Compelle intrare! ¡Oblígales a entrar!

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Por Tuces, 27/03/2023


Cuando llegué a la administración de Albarosa en Roma, me asignaron un grupo de los tres en los que nos dividían. No tenían nombres. En el grupo uno estaban las mayores, en el dos las medianas y en el tres las más jóvenes. Me encontré con personas de distintos países, algo que me hizo alucinar. Convivir con personas de los cinco continentes fue el regalo más grande que Dios me hizo en la vida. No dejaba de mirarlas, de admirarlas, sobre todo las de países de África que llamaban mi atención. Las veía muy educadas, respetuosas, muy bonitas, y algunas recién llegadas, balbuceando el español porque, cosas raras del opus, al menos en Roma no se hablaba Italiano sino español. Me imagino el esfuerzo desgastante para estas personas que ya habían tenido que aprender inglés porque de donde venían hablaban un dialecto...

Al llegar a Roma las ví como indefensas, nunca vi a una directora pendiente de facilitarles el adaptarse a las comidas, horarios, costumbres, idioma… Quiero contar sobre una numeraria auxiliar que era la primera vocación de un país de África con la que coincidí en Albarosa y en el mismo grupo.

Hoy puedo decir cómo la entiendo y la comprendo. Sus padres se encontraban en una buena posición económica, la habían mandado a Milán para que empezara la Universidad. Y así lo hizo. Hablaba perfecto italiano. Allí conoció y entabló amistad con una numeraria que, rápidamente la llevó a estudiar a un centro. Le gustó mucho el ambiente, compartían salidas, planes con numerarias y otras chicas que. como ella, iban por la labor.

Empezó a frecuentar los sacramentos y medios de formación típicos del opus dei. Hasta que llegó un día que su amiga le hizo ver que tenía vocación para la obra, pero no como numeraria sino como numeraria auxiliar. No tenía idea en qué consistía ser numeraria auxiliar. La llevaron a conocer una escuela hotelera, allí conoció a varias nax Italianas. La invitaban a cumpleaños, excursiones. De vez en cuando también la invitaban a trabajar unas horas en la administración. De a poco veía menos a su amiga numeraria. No le gustaban los trabajos de la administración, pero su nueva amiga nax, con la santa coacción, le fue dando encargos como planchar cosas de oratorio. No eran ropa de los demás, eran ropa directamente relacionada con la liturgia, con Dios… y eso sí lo aceptaba, aunque todo ese mundo le llamaba la atención.

Seguía avanzando con sus estudios en la Universidad. Casi sin darse cuenta se vio involucrada en las actividades que se realizaban en el centro. Era claramente un centro de numerarias auxiliares. Le daba la impresión de que tenían mucho trabajo porque siempre le pedían, un día si podía ayudar en el office, otro día en la cocina, más su encargo de planchar algunas cosas de oratorio. Estaba muy claro que no se le daban los trabajos de la administración. No le daba importancia, lo tomaba con humor sin siquiera sospechar que su vida estaba a punto de cambiar drásticamente.

Se acercaba semana santa y la posibilidad de compartir con universitarios de todo el mundo en el Univ, nada menos que en Roma, le hizo mucha ilusión. Obviamente sus padres le enviaron el dinero sin problemas para su viaje y estadía. La liturgia de semana santa, ya de por sí intensa, tomaba otro color y otra intensidad en Roma. Vía crucis oficiada por el santo Padre, las distintas ceremonias de la en iglesias y algunos en centros de la obra, ver tanta gente joven rezando y el bautizo de algunos de ellos le llamaba la atención y la entusiasmaba.

El Cortille di san Damasso donde a pocos metros tenías a Juan Pablo ll y lo veías disfrutar con los relatos de las labores apostólicas en distintos países, cada uno narrados en su propio idioma y con sus trajes típicos, el ritmo de La Tuna y las canciones elegidas especialmente para cantarle al Papa, los debates y exposiciones sobre los temas que se trataban cada Univ. Las tertulias con el Prelado se hacían en los jardines de Albarosa, al menos desde el año 87, no sé desde cuándo.

Montar un escenario con formato de cuarto de estar de un centro del opus dei, con fotografías del fundador, la Virgen y un enorme florero, tres sillones, y detrás un tapiz alusivo a alguna frase dicha por el fundador. Se dice rápido pero todo esto había que armarlo en el jardin. Las idas y venidas a la Cripta del fundador y tertulias o breve saludos con Dora, la primera numeraria auxiliar de la obra y las primeras de distintos países, más los recorridos por lugares típicos de Roma… Su amiga nax le hacía ver lo maravilloso de todas estas actividades, pero no le aclaraba que eran eso, actividades en una semana especial, en una ciudad especial y con gente de todo el mundo. No le decía que, además de especial, no era ni de lejos lo que se vivía día a día en el opus dei y sobre todo en una administración donde la rutina no era igual sino idéntica cada día y donde todo estaba dicho hasta el modo de realizarlo. Donde no había lugar para la creatividad porque sólo había que obedecer.

