Varios testimonios y comentarios

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Por Supo (Javier Fernandez), 2006-2009



Sobre una posible evolución del Opus

Yo también fui del Opus Dei entre el año 81 y el 87, justo antes de ponerme el anillo.

He seguido teniendo relación de amistad con mucha gente de la Obra, e incluso tengo familiares en mi familia de sangre y en la política. He estado leyendo testimonios y viendo la página a fondo. Me comprometo a colaborar.

Sin embargo, tengo una duda. En algunos casos, hay testimonios de personas que dice "estuve x tiempo". Ahora bien, para mí es importante saber cuándo nos hemos marchado. Me explicaré. Me ha parecido comprobar una cierta flexibilización a partir de los años 90 en la Obra. ¿Pensáis que esto es cierto?

Siempre hemos escuchado en la Obra que había que procurar mantener intacto el "espíritu fundacional" y que no podía pasar como en otras instituciones que con el paso de los siglos, el espíritu del fundador había cambiado. Siempre pensé que era una tontería porque eso es imposible (si ha pasado en todos los sitios, por algo será). Sé que soy un ingenuo, pero por favor, decidme algo sobre el tema.

Cuando yo era numerario pensaba que los supernumerarios no se enteraban de nada (y en algunos casos sigo pensando así). Alisha, perdona a franqueza, pero debes irte. Como llevo poco tiempo leyendo la página no he visto un argumento que utilizaba el fundador. El dijo en infinidad de ocasiones, que las puertas para entrar en el Opus son pequeñas, pero para salir están abiertas para el que no esté a gusto. Si tenemos que obedecer al fundador... Si no estás a gusto y lo que es más importante, si no encuentras a Dios (recordemos que entramos porque buscábamos a Dios), debes marcharte porque debes obedecer al fundador... El dijo que todo lo que nos aparte de Dios debemos apartarlo de nuestra vida. Por una vez, por favor, obedece... márchate para seguir amando a Dios y el Opus, por lo que dices, te lo impide

Tengo esposa y varios hijos. Debo trabajar todos los días mucho para mantenerlos. La comida es un caos: cómete todo, no pongas los codos en la mesa, no te pelees con tu hermana... En la Obra era más cómodo. Llegaba una numeraria y te servía (yo me sentía incómodo y lo único que me salvaba es que mientas estuve en Aralar había una auxiliar guapísima a la que miraba todo lo que podía, con el conveniente disimulo, claro. Pero son tan torpes que ella siempre servía la misma mesa: solo tenía que sentarme donde yo quería y esperar que ese "ángel de Dios" apareciera); las habitaciones siempre limpias, la ropa impecable. Vacaciones en sitios estupendos. Cierto es que hay que madrugar, estar en las tertulias (pero en ellas cuando no se habla de Opus también se aprende: hay gente muy lista). Es cómoda la vida material si sabes puentear algunos temillas: cilicios y disciplinas. Creo que no los usé casi nunca. Pero en esta vida, como demuestra Viktor E. Frankl [libro "El hombre en busca de sentido ] que quizá hayas leído, lo importante no es lo material, sino la libertad interior. Cierto es que al igual que muchas mujeres no se divorcían porque dependen en lo material de su esposo, no es fácil salirse de un centro. En estos días se me ha ocurrido que quizá pudieramos hacer libremente un fondo para ayudar a alguien y que no se vaya con 3.000 pelas como decía alguien. Oscar F. de verdad no tomes pastillas (tíralas) y vive un vida de verdad. La "traición" que has hecho leyendo esta página es tan grande que ya no te la perdonarán y desde luego vas a acabar perdiendo los "pequeños privilegios" materiales de que puedas estar disfrutando en este momento con lo cual no te compensará.

Sobre costumbres antiguas y curiosa

Estimado Guadalcanal:

Como comenta Tornasol, hace poco (a raíz del reportaje publicado en Tiempo sobre A qué se dedica el Opus) me he enganchado a la revista. Cierto es que demasiado, pero bueno es parte del fervor que algunos tienen cuando descubren algo o al pitar, aunque tengo que apuntar que a mí no me pasó (lo de ser muy fanático). Leí tu comentario sobre las bebidas alcoholicas y me sorprendió. Me sugirió que es importante indicar cuándo uno ha sido de la Obra, es decir, en qué fecha pita y en que fecha se sale, porque las costumbres se relajan y cambian. Eso es inevitable.

En el tiempo que a mí me tocó (81-87) llegó una indicación de sobriedad: solo una copita o una cañita. Y desde luego en los centros en los que estuve nunca vi en hubiera wisky en una tertulia. Es más en el centro de estudios de Aralar (C. Aoiz, 2 Pamplona) no tomábamos ni café después de comer. Eso sí, el Viernes Santo no se hacía mucho ayuno. El desayuno venía a ser casi igual que el resto de los días, en la comida había aperitivo y la cena tenía si acaso más verdura y menos cosa consistente.

Sobre las costumbres que planteas: no me suena casi ninguna. Te diré que mis hermanas numerarias han ido a las bodas de sus hermanos e inclusos han estado en la comunión de sus sobrinos, siempre que el trabajo (en centros de la Obra) se lo ha permitido. Andar silenciosamente en el denominado Tiempo de la tarde (tiempo para trabajar se decía, como si por la mañana no trabajáramos y algunos hasta por la noche), que te acompañe otro numerario y besar el suelo al levantarse mientras se pronunciaba serviam! (Te serviré!) era algo impuesto en mi época. Lo curioso es tener que besar el suelo, que es la tierra, que es uno de los tres enemigos del alma (carne, demonio y mundo). Hubiera preferido besar una estampa del Fundador o de la Virgen.

Más curioso me parece el tema del anillo. Yo no lo llegué a tener, porque me marche unos días antes. Pero podías comprar un pedazo de anillo (lo de comprar es que te lo pagaban los padres) que desde luego desentona en el concepto de pobreza.

Mi esposa, que fue auxiliar y no quiere hablar mucho de estos temas, me contó en una de las raras ocasiones en que ha soltado algo, cómo ella llevaba ropa de otras numerarias y que las directoras llevaban ropa carísima y de primera mano. Ella llegó a dormir en un sitio que no era una habitación, sino un hueco que había quedado entre una puerta y un pasillo y ni siquiera durante el día tenía posibilidad de ir a su "habitación".

En estos días, que como digo estoy enganchado a esta página, voy leyendo tantas cosas curiosas que no me lo puedo creer. O yo no me enteré de nada o desde luego saben a qué miembros dicen qué. Lo cual confirma que hay miembros de segunda clase.

Sobre recuerdos de Black

Estimado Black.

Eso del escándalo también me pasó a mí. Estaba estudiando una carrera en Navarra con buenas notas por cierto, y cuando ya me había ido del centro en el que vivía, pero quedaba un par de días para el 19 de marzo (día de la renovación pero tenía que haber realizado la fidelidad unos días antes. Desde mi marcha a primeros de marzo hasta el 19 era un miembro de la Obra que vivía en una pensión y sin trato con los demás de mi centro), digo que quedaban un par de días para el 19 y por el pasillo de la Unav se acercó el director del centro y me dijo que si no cambiaba de opinión, lo mejor es que me fuera (¡A mitad de curso!) de la Universidad de Navarra para evitar el escándalo. Le dije que lo pensaría y se fue. Así fue mi despedida de la Obra, en un pasillo y con una frase que me obligaba a abandonar algo que yo quería estudiar: mi carrera en Pamplona. Me sentí mal por la falta de caridad en la forma de decirme adiós.

Lo que comentas de vivir en un centro sabiendo que te vas, me pasó a mí y a otra persona. Lo mío fue así: el 28 de diciembre hice una charla con un director de la delegación y le dije que no quería hacer la fidelidad. Desde ahí no me dieron mucho la paliza. Es más comparado con las historias que oigo estoy sorprendido de la poca barrila que me dieron. Sin embargo, fue más grave otra cosa que me paso. Pocos días antes de mi charla, otro numerario que habían mudado desde un colegio mayor hasta el centro se había largado definitivamente del Centro y de la Obra. Entonces el director me dijo, ¿cómo tú que sabías que el otro se iba a marchar no has dicho nada de tu marcha? La historia de que el otro se iba a marchar la sabíamos todos, incluso porque el que se iba a marchar, lo decía claramente. -Me han cambiado del colegio mayor al centro para ver si reacciono y que el escándalo sea menor. Por supuesto, al director que me hizo esa pregunta, no le contesté porque solo cabía contestar que mi decisión estaba tomada en secreto desde hacía más de seis meses y que quería evitar que me dieran la plasta (aunque como he dicho me la dieron poco).

En fin, que si no me dieron mucho la plasta para que me quedase en esos 70 días, desde la charla del 28 de diciembre hasta principios de marzo, quizá fuera porque ellos mismos no me iban a dejar hacer la fidelidad. Ya conozco varios casos de gente a la que no han dejado hacer la fidelidad. En estos casos qué pasa: ¿se tenía vocación antes y ahora "Dios te la quita"?. Siempre he tenido esa duda. Dios no puede quietar nada porque Dios es inmutable, enseña la teología oficial.

A ver, a lo que quería ir, Black no entiendo el final de tu texto, cuando dices que leiste en una web tu nombre. En este punto estabas cansado y no lo has explicado bien. ¿Puedes hacerlo? ¿A qué te refieres qué hay otra web paralela a esta? O ¿que en esta se ha colado algo indebido alguna vez? Lo cual sería comprensible, por cierto, aunque entre todos debamos buscar la discreción.

Recuerdos y pensamientos

Black, mi nick es Supo que significa opus al revés. Simplemente se debe a que hoy en día tenemos claves para el móvil, para la tarjeta, para el ordenador, para una cuenta, para otra cuenta de correo, para desbloquear al coche (el mío lo tiene, pero no lo uso). Entonces procuro poner cuestiones identificativas para mí.

De todas formas, Black, tienes razón en lo que dices. En la Obra hay gente maja y gente antipática. Personalmente mantengo relación con alguno de los majos, porque además son buenas personas. En esta web también hay gente que destila un poco de amargura. Lo entiendo porque sus testimonios son tremendos como tremendo es el libro de María del Carmen Tapia (lo estoy leyendo). No creo que nadie pueda dar su nombre y su cara para contar estas cosas si no son verdad. En la Obra también hay gente que destila amargura. Contaré una cosa que me pasó una vez.

Un numerario mayor me preguntó fuera del contexto de una charla si no pensaba que sería bueno que el Mundo se acabase porque todo el mundo fuera numerario (si todos son numerarios no se podría procrear). No recuerdo qué contesté. Seguramente nada. Pero atenta contra un mandato divino: Creced y multiplicaos. Con esto no quiero decir que los numerarios y las numerarias se ponga al acto, vamos. Pero de ahí a desear que todos los seres del planeta tengamos que pensar igual es un poco duro.

Quería preguntar si alguien sabe cuáles son las normas sobre el uso del móvil entre los numerarios más jóvenes. Por ejemplo, un numerario de 16 años busca la amistad con otro chico, lo lleva al centro y conoce la Obra. El segundo chico tiene un móvil y recibe la vocación (no sé si por móvil...), qué hace con el móvil, porque gastan que no es normal. Me parecen un atentado contra la pobreza.

Perdonad un sentimentalismo. Todos hemos convivido con otras personas de Casa (especialmente los numerarios) y sabemos de otros que se han ido quizá antes que nosotros, quizá después y de otros no nos hemos enterado que se han ido hasta pasado un tiempo. A mí me ha pasado esto último con el caso de Jacinto Choza, al que no conocí pero sí estudié libros suyos de antropología (en uno de ellos decía una cosa muy interesante sobre la piel, pero la cuento otro día). Yo, que soy muy sentimental, me acuerdo de muchos a los que quiero de verdad porque tuve verdadera amistad (no esa estupidez de la amistad particular), y me gustaría tener noticia de ellos, pero con los nick tras los que algunos nos escondemos, estos no es posible. Yo no temo represalías, pero tampoco me apetece que gente que me conoce ahora sepan que he sido numerario, más que nada por evitar el morbete y esos rollos y por otro lado no hay que estar dando explicaciones. En fin, que qué se le va a hacer.

