De la devoción al cumplimiento

(Cap. 6 de Lo que pasó a ser el Opus Dei)


El primer tema sobre el que se trabaja tras entrar en el Opus Dei es el "plan de vida", es decir, la lista de devociones que un miembro tiene que hacer obligatoriamente. Las devociones son llamadas Normas o Costumbres. La lista de devociones (Normas) es la siguiente:

PLAN DE VIDA

CADA DÍA
Hay que levantarse inmediatamente al oír la alarma del reloj (se llama a esto el minuto heroico).
Inmediatamente después de levantarse hay que besar el suelo diciendo serviam ("serviré").
Hay que hacer 30 minutos de oración por la manana y 30 minutos por la tarde. Se incita a los miembros a meditar los escritos de san Josemaría durante este tiempo.
Hay que ir cada día a misa y comulgar.
Hay que quedarse exactamente 10 minutos en oración de agradecimiento después de la Misa. Después hay que recitar el Cántico de los tres jóvenes y el salmo 150.
Hay que visitar cada día una iglesia (o el oratorio del centro) y rezar delante del Santísimo Sacramento.
Hay que recitar cada día el Ángelus a las doce en punto.
Hay que recitar cada día una parte del rosario y meditar los otros 15 misterios.
Hay que leer cada día durante 10 minutos el libro designado por el director espiritual y leer el Nuevo Testamento durante 5 minutos.
Hay que hacer el examen de conciencia a mediodía y por la tarde.
Hay que recitar cada día una oración en latín reservada a los miembros de la Obra (Preces).
Hay que rezar cada día por las intenciones del prelado.
Hay que ofrecer cada día una mortificación por la intención del prelado, usualmente es ducharse con agua fría.
Los numerarios tienen que llevar cada día durante dos horas el cilicio en el muslo.
Hay que recitar muchas veces al día la oración Memorare en intención de los otros miembros del Opus Dei.
Al entrar o salir de cada habitación hay que dirigir la mirada hacia una imagen de la Virgen y decir una oración jaculatoria.
Al entrar o salir del centro hay que saludar al ángel custodio del mismo.
Hay que respetar el silencio de noche: no se puede llamar por teléfono, conversar, estudiar o trabajar sin el consentimiento del director.
Hay que dormir cada día entre 7,5 y 8 horas.
Hay que respetar tres horas de silencio después de la comida durante las cuales hay que trabajar (no se puede hacer la siesta).
Antes de ir a dormir hay que recitar de rodillas y con los brazos en cruz tres avemarías pidiendo la virtud de pureza.
Antes de acostarse hay que rociar la cama con agua bendita.

CADA SEMANA
Hay que escuchar una predicación hecha por un sacerdote para los miembros de la Obra (meditación). Esta predicación se hace en el oratorio, con las luces apagadas; sólo una pequena luz ilumina la mesita a la que se sienta el sacerdote.
Hay que atender una predicación hecha por un seglar para los miembros de la Obra (círculo). Esta predicación comprende el comentario de un fragmento del Nuevo Testamento, la explicación de una norma del plan de vida y una charla sobre un aspecto de la espiritualidad del Opus Dei. Normalmente el círculo lo da el director del centro u otro miembro del consejo local, aunque también puede recibir el encargo de darlo alguna persona del centro de las consideradas "mayores". Excepto el fragmento del evangelio, los temas del círculo los propone el gobierno regional y hay unos guiones que indican qué se debe explicar y cómo. Durante esta predicación no se pueden tener las piernas cruzadas. Está bien visto si en determinado momento de esta predicación el participante, arrodillado, se acusa públicamente de alguna de sus faltas (antes debe haberlo consultado al director del círculo) y recibe la correspondiente penitencia.
Cada semana hay que confesarse con el sacerdote designado.
Hay que hablar con un director espiritual laico designado, darle cuenta del estado de la vida interior (cumplimiento de las normas, puntos de lucha, caídas y debilidades, etc.), de su actuación social (con quién se encuentra, cuánto tiempo, y si esa persona da esperanza para hacerse miembro del Opus Dei) y recibir de él metas para la semana siguiente.
Los numerarios tienen que usar las disciplinas cada semana mientras se recitan oraciones. Los numerarios tienen que dormir en el suelo un día a la semana; como las numerarias ya duermen habitualmente sobre una tabla, sin colchón, ese día (llamado "día de guardia") duermen sin almohada (o la sustituyen por un libro)[1].
Hay que recitar y meditar cada semana el salmo II y el himno Adorote devote.
Cada sábado hay que recitar el Salve regina y participar en una bendición con el Santísimo Sacramento.
Como mortificación no se puede merendar los sábados.

CADA MES
Hay que pasar un domingo en silencio ("día de retiro") escuchando varias predicaciones del sacerdote (meditaciones) y de los directores (charlas).
Hay que recitar y meditar el Símbolo atanasiano.
Hay que entregar al director cada mes la lista de todos los gastos, hasta los más mínimos (desde el billete de autobús a la pasta de dientes).