Luego de esa semana agotadora, emprende el regreso a Milán para reanudar sus actividades . Supongo que el consejo local se habría puesto como meta regalar al Padre, al Prelado, la primera vocación de numeraria auxiliar de este país de África. ¡Qué alegría le darían al Padre! porque al padre auténtico, a la familia de esta chica, le dieron ¡un gran disgusto! ¡Pero eso qué importaba!.

Parece que no se le dan los trabajos de la administración... ¡no importa! ¡De a poco le terminarán gustando! “Compelle intrare "... Imagino estos diálogos en las reuniones del consejo local. Finalmente pide la admisión como numeraria auxiliar. ¡A cuidarla como oro en polvo!

Pasan los meses, tiempo de hacer la admisión y la oblación, luego va al centro de estudios. Inmediatamente terminado el centro de estudios la envían a Roma. Atrás quedó la Universidad, el sueño de los padres y el suyo propio de ser toda una profesional en lo que realmente le gustara y tuviera condiciones.

Cuando llegué a Roma ella llevaba un tiempo viviendo allí. Desde el primer momento me llamó la atención su modo desagradable y brusco al tratar a las demás, era totalmente una niña caprichosa, veía como las directoras andaban detrás de ella especialmente la directora del grupo que era Italiana. A veces veía cómo esta numeraria auxiliar se levantaba del comedor, porque algo no le había gustado, y la directora del grupo inmediatamente salía detrás de ella prácticamente corriendo, llamándola por su nombre. Todo se le disculpaba. Había que estar siempre muy pendiente de ella. Las directoras disculpándola y justificando su actuar casi rozando con la mala educación en el trato con las demás.

Al consultar el porqué de esa manera de actuar que me llamaba poderosamente la atención, porque no podía entender el porqué de sus reacciones, me decían de encomendarla, que le estaba costando distintos aspectos del espíritu de la obra. Me daba la impresión que no se le daban los trabajos de la administración y no le interesaba en lo más mínimo convivir con numerarias auxiliares.

Recuerdo que para una Befana yo había pedido unos pendientes, unos aros. Llegó el día, abrí mi regalo y efectivamente me había traído los aros, pendientes ¡preciosos! Estaba muy contenta, me los puse inmediatamente. Al día siguiente la directora de mi grupo me dice que devolviera los pendientes que me había dejado la Befana. Le pregunté por qué si ya los tenía puestos. Me dijo que a la auxiliar de la que vengo hablando le habían traído los mismos pendientes y que al ver que yo los tenía iguales, ella ya no los quería usar. La idea era que yo entregara los míos para que ella los usara y a mí me darían otra cosa. Me puse firme y dije que de ninguna manera, que yo me los quedaba. ¿Quién nos iba a estar mirando a las dos al mismo tiempo? ¿Y qué pasó?... ¡Que salieron a comprarle otros pendientes! Todos esos caprichos y más se lo consentían.

Ahora con la distancia que me da el tiempo entiendo lo que sucedía. Ella era la primera vocación de un país, vocación que unas directoras habían inventado. Llego a imaginar lo mal que lo habrá pasado en Roma, la veía pasarlo mal pero no entendía el porqué. Ahora lo entiendo. Siendo la primera vocación de un país, las directoras tenían que hacer lo que fuera necesario con tal de que esta persona perseverara.

Es impresionante cómo el opus dei proyecta la vida de las personas sin importarle absolutamente y en este caso, nada de lo que los padres de esa persona esperaban. No les importó que esa persona no tuviera las condiciones para vivir como numeraria auxiliar, ni tuviera las condiciones para vivir una vida en comunidad, que eso era. No como le gustaba decir al opus, “vida en familia”.

No sé qué será de la vida de esta nax. Ojalá haya podido encontrar su verdadero lugar, que estoy segura, el opus dei no lo era. Y se haya podido liberar de ese peso de ser la primera vocación de un país cuando ella no lo buscó ni estaba preparada para cargar con esa responsabilidad. A pesar de que las directoras la rodeaban de concesiones, a veces ridículas, no era suficiente para verla sonreír. Al contrario, qué amargura irradiaba su rostro, hasta se le había afeado por esa lucha impuesta de estar en un lugar que no era el suyo y, estoy segura de que tampoco Dios lo quería.

Espero que las directoras sean conscientes y asuman sus responsabilidades cuando deciden sobre las vidas de las personas. Esto no tiene que ser gratuito porque hicieron mucho daño a muchas personas y a muchas familias.


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