Opus y fiscalidad

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Por U2, 30 de enero de 2008


Seguro que a muchos-as cuando estabais dentro os explicaron que la Obra no tiene inmuebles, excepto tal y cual obra corporativa, etc. Los centros se alquilan a una inmobiliaria que lleva gente afín. La explicación puede variar, pero más o menos es esta. Para pagar el alquiler y que esa entidad que tiene los centros pueda funcionar se crean unas empresas misteriosas.

Muy a menudo, a la gente que cobra sin problemas su nómina a final de mes, le piden que firme un papel donde dice que vende o compra determinadas acciones a esa empresa. Es una firma prácticamente de un papel en blanco. Cuando me lo explicaron, me dijeron que no me preocupara, que todo era superlegal y que estaba todo ok, puesto que en la Delegación, como era lógico, no querían meterse en líos con el fisco y que firmase sin problemas. Así lo hacía, pero diciendo siempre que no quería, que me daba miedo, que algún día tendría problemas fiscales, y... efectivamente, así fue.

El año anterior a irme le dije a la de la Delegación que llevaba el tema económico, así como a la directora del centro donde yo vivía que por lo que más quisiesen, me dejaran “a cero” el tema. Me aseguraron varias veces que ya no tenía las famosas acciones. No me quedé tranquila, pero ante su insistencia, acepté la explicación. Craso error; pero, ¿qué podía hacer yo para saber si era verdad?.

A los dos años más o menos de irme, me llega una carta de Hacienda diciendo que no les cuadran mis números, que me pase por allí a hablar con ellos. Ni podía sospechar qué era, así que fui a ver qué pasaba.

-“Usted ha vendido unas acciones sin declararlo”

-¿Cómo dice?

Me enseñan la documentación, y, efectivamente, había sido así. Ellas, sin mi permiso, lo habían hecho. Se puede decir que yo era mayor de edad y que firmé libremente la compra y la venta. Eso, alguien que no conozca la Obra. Los que saben sus métodos, pueden intuir que esto se hizo con medias verdades, con mentiras, con explicaciones extrañas y, como casi todo, bajo coacción, puesto que yo siempre siempre lo hice con miedo y a regañadientes, y con su promesa de que era la última vez.

Llamé inmediatamente a la Delegación, les conté el caso, me dijeron que me mandarían la documentación y que me darían el dinero que me iba a cobrar Hacienda. Me dieron bastante la lata, pagué y me acordé de todas las mentiras que me habían contado...

Esto relatado aquí va muy resumido, pero la esencia es ésta. Ya veis que siempre se habló de los negocios del Opus Dei; yo he tenido esta experiencia negativa, que quiero contar para que no le suceda a nadie y toméis medidas al respecto, especialmente si estáis pensando en dejarlo.

La verdad es que ya me había olvidado del mal trago que tuve que pasar, pero leyendo los líos de México y otros similares, lo recordé y lo quise compartir con vosotros para evitaros en lo posible algo parecido y mostrar otra faceta de la Obra. Los hijos de la luz, son, al parecer, más astutos que los de las tinieblas. Vale, allá ellos, pero con mi dinero, no.



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