acudiera a salvarla. “Sí, estábamos totalmente vendidas, hacíamos lo que nos decían que hiciéramos, no servíamos más que para trabajar y jamás tomábamos ninguna decisión” concluye.

Después le toca a Paul P., oficial del ejército del aire de 47 años. Jura que dirá la verdad y nada más que la verdad levantando firmemente la mano derecha como si saludara. Hermano de una víctima del Opus Dei, cuenta su desconcierto y el de sus padres hoy fallecidos, impotentes frente al Opus Dei que les robó a su hermana Nelly. El abogado de la demandante pregunta: “¿Piensa usted que una moral y un ambiente estricto permiten alcanzar la plenitud como persona?”. La respuesta del oficial pone el acento sobre la ausencia total de autonomía de las víctimas del Opus Dei, describe el recurso a la manipulación mental que busca el adoctrinamiento de las numerarias auxiliares. Sus palabras pulverizan la idea según la cual el compromiso en el Opus Dei santificaría a sus miembros. Cuenta que un día en que se había citado con su hermana está no pudo acudir: “No tienen la mínima autonomía indispensable, por teléfono me dijo que no había podido comprarse un ticket de metro. Tiene 40 años.” A la contra del tremendo relato, la jueza pregunta: “Pero cuando alguien se compromete, siempre se puede terminar con ese compromiso, ¿no es así?”. El oficial contesta: “He hablado de esto con ella, pero no se le ocurre que puede vivir de otra forma, no conoce otra cosa. La última vez me dijo: Estoy en mi familia, el Opus Dei, y me quedaré con ellos. Así ve ella su futuro.”

Otro testigo, Bruno D., 34 años también ex numerario, director de un centro del Opus Dei que abandonó la institución hace cinco años. Explica de nuevo a los magistrados qué es una numeraria auxiliar, después confirma con argumentos las acusaciones de trabajo disimulado que describe como algo corriente en la organización: “Yo mismo empleaba mujeres que sabía estaban oficialmente pagadas por un centro en el que ellas no trabajaban.” Luego añade: “Vivía como un príncipe. Jamás me planché una camisa. Cuando iba al centro internacional de Couvrelles del Opus Dei anejo a la escuela Dosnon, no hacía nada a la hora de comer, y no podía distinguir a las alumnas que servían el comedor de las numerarias auxiliares.” Frente a estas revelaciones escandalosas, los numerosos testimonios en favor de los acusados, todos ligados al Opus Dei, se limitan a describir los meandros del funcionamiento de la escuela Dosnon como celosos propagandistas. Una de ellas, Isabelle Boutin, profesora de cocina en la escuela, es particularmente virulenta cuando afirma que: “las cadenas invisibles de Catherine Tissier son una relectura de lo que vivió.” Después otro testigo opusino que afirma haber trabajado con el abbé Pierre osa afirmar que “si la justicia da razón a la demandante habrá que cerrar todas las comidas populares en las que los jóvenes trabajan de forma altruista”, justificando así el trabajo no remunerado de las menores que trabajan en el castillo del Opus Dei. Otra testigo favorable a la obra, Aurelia Dejean de la Bâtie, periodista en “Liasons Sociales”, cuenta sobre la organización de seminarios del Opus Dei en el castillo de Couvrelles, que ella misma ha limpiado su habitación e “incluso cambié una bombilla cuando fue necesario”.

La ley del silencio se rompe

“Usted lleva el dossier por un camino que no es el de la demanda” reprochará inflexible la jueza Marie Christine Plantin al abogado Bosselut el primer día de la vista. Por la noche la cara del abogado no parecía alegre, pero decía tranquilo: “Sea cual sea el resultado del proceso la ley del silencio se ha roto, puesto que las jóvenes numerarias auxiliares han hablado. Han mostrado una experiencia idéntica a la de Catherine Tissier” afirmaba ante las verjas del palacio de justicia.

El viernes por la tarde el abogado subraya en su alegato el empecinamiento de la juez para no reconocer la realidad sectaria de la prelatura personal, prefiriendo quedarse en el terreno del derecho laboral más favorable a los acusados: “Ni una sola palabra sobre el fondo de este asunto” denunciará, “¡ni Opus ni Dei! Para mí no se trata de una cruzada mediática, ni una obsesión por mi parte. No soy militante “laicista”, soy abogado y quiero que se tome conciencia de los sufrimientos vividos. Estamos en un mundo cerrado, eso no es el mundo del trabajo” afirma. “En la escuela Dosnon no hay nada disimulado” reacciona más tarde Claire Bardon de Segonzac “tuvimos a la hija de un policía, de un subprefecto y de un periodista del Nouvel Observateur, si hubiera habido trabajo disimulado se hubiera sabido” dice. Poco antes la procuradora Flavie Le Sueur requería la condena de ACUT por “trabajo disimulado” y “retribución contraria a la dignidad” en los establecimientos hosteleros del Opus Dei, con una multa de 30.000 euros. “El derecho del trabajo fue totalmente ignorado” consideró añadiendo que “la condición de numeraria auxiliar es el fundamento del caso”.

