Así dejé la cuenta de gastos

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Por Julio, 26.03.2008


Necesito escribirles, pero no sé exactamente por qué, posiblemente por el anhelo de encontrar una “oreja” que simplemente me escuche con paciencia y afecto. [El afecto que en el Opus Dei –como en otras sectas- simplemente se da por el hecho de pertenecer al mismo grupo… y estoy cierto que yo en Opuslibros correría ese mismo riesgo, por eso, este es mi último mensaje]. De antemano gracias por su ayuda, solidaridad, pero siento que no necesito consejos. Son muchos los que he dado y recibido en mi vida en el Opus Dei, donde estuve de los 15 a los 45 años.

Acepté la invitación de irme porque me rebelé a vivir “en dispensa” de vivir en Familia (es decir entre no encontrar para mi un lugar que no fuera un colegio mayor para universitarios o vivir en un asilo u hospital).

Decía que agradecía este sitio para hablar de lo que me sucedió porque es IMPOSIBLE encontrar quien pueda entender lo que viví en el Opus Dei solamente por mis descripciones. Pudiera parecer que soy el único que ve las cosas así. Para los que nunca han sido miembros del Opus Dei -(en este escrito el nombre lo repetiré constantemente, para que al menos sea más fácil que los buscadores de Internet encuentren la verdad del Opus Dei)- porque pudiera dar la impresión que yo soy el que esta mal da la cabeza y critica a una honorable institución de la Iglesia, y para los que se fueron del Opus Dei porque resultaría inverosímil el régimen de excepciones en las que viví tantos años. [Solo para dar una idea, en todo el tiempo que fui del Opus Dei nunca tuve un encargo apostólico serio, de no ser dar un circulo de San Rafael en sustitución de alguien que se fue a curso anual, dos veces en mi vida]...

La razón por la que tuve este régimen “especial” fue porque siendo hijo único y heredero de una fortuna familiar (que por disposición testamentaria de mis padres, solo podía utilizar con autorización de un albacea), tenía una independencia económica fuera de lo común. Eso me permitió dedicarme a lo que realmente era mi vocación profesional (y de la que particularmente en los primeros años hubiera sido imposible pagarme el centro de estudios, y las cuotas de los centros en donde viví). Mi albacea me asignó una renta mensual muy generosa (más alta de la cualquier otro buen profesionista) que yo entregué mes con mes al centro. Pero el resto (de inversiones profesionales y familiares, al ser bienes patrimoniales) manejé a mi entero gusto y antojo.

Así viví feliz muchos años, hasta que se ve que a alguien en la delegación le pareció escandaloso que yo pudiera manejar mejor vehículo que él, vestir a mi antojo y viajar a tantos congresos como se organizara en la materia en la que me volví un especialista.

Digamos que yo era citado como el ejemplo de que si era posible vivir como seglar y ser exitoso en la profesión… sin embargo, desde que cumplí aproximadamente 35 años y hubo cambios en la delegación y de centro me empezaron a pedir aprovechar los viajes que hacia para dar charlas de 1ª formación, algún circulo, o recibir alguna charla fraterna, a lo que basto decir con toda energía y seriedad que NO TENÌA TIEMPO y se vería muy mal vincular al Opus Dei con las personas que vería con motivos profesionales (políticos de cierto nivel). Que esto lo hacía por el bien de la Obra.

Así siguieron pasando los años, yo hecho un inútil, alguien que solo vive de y para su profesión. Nunca existieron (y siguen sin existir) mujeres, ni siquiera en mis sueños.

Cada semana en la charla era lo mismo: “cuidar con delicadeza y poner cariño en las Normas y medios de formación, pues da la impresión de que primero esta tu trabajo y luego si puedes asistes a los medios de formación. Sin esto no puedes poner de verdad a Cristo en la cumbre de las actividades humanas. En este año has asistido solo a cuatro retiros mensuales y no completos. Con respecto al Curso Anual se nota que no los toleras y te han visto demasiado autónomo (la verdad eran intolerables el nivel de incultura e infantilismo de hombres de mi edad o mayores).

Lo que colmó el vaso de agua fue que el Opus Dei me puso un ultimátum sobre el “desprendimiento”. (Raro porque yo eso lo dije claramente cuando pite y siempre me dijeron que los bienes patrimoniales eran administrados con plena libertad personal). Lo que pasa es que los utilicé para montar un buen estudio profesional y contratar personal de altísimo nivel, y al poco de tiempo el estudio rendía sus frutos (que no eran por mi exclusivo trabajo profesional, sino principalmente por el de mis talentosisimos socios).

