Opus Songs: the essentials

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Por Satur, 21 de octubre de 2007


Uno, que ya de pequeñajo cogía un bolígrafo, simulando un micrófono, para cantar a solas horas y horas en la soledad de su habitación fantaseando con un público que le coreaba enfervorecido, siempre ha tenido debilidad por las canciones. Me gusta cantar, y me gusta que se cante. Eso de cantar une mucho y espanta los malos rollos. Cuando se canta no se habla de tonterías y poco a poco, al calor de las letras y los recuerdos, emerge uno otro yo sentimental y fraterno que es que te entran ganas de abrazar a tu mayor enemigo y decirle “¡¡¡TE QUIERO,COÑO, Y TE PERDONO TODO, Y TE AMO… ¡¡¡DAME UN ABRAZO, JODER, DAME UN BESOOOOOO!!!”.

Lo de la música es tremendo. Hace unos días, en Gijón, un tipo más colgado que un fuet cantaba con una guitarra en medio de la típica peatonal algo parecido a “la barca” (esa de “tú has venido a la orilla…”). Mira que hay que echarle para cantar eso allí, en la Asturias profunda, pero algo dentro de mi se emocionó y le solté seis leuros por provocar emociones, aunque fueran horteras como una cabra con tacones.

La cagué. El tío se incorporó y me siguió hasta el hotel cantando a mi vera la puta “Barca”. Y mira que paré en seco y le dije que no me tocara los cojones, pero el hombre estaba más que agradecido… y loco.

Las File:Canciones.pdf, al menos a mi, es que me chiflaban, y si me tocaba ir de director a una convivencia – ya fuese de supernumerarios, agregados o numerarios - era seguro que una tertulia iba guitarra en ristre a dar la vara con los cancioneros y venga. Normalmente la tertulia se acompañaba de espumosos y buenos caldos, que para eso era el director.

No era muy normal eso de cantar canciones de casa , sobre todo en los cursos anuales de numerarios mayores, o en las convivencias de supernumerarios y agregados: estaba muy de capa caída y como que iba a menos. La gente pierde con los años el fervor de la primera caridad y el entusiasmo juvenil. Vamos, que eso de cantar “¡anda borrico, anda borrico!, le parece una gilipollez… ¡pero a mi me encantaba!.

En general, en el hit de “Opus Songs: the essentials”, había varias que gustaban mucho, más por la música que por la letra. Luego estaban otras que digamos hacían cagar a los culebrones, o que la compuso uno de la primera hora y cualquiera le decía al tío que vaya mierda. No sé quién compuso la de “Borrico de noria”, pero que llevaba un chute de gominotas e incienso de fiesta A eso es seguro, porque es que no se entiende la mayonesa que mezcla el tío… noria, cangilones, huerto, trotecillos que suenan, campanillas de plata y cristal, saltos con garbo y con sal (¿sal?), “¡ole la carga que llevo!” exclama el tío sin cortarse un pelo. Y, para terminar de joderla, “al prenderme de un anillo, se hizo eterno el camino”. ¡Óle con el burro del anillo!.

Hay unas cuantas que hablan de lo jodido que es eso de la vocación – me temo que del mismo autor, un tipo que pensaba que la vida es subir el Tourmalet con una BH a piñón fijo y de espaldas , como la de “Subid sin descansar”

“Subid sin descansar
Romper el frente con valor
Cruzad entre las montañas
La cuesta es dura
Pero hay que vencer”.

Con un par, ¡¡¡venga parriba!!!

“Con un ansia de siglos, sembrad,
Y nunca miréis para atrás”

A mitad de canción cambia el tío… ya no hay montañas, ahora es el mar.

“Partid, la mar y el viento
Están esperando ya.
Levad las duras anclas
Adentraos en alta mar
Al romper las duras amarras gritad
Que nadie os detendrá”

En fin, la vida dura “sin rumbo por los riscos”, la del carretero, “anda borrico la cuesta arriba” (¡que manía con las cuestas!). La carreta cargada de “tierra y de gijos” por la “cuesta pina y dura” (¿pina y dura?...¡ejem!)… el chirriar de las ruedas, bajo el peso de la carga y el calor, y el calor”.

Más dureza para el caminante: “aunque el viento azote los campos de trigo, aunque el fruto de tus pasos parezca perdido, aunque el sol abrase, aunque queme el frío…”.

Pero no pasa nada,”palante sin miedo, no miréis patrás, con los ojos en el capitán, que a través de los montes las aguas pasarán (¡más montañas!)… “remad sin cesar…”.

¡¡¡CAÑAAAAAAAAAAAAAA, MARINEROS!!! “CANTAD, GRITAD, LAS AGUAS PASARÁN!!!”.

Y uno se encuentra al caminar clavel y espino, pero nada, a sembrar guerra y amor, que es mi destino. Y con el arpón pino y duro.

En “Opus Songs: the Essentials” las más solicitadas eran “Cantares de Ronda” y “Es la hora de la Ronda”, por el toque rondalla simpática y letras más afinadas. Después venían las de pasodoble tipo Manolo Escobar “La pesca” y “Molinoviejo”. Las frikis gustaban mucho,”Pito pa que pites tú”, “Adelante sin miedo” y la de “Qué más da”, por el aire ranchero, que es un buen recurso para cuando la cosa está muy triste.

Luego estaban las más asín, como muy de Il Divo: Saudade, Una Rosa me diste, Nascota Rosa., que eran más de nivel Colegio Romano dominique nique nique…

Y si uno perdía aceite, allí lo tenías con barba y todo cantando a altas horas de la madrugada el “CANTA CORAZÓN” a gritos

“¡Con cuánta alegría canto mi canción!
¡uh,uh,uh,uh!
¡Porque cuanto me escucha mi Dios!

Me arreglo y me pongo más guapa que un sol
¡uh,uh,uh,uh
Que en la mañanita me espera mi Dios
¡uh,uh,uh,uh!”.

Que de todo ha visto uno en esta vida.

Termino con anéldota edificante. Y es que hubo un supernumerario que eso de las canciones de la Obra le dejó muy afectado y decidió que no sería mala idea enseñarle alguna a sus hijos, más que nada para mantener la presencia de Dios en los viajes y fiestas familiares. Y como lo pensó lo hizo.

Pero con el tiempo las canciones se les hacían pesadas a los críos – normal, dale que te pego dale que te pego con el “Tinta y cálamo cálamo cálamo cálamo y cálamooooooo”, pues agota a cualquiera. Y decidieron que le pondrían letra espirituosa a canciones de toda la vida.

Muchas veces se me acusa de exagerado y algo mal de la azotea. No seré yo quien lo niegue. ¿Pero cómo se sale indemne mentalmente después de un viaje con la familia “Huellas en la Nieve” cantando la melodía de Naveira do Mar de María Ostiz (que, aunque con cara de numeraria amiga de Tía Carmen nunca fue de la prelatura) y con la siguiente letra en el estribillo…

“Batalla, batalla, batalla sin cesar
La última batalla la tienes que ganar.
La tienes que ganar, la tienes que ganar.
Batalla, batalla sin cesar”.

Y luego dicen que pasan cosas… ¡si yo no me tiré del coche de milagro!



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