Cuando sólo te dan una elección no se es libre

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Por Mediterráneo, 4.04.2022


“Las cosas que aquí se ven / ni los diablos las pensaron” – José Hernández, Martín Fierro

Ha sucedido en marzo 2022, en un retiro mensual para numerarias auxiliares, en una ciudad de España. El tema de la charla del retiro era “Oración” y, en un momento dado, la numeraria que la impartía dijo: “seremos felices en lo sobrenatural si amamos a Dios y, en lo humano, seremos felices si amamos a la Obra”. En otro momento dijo también “somos libres, hacemos lo que nos da la gana”, algo que no voy a comentar porque es mentira. Cuando sólo te dan una elección no se es libre, cuando sólo te dan una posibilidad no se es libre, cuando sólo te marcan un camino no se es libre... .

El público al que se dirigía eran numerarias auxiliares, que más que agradecer el retiro, lo que agradecen es poder descansar una mañana al mes por lo menos, porque el supuesto día de descanso semanal se va entre medios de formación, hacer favores “ya que mañana es tu día libre, a lo mejor podrías...” y, menos descansar de verdad, se hace de todo. Y a este público, que vive en un estado permanente de agotamiento físico y psíquico provocado por horarios inhumanos y trabajo de esclavitud, se le dice que si quieren ser felices en el plano humano deben amar a la institución. La misma institución, no lo olvidemos, que les dirá, mañana por la mañana, que “una madre de familia no puede ponerse enferma”, que “ofréceselo a Dios y sigue”, que “servir es la mayor gloria y Dios quiere que le sirvas cada día”, “tú sigue y Dios te dará las fuerzas” y otras lindezas por el estilo.

Lo que cuento a continuación, los ejemplos que cito, son reales, con nombres, apellidos y lugares de residencia, y todos los ejemplos han sucedido en España desde otoño 2021 hasta hoy.

Tienen que amar que a 2022 haya numerarias que las miran por encima del hombro y que, en palabras de una numeraria auxiliar que ya falleció, “son peores que maridos cabrones”. Tienen que amar no haber cotizado hasta hace pocos años, cuando el clamor popular y más de un juicio obligaron a la institución a ponerse las pilas, y aun así, tienen que amar cotizar en el Sistema Especial para Empleados de Hogar (lo que significa que no pueden acogerse al paro, por ejemplo) y, en España por lo menos, NUNCA, en ningún caso, cotizar por las horas reales de trabajo sino por aquellas que dicta el bienteveo de la directora, de la secretaria, o de la administradora, que siempre, siempre y en todos los casos, son el mínimo posible. Tienen que amar oír, de una directora que lo es solo porque obedece como un autómata, “mira, te vamos a hacer un contrato de 25 horas porque realmente es lo que sueles trabajar por lo que estamos viendo, porque entre los trayectos, atención a tus padres, el desayuno y la comida, hacer la lectura y eso... hemos calculado que eso es lo que trabajas a la semana”. ¿Alguien en su sano juicio cree que una numeraria auxiliar trabaja 5 horas por día, de lunes a viernes?

Tienen que amar no tener dinero. Tienen que amar oír, de la antes mencionada directora, “hay muchos gastos y no podemos ayudarte a mantener a tu madre/padre/hermana mayor, que te ayuden tus hermanos”, después de trabajar jornadas de 60 y 70 horas semanales durante veinte, treinta años, sin cotizar y sin cobrar. Tienen que amar consultar si pueden, o no, ir a visitar a sus padres, y cuándo, y por cuántos días.

Tienen que amar que la administradora aparezca en un centro de la sección de varones, dé los buenos días, se vaya a Misa y a hacer recados, y vuelva a aparecer a las 13:45 para decir adiós-hasta-mañana. Tienen que amar que, cuando le dicen a esa misma administradora “tengo que ir a renovar la receta electrónica mañana a las 11:00”, la respuesta sea “tendrás que buscar un médico a partir de las 17:00, porque el trabajo es lo primero y, si todas nos fuéramos, aquí no quedaría nadie”.

Podría llenar páginas y más páginas, pero como ejemplo vale. A donde quería llegar es a que 1) la esquizofrenia horrible de predicar algo que no tiene nada que ver con la realidad de la vida, sigue a día de hoy, y a velocidad de crucero; y 2) a que, respecto a las numerarias auxiliares, muy pocas cosas han cambiado, porque a la misma institución no le interesa que nada cambie.

A ver, ¿quién es el/la guapo/a que quiere que las cosas cambien cuando ese cambio hará que tenga que limpiar diariamente su habitación y su baño, o lavar y planchar su ropa, o cocinar para la residencia, o pagar sueldos acordes con la legislación vigente, con horarios ídem, con horas extras cuando se trabaje fuera de horario? ¿Y qué sucederá si, de repente, una numeraria auxiliar decide que quiere pasar una tarde de descanso mirando libros en una librería? ¿Y si una numeraria auxiliar hace planes sin consultarlos, y durante media hora no sabemos dónde está? ¿Y si una de esas “hermanas pequeñas”, entendiendo por “pequeñas” mujeres incapaces de ser autónomas, independientes, adultas y libres, decide que quiere mudarse a un piso, vivir sola y buscar trabajo fuera? ¿Alguien se imagina el cataclismo?




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