Como ya digo esto es sentimentalismo puro y duro. Llevo más de dos años buscando a una persona que se fue antes que yo y que yo le llevé a la Obra. Le quise mucho, como dos jóvenes de 17 años que se caen bien se quieren de verdad, pero no consigo encontrarlo. ¿A alguien se le ocurre algún sistema? Ahora mismo mientras escribo se me ocurre uno, pero Agustina me mata y me da de baja. Podíamos enviar al Orejas si buscamos a alguien, dar un correo abierto con datos falsos (yo lo hago mucho para muchas cosas, ninguna mala) y que en la página apareciesen el mensaje de a quién se busca. Si el aludido quiere, se pondría en contacto con los Orejas para pedir el correo y ponerse en contacto con él. Bueno no sé si es muy complicado o no. Perdonadme. Agustina, si quieres quita el final de este correo, te doy permiso, a partir de la pregunta.

Sobre las mentiras y la práctica cotidiana

Como me fui antes de la fidelidad no tenía muy avanzados mis estudios en Teología, realmente acabé el bienio de filosofía e hice algunas de asignaturas de Teología. Por tanto, perdonadme mis desconocimientos y mi falta de sutileza.

En primer lugar, tenéis unas discusiones elevadísimas sobre el tema inscritos, numerarios de primera o de segunda, etc. que no acabo de entender. ¿No es suficiente darse cuenta de que no se puede abrir el correo ajeno (está prohibido por el Vaticano), que no se puede manosear la charla con otros directores, que no se puede mentir (tenía un director que decía unas mentiras gordísimas), que hay que estar más cerca a de los obispos... para darse cuenta del engaño del Opus?

En segundo lugar, ¿no saben nada de esto en el Vaticano?

En tercer lugar, casi todos cuando entramos en el Opus lo hacemos porque queremos seguir a Cristo al margen de ataduras típicas de los religiosos (sin ser crítico con ellos que tengo muchos amigos) y por lo tanto todos estos temas nos superan.

Hasta donde llega el control de las supernumerarias?

1. En la doctrina del Opus (ya no sé si es de la Iglesia, del derecho natural o del sentido común, porque estoy tan impresionado en que en el Opus se salten normas generales de la Iglesia que a ver si lo que me enseñaron en las pocas clases de teología moral a las que fui no se adecúa), sigo en la doctrina del Opus no se puede uno mutilar y por lo tanto no puede hacerse la basectomía o la ligadura de trompas porque serían mutilaciones. El uso de anticonceptivos también está prohibido. Hay que recordar que el sexo sin ser malo es poco menos que mal visto y así se delata el Fundador cuando en las tertulias multitudinarias en América o España le decía a los matrimonios "no convirtías la cama (un altar del amor) en un catre de mancebía". (perdón porque no me acuerdo textualmente, pero lo del catre de mancebía, sí)

2. Se puede dejar de hacer las normas durante mucho, mucho tiempo. Si consigues dar apariencia de que lo que es en familia (para los numerarios) lo haces, sobre el resto no hay control total. En este caso para un supernumerario que apenas hace normas en familia (es decir, con otros miembros) es más fácil dejar de hacerlas. Es más complicado saltarse el retiro y la convivencia anuales y el círculo semanal. Pero uno puede ir al círculo pensando en la lista de la compra que tiene que hacer después o en que su hijo tiene que ir a una excursión con el colegio o se ha enamorado y cómo será esa nueva etapa de la vida que le toca a ese padre o madre con respecto a su hijo/a. Es un control voluntario el que tienen los de la obra: voy a la charla y digo: "El otro día no hice la lectura espiritual o no me duché con agua fría o no usé las disciplinas". Si en la charla no lo dices, el que la recibe (aunque esté inspirado por Dios) no puede pillar las mentiras o las ausencias. De hecho, pienso, que todos hemos tenido que "mentir" para marcharnos. Este "mentir", entre comillas, significa que debes dejar de decir que no estás cumpliendo al pie de la letra el "espíritu de la Obra". Lo pongo entre comillas (el mentir) porque es un mentir hacia fuera, hacia el "director" que te lleva la charla, pero no es un mentir a uno mismo, y seguramente no lo será hacia Dios. Por otro lado, podría ser una acto de máxima sinceridad si aplicamos a rajatabla el famoso dicho de "no quiero cumpli-mientos", hay que hacer las cosas porque se quiere, "que es el motivo más sobrenatural". Si el conjunto de máximas y refranes los aplicáramos en un sentido genérico (que es como son los refranes en la vida común), la vida en el Opus Dei sería muy distinta, pero como se aplican cuando interesa y sólo con el enfoque que nos interesa forma parte de las estrategias de persuasión y manipulación simplista, que todos aquellos que hayan estudiado psicología, sociología, historia, periodismo las conocerán bien.

3. En conclusión, lo mejor es que si uno no va a cumplir lo que tiene que cumplir porque cree que no debe, no puede (yo me fui, entre otros motivos, porque no podía cumplir el tema del apostolado) lo mejor es que lo deje.

Otras peticiones de dinero

En primer lugar, como no había mucho dinero, según los directores de la Obra, cuando había que levantar el colegio mayor Belagua (que se compone de 4 partes: Fase I y Fase II, que están en un hermoso y confortable edificio parecido a los College de Oxford y con piscina y campo de fulbito, y de las 2 torres) se levantaron estas dos torres con materiales muy baratos y "siempre por unos pocos años" (no recuerdo qué decía la versión oficial sobre por cuantos años se habían levantado las dos torres, que se llaman así porque tienen 7 ó 8 pisos no lo recuerdo). El caso es que luego pasados ya más de 30 años desde que se construyeron se sienten orgullosos de que sigan en pie y de lo poco que les costó se haya amortizado a grandes pasos. Como un día se caigan y se maten los 100 numerarios que pueden vivir se quedan sin provincia en España.

La segunda anécdota que contaré se refiere a una recaudación que nos obligaron a realizar desde la Delegación de Pamplona para la Universidad de la Santa Cruz en Roma. El asunto fue el siguiente. En el colegio mayor donde vivíamos no se tomaba café después de comer (salvo las fiestas y los domingos. Ya se ve que no pagábamos lo suficiente). Un día normal salió el carrito con el café y todos nos quedamos bien sorprendidos y alegres. Café un martes cualquiera, qué buena nueva nos traerán. Seguro que ha ocurrido algo bueno. Tomamos el café y nos sentamos para la tertulia. Allí alguien (no recuerdo si el rector del colegio o alguien de la delegación) empezó diciendo que habían sacado café para comentar un tema: se empezaba a construir la dichosa universidad y necesitaban dinero y nosotros lo teníamos que conseguir. Así que nos preguntaron cuanto dinero podríamos conseguir y a quién se lo pediríamos. No hubo que contestar enseguida, pero sí al cabo de unos días. Un numerario que era muy buena persona pero con muchos pájaros en la cabeza dijo que ella le escribía una carta a no se quién de la aristocracia española y que así conseguiría 50.000 pesetas.

Tuvimos que hacer las gestiones para conseguir el dinero. Algunos no conseguimos ni un duro. Entre otras cosas porque tampoco lo pedimos. El asunto era así. Ibas a uno de tu clase y le sueltas: dame 3.000 pelas para hace una universidad en Roma para curas. Si lo llego a decir, me hubieran puesto una cara más rara todavía.

Paranoia

Hoy me he enterado de que un super con bastante tiempo en la Obra, unos 20 años, se ha marchado por discrepancias con algunas cosillas que le decían, entre ellas, que debía vigilar más a su hija de más de 25 años. El asunto es que si el super se va de vacaciones, en el piso queda la hija y podría llevar a su novio a "pecar". La situación que he recibido de segundas y por lo tanto algún dato puede que no esté bien es increíble. Primero, quién asegura que al día de hoy se necesite un piso para "pecar", máxime cuando el novio tenía ya el suyo. Segundo, quién asegura que vayan a "pecar"; tercero qué pasaría si la hija se fuera a trabajar a otra ciudad, ¿tendría que irse el padre con ella para evitar que "pecase"? Cómo podría hacerlo si tiene que trabajar (para santificarse decían). Cómo podría hacerlo si tuviese dos hijas y las dos se fueran a ciudades distintas.

La paranoia por evitar las relaciones prematrimoniales puede llegar a límites insospechados. Recuerdo un acertado comentario de Estruch en su libro "Santos y pillos. El Opus Dei y sus paradojas" en los que habla de la 'Ética de las convicciones' y "Ética de la responsabilidad': Capítulo 15. Conclusión: el tradicionalismo y la modernidad del Opus Dei y decía que tan equivocado estaba el que sólo se preocupa de la parte sexual de la ética como el que sólo se preocupa de la parte social de la ética. Esto está también muy resumido y pido disculpas de antemano si desvirtuo el fondo del asunto.

Sobre filosofía

Antes de empezar el COU hice un curso anual de esos que duraban todo el verano. Fui a las clases del bienio de filosofía y un ingeniero civil me dio las clases de filosofía presocrática. Con eso pensé que ya sabía mucho de filosofía presocrática (y la verdad es que más que mis compañeros de colegio ya sabía, porque al menos había oído unos nombres). Cuando llegó el profesor de Filosofía del COU, que había estudiado la carrera de Filosofía eso sí en la Universidad de Navarra y era numerario, se rió de mis pretensiones de saber algo de filosofía porque un ingenierio civil la hubiera enseñado en unas horas de un caluroso verano español.

Ese numerario que enseñaba filosofía, ahora no es numerario. Yo tampoco.

Equipamiento de numerario

En primer lugar, una agenda (por cierto luego leyendo a Carmen Tapia me parece me he enterado que la fabrica una empresa relacionada con el Opus). Los separados bien claritos y la hoja de gastos personales al final para entregarla al comienzo de cada mes.

En segundo lugar, una pluma. Un artefacto que hasta ese momomento (un joven de 15 años) no has usado en tu vida y por imitación te ves usándolo.

Enseguida te pasan unas preces, que guardas celosamente en la agenda, no vaya a ser que alguien de tu clase te las vea.

Una chaqueta azul con corbata a juego, para poder ir a las bendiciones durante el verano.

Dos rosarios, uno de dedo, para rezar por la calle y guardar la vista (no mirar las partes impúdicas de las mujeres, pobrecillas); y otro rosario para poder rezar en familia.

Por supuesto, el cilicio y las disciplinas en una bolsita de tela.

Compras un Camino y unos Envangelios por si tienes que hacer la oración y la lectura del Evangelio en tu casa.

Una estampa del fundador, aunque no le tuvieras ninguna devoción, como no se la tienes a casi ningún santo porque no eres un fanático religioso de esos que hay en muchos puntos de la geografía española. Mucha gente es fanática del santo de su pueblo porque así se lo han inculcado, aunque luego no vive para nada un cristianismo consecuente.

Una estampa de la Virgen, si es de Torreciudad o la que hay en Piura, que se parece a la Abuela (qué mal gusto), tanto mejor. Eso sí, se le puede tener devoción a la Macarena si eres de Sevilla o la de Begoña si eres de Bilbao, en eso no hay problema.

¿Alguien puede aportar algún elemento más?

¿Puede un ex numerario hablar con su madre supernumeraria de su vida en el Opus?