En suma: Me pusieron frente a la pared, la espada y la guillotina (es decir ellos eran los de la guillotina, mis socios, los de la espada)… no veía a donde moverme. En el estudio aprovechavamos nuestros contactos y amistades políticas para enterarnos con mucha anticipación de posibles licitaciones, y con ese tiempo prepararnos muy bien (–nunca fue el dinero lo que se trafico, pero no puedo decir lo mismo de influencias-)… Perdón, me estoy desviando…

Decía que lo que me “rompió” fue que me exigieron TRES MIEMBROS DE LA PRELATURA (Consejo, Delegación y Centro):

  1. Total de Ingresos
  2. Total de Egresos
  3. Inversiones de activos fijos
  4. Ayuda a familiares (un ahijado de mis padres y un primo trabajaban en el estudio, sobretodo por razones de enfermedad. Uno era un mensajero con deficiencia mental con salario de profesionista )
  5. Utilidades
  6. Aportaciones a fundaciones que no sean del Opus Dei (es decir revelar a quienes mis socios decidían donar fondos, incluso políticos)…

Además en el Opus Dei no me aceptaron un: Bueno empecemos de “cero” NUNC COEPI… no, querían que les diera un informe de todo lo invertido en los últimos años, porque TEXTUAL: “ por nuestra vocación como numerarios nos hemos comprometido a entregar todo el fruto de nuestro trabajo al Opus Dei y no disponemos de nada sin antes haberlo preguntado, aunque esto no quita que todo se pude. Recuerda que el Opus Dei es tu familia y corresponde a todos sacarla adelante (haciendo cuentas, yo por lo menos aportaba el 70% de los fondos recibía el centro de mayores en donde vivía y a cambio no tenía sino una habitación de 12m2 con baño compartido)… no me cambiaba de casa, porque pensaba que no me gustaba estar solo y porque es muy comodo tener ropa y comida lista. No me sentía (ni me siento) maduro para casarme.

Pero en lo que constantemente me insistían era en que el Opus Dei ayuda a la Iglesia a través del Padre y cada región aporta una cantidad, y además se está empezando la labor en muchos países donde prácticamente no hay nada y para eso se necesita dinero…. Obviamente siempre se terminaba con una frase como “esto no quiere decir que al Opus Dei le interese solamente el dinero, te vuelvo a repetir le interesa tu entrega.”

En la confesión el sacerdote constantemente me preguntaba por la pobreza, cada semana, tan pronto terminaba la absolución. Yo no gastaba ni en un café… Luego la consecuencia de que si ocultaba dinero, era como tener un secreto con el diablo, que me hacía falta cariño por el Opus Dei, que si me hubiera casado esa no sería la suma que retiraría para mi familia… que lo que el Opus Dei realmente quería era mi conversión…. Que no se veía mi unidad de vida… que no se puede vivir tan separadamente la vida profesional a la vocación. Que mi falta de entrega era el tapón para que llegaran las 500 vocaciones que el Padre nos está pidiendo...

En suma: dije que dejaba todo, que con gusto renunciaba a la herencia familiar, y me ponía a oír las charlas de tantos supernumerarios como quisieran, que me podría ir así, sin nada a empezar una nueva región, que podría dar clases de dibujo en la escuela elemental,… pero lo que no podría era destinar un dinero de mis socios para algo que ellos y mis padres expresamente se habían opuesto.

En suma, me cambiaron de centro porque necesitaban la habitación para otra persona y yo me debería cambiar al centro “B”, pero se venía un seminario en el extranjero que para mi era muy importante, en el centro “B” se debería cambiar otra persona que todavía no lo había hecho … y me pareció fácil pedirle a alguien del estudio (joven numerario) que fuera por mis cosas y las llevara al estudio mientras se llevaban a cabo los cambios. El joven numerario desapareció (literalmente parece que se lo tragó la tierra- en el estudio supimos que se había ido a otro país con una extranjera de un país vecino que había tenido un intership con nosotros). En el Opus Dei en lugar de preocuparse porque no podía ni afeitarme, -faltaban muchas cosas de mi equipaje- me atribuyeron a mi la “perdida” de esa vocación… y al verme así, sin absolutamente nada… dije que iría a buscarle aunque fuera a las puertas del infierno... [que solo les pedía que en ese tiempo no me buscaran a mi]… y efectivamente le encontré!!! En cuanto este joven exnumerario me vio se asustó, pero le dije que tranquilo que solo quería hablar con él, nos fuimos a un pub y me contó que estaba enamorado y no sabía como decírnoslo …terminamos en su piso... solo le pedí que pusiera por escrito su dispensa y a cambio le entregaría una cantidad, similar a la que él hubiera ahorrado. Recuperé algunas de mis cosas de carácter sentimental... Con la autorización de su compañera la escribí en no más de tres líneas la dispensa y él la firmó. … Había fracasado en mi misión de regresarles su nueva vocación… A esta vieja vocación la invitaron a vivir por su cuenta… y ese fue el FIN de la cuenta de gastos y de muchas otras cosas en mi vida.



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