CADA ANO
Hay que hacer un curso de retiro de 6 días en silencio durante los cuales se incita a meditar los textos de san Josemaría.
Hay que asistir a un encuentro o curso de formación doctrinal de 3 semanas de duración durante el cual el miembro aprende de memoria el Catecismo de la prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei y en el que se dan diferentes charlas sobre la espiritualidad del Opus Dei junto con clases de filosofía y teología escolástica.
Hay que llevar el escapulario de Nuestra Senora del Carmen.

No voy a dar la larga lista de devociones que hay que hacer una vez al ano.

Un miembro de la Obra tiene que hacer oración siempre. Para eso sirven las "Normas de siempre":

NORMAS DE SIEMPRE
- presencia de Dios
- consideración de nuestra filiación divina
- comuniones espirituales
- actos de agradecimiento
- actos de reparación
- oraciones jaculatorias
- mortificación
- estudio
- trabajo[2]
- orden
- alegría[3]

?Es excesivo este plan de vida? Tenemos en total más de dos horas y media de devociones diarias a cumplir. Los miembros de la Obra son seglares, es decir, que tienen además su trabajo profesional, sus estudios, sus trabajos para el Opus Dei, sus obligaciones apostólicas... Fácilmente se puede percibir que tal "plan de vida" es totalmente agobiante. Es además idéntico para todos: no hay excepción ni enfoque personalizado.

En el Opus Dei las normas tienen la máxima importancia. La devoción es el único camino que lleva a la salvación:

Estoy seguro de que estos cinco anos serán fecundísimos, si sois fieles. Y para ser fieles, basta cumplir Nuestras Normas.[4]

Es necesario que los fieles del Opus Dei sean reciamente piadosos, porque sin una profunda y sincera piedad no se puede ser fiel ni en la vida ni en la doctrina.[5]

La presión para cumplir la totalidad del plan de vida está universalmente presente en la predicación de la prelatura. Y la solución ante cualquier problema es la devoción:

El remedio de los remedios es la piedad. Ejercítate, hijo mío, en la presencia de Dios, puntualizando tu lucha para caminar cerca de Él durante el día entero. Que se os pueda preguntar en cualquier momento: y tú, ?cuántos actos de amor de Dios has hecho hoy, cuántos actos de desagravio, cuántas jaculatorias a la Santísima Virgen? Es preciso rezar más.[6]

Esta devoción tiene un aspecto muy cuantitativo: cuanto más, mejor. Si las cosas van mal, es un signo de que se reza demasiado poco. Según esta mentalidad la caridad no es lo primero, lo primero es el "plan de vida".

Cada uno de mis hijos tiene muy claro el criterio: lo primero y más importante es cumplir las Normas de vida, que son camino seguro de santidad; y al mismo tiempo -simultánea e inseparablemente- sostenerse, valerse por sí mismos en lo económico, y ayudar a sostener la casa en donde vive o el Centro a que pertenece.[7]

En esta cita san Josemaría deja bien claro cuál es el deber más básico de los miembros del Opus Dei: hacer devociones y aportar dinero. Ni más, ni menos. La afirmación de que "lo más importante es el cumplimiento del plan de vida" es muy peligrosa del punto de vista espiritual. Buscar la santidad es conocerse a sí mismo y transformarse bajo la inspiración del Espíritu Santo. Cambiar este proceso por el cumplimiento de prácticas religiosas es más que problemático.

A cambio, el fundador promete algo que pertenece únicamente a Dios – la salvación-:

Si cumplís las Normas, tenéis la garantía de perseverar.[8]

Puedo decir que el que cumple nuestras Normas de vida —el que lucha por cumplirlas—, lo mismo en tiempo de salud que en tiempo de enfermedad, en la juventud y en la vejez, cuando hay sol y cuando hay tormenta, cuando no le cuesta observarlas y cuando le cuesta, ese hijo mío está predestinado, si persevera hasta el fin: estoy seguro de su santidad.[9]

La esencia del cristianismo ya no estriba en la caridad o en la misericordia; se basa en hacer determinadas devociones. Visto desde esta perspectiva, los miembros del Opus Dei bien merecen el título de "fariseos de nuestro tiempo".




  1. El fundador imponió esta penitencia a las mujeres porque decía que eran más sensibleras que los hombres y tienen que mortificarse más.
  2. Hay que notar que una “norma de siempre” es el trabajo, es decir, que si en un momento alguien no trabaja, esto significa que no cumple con el plan de vida. Si está cansado por el trabajo, puede hacer otra “norma de siempre”: estudiar. No se sabe muy bien dónde hay aquí lugar para el descanso y la relajación.
  3. La alegría es una emoción. Las emociones son versátiles (cambian). Pero los miembros del Opus Dei deben estar « siempre » alegres. Se puede imaginar fácilmente que la alegría exigida es sólo de fachada: el que no tiene una sonrisa artificial en el rostro recibirá una corrección fraterna.
  4. San Josemaría, A solas con Dios, n. 312
  5. Catecismo de la Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei (edición del ano 2003), n. 126
  6. San Josemaría, carta 14.02.1974, n. 15
  7. San Josemaría, en Cuaderno 8 - Las consecuencias de la pobreza
  8. San Josemaría, carta 29-IX-1957, n. 69
  9. San Josemaría, carta Videns eos, 24.03.1931, n. 59 y apuntes tomados en una tertulia 15-VIII-1968, Crónica XI-1968


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