Para mí el asunto es así:

En primer lugar, pienso que muchos supernumerarios no se enteran de casi nada (lo tengo corroborado por algunos ex supernumerarios, que ellos mismos aseguran que no se enteraban de casi nada). Para muchos supernumerarios, ser del Opus es la única forma de ser católico, es más el Opus se identica con la "verdadera" Iglesia y simplemente aceptan a las monjas de clausura o a los religiosos que lleven siempre hábito. Entonces lo que han encontrado en el Opus es una forma de defender su manera de ver la Iglesia: un poco cerrada y pensando que el Vaticano II trajo grandes problemas.

En segundo lugar, es probable que la propia madre no quiera "enterarse" de lo que ha pasado, porque si no, quizá tendría que replantearse algo. De todas formas, me imagino que cuando un numerario se marcha, su madre supernumeraria se enterará enseguida, antes incluso de que se lo pueda decir el hijo como considere más oportuno.

En tercer lugar, recordando el principio de que para un hijo una madre siempre será una madre, nos encontramos con el problema de que mucha veces no es fácil abrir nuestro corazón a nuestra madre pues sabemos que ellas quizá no lo entiendan. Más o menos sería algo así como: si tu madre te dijo desde pequeñito que San Josemaría era impresionante, si siempre que te veía confesarte con el cura de la parroquía te decía que era mejor hacerlo en el club porque así podías llevar dirección espiritual, si cuando un domingo no comulgabas te preguntaba por qué no habías ido a comulgar... en fin que cada uno añada más elementos. Si se dan estos supuestos... cómo va a llegar uno a decirle a su madre. Mira, mamá, el director me engañaba, me han mentido en cosas supervulgares, me prohibían esto o lo otro, no me parece que seamos gente corriente (por lo menos los supernumerarios son un poco más corrientes que los numerarios). Como le va a decir uno a su madre, que ella también ha contribuido al engaño en que se ha visto sumergido. Haciendo un paralelismo salvaje: uno no le dice a su madre que se ha metido el "dedo en la nariz", o que está engañando a su esposa porque esta es una petarda.

En cuarto lugar, una madre supernumeraria quizá se plantee el tema con el dilema: mi hijo-mis creencias. Y en ese caso todos sabemos que lo que prima en el Opus son "mis creencias". Por ejemplo, y ha habido nuevos testimonios de ello: en la manipulación de la amsitad. Soy amigo de la gente para llevarla a Dios, pero si alguien ya no quiere ir a Dios... quizá lo dejemos porque con él no podemos hablar de Dios como nosotros queremos hablar de Dios.

Tampoco es fácil que uno hable con sus hermanos o hermanas numerarias cuando se ha ido. No tienen por qué hacerle el vacío, pero para evitar problemas (y mantener la paz familiar en las pocas reuniones en las que todos se puedan ver juntos) uno prefiere no andar polemizando y recuerda aquello de que más es lo que nos une (el Amor) que lo que nos distancia (al fin y al cabo una prelatura).

Recuerdo que uno de los momentos más impresionante de mi vida fue el siguiente: mi mejor amigo y yo habíamos hecho el centro de estudios juntos. Al acabar el segundo año, cada uno a un centro diferente y como hacíamos carreras distintas (y porque no hay que cultivar la amistad particular, con excepción hecha del director) le perdí la pista. En ese tercer año de carrera, los dos nos marchamos sin que el otro lo supiera. Por mi parte, no quería defraudar a alguien que había llevado a la Obra, por la suya no lo sé. Pero nos encontamos un día por la calle en otra ciudad y me dijo: "Mira, te voy a decir esto porque eres mi amigo". Recuerdo que él no sabía que yo me había marchado y que yo no sabía que se había marchado. "He dejado de ser numerario". Allí mismo yo le contesté que yo también. Una de las cosas más bonitas de escuchar de este amigo fue que yo era su amigo, aunque él pensara en ese momento que yo era numerario, pero él me quería como amigos que habíamos sido antes. Esa es la verdadera amistad.

La instrumentalización de la amistad es uno tema que llevo fatal y el proselitismo por el proselitismo también. Hay que acercar las personas a Dios, no al Opus por encima de todo.

Las bodas del hijo del Rey

El reino de los cielos es semajante a un rey que preparó un banquete de boda para su hijo. Y envío a sus criadosa a llamar a los invitados al banquete, pero no querían venir. Envío de nuevo otros criados con este encargo: "Decid a los invitados: he preparado mi convite, se han matado ya mis bueyes y animales cebados, y todo está preparado: vendi al banquete". Pero ellos, sin preocuparse, se marcharon el uno a su campo, el otro a su negocio; los demás, cogieron a sus siervoslos insultaron y los mataron. El rey, enfurecido, envió sus ejércitos, hizo perecer a aquellos homicidas y prendió fuero a su ciudad. Entonces dice a sus siervos: "El banquete está preparado, pero los invitados no eran dignos. Id a la salida de los caminos y llamad al banquete a todos los que encontréis". Los siervos salieron a los caminos y reunieron a todos los qu encontraron, malos y buenos, y se llenó de comensales la sala del banquete. Entró el rey para ver a los convidados, y encontró allí a uno sin traje de boda. Díjole: "Amigo, ¿cómo has venido aquí sin traje de boda? Y él se quedó callado. Entonces dijo el rey a los sirvientes. "Atadlo de pies y manos y arrojadlo a las tinieblas exteriores: allí será el llorar y el rechinar de dientes. Porque muchos son llamados y pocos escogidos.

Ya ni me acuerdo de la interpretación de esta dura parábola de Jesús. Solo sé que la gente normal y corriente invita a sus amigos a su casa, éstos acuden y se disfruta de la vida. Nunca pude llevar a mis amigos "a mi casa" si no era por motivos apostólicos. Nunca pude hacerlo porque en el fondo no "era mi casa". Y seguramente porque nunca fueron mis amigos (por mi culpa). Además, cuando los que fueron amigos "pitaban" dejaban de ser amigos, porque no se podía tener amistad particular. Es como si unos padres dejan de querer al primogénito porque ha nacido otro hijo. Cuando nacen más hijos, el amor se ensancha y crece, y no hace falta reducirlo por ningún lado para que todos tenga el cariño.

Se comentar que evitar las amistades particulares, se hace con el fin de huir de la homosexualidad. Nunca lo escuché, ciertamente; pero de ser así, cómo es que hay grandes amigos que nunca caen en la homosexualidad. Al respecto bastaría leer los textos de Vázquez de Prada sobre la amistad.

Ahora tengo la suerte de tener amigos que me quieren porque sí. Y a los que yo quiero porque sí. Y les puedo invitar a mi casa, incluso algunos son numerarios. Y el que pase por mi casa, estará invitado.

Sobre la vocación

En la lectura del Evangelio de ayer he meditado sobre el siguiente tema. La lectura trata sobre el ciego Bartimeo. Bartimeo es ciego y está tirado en la cuneta. Escucha que Jesús se acerca y comienza a gritar. Jesús, al principio, no le hace caso, para ponerle a prueba. Bartimeo insiste. Jesús pide que se acerque y le pregunta qué quiere. Bartimeo dice que ver. Jesús le responde: Vete, tu fe te ha curado. Bartimeo le acompaña un rato, para ser agradecido. Hasta aquí los hechos relatados en el Evangelio.

Reflexión: en el resto de los Evangelios no se vuelve a hablar de Bartimeo. Ha sido curado, ha visto cara a cara a Jesús. Jesús no le dice "sígueme", Jesús no le reprocha que no le siga. Jesús le ha curado y le deja marchar. Jesús no dice: vaya, le cure y no se viene a seguirnos. Jesús no dice: vaya qué egoista es este. Jesús le cura y le deja con su vocación. Ni siquiera le retiene para él.

La semana pasada, en el Evangelio, Santiago y Juan, habían pedido estar a la izquierda y a la derecha en el Reino de los Cielos. Jesús les dice que no es cosa suya. Pero no se lo tiene en cuenta.

Qué amor de Jesús a la libertad individual. Cuánto deberían aprender en OD sobre este tema. Bartimeo se va del lado de Jesús y no vuelve. ¿Significa eso que no quiere a Jesús? No se puede afirmar eso. Luego, puede que siguiera amándole sin estar entre los discípulos. Jesús no le llama traidor, ni le dice a sus discípulos: volvera a quedarse ciego, porque se ha ido. Nada de eso. Jesús le deja ir, le deja vivir. Creo que los numerarios que han dicho cosas horribles a los que nos hemos marchado (no es mi caso, por suerte, pero he oído hasta decir que se podía vivir en la más absoluta soledad, o tener qué se yo que problemas) deberían meditar sobre estos versículos del Evangelio.

Dos temas de reflexión

Desde abril leo todos los lunes, miércoles y viernes opuslibros. De hecho, del viernes hasta el lunes se me hace largo, pero entiendo que los responsables también tienen derecho a descansar el fin de semana. Después de este tiempo, quiero hacer dos reflexiones.

La primera va dirigida a aquellas personas de la Obra, o amigas, que nos envían textos en los que manifiestan la grandísima pena que tienen porque nosotros hablamos mal de la Obra. En la última, decía una chiquilla, que también hay realidades positivas en la Obra. A todos ellos quiero decirles que aquí no todo el mundo odia al Opus Dei. Algunos simplemente cuentan -contamos- cómo fue nuestra vida, porque cuando la contábamos dentro -cuando dentro hacíamos la charla- no nos servía de nada, ni siquiera nos acercaba más a Dios. Curiosamente, esta página y algunas de las personas que en ella escriben a mí me han vuelto a acercarme más a Dios (lo cual no significa que estuviera separado, sino acercarse más, tal cual).

Que en esta web hay personas que tienen muchísima tirría al Opus Dei es evidente, pero no juzguen al todo por la parte o, por lo menos, también vean la parte que sin malicía, pero con sinceridad, cuenta lo que vivió.

La segunda reflexión tiene que ver con algunas discusiones internas. Es evidente que no todos vamos a pensar igual (ya he escrito en el párrafo anterior) que algunos odian al Opus Dei y otros simplemente pasamos de él, pero queremos contar cómo nos fue. Incluso hay muchas personas agradecidas al Opus Dei por haberles llevado hasta Dios, aunque luego no les ha gustado el cariz que ha tomado ese Camino. Bien... no todos pensamos igual y el debate es enriquecedor, desde luego. Pero a veces ese debate cae casi en lo personal. Por favor, cuidemos un poquito las formas, incluso con los que están en el Opus Dei. Con estos, porque el entramado que hay es tan fuerte y complicado que una persona puede ser miembro del Opus Dei y no enterarse de algunas de las cosas que se hacen y por lo tanto no ser cómplice tal y como algunas lo plantean.

Yo no puedo decir quién me dio el cilicio por la sencilla razón de que no lo recuerdo. Han pasado 25 años. Pensando, pensando me salen varios nombres (pero sin apellidos) y como me parece que no se debe acusar sin pruebas, pues no daré nombres. Pero este no es el meollo. El asunto es que es probable que a más de uno cuando nos han dado el cilicio el que lo ha hecho actuaba de buena fe. La gente que pitó porque yo la llevé hasta la Obra fue llevada de buena fe y en eso tengo la conciencia tranquila. (Un broma ahora: la tengo más tranquila porque se salieron también). Dar nombres de personas de la Obra que puedan estar actuando de buena fe no me parece bien porque como digo el entramado es muy complejo.

Yo vivi 6 años: nunca di un círculo, ni llevé una charla a otro hermano, no tuve ningún cargo de responsabilidad pero trataba de vivir en los 5 años que puede decirse que fui numerario conforme a lo que me habían enseñado y en ello no estaba el que se hacían fichas de la gente u otras actividades de las que he tenido conocimiento en esta web (el año que falta, es porque estuve pensando en marcharme y ya no vivía nada internamente, todo era externo). Por todo ello, creo que dar nombres para acusar no sería justo in en la duda por el reo, decían los clásicos. Pienso que sería más positivo (a mí me ha ayudado) conocer que hubo gente que se salió y siguió siendo buenos cristianos o que realizaron acciones de denuncia sobre el Opus Dei porque consideraron que era su obligación.

