El Prelado del Opus Dei en México

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Por Trinity, 10.08.2009


En la Carta de Mons. Echevarría en agosto desvela un poco más sus preocupaciones en estos momentos:

«En estos días me encuentro en México, adonde he acudido para participar en la dedicación de la iglesia construida en honor de San Josemaría, en el Distrito Federal. Con cada una y con cada uno doy también gracias a Dios, porque esta circunstancia me ha permitido rezar ante la Virgen de Guadalupe en la Villa, con el recuerdo de los pasos de nuestro Padre en 1970. Algunas de las intenciones que entonces llenaban el corazón de nuestro Fundador se mantienen plenamente actuales; otras ya se cumplieron, gracias a la intercesión de nuestra Madre. He acudido, insisto, en nombre de todas y de todos —los que ahora estamos en la Obra y los que llegarán en el transcurso de los siglos—, para rogar por la Iglesia, por el Papa y sus colaboradores, por los Obispos y sacerdotes del mundo entero —especialmente en este Año sacerdotal—, por el Opus Dei y todo el pueblo cristiano; por nuestro personal enamoramiento cotidiano de Jesucristo».

He subrayado lo que obviamente le preocupa, pues lo demás parece añadido como para disimular. Y me parece muy interesante que a continuación se refiera al texto de Isaías 58, 1 (clama, ne cesses!) que nuestro Fundador nos contó que había escuchado como locución en agosto de 1970 y que él entendía como respuesta ante su zozobra por las contrariedades que encontraba para alcanzar sus objetivos ante la Santa Sede. No hace falta ser muy perspicaz para darse cuenta de que nuestro Prelado debe de encontrarse en semejante situación interior.

Lo siento por él, porque sufre innecesariamente. Pero más lo siento por el Opus Dei y por millares de personas que se verían aliviadas si fuera capaz de ver en el Obispo de Roma y en los demás Obispos una ayuda para ser fieles a Jesucristo y no unos seres que no entienden ciertas prácticas que en la Obra se tienen como carismáticas, pero que nunca fueron sometidas a la aprobación de la Iglesia.


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