Catherine Tissier durante todos esos terribles años de trabajo para el Opus Dei jamás firmó un contrato de trabajo. Se le entregaban las nóminas, pero totalmente a cargo del sistema totalitario del Opus Dei, jamás recibió realmente las sumas indicadas en las mismas. Cuando se le designaba para otro trabajo en otro centro para el que el nombre de la estructura pantalla del Opus Dei cambiaba, jamás se le dio la carta de despido ni firmó ningún documento.

No está de más precisar que el periódico la Croix, que anuncia últimamente a bombo y platillo sus nuevas fórmulas, decidió no evocar en su edición en papel está audiencia fuera de lo común, aunque una de sus periodistas había sido enviada al juicio. “Se debe a una razón técnica, trabajo para la página sobre Francia y es la sección de religión la que debería haberse ocupado del proceso. No habrá por tanto más que un artículo en la web del periódico” explicaba durante el juicio nuestra colega. El infausto contratiempo impedirá a los lectores del diario católico leer una sola línea impresa sobre estos testimonios inéditos…El periódico se limitará a la información que reproducimos aquí**.

GoliasHebdo, rechaza los silencios culpables de la Croix sobre este asunto, y seguirá informando sobre los testimonios de católicos destrozados por el Opus Dei. Por ello seguiremos nuestra investigación sobre la Santa Mafia y daremos un informe inédito y detallado del fallo anunciado para el 24 de noviembre de 2011.

Entre Opus Dei y política, el recorrido de Isabelle Muller

Alumna de Ciencias Políticas en París, Isabelle Schneider, cuyo nombre de casada es Isabelle Muller, fue vicepresidente de la Asociación para la promoción de la familia (APPF), una asociación tradicionalista a menudo considerada como satélite del Opus Dei. Isabelle Muller participó en la organización de la petición de los alcaldes anti CUS (futuro “pacto civil de solidaridad” = reconocimiento de parejas de hecho) en 1998. Encargada de la comunicación de Philippe de Villiers cuando era presidente del Conseil General de Vendée, Isabelle Muller rápidamente llegará a ser una de las más fieles lugartenientes y será más tarde propulsada a directora de gabinete del presidente del Movimiento por Francia. El 13 de junio de 2008, intervino en Radio Courtoisie para hablar de la escuela “Les Vignes” en Courbevoie (Hauts de Seine) de la que es confundadora. Se trata de una escuela sólo para niñas cuya enseñanza religiosa “está confiada a la prelatura del Opus Dei”. Considerada por el sitio de Familias cristianas como una “buena dirección”, se trata de la “compañera” femenina del colegio privado Hautefeuille, reservado a los chicos, cuya enseñanza religiosa está asegurada también por el Opus Dei en Courbevoie. Hoy Isabelle Muller es jefa de prensa de tres estructuras: Primero, el sindicato nacional de “Amenageurs lotisseurs” (SNAL), la única organización que representa a los profesionales del Amenagement privado en Francia. El grupo reúne a más de 300 sociedades miembros, es decir, el 80% de la profesión. Isabelle Muller es así mismo portavoz del Movimiento para Francia de Philippe de Villiers. Pero sobre todo es responsable del “Servicio de Información y Comunicación del Opus Dei en Francia”. Sentada durante los dos días del juicio al lado de Béatrice de la Coste, portavoz del Opus Dei, Isabelle Muller fue la encargada de informar a los periodistas que buscaban la información oficial del Opus Dei tras las vistas.

Cuando La Croix informa…

Breve del lunes 26 de septiembre de 2011
Acusada una asociación próxima al Opus Dei.
El tribunal de París ha solicitado el viernes una multa de 30.000 euros para la Asociación de cultura universitaria y técnica (ACUT) “por trabajo ilegal” en sus escuelas de hostelería. La organización católica Opus Dei explica que “sólo mantiene “más que un nexo pastoral con esta asociación”.

¡Sin comentarios!


ENTREVISTA

Marie Bérengère es una de las ex numerarias del Opus Dei que han venido para apoyar a Catherine Tissier en los juzgados. Se ha enterado tarde del procedimiento y no ha podido por ello testificar ante el juez. En un interviú inédito realizado al finalizar el juicio, testimonia para Golias Hebdo.

Los golpes del Opus Dei han sido duros y Catherine Tissier ha sido tratada de mentirosa. ¿Qué siente usted después de estas largas horas de audiencia?

Ha sido emocionante ver a Catherine Tissier tener la valentía de presentar la demanda y que después de ella varias personas se han atrevido a hablar. Me ha conmovido el testimonio de una numeraria auxiliar que ha dejado la Obra después de 20 años y que jamás se había atrevido a hablar. Su sencillez y naturalidad dan testimonio de todo lo que todas han dicho. Todas las ex numerarias auxiliares dicen lo mismo, describen exactamente el mismo proceso de captación, las mismas dependencias mentales y psicológicas que nos encierran, no con cadenas materiales sino psicológicas. La segunda cosa que me ha llamado la atención pero que no me ha sorprendido puesto que son las razones por las que yo abandoné el Opus Dei, es la mentira. Esas mentiras de los que testificaban de parte de los encausados. Han hecho lo posible para negar la relación entre ACUT y el Opus Dei, para decir que no hay relación ninguna entre ambos. Cuando se niega esa relación se niega la condición de numeraria auxiliar de Catherine Tissier, por tanto se niegan las condiciones de trabajo y el dominio sectario que padecía esta mujer.