Sobre el velo

El texto de Dionisio (28 de febrero) sobre la mentalidad laical me ha parecido sumamente interesante. Tanto que ha expoleado mi conciencia para escribir. Comenta el tema del velo en las mujeres de la SF. "De repente veías a las numerarias y a las agregadas (las supernumerarias en general pasaban) aparecer con velos en un tiempo en el que nadie los llevaba".

No es algo que yo haya vivido, pero sí oído comentar. La primera vez que lo oí, me sorprendió mucho porque en realidad un velo puede ser una de las "prendas" más sensuales y que más pueden embellecer a una mujer. Lo mismo que otras mujeres se colocaban unas pequitas artificiales llamadas "provocativos", que tenían esa intención: realzar su belleza, su sensualidad (por favor, que nadie se tome este comentario como machista). Así que en mi fuero interno pensé que quizá se suprimió porque había conseguido el efecto contrario: despertar el interés por las integrantes de la SF en los parroquianos.

Por otro lado, nunca me ha pasado -no quiere decir que a otros no les haya podido ocurrir- encontrarme con prendas femeninas en una casa de retiros. En cualquier caso, podría ser realmente curioso.

El tema del texto de Dionisio es la falta de espíritu laical, que se denota cuando una persona vive de forma distinta a los demás. Pero el asunto es que realmente los miembros de una institución no pueden ser como los demás. Y lo ridículo es empeñarse en tratar de demostrar lo contrario. Es como si el periódico ABC dijera mañana que a ellos la monarquía no les importa. No pasa nada porque alguien decida vivir de una determinada manera, pero lo verdaderamente laical es reconocerlo.

Por otro lado, lo laical se contraponía a lo clerical y para ello se hace que los sacerdotes de la Prelatura no manden. Pero vamos, si mandan más que otra cosa. Veamos. La SF debe reunirse con un cura (no recuerdo el nombre que recibe este cargo). ¿Hay algún problema a que ellas traten de organizar su labor y el sacerdote se utilice para la confesión? (la que quiera confesarse con un cura de la Obra, por supuesto). Más ejemplos: en algunos CE los directores son sacerdotes, eso es lo que pasaba en Aralar (colegio Mayor de Navarra) cuando era CE. Más ejemplos: el Prelado tiene que ser sacerdote. Se me dirá que es para que pueda tratar a las mujeres de la SF. Es como si un varón en una oficina fuera tener problemas siempre con sus compañeras femeninas.

En fin, aunque nunca lo pregunté, como tantas otras dudas, no se puede decir: somos laicos, y después mandar los curas. Como nunca estuve en un CL ni nada que se le pareciese, pues quizá me equivoque. Lo que cuento es lo que yo pensaba siendo numerario y si pensaba así es por una de estas dos causas: o no me lo explicaron bien o no no entedí bien.

Hay más aspectos sobre el espíritu laical, pero ya los iremos analizando entre todos.

Sobre José María González Barredo

Efectivamente, el numerario mayor al que se refieren es José María González Barredo. Ahora mismo no recuerdo si pitó antes o después de Juan Jiménez Vargas, pero bien cierto es que fue de los primerísimos y de los perseverantes y fieles. Contaré lo que sé de él puesto que tuve el honor de tratarlo y cuidarlo.

En el verano del año 86 (o del 87) que esto tampoco lo recuerdo bien, estaba haciendo el centro de estudios en Aralar. Me pidieron que por las mañanas acudiese a otro centro de mayores sito en la calle Tudela para cuidar a otro numerario mayor que estaba enfermo de parkinson. Para mí, lo reconozco, me pareció un honor (y sigo pensándolo) y me pareció lo más natural del mundo porque uno debe cuidar de sus hermanos cuando éstos no pueden valerse. Contento con mi tarea de ayudar a otra persona, fui al centro al día siguiente. Allí otro numerario me explicó qué debía hacer: darle la medicación, leerle, darle contestación, acompañarle en alguna norma de piedad y salir a pasear. Total que allí estaba yo como el chofer de Paseando a Miss Dayse (o como se escriba).

Efectivamente lo que tenía que hacer era lo que se me había dicho. Solíamos rezar el rosario, me pedía que abriese el Quijote por cualquier parte y leyese (algo que a mí me encanta, por cierto). A las doce, le daba su medicación, que debía tomarla con leche. Ese momento era el más delicado porque los temblores le impedían beber bien y se caía leche que yo debía limpiar. También solía babear y le ayudaba a limpiarse. Algo natural y lógico si se hace por amor; y yo creo que así lo hice. El me contó muchas historias de su trabajo, pero –ahora me doy cuenta- no de los primeros años de la Obra. Quizá la culpa fuera mía por no preguntar, pero siempre he sido así: no suelo preguntar aspectos personales o no interrogo a las personas. Así que él me contaba de su trabajo. Había sido físico y trabajado con otro científico italiano, Formio me parece que se llamaba, que a su vez era discípulo de Einstein. Su mayor preocupación era su trabajo y eso siempre me sorprendió mucho, porque era un numerario que no se había dedicado a las labores internas o a dar clases en colegios que era y no eran de la Obra. Era de los pocos numerarios que realmente tenían un trabajo por el que cobraban en serio.

Me regaló un libro suyo, un librito muy pequeño, en el que según él se desmonta la teoría de la relatividad de Einstein. Definición cuántica y subcuántica de espacio y tiempo. Era su obsesión para combatir el relativismo de Einstein.

Un tren le había destrozado una pierna y él mismo se había configurado una prótesis, de tal manera que al salir a pasear lo importante era andar deprisa y no despacio. Él me cogía del codo y me decía que anduviese rápido. Ibamos a un parque céntrico y allí estábamos tomando el sol.

Le gustaba mucho escuchar la banda sonora (con palabras incluidas) de Sonrisas y lágrimas. Él decía que era una película que acercaba a Dios, y que incluso un suizo se había convertido gracias a ella. Este extremo era una invención suya.

Después he oído leyendas acerca de si el Fundador o don Alvaro le castigaron por ser algo rebelde. Pero este extremo yo no lo puedo confirmar.

Sobre los cambios en la Prelatura

Una de las intenciones a la hora de entrar y participar en esta web ha sido preguntar qué realidades habían cambiado en el Opus Dei. Yo me fui a finales de los 80. En el texto de Pacífica (14.3) habla de cuatro aspectos que al parecer han cambiado. Lo hace en respuesta a lo que se había escrito anteriormente sobre la lectura de la correspondencia (al final haré dos comentarios sobre otro tema).

Dice que en

- Los ultimos diez años ya no se abren las cartas, ni la gente las entrega a los directores. Cada uno tiene su correo electronico y se esta escribiendo con las personas que quiere, con amigos y amigas, sacerdotes...

Esto me alegra sobremanera. Sin embargo, me gustaría que aclarase si los términos amigos y amigas son indistintos para ambos sexos: o que los varones escriben a sus amigos varones; y las mujeres a sus amigas mujeres. Porque todavía no me imagino a un numerario escribiendo a una mujer por motivos que no sea estrictamente de trabajo (si es que algún numerario trabaja fuera de la cosa, como se ha comentado divertidamente a partir de la vida de José María González Barredo, al parecer uno de los pocos numerarios que habrían vivido y trabajado fuera de las cosas de la Familia. Para no ser malos diré que he conocido a algún arquitecto numerario con estudio propio, a algún político como Andrés Ollero y, claro, a muchos docentes, pero esta profesión se utiliza más como lugar de predicación que de trabajo, que me perdonen los que de verdad tenían vocación docente).


- En los ultimos diez años (he sido numeraria de mayo 1986 hasta enero 2007) no me tocó ni una vez dormir en una tabla (tengo 37 años).

Qué bien. Por fin algo de igualdad entre las dos secciones. Por otro lado, espero que no haya sido motivo de pecado para nadie.


- Todas las numerarias de mi centro tenían su propia cuenta corriente.

Pregunta: solas o “mancomunada”. Este es un detalle importante: Yo también tuve una cuenta de corriente para que me pasasen la nómina, pero la tenía a medias con otro numerario. Lo que me costó cerrarla porque al final ninguno de los dos vivíamos en la ciudad en la que se abrió. De hecho, no la cerré, sino que la entidad me la canceló por tenerla sin fondos durante muchos años.


- En los últimos cinco años no me preguntó nadie en la charla fraterna si utilizo el cilicio o las disciplinas, ni hablé yo del tema.

Perdón, pero esto no me lo creo. La mortificación carnal es muy importante y no hablabas de ella. Entonces ¿de qué hablabas?


Alguna pregunta que he realizado desde mi primer escrito y que todavía nadie ha contestado. Me imagino que mucha gente pensará que es algo baladí, pero para mí es sintomático. ¿Se permite beber más de una caña cuando uno sale a la calle? A mediados de los 80 llegó una instrucción en la que se pedía, que por sobriedad, no se bebiese más de una consumición con alcohol. De tal forma, que uno podía pedir una caña y luego una fanta de naranja. ¿Pacífica, sigue siendo esto así o ha cambiado?

En cualquier caso, y no te lo tomes a mal (excusa no pedida acusación manifiesta), pero me parece que al seguir yendo a los medios de formación (algo que me parece francamente bien) quieres dulcificar un poco la realidad.

Quiero añadir otro comentario

Hace poco se contó la historia de la revista Telva y de otras publicaciones que debían envolver el mundo en papel de periódico. Agradezco mucho esta historia, pero su autora se pasó tres pueblos porque dio nombres de personas que hoy en día tienen su trabajo, como funcionarias del MEC, a la que yo conozco profesionalmente desde hace muchos años y nunca supe que habían sido numerarias. Me parece mal que se den nombres de personas que se salieron hace muchos años. Sólo habrá una excusa: que la autora del texto tenga confirmación fehaciente de que a esas personas no les importa o hayan reconocido pública y reiteradamente su anterior pertenencia al Opus Dei.

Lo digo porque a mí, por el momento (y es mi problema lo reconozco) no me gustaría que se supiera más allá del círculo de personas a las que me he presentado que he sido del Opus Dei.

Como esta página está abierta a todo el mundo, me parece que esas actuaciones deben quedar muy limitadas. Por ejemplo: todo el mundo sabía lo de Miguel Fisac, pues vale. Pero de ahí ha hablar en público de todos y todas los que se han ido me parece que dista un abismo.

Otro comentario

Andar comparando el número de vocaciones me parece una solemne tontería. El problema es realmente grave para los que seguimos considerándonos parte activa de la Iglesia, con todos nuestros pecados y faltas. Me gustaría que hubiese más gente joven que se acercase a los seminarios, que en las iglesias en la misa de 12.00 no oliese a naftalina de los abrigos de visón de unas señoronas, que los jesuitas tuvieran la fuerza de seguir cambiando el mundo, que los mercedarios siguiesen ayudando a redimir esclavos al mismo nivel que hace siglos; que de las teresianas saliera una nueva Teresa que reformase el espíritu materialista en el que vivimos. Me gustaría que en el Opus Dei entrase libremente la gente, que la gente que se fuera no tuviera problemas (Pacífica parece ser que no los tiene, qué bien), que realmente lo que buscaran es ser levadura en medio de la masa, y que se santificara el trabajo con las propias manos. No deseo que el Opus Dei desaparezca, al no ser que Dios lo quiera, pero sí que siga las directrices de la Santa Madre Iglesia.

