Sobre las mascotas y la obra

From Opus-Info
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Por EscriBa, 20.03.2006


Una anécdota. Resulta que en Cavabianca (la sede del Colegio Romano de la Santa Cruz) tenían unos perros que cuidaban la gigantesca finca que alberga el conjunto de edificios. Un buen día apareció el padre (don álvaro) y un perro le gruñó, se lo llevaron de allí y lo ataron (al perro, no a don álvaro) y no pasó nada. El animalillo estaba cumpliendo con su obligación: guardar la casa, defenderla de los desconocidos. El pobre can no se imaginaba que estaba gruñendo al prelado del opus dei, además obispo y padre sinodal, etc... y todo un santo viviente. Está claro que el perrillo no se estaba empapando de la “intensa formación” que se da en la “severa palestra del Colegio Romano”. Había cometido un error imperdonable y que reclamaba una corrección radical “por el conducto reglamentario”.

Total, que esa noche al animalillo le pegaron un tiro en la cabeza y lo tiraron a la basura y al día siguiente apareció un nuevo perrillo mucho más afín al “espíritu de la obra”. Y asunto terminado.

Esta ¿¿¿edificante??? anécdota me la contó un habitante de Cavabianca en una charla sobre filiación al padre, en Roma. Recuerdo que recalcó algo así como: “¡un perro que gruñe al padre!, ¡¡¡al padre!!!, no, no, no, que NO, ¡¡¡NO!!! ¡¡¡inadmisible!!!, un tiro y a la basura”.

Pero, si en la obra no respetan ni a las personas (Hijos de Dios) y las usan y desechan a placer... ¿qué van a pensar de los animales?



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