Carta para Antonio Petit

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Por Panchoveranoazul, 27.04.2007


"Frater qui adjuvatur a fratre quasi civitas firma" —El hermano ayudado por su hermano es tan fuerte como una ciudad amurallada.
—Piensa un rato y decídete a vivir la fraternidad que siempre te recomiendo.
Camino 460, San Josémaría Escriva de Balaguer


Querido Antonio:

No te he conocido, aunque durante siete años fuimos hermanos en el Opus Dei. El otro día pude leer en esta página un escrito de titulado En homenaje a Antonio Petit. La verdad es que me costó terminarlo y leerlo pues las lágrimas me dificultaban poder leer el texto.

¡Que dolor ¡el domingo en la Santa Misa te encomendé, y recé por ti, espero que ahora tu desde el cielo te acuerdes de nosotros tus hermanos “los orejas”.

Tu historia me ha asombrado mucho, sé que en la obra hay gente como tú, pero los directores que te han tratado a ti y el Prelado actual, deja mucho que desear… Todavía en mi memoria tengo la acnédota del fundador de la Obra que contaba que una vez fue a atender a una monja espiritualmente que estaba enferma, ella se quejaba que la trataban bien pero con poco cariño, y decía el Padre que en la obra no pasa eso pues nos queremos…, ¡ que contradicción! A ti ni te han tratado ni con cariño y mucho menos nada de bien, pues no te facilitaron ni la asistencia médica.

Te ruego que perdones a el supernumerario médico que no te atendió, tu has de comprender que su director le obligó a elegir entre la salvación de su alma o su juramento hipocatrico.

Tú Antonio entraste en la obra como laico, con espíritu laico y terminaste como sacerdote numerario, tras 43 años en la obra decidiste dejarla. Por los motivos que Dios y tú sólo conocéis le dijiste un no a la obra, pero no un no a Dios. Decidiste seguir de sacerdote, seguir ofreciendo tu vida a Dios y al servicio de las almas. Pero ellos no te dejaron, y por poco si no llega a ser por tu muerte te suspende la posibilidad de ejercer tu sacerdocio. En estos tiempos que faltan sacerdotes, y sacerdotes santos, parece ser que el prelado te quería para la obra o para nadie más.

En las salas de estudios de los centros todos tienen un cuadro con el Mandatun novum en latín, pero sería necesario traducir al idioma del país de donde se encuentren "Un Mandamiento nuevo os doy: Que os améis los unos a los otros como yo os he amado", para que no se les olvide que hemos de vivir el mandamiento nuevo con todos con los de casa y con los orejas.

¡Cuánto bien habrías hecho ejerciendo de sacerdote diocesano y sobre todo a nosotros los orejas porque una dirección espiritual contigo habría sido muy beneficiosa para entendernos a nosotros, para entender nuestra experiencia y nuestra alma.

Tu muerte, no puede pasar sin más, no podemos permitir que esta triste experiencia se repita. En España un sacerdote diocesano gana poco dinero al mes y con dificultad le llega su sueldo para cubrir sus gastos; salen para adelante gracias a las clases de religión los estipendios y poco más. Sé que en una ciudad contigua a donde yo vivo, hay un sacerdote que fue numerario, incardinado a la diócesis de esa ciudad, he decidido buscarlo y llamarlo para ofrecerle mi apoyo, mi cariño, y sobre todo mi ayuda económica, por eso os propongo a vosotros orejas que localicéis a todos los exnuemrarios sacerdotes que estén incardinados en vuestra ciudad para ofréceles lo mismo, vuestro cariño, apoyo y ayuda económica, que no se sienta solos que aquí estamos su hermanos.

Os rogaría que si tenéis noticia de algún sacerdote exnumerario incardinado en vuestra ciudad nos lo comuniquéis al email de la página para evitar que se repita la experiencia de Antonio Petit.

Y termino esta carta como la empecé: "Frater qui adjuvatur a fratre quasi civitas firma" —El hermano ayudado por su hermano es tan fuerte como una ciudad amurallada.

Gracias Antonio por tu ejemplo

Un abrazo

Panchoveranoazul



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