Por tanto, si se vive una crisis de vocaciones (porque haya pocas, porque muchos nos hayamos salido, por el motivo que sea) sólo deseo que sirva para que cambien y vuelvan al redil, porque hay más alegría en el cielo por un pecador que se arrepiente que por cien que no lo necesitan. Las crisis deben servir para cambiar a partir de la reflexión. La Jerarquía en España debe pensar qué hizo mal en el siglo XX para que tantos sacerdotes se secularizasen y a partir de ahí cambiar para acercarse a la sociedad, a los que sufren, a los pobres, a los necesitados, a las prostitutas (que os adelantarán en el Reino de los Cielos).

Deseo que los jesuitas, franciscanos, capuchinos, sacerdotes seculares, cristianos corrientes… sepamos seguir a Cristo para que este mundo sea un poco mejor, amando la libertad de cada uno, como Cristo lo hizo con la de Judas Iscariote.

Sobre Antonio Petit

Como mi formación teológica es bastante deficiente (aunque superior a la media de la población española) y como mi formación en Derecho canónico es nula (en eso igual que la media de la población española), uno no entiende demasiado el envío de cartas y decretos de petición de ex cardinación (o como se diga) entre Javier Echeverría y Antonio Petit.

Ahora bien, como la caridad es una virtud y tiene que ver más con el sentido común, la práctica cotidiana y algo de formación (que no debe ser teológica o canónica obligatoriamente), uno sí ve que hay muchas cuestiones que no encajan. No voy a ponerme a señalar las incoherencias, porque ya lo hizo Antonio Petit. Si su texto es cierto y tiene fundamento jurídico (asunto del que como he dicho no puedo juzgar, pero sí realizar un acto de fe humana sobre su validez jurídica), desde luego no puede ser refutado más que con una pataleta o con un silencio, que en los asuntos administrativos es equivalente a una afirmación.

Lo que la caridad me dicta es lo siguiente. Ha habido poca caridad hacia Antonio Petit y sobre todo ha habido falta de sentido común. Lo que digo a continuación puede contener errores y si alguien los corrige me parecerá muy bien. Pero deduzco de la lectura que Antonio Petit estaba enfermo y debía tratarse en Barcelona, a donde debía desplazarse desde Sevilla. Lo lógico hubiera sido darle un nuevo destino en Barcelona para que viviese cerca de sus médicos. Eso es sentido común y caridad, sobre todo cuando se tienen los medios para hacerlo: residencias, colegios mayores, casas, etc.

Otra falta de caridad tiene que ver con la relevancia que se da a su situación canónica más que a su situación humana. Importa más que esté incardinado en una diócesis, que su situación humana: dónde vive, qué come, cómo administra los sacramentos. No, aquí lo primero es la forma y después vendrá el fondo.

De todas formas me sorprende mucho (con esto no digo que lo ponga en duda) que le celebrasen una misa con muchas sacerdotes concelebrando. ¿Para qué? Ni se lava la conciencia (que esté rectamente formada), ni se lava la imagen, por lo menos entre los que lean estas páginas y crean que lo narrado por Libero es verdad (yo lo creo).

Un día en el colegio el profesor de religión nos preguntó qué era la caridad. Como yo no había leído el libro, contesté que tratar de hacer este mundo más justo. Conforme a la definición del libro me había equivocado. Caridad es hacer las cosas por amor a Dios. Vale. Lo aprendí y nunca más se me olvidó la definición, pero menos se me ha olvidado que ese es el motor de nuestra vida (otro asunto es que muchas veces no lo cumpla, pero no lavo mi conciencia de mala manera). Difícilmente se puede hacer algo malo por amor a Dios. Eso no cuadra en la definición de caridad, lógicamente. Lo que se puede unir es mi definición y la oficial: Caridad es luchar por hacer un mundo más justo por amor a Dios. Y la justicia es dar a cada uno lo suyo, no quitárselo, como se quiso hacer en el caso de Petit.

Justicia sin Caridad no sirve de nada.

El Opus Dei y su respeto por la fama de las personas

En el texto de Isa Nath El Opus Dei y su respeto por la fama de las personas, que inició para escribir sobre sus impresiones relacionadas con el caso de D. Antonio Petit, cuenta la historia personal de un acoso que sufrió por parte de la directora y del sacerdote de su centro por haber planteado un tema en la charla. A su vez, su experiencia despierta en mi memoria otros recuerdos. No son idénticos, lógicamente, pero reflejan comportamientos similares, obsesiones idénticas, eso sí. Por eso he titulado el comienzo de este texto con la idea de las cerezas. No se pueden comer una sola porque están enganchadas a otras.

Antes de contar mi experiencia, debo subrayar que la última reflexión de Isa, es tan lógica que seguramente muchos se les iba ocurriendo mientras leían. Cómo va a perder la virginidad y menos quedarse embarazada una chica de 15 años numeraria en el país y en los años que ella relata. No se me pasa por la cabeza. Por otra parte, abortar, en el caso de que hubiese tenido una relación con un varón que la hubiese embarazado (algo casi imposible por la falta de tiempo para poder conocer y mantener la relación), la experiencia puede ser tan traumática que es casi imposible que pueda pasar desapercibida para los directores. Por ejemplo, la recuperación después de la intervención médica para el aborto, deja notables rasgos de desgaste físico que se unen a lo psíquico. Quizá alguna persona piense que exagero. Podría ser, no lo pongo en duda, pero no exagero para las personas que tienen tan grabado en el cerebro que el aborto es malo (de lo cual hoy en día sigo convencido, pero no por el Opus).

En resumen, pienso que si una numeraria tipo -pitaje a los 15, comportamiento normal hasta los 20 como numeraria, centro de estudios- tuviese tiempo para quedarse embarazada y decidiese abortar en el contexto de un país conservador hace 15 años, tendría tales remordimientos y tal sufrimiento que el que no lo viese, sería tonto.

Por otro lado, desde luego para mí era totalmente innecesario que Isa dijese que en ese momento seguía siendo virgen. Como argumento se puede leer todo lo anterior. Pero si Isa quiso escribirlo me parece bien por si algún capullo hubiese en algún momento pensado que era posible. De hecho, le imitaré también en este punto porque siempre hay mucho capullo suelto.

Con esto no quiero obviar que alguna numeraria y algún numerario no hayan tenido lo que se dice una "aventura", pero no es lo habitual.

Como yo soy varón, nunca pudieron acusarme de haberme quedado embarazado. Por suerte, tampoco me acusaron de embarazar a nadie. Vaya por delante -al igual que Isa- que hasta mi marcha y mucho tiempo después fui virgen.

Bueno, ahora la historia que he denominado idéntica.

En un momento determinado del centro de estudios hablé con el director espiritual del mismo, que no era el confesor habitual de nosotros, y le pregunté que no sabía que argumentos utilizar para explicar a mis compañeros de facultad u otras personas que la masturbación era algo malo. Yo esperaba algún tipo de explicación en varios niveles: médico, teológico, moral, social, psicológico... qué sé yo. Por toda respuesta me encontré con preguntas. Y eso que el director espiritual era catalán en vez de gallego. "¿Y tú cómo vives la pureza?", "¿Tienes algún problema?", y otras preguntas similares. El ataque -en vez de recibir lo que esperaba- me sorprendió y di la respuesta verdadera. No tenía especial problema desde hacía muchos años en ese tema. Pero no se acabó ahí el tema y quedamos para que en otra fecha le contase todo lo anterior vivido antes de pitar, con 14 y medio y unos pocos días. Efectivamente, días después tuve que acudir después de haber repasado para contarle cosas de niños, cosas que piensan y hacen los niños (y lo digo por experiencia de mis propios hijos e hijas) cuando son pequeños y van descubriendo su cuerpo, sus órganos genitales, etc. Como no tienen los niños ninguna maldad y lo que tienen es ignorancia (por lo tanto falla uno de los tres requisitos para que se cometa pecado: el saber), es tontería andar removiendo esas cosas. A mí no me gustó, me pareció humillante, innecesario, y estúpido. Y, además, ni siquiera después me explicaron por qué masturbarse es pecado.

Como se ve el comportamiento es idéntico. En vez de atender a la dirección que señala la pregunta o el comentario, se atiende al mensajero y se le acaba matando. Así, quién va a pensar. Pues mejor no pensar porque te cae bronca.

En otras ocasiones hemos hablado de lo terrible que puede ser escribir en hojitas los comentarios de la charla. Aquí se ha publicado uno, me parece recordar que se llama B10 o que se dice que uno tiene problemas de algún tema tratado en el B10 (pureza, unidad, etc., ec). Alguien comentó en su día qué ocurriría si un supernumerario le contase al numerario que lleva su charla que ha cometido una infidelidad con la esposa. El numerario lo escribe en el informe y uno de los hijos de este supernumerario que cometió la infidelidad marital resulta ser el director de la Delegación donde viva ese supernumerario... Si el hijo se encuentra con eso de su padre, puede ser un impacto terrible. ¿Qué hará? Hablar con el padre... y éste se preguntará cómo lo sabe y podría dejar de confiar en el numerario con el que hizo la charla; hablar con la madre... y cómo se lo dice: Mira, mamá, piensa a ver si estás fallando en el débito marital. Echando así la culpa a la madre de la infidelidad del padre (mentalidad machista), o le dirá: Mira, mamá, papá se fue con otra una vez cuando tú estabas de convivencia. Quizá debiéras cortale los genitales.

Yo he sido de los más que ingenuos que no supo que había informes hasta que he llegado a esta página web. Y me parece tan asombroso que todavía sigo sin creermelo. Pero me lo creo. Por otro lado, la obsesión con la pureza entendida en esa dirección, cuando el discurso oficial dice que pureza es amar a Dios, puede traer estos problemas. Si en vez de esto pensaran como hace Jesús con la mujer publicana, a la que le dice que le perdona sus pecados, otro gallo cantaría. Y por otro lado es mejor esperar a que alguien dijese que ha tenido un caída, antes que presuponerlo.

Gracias a Isa y a todos, porque sus comentarios son como las cerezas.

Sobre la página tercera de ABC el 6 de octubre

Después de un día de 10 horas de trabajo, cené algo sencillo. En la tele no emitían nada interesante para mi gusto; mi esposa se acostó, cansada de bregar con los niños; y les dije a los niños que vieran la película infantil de una cadena televisiva. Momento de calma perfecto para leer el periódico. Calentito en mi cama, con una lamparita que proyectaba su fino haz de luz, abrí el ABC (para los no españoles: periódico monárquico de la derecha española, liberal en lo económico, machista en su sección de famosos). Suelo alternar mis lecturas diarias, y llevaba varios días leyendo Público, un nuevo dirario español de carácter izquierdoso. Abrí el ABC y leí el título de su famosa "tercera". Hablaba del amor. Miré la firma y vi Javier Echeverria, Prelado del Opus Dei. En ese momento me asaltó la duda: leo o no leo. La verdad es que nunca había leído nada de este señor, porque cuando dejé de ser numerario, vivía Alvaro del Portillo. Me dije que por una tercera de ABC no pasaría nada. El texto está bien escrito y, aunque alguno se enfade, podría decir que estaba de acuerdo en el fondo de lo que se dice: la santidad en medio del mundo, incluso la organización de actividades de promoción humana para los más desfavorecidos. Lógicamente el texto tiene otros inconvenientes y, aunque alguno se enfade, los escribiré.

En primer lugar, parece que en la historia de la Humanidad no hay más santo que San Josemaria. Gracias a Dios, hay más, los ha habido y los habrá. Parece lógico que una orden religiosa cite a sus santos, pero por lo que conozco de capuchinos, mercedarios, jesuitas, teresianas, carmelitas, citan a otros santos en su predicación. Los santos son de todos y no hay que imponerlos.