En sus escritos Josemaria Escrivá de Balaguer promueve el mismo la mentira cuando se trata de defender el Opus Dei…

Sí para él, el Opus Dei es directamente la Obra de Dios, Dios la ha hecho y por tanto está por encima de todo, de todas las leyes humanas y de todas las leyes naturales. Y si para preservar el Opus Dei, para preservar sus ventajas, hay que mentir, no se trata de una mentira, puesto que significa obedecer a Dios.

¿Es una justificación totalitaria?

Sin duda. Para mí las personas que han venido a dar testimonio contando mentiras lo hacen de “buena fe”, puesto que se les ha enseñado desde hace diez, veinte, treinta años: “No mientes, presentas la verdad, la verdad es que eres miembro del Opus Dei. El compromiso con el Opus Dei es secreto puesto que se trata de un compromiso personal, por lo que no tienes porqué hablar de él. Todo lo que haces lo haces en tu nombre y no en nombre del Opus Dei.” Mientras que realmente lo hacen porque son miembros del Opus Dei y porque los directores del Opus Dei les han dicho que lo hagan, que trabajen, que pongan en marcha tal asociación ficticia, que hagan trabajar a las numerarias auxiliares 7 días de 7, 12 horas al día. A ellas les parece natural. Por eso dicen lo que nos enseñaron a decir: “no, tengo un salario, miren los papeles.” Sí claro, se pueden hacer papeles. Se puede ingresar un salario en una cuenta bancaria, pero si la realidad es que a esa cuenta, yo como numeraria no tengo acceso porque no tengo tarjeta, porque mis cheques están firmados en blanco y están bajo una llave que no tengo en el despacho de la directora, y que ella utilizará para pagar las necesidades de otras numerarias del Opus Dei…Sí, tengo un salario, tengo una cuenta, pero todo es ficticio. El papel es concreto, la nómina corresponde a una cuenta pero en realidad todo es falso.

Si este asunto hubiera salido a la luz cuando usted era numeraria, ¿imagina usted que habría acudido también a defender el Opus Dei?

Yo estaba dentro y hubiera podido continuar. El razonamiento es falso pero está bien “construido”, es “lógico”, muy dialéctico. La base es falsa. Pero como se hace en nombre de Dios que está por encima de todo, se acomoda sobre esa base. Sobre todo porque se nos inculcaba constantemente por todos los medios, con formaciones semanales, en los períodos de vacaciones, etc. A partir de una base falsa se construye un razonamiento lógico, por tanto nos adherimos a él sin problema. Y de todas formas como no hay contactos con otras personas, se vive encerrado en ese sistema y dado que los demás están siempre equivocados, no se es capaz de razonar de otra manera más que según la enseñanza y la lógica en la que te bañas 24 horas al día. Los testigos del Opus Dei por muy horrible que sea, pienso que han mentido en el estrado “de buena fe”. Juran levantando la mano que van a decir toda la verdad, pero no dicen más que mentiras, pero no se dan cuenta de donde está el problema. Por otra parte entre los testigos hay una que ha jurado muchas cosas. Conozco a esta mujer, Isabelle Boutin, fue mi directora. Sé que ha dicho cosas que eran falsas, puesto que he vivido bajo el mismo techo que ella. Sé por experiencia que mentía. Incluso en cuestiones que no tenían interés para la audiencia. Viven en tal lógica de condicionamiento que pueden mentir increíblemente sin escrúpulo. Es muy doloroso oírlo.

¿Qué mirada tiene usted ahora sobre la organización del clero?

No importa la estructura, cristiana, católica o laica, nada será perfecto ni lo será nunca. Porque está hecho por hombres, Somos los primeros en saberlo, todos somos limitados. Todos podemos cometer cosas horribles…la vida es así. El Opus Dei tiene a veces buenas intenciones en su espiritualidad de fondo. Pero está hecha por seres humanos que pueden equivocarse y son incapaces de decir: “Somos seres humanos como los demás, nos hemos podido equivocar, hemos podido hacer daño a otros.” Para ellos decir: “Perdón, has sufrido” es imposible, y los que hemos salido somos diablos, almas que se pierden. Piensan que no nos hemos enterado de nada, que nos ha faltado generosidad con el Señor, etc. Son incapaces de cuestionarse a sí mismos, de pedir perdón, de reconocer que son seres humanos como los demás. Yo amo la iglesia con locura. Pero en la iglesia hay gente que son grandes santos y otros grandes imbéciles. En todas partes ocurre igual. También en los partidos políticos. Pero no ser capaz de ser un ser humano normal y asistir a esto, es muy doloroso para nosotros que llegamos diciendo: “Somos seres humanos normales. Hemos sufrido y sólo queremos la verdad.” Sus mentiras son muy dolorosas de escuchar.