En segundo lugar, me pareció encontrar una línea de trabajo que me sorprendió: más actividades sociales con los desfavorecidos. Cuando yo era numerario, lo único que hacíamos era la visita de pobres y enfermos. Alguno de los numerarios que lean esto pensarán, pero si hay centros sociales para personas con menos recursos, como Tajamar. En fin, siempre hay un botón de muestra, que sirve de excusa. La realidad es bien distinta y debe ser analizada no en términos absolutos, sino relativos: cuántos recursos se destinan a las familias bien y cuantos a los menos favorecidos. Por qué un chico -que yo llevé al centro- le hicieron pitar de agregado cuando era un buen estudiante, pero su familia tenía peor posición social. Si las cosas han cambiado, me alegro; si las dos labores citadas en el texto de carácter más social sigue siendo dos gotas en un océano, pues será más de lo mismo.

Recuerdo que en cierta ocasión alguien nos habló de que en la Clínica Universitaria una persona había dicho que no tenía dinero para que le atendieran, pero la Clínica hizo el esfuerzo de sufragarle el tratamiento. También recuerdo a una viuda, cuya hija estaba ingresada, las enfermeras le paralizaron la atención porque debía 3.000 euros. La señora tuvo que acudir a gerencia. Es una actitud humillante puesto que la viuda sólo estaba a la espera de cobrar del seguro suyo para poder pagar a la Clínica. Supongo que habrá más casos como el da la viuda que el de la persona sin recursos a la que se pagó el tratamiento.

En fin, volvamos al texto del Prelado, después de leerlo me quedé pensando en que la teoría es muy bonita, pero que vivir la caridad no es predicar, sino dar trigo. ¿Se vivió la caridad con Petit? ¿Se vivió con mucha gente cuando se fue?

Estas son las tres reflexiones que me ha motivado la lectura de este texto. Supongo que otros expertos podrán sacarle más miga. Ya digo que yo estaba cansado y eran las 11 de la noche.

Gamberradas. Cuando las hormonas están alteradas

Es lógico que jovencitos de 15 años hagan alguna que otra gamberrada, porque incluso los santos tienen defectos, que explicarían en el libro aquel.

El asunto es que estábamos en un curso anual que se realizaba en una escuela familiar agraria. Las habitaciones eran para tres personas, porque dos es algo peligroso por el exceso de testosterona. En la habitación estábamos, pues, tres jóvenes. Yo era el mayor en edad y dentro de la Obra. De hecho era el adscrito mayor de toda nuestra delegación, que abarcaba varias provincias. Al segundo también le conocía de otro curso anual anterior y el tercero era un recién pitado de una de las provincias de la delegación y que por tanto ni nos conocía mucho, ni le conocíamos mucho. Es más, no le conocíamos, pero el pobre tenía todo el candor y la bondad de un niño de 14 años que quiere ser un buen numerario y no había roto un plato en su vida. Supongo que como yo mismo...

Se me ocurrió gastarle una broma. Cuando el más joven se fue al baño para limpiarse los dientes y demás menesteres nocturnos, le comenté al otro, rompiendo el tiempo de la noche:

- Vamos a gastar una broma a XX. Mira, cuando llegue, estamos rezando las tres avemarías de rodillas con los brazos en cruz y en cada palma un libro. Primero lo haces tú, y después lo hago yo. Como se sorprenderá, le explicamos que el primer miércoles (el día que fuera) de cada mes hay que hacer un poco más de mortificación y añadir los libros a los brazos en cruz.

Mi compañero estuvo de acuerdo. Esperamos a oír sus pasos por el pasillo para colocarse uno y que lo viese nada más entrar. Después de rezar las tres avemarías, seguiría yo. Así lo hicimos, con la consiguiente sorpresa del recién pitado.

- ¿Qué hacéis?

- ¿No sabes que los primeros miércoles de cada mes hay que ponerse libros en las palmas de las manos?

- No.

- Pues ya lo sabes.

Y el tipo, buenísima persona, se arrodilló y colocó los libros en los brazos y rezó las tres avemarías.

Cuando acabó, le desvelamos la broma. Lo que me pude reír. Todavía hoy lo recuerdo. De lo que me he olvidado es de los nombres de los otros dos participantes y de si me hicieron una corrección fraterna. ¡Me hicieron tantas y algunas por tales tonterías! Si alguno de los dos se acuerda de esta "gamberrada" (en fin pequeña, seguro que en la web las hay mucho más fuertes o picantes), y lee esto, que sepa que le pido perdón, sobre todo al "embromado".

En fin, me ha venido a la memoria después de tanto tiempo leyendo en esta página que todos entramos sin saber todo el plan de vida y todo lo que había que hacer para ser un numerario virtuoso y santo. Esta anécdota demuestra que le puedes colar una nueva "norma" a un joven con deseos de ser numerario santo y virtuoso. La santidad es algo más que cumpli-miento me enseñaron, pero el día que dejaba de hacer una norma por motivos de trabajo... menuda bronca. De hecho, un numerario me dijo que debía haber dejado de trabajar (en una cadena de producción) para hacer las normas. Desde luego no lo hice.

Terminaré con otra anécdota personal que demuestra que también algunos directores en algunos momentos tienen algo de lucidez personal. Esta anécdota viene motivada por lo escrito el miércoles pasado por Otaluto sobre Jacinto Choza.

El asunto es que estaba de campamento en el monte, en una sierra ubicada en los límites de la delegación. Además, de tener que ir a un curso anual había que acudir a alguna otra actividad de verano para hacer apostolado. Total, que en verano, casi no veía a mis padres (lo cual dicho sea de paso, me parecía bien pues en el fondo aunque seas numerario tienes las hormonas revolucionadas y una pizca de rebeldia contra tus padres, que a algunos les llevó a pitar, por cierto).

Vayamos con la anécdota. Estaba en el campamento y nos teníamos que "duchar" en el río, es decir, que lo del agua fría ya venía de por sí. Pero un día fui a una de las duchas de los vestuarios y me duché con agua caliente. Realmente lo necesitaba (no sé si por el olor, que supongo que también), sino que era algo psicológico. Claro que me quedé con mal sabor de boca: no me había mortificado por esa intención especial del padre. Y fui a hablar con el director para decirle que me pusiera otra mortificiación. El bueno de él me dijo simplemente: ofrece que te has duchado con agua caliente. Me marché algo intranquilo pues era muy escrupuloso por culpa de tantas normas que había que realizar y por tanto pecado que rodea a la vida de los seres humanos, pero me aplacó el malestar.

Pasado el tiempo he entendido que no se puede estar todo el día pisando el acelerador para alcanzar la santidad o simplemente una vida conforme a la dignidad humana. Tampoco recuerdo el nombre de ese director, pero estés donde estés, muchas gracias por decirme que por una vez no pasa nada.

Sobre la lectura y la consulta de libros

Aprovechando que Chanoc anda por aquí contaré una anécdota que le hará reír pues le tiene a él como protagonista y a las personas que no son de la Obra y lean esto les sorprenderá si no saben una frase del Marqués, que después apuntaré.

Estaba en el centro de estudios y quería leer algo sobre el pudor. Es un tema importante sobre todo cuando vivimos una sociedad que cada vez lo cuida menos. Resulta que en la revista Nuestro Tiempo, Jacinto Choza había publicado un ensayo titulado 'La supresión de pudor'. En el centro de estudios se animaba profundamente a leer la revista Nuestro Tiempo, para incrementar nuestra formación. Casualmente cayó en mis manos un libro publicado por Jacinto Choza en la editorial de la Universidad de Navarra titulado 'La supresión del pudor y otros ensayos'. Lo cogí para leerlo, ya que tenía todas las garantías: autor de Casa, editorial de Casa, previamente publicado en la revista de Casa... Pero el cura me lo vio y me preguntó si había consultado su lectura. Le dije que no y me respondió que todo se consultaba.

En conclusión, si yo hubiese cogido el número de Nuestro Tiempo en el que se publicaba 'La supresión del pudor' no hubiera pasado nada, pero si cogía el libro, había que consultarlo. Ya me diréis si uno puede aguantar mucho tiempo este ambiente, sobre todo cuando se supone que íbamos para aristocracia de la inteligencia.

Con respecto a lo que dije del Marqués, éste aseguró en público en más de una tertulia de esas filmadas, que la Iglesia había quitado el Indice de libros prohibidos, pero que él lo había impuesto para sus hijos.

De hecho, el jaleo sobre qué leer y qué no leer es enorme. Estando en mi carrera, en la que debía leer bastante, yo consultaba todo, con el problema de que no siempre me contestaban a tiempo. Una vez me dijo el director que por qué consultaba tanto, que los demás numerarios de mi clase no consultaban. Me quedé sorprendido porque yo sabía que ellos los leían. En fin que todo esto de los libros era un jaleo. Había directores que decía que si estudiabas en la Facultad dentro de la Universidad de Navarra no hacía falta consultar, otros aseguraban que sí.

Sobre la carta de dispensa

Tenía que hacer la fidelidad en el mes de marzo y un par de meses antes me llamaron de la Delegación para hacer la charla. Al finalizar, me preguntó si quería hacer la fidelidad. Como tenía pensado que no la iba a hacer, le dije que no. Se sorprendió, pero ahí acabó la conversación. Por supuesto, con el director de mi centro siguieron otras conversaciones sobre la fidelidad. Realmente no fue muy pesado. Me dijeron que debía confesarme y poco más. Unos días antes de que me tocara hacer la fidelidad me fui del centro. El día que me tocaba hacer la fidelidad nadie me llamó. El día 20 de marzo el director del centro me encontró por los pasillos de la Universidad de Navarra y allí en medio de un pasillo me preguntó si había renovado el pasado 19. Le dije que no y me dijo que ya no era de la Obra. Por lo tanto no tuve que escribir ninguna carta de renuncia. Eso sí, me pareció mal que en medio de un pasillo, ni siquiera en un despacho, un director me preguntase por el tema más importante de mi vida (para ellos, y también para mí, no lo pongo en duda). Me pareció una falta de tacto.

La familia es el único sitio en el que uno es amado por lo que es

Resulta que hace unos días acudí a una misa de domingo en una parroquia que está encomendada al Opus Dei. Resulta que conocía el cura de vista, así que no me cupo la menor duda de que efectivamente estábamos en un sitio vinculado al Opus Dei. El sacerdote dedicó la predicación a hablar de la familia. Ya sabrán los de España por los medios de comunicación, y a los de otros países se lo cuento, que hay la consideración de que se está atacando a la familia tradicional, por lo que la Jerarquía está predicando especialmente sobre este tema, tanto los del Opus como los que no lo son. Volvamos a la homilía. El cura, numerario como ya he dicho, en un momento determinado dijo: "La familia es el único sitio en el que uno es amado por lo que es". Para mis adentros pensé: "Qué razón tienes porque eso no pasa ni en el Opus Dei" y desde luego no le engañó el subconsciente porque el Opus Dei no es una familia, por lo que no forma parte de su espíritu amar a las personas por lo que son, sino por lo que pueden aportar de apostolado, de liderazgo, de dinero... qué se yo. O sí le engañó el subconsciente porque si en el Opus Dei piensan que son una familia y él no dijo que lo fueran... en fin que cada cual saque la conclusión que quiera. Lamento no saber sacar chispa al tema como haría Satur, lamento no saber dar una buen explicación antropológica como ha hecho Jacinto Choza en sus Apuntes de Antropología, lamento que esto no sea una anécdota de Antrax, esto es verdad.

Moraleja: hasta los del Opus Dei saben que no son una familia. Si el cura numerario hubiera dicho: "En la familia y en las instituciones de la Iglesia las personas son queriadas por lo que son"... sería distinto, pero no, dijo lo que dijo, que por otro lado es verdad (menos en algunas familias desestructuradas, es decir, pobres, con problemas de trabajo, alcohol, drogas, rechazo social por sus condicones, vaya lo que entra en una sola palabreja). Esto no es un insulto porque lo que son es una Prelatura Personal, que es lo que pidieron a la Jerarquía y ésta se lo entregó. No es un insulto porque ninguno de los religiosos que conozco hablan de su familia, sino de su Orden, aunque entre ellos se denominen "hermanos", también lo hacen los miembros de sectas y de pandillas callejeras.

De despistes y fueras de juego

Me sumo a la opinión vertida el pasado miércoles (5 de marzo) por Isabel Nath y que también realizaba hace unos días Libero sobre que convendría no centrar la web en contestar a algunos miembros de la Obra que intervienen en ella. Cuando Morgana y JJ Sister se dedican a escribir la cantidad de estupideces que escriben, muchos entramos al paso. Yo mismo ante el primer escrito de JJ Sister no pude por menos que comentarlo. Entiendo que es difícil sustraerse a la tentación de contestar al texto de Morgana sobre la cantidad de miembros que hay hoy en día en la Obra. Como pienso que puede haber mil numerarios en cada país, pues somos tantos, en clara contradicción con la información oficial. Es como si yo digo en mi web que soy melenudo y mis hijos se dedican a decir que soy calvo, en franca contradicción con mi versión (ni siquiera con la verdad, que esa en el caso del número de miembros es imposible de saber, no en el de mi melena). Me recordó su argumento al de San Ambrosio sobre la existencia de Dios (como yo puedo pensar en un ser máximamente perfecto y la perfección es una virtud que debería tener ese ser máximamente perfecto, entonces existe). (Recuerdo que este argumento es falso porque del nivel del pensamiento no se sigue una correspondencia total en nivel en la realidad exterior. También reconozco que lo he simplificado pues lo estudié hace muchos años).

Sin embargo, es cierto que muchos nos sentimos cansados cuando la conversación se lleva por los mismos derroteros durante varios días. Durante varias semanas no he leído nada de lo que tuviera que ver con Morgana, y me fastidiaba que no hubiese otros textos: reflexiones (Libelo), testimonios (de cómo se ha ido la gente), ironías (Satur), preguntas (de cómo se van los que están dentro), etc.

Así que me sumo a la propuesta. Como se dice en términos electorales: marquemos nosotros la agenda, que no sean ellos. Es un poco como cuando un niño se pone pesado y decides no hacerle caso, al final deja de molestar.

Y como Isa pedía, aprovecho para contar a continuación, mi último 19 de marzo en la Obra, al objeto que sirva de estrategia.

Yo había decidido que me iba de la Obra mucho antes, casi en el mes de abril anterior. Claro que no quería decirlo y es cierto que tenía mis dudas sobre si podía sobrepasar el momento que estaba viviendo. Sin sentimiento de culpa, yo meditaba sobre mi futuro. Quizá lo que hice mal, para los miembros de la Obra, es que no lo hablé en la dirección espiritual. No lo hablé porque en muchas ocasiones anteriores no había encontrado la solución a mis problemas espirituales, no había encontrado la guía que se espera en la dirección para salir adelante. Así, que tenía que ser yo -y debe ser así- quien solucionase mi situación.

En esta circunstancia lo mejor era esperar a la fidelidad, que haría antes del 19 de marzo siguiente. Y comunicarlo en ese momento. Así viví varios meses en los centros que me tenían asignados. Para los supernumerarios esto es más fácil pues no estás todos los días en el tunel: levantarte, oración, misa, desayuno, trabajo, comida, tertulia, rosario, trabajo, oración, cena, tertulia... Siempre acompañado de tus hermanos, cuando no vigilado por alguno. El super puede faltar un día a una norma y no se entera más que Dios. El numerario tiene que hacer muchos normas en familia y tiene que comer en familia, cenar en familia, descansar en familia.

Bueno, a lo que íbamos. Me llamaron de la Delegación para hacer la charla previa. Y allí, ante la pregunta de si haría la fidelidad, solté lo que quería: no sigo, esto no es para mí. El tipo, recién fallecido por cierto, me mandó para mi Centro y llamó por teléfono. El director de mi Centro me llamó. Volví a tener una charla con él sobre la fidelidad. ¿Cómo era posible que no hubiera dicho nada? ¿Cómo era posible que acabándose de marchar hacía poco otro numerario yo no hubiera dicho nada en ese momento? Para mis adentros pensaba: si lo hubiese dicho, me hubieras dado la paliza. Ahora queda poco y me la daréis poco. De hecho, a mí no me dieron mucho la paliza. Me dijeron que tenía que confesarme de no cumplir mis compromisos con Dios. Así lo hice y el cura, que seguro estaba al tanto, no me dijo nada especial. Cierto es que no tenía mucho tiempo porque me confesé durante la oración de la mañana y había que celebrar la misa. En cualquier caso, se comprobó que lo que se deseaba era cumplir un formalismo. Te confiesas de algo: no cumplir mi compromiso con Dios y punto.

Viví poco más de un mes en el centro y pocos días antes de que me tocara la fidelidad y posteriormente sería 19 de marzo, me marché. El 20 de marzo se acercó el director de mi centro y en un pasillo de la Universidad me preguntó si había renovado. Le dije que no. Y me dijo que ya no era de la Obra. Yo pensé que hacía mucho que no era de la Obra. Me sentó mal que aquello fuera en un pasillo, una convesación vulgar. Cuando pité, me llevaron a dar un hermoso paseo por una ciudad hermosísima, entré en el despacho del cura, entré en el despacho del director, al que no había entrado hasta entonces, me prestaron una pluma, todo fueron abrazos y parabienes. No digo que me hubiesen hecho una fiesta (estarían siempre de fiesta), pero preguntarte en un pasillo... por el que estaban pasando cientos de estudiantes... Ni siquiera me llevó a un despacho, o me dijo demos un paseo por el hermoso campus. Nada de nada.

Por lo tanto, como decía Agustina en respuesa a un supernumerario: si no has hecho la fidelidad: despareces varios días y el 21 dices algo así como "Ay, se me olvidó renovar" o más divertido despareces y cuando al cabo de varios días te llamen dices: "Ay, se me olvidó renovar y como ya no soy de la Obra, lo siento no vuelvo". Porque la teoría dice que el que no renueva, no es de la Obra. Lo mejor es ni llamar. Cuando llame el encargado para el círculo, le das las gracias y no dices nada. Que sean ellos los que se pongan nerviosos buscándote. Los numerarios que viven en un centro. Haced la maleta el 19, no pagéis el mes en el centro, y el 20 os vais a vivir a otro lugar, como a una pensión, la casa de vuestros padres, etc.

El que haya hecho la fidelidad, que escriba la carta con las hermosas frases que le pidan y se marche.

El que quiera renovar, que renueve, pero de paso que piense si puede renovar la Obra, como Santa Teresa renovó el Carmelo. Ahora, ese será más santo que la santa, seguro.

Hay testimonios en esa web acerca de lo pesados que son, de las persecuciones y presiones al que se quiere marchar para que no se marche. No es mi caso. No sé por qué. Seguramente, me iban a decir que no hiciera la fidelidad y mantuvieron el paripé. A mi hermano ya lo echaron varios años antes y era mucho mejor que yo. En fin, esto último puede ser una justificación por mi parte. Pero llevaba sin hacer la charla más de dos meses y sin confesarme más de 9. ¿Era el único que había logrado escapar al control de las fichas? No creo. Estaban esperando para darme puerta, pero yo lo dije antes, cosa que seguro esperaban, y quedaron de maravilla, sin tener que volver a explicar a mis padres que su hijo no valía.

Conclusión: paciencia, ocultarse y desaparecer, que sólo Jesús lo sepa y el 21 decís: ah se siente.

Mi experiencia del studium

Para mí ha tenido gracia que ahora, en estas fechas de veraneo, se haya suscitado este debate y el recuerdo de muchas personas por lo que vivieron en los cursos anuales. Así que me sumo al carro y contaré algunas cosillas. Antes quiero decirle a Atómito, que se ha pasado tres pueblos. Entiendo que sea ingeniero, incluso que sea un buen ingeniero, pero las Humanidades también tienen una dimensión científica. No explicaré aquí lo que se puede ver en muchos sitios al tratar los diferentes tipos de ciencia y de tratamientos científicos. Entiendo que te cueste entender algunas cosillas, pero también en las ciencias sociales y jurídicas y en las de Humanidades hay revistas con revisión por pares de los artículos.

Vayamos, a continuación, con algunos recuerdos. El primero se refiere a mi primer semestre. Fue en Madrid, en un colegio para niños ricos, Retamar. Sin embargo, nosotros teníamos que dormir doce personas en una de las clases en las que durante el curso esos niños ricos aprendían. O sea, que esto no sólo le pasaba a los agregados como cuenta Nachof, sino también a los numerarios jóvenes.

El asunto es que un ingeniero numerario bastante mayor fue el que nos impartió Historia de la filosofía griega, los presocráticos. Cuando estaba en mi colegio, estudiando el COU, discrepé con mi profesor de filosofía, que era -ya no lo es- numerario. El tipo, que había estudiado en Navarra, no se cortó un pelo y despreció que un ingeniero hubiese podido enseñar filosofía. Esta anécdota va en la misma línea de otras contadas en esta web sobre la calidad y preparación de los profesores.

También puedo contar cómo me enseñaron griego. Realmente tuve mucha suerte, pues el profesor era filólogo y me dio clases particulares, puesto que sólo estaba yo. Sin embargo, el buen hombre, porque la verdad es que es muy buena persona, no se preocupó mucho de exigirme que aprendiera. Total fueron 20 horas y con que le tradujese el comienzo del Evangelio de San Juan se daba por satisfecho.

Otro recuerdo tiene que ver con una de las asignaturas del bienio filosófico. Había uno que no la aprobaba ni para atrás. Llegaba y el profe le preguntaba "pueden amar las vacas" y se hacía un lío.

Personalmente no tengo elementos para juzgar si eran malas clases. Sí puedo decir que después he descubierto que hay más teologías, más puntos de vista, más ciencia. Seguramente, la del opus sea tan mala como había sido en España hasta los años 70. El asunto es el siguiente. Los estudios superiores en teología fueron expulsados de la Universidad en España. Algo que no ocurrió en otros países europeos. Así que la formación teológica era muy deficitaria y muy escolástica. Esa sería la que recibió el Fundador. La teología en España no se renueva hasta que algunos salen de España y van a Alemania y vuelven en los años 60 y 70. En algunos centros de España la teología se ha renovado y está a la altura de otros países, pero los autores -alemanes, franceses o italianos- no son leídos en el Opus: Ranher, Balthasar, si acaso algo a Romano, o Congar.

Sí recuerdo que en alguna ocasión me impartió clase alguno de los curas de reconocido prestigio interno. En concreto uno, que no recuerdo ahora cómo se llama, y que nos dio algo de teología moral. Comenzó leyendo una novela de un autor alemán. A partir del párrafo, fue desgranando un poco toda la teoría. Estuvo bien, pero vamos todo era una clasificación de virtudes y pecados.

En el fondo es todo muy similar a la formación ascética y espiritual: bastante pobre. Se enseña sobre todo la oración vocal, y a intentar hablar con Jesús, ante el Sagrario. El problema está en que los muy brutos apenas oímos nada de Jesús y al final estás todo el día pensando en Santa Teresa y lo que hacía por tratar a Jesús. Pero desde luego sin levitaciones.

En líneas generales, pienso que un joven que tiene algunas inquietudes intelectuales y recibe una formación como la que se da en los cursos anuales, está más o menos contento hasta que conoce otros ámbitos. El problema es que estando dentro no los va a conocer. Es igual que lo de rezar, al final uno piensa que la piedad es rezar oraciones vocales: el rosario, el acordaos, las tres avemarías.

A todo esto se suma, que apenas se pueden leer libros. Primero, no hay tiempo. Segundo, no hay más que un ejemplar. Tercero, no sirve de nada porque no hay un diálogo con esos libros. En fin, me parece que si el Fundador no tenía muchos conocimientos teológicos, era imposible que plantease que hubiese una gran formación teológica entre sus "hijos".

Por otro lado, el ambiente de camadería que se vive en un curso anual está bien para jóvenes cómo éramos nosotros. Quitando todo el tiempo de formación interna (charlas, mediataciones) el resto, incluso las clases con esa apariencia de intelectualidad, estaba bien. Ahora, que tampoco las echo de menos, ¿eh?

Sobre los adscritos

Últimamente, gracias sobre todo a Nacho, han aparecido muchos testimonios sobre los agregados, eso seres desconocidos sobre todo para los supernumerarios. Yo conocí a varios pues además en mi último centro se atendía labor de agregados. Bueno, lo que ocurría era que iban el domingo por la tarde a hacer un rato de tertulia. Profesionalmente he conocido a alguno que es catedrático. También conocí a otro que se iba a ordenar, en fin. No es la categoría más abundante, pero los numerarios se topan con ellos a veces.

Ahora bien, no es de los agregados de quien quiero hablar, sino de la vida de los adscritos, es decir, de los pobrecitos numerarios de 14 a 18 años que viven con sus padres, pero acuden a un centro en el que pasan más horas que en casa de sus padres.

Para empezar, a mí me dijeron que mi casa no era la casa de mis padres, sino el centro al que acudía. Ni siquiera a mi madre, supernumeraria esa frase le hizo gracia.

Pero el principal problema se plantea con los horarios. Haciendo el que fuera mi último retiro como adscrito, llegó un miembro de la delegación. Era Navidad y lo que quería era decirnos que los que estábamos en el último curso antes de la universidad (COU, se llamaba en España) cambiaríamos de centro. Nos preguntó qué tal con nuestros padres. Y nos dijo que teníamos que quererlos mucho y evitar enfadarles. Yo le dije que con los horarios que había a veces era imposible. Insistió en que nos portáramos bien en casa y no ofreció ninguna solución al problema de los horarios. Piensen en el siguiente horario un sábado cualquiera.

Iba a la oración y a misa a las 8.00 de la mañana, lo que quiere decir que me levantaba a las 7.30 horas. Sobre las 9.15 volvía a mi casa (perdón la de mis padres), desayunaba, ayudaba a toda prisa a mi madre un poco con las tareas del hogar, pero debía volver corriendo al club (a mi casa, perdón) para estudiar, procurando llevar a un amigo. Volvía para comer, y después, enseguida otra vez al club (a mi casa, perdón) para estar en la tertulia. Estudiar por la tarde y volver sobre las 21.00 horas a cenar. Mi iba pronto a la cama, puesto que el domingo había que ir a misa a las 8.30 de la mañana. Volver a desayunar, regresar lo antes posible al club (a mi casa, perdón). Si había retiro, tenías que volver a toda prisa.

Además, todos los días iba a club después de clase. En un día de estudio normal, el plan era el siguiente. Iba a la oración y misa, que empezaba a las 7.20. Eso quiere decir que me levantaba sobre las 6.45 de la mañana, ya que tardaba unos 20 minutos en llegar. Iba al colegio. Volvía a casa, comía, volvía al colegio. Regresaba a mi casa a las 17.30. Merendaba. Iba al club (a mi casa, perdón). Hacia la oración, estudiaba y a las 21.00 horas volvía a mi casa. Cenaba y a la cama.

¿Qué les parece? Perdía más de una hora en desplazamientos. Si no ibas al club (a mi casa, perdón) debía llamar por teléfono o te llamaban. Decían que si estabas enfermo, te irían a visitar. Como ya digo que yo no vivía cerca, casi 25 mintunos (20 para mí, porque siempre iba a toda velocidad), no venía nadie a verme, apenas mis amigos del colegio que no era numerarios. Nunca vino ningún otro adscrito a visitarme cuando estuve enfermo.

Apenas hablaba un poco con mis padres en la comida y en la cena. En las vacaciones, esaba todo el día en el club o tratando de hacer planes apostólicos. Rezabas el rosario por la calle, hacías la lectura en cualquier segundo suelto por ahí. Hubo series de televisión que nunca vi. No es que me dé pena, pero es que no podía hablar con mis compañeros de clase. No era un ser normal. Llegue a consultar -porque nos habían dicho que había que consultar todo lo que se veía en la tele- ver un partido de un deporte que me gusta mucho y como no es fútbol se emitía a las 17.00 horas.

En fin, un adscrito vive de p. pena.

Seguiré contando y me gustaría que alguien contase algo más sobre esos años en que te j. la juventud viviendo como un autómata.

Más de adscritos

En todos los centros hay un tesorero. Los adscritos debíamos darle el dinero que nos daban nuestros padres y pedirle algo para nuestros gastos, que después debíamos justificar en la hoja de gastos a fin de mes. Personalmente, casi nunca me cuadró porque es casi imposible que con 16 años te acuerdes de apuntar en una ridícula nota que has ido en autobús, que te has tomado una caña con un amigo, que pagaste el pan de casa. Pero bueno, también me dijeron que si no cuadraba que no pasaba nada, que lo pusiera y punto. A fin de mes la entregabas al director y tan contentos. De hecho, me dijeron que en más de una ocasión ni la mirarían y la romperían directamente. Así fue alguna vez: el director rompió el papelito delante de mi cara. El argumento era que buscaban la entrega del espíritu (ahora pienso que seguramente después de romperla y de haberme marchado del despacho la cogerían y la pegarían). Con el dinero que dábamos, contribuiamos al mantenimiento del centro, y así se nos hacía saber. Pero luego estaba prohibido que comiésemos allí, que merendásemos, que desayunásemos. De hecho, sólo podías comer en el centro si tus padres se habían ido y estabas sólo (aunque ahora pienso que era para evitar que quizá lleváramos a alguien a casa de nuestros padres y pecáramos). Antes de comer te explicaban todo: qué podías decir y qué no, cómo debías ir vestido, cómo tratar a la Administación, etc.

Te daba bastante rabia cuando veías que aportabas dinero al centro, pero luego el centro no te daba nada. De hecho, teníamos un encargo en el centro (para que lo sintiéramos como nuestra casa).

Otro de los inconvenientes o ventajas, según se mire, era que en el centro vivían uno o dos profesores de los que te daban clase en el colegio del opus al que ibas. Eso sí, como dijo alguien el miércoles, salías por separado de misa para coger el autobús por las mañana, como para disimular, como si no supiera todo el mundo de qué iba el tema.

Otro día sigo contando lo de los adscritos. Animo a seguir con este apasionante tema, porque puede dar pistas a padres preocupados por sus hijos.

El proselitismo de los adscritos

Desde que uno pita, le insisten en la importancia del apostolado. Incluso, ya antes, cuando uno es de San Rafael, le dicen que debe traer a sus amigos por el centro. De hecho, si los trae, será prueba de que puede pitar.

Normalmente un chico o una chica de 14 años tiene sus amigos y un alto concepto de la amistad, pero también sabe que puede haber puntos de divergencia (y no sólo religiosos) con sus amigos. Muchas veces se evitan esos puntos de divergencia para mantener la amistad a flote. Por ejemplo...

En España los temas de política hasta hace poco eran un poquito tabús, y no solía la gente decir sus opiniones, sobre todo si eran más próximas a la derecha. Mientras era prestigioso decir que se era de izquierdas, la derecha ha tenido problemas de aceptación social. Es un fenómeno que se llama "espiral del silencio". Treinta años después de la muerte de Franco, esto va cambiando (sin que por ello esté identificando a toda la derecha española con Franco, por favor). Volvamos al tema. Un joven puede ser piadoso, pero no les comenta a sus amigos estos temas, incluso ellos lo pueden saber y le respetan. Pero cuando se hace numerario las cosas cambian.

Digo se hace numerario porque siempre se insistió en que uno era de la Obra al ciento por ciento desde el día que escribe la carta. Luego resulta que en realidad la carta se guarda seis meses, hasta la primera ceremonia de admisión. En fin, cuando uno descubre esto se sorprende un poco, pero bueno no le da más vueltas.

El joven de 14 años es empujado por los residentes (univesitarios normalmente) a que haga apostolado y traiga a sus compañeros al centro. Es el momento en que la amistad empieza a instrumentalizarse. Primero porque no todo el mundo tiene vocación, segundo porque en realidad donde se pone el acento no es el apostolado (llevar a la gente a Dios), sino en el proselitismo (llevar la gente al Opus Dei).

Puede ocurrir, porque uno tiene 14 años pero no es tonto, que lleve a otro tipo majo, y este pite. En ese momento se descubre algo terrible. No es bueno que tengas amistad particular con el adscrito que acude contigo a los medios de formación. Vaya: si somos amigos de verdad (y la prueba es que le he llevado hasta Dios) por qué no podemos seguir teniendo nuestra pequeña amistad e intimidad. No se puede. En la foto que nos hicimos de fin de COU, mi amigo que había pitado (ya se ha ido, aunque es próximo a los medios de formación) no aparecemos el uno al lado del otro. A mí sí me hubiera gustado, pero recuerdo que aplique la idea de la levadura: de estar repartidos entre la masa y de nos ser como una cuadrilla. Cuando su madre vio la foto, se extrañó de que no estuviéramos juntos. Su extrañeza era lógica y comprensible, ¿verdad? Para ella, éramos amigos, para ella, éramos hermanos en Dios.

Luego viene otro problema. Te dicen que puedes tener amistad particular con el que lleva tu charla. Pero puede ser que te caiga mal, que no sea tu tipo. Y si te cae bien y consigues ese nivel de amistad particular, ¿qué pasa cuando te cambian de director para hacar la charla?

Otro de los problemas de los adscritos viene en verano: cómo justificar lo que haces en verano ante tus amigos. Cómo mantener los medios de formación si te vas lejos con tu familia de sangre.

Primero te largas 25 días de curso anual. En fin, dices que vas a un campamento o algo parecido. Si te vas al semestre previo al centro de estudios, ya no sabes ni cómo justificar y menos aún si el centro de estudios está en la misma ciudad en que la viven tus padres. O como explicarle a alguien que te has ido a Jaen y estudias en Granada y tus padres viven en Granada. O que te has ido a Vitoria y estudias en Navarra y tus padres viven en Pamplona. Como para volverse loco.

El adscrito vive en una tensión constante: sus padres, sus directores, sus amigos, los otros adscritos que le hacen correcciones fraternas. A mí me hicieron una por ir por la calle con una chica de la asociación pro vida a la que yo también estaba vinculado. Pienso que me hicieron la corrección fraterna porque era guapísima y le dio envidia a quien me la hizo, jaja. Puedo decir, para que se vea lo tonto que fui, que en los cuatro años que estuve de adscrito no falté nunca a la misa de la mañana en el centro, mientras que otros muchos, sí.

La tensión es terrible: tus padres quieren verte más, tus directores quieren que estudies en el centro, que vayas a la meditación, al círculo, tus amigos que salgas el viernes por la tarde con ellos. Los otros adscritos te vigilan como tú los vigilas a ellos. Salir sin lesiones cerebrales de esto ha sido una suerte para mí.

Cuando mis hijos dicen que no quieren ir a un club en nuestra ciudad, les entiendo. De hecho, yo ni les he hablado. Pobrecitos si tuvieran que pasar por lo que yo pasé.

Otro día hablaremos del tema tabú en chavales de 14 años.

La pureza y los adscritos

Hay que felicitar a Jacinta y Javo por sus magníficos testimonios. Como se puede ver, la situación es bastante similar en diferentes países. En el caso de Javo y su jersey, hay que ser cínicos para no entender que lo que tus padres te da en la vida cotidiana no es un regalo, sino el sustento necesario que se establece incluso en los códigos penales en cuanto a la atención de los padres hacia sus hijos. Los regalos vienen en Reyes, en tu cumpleaños o con ocasión de haber hecho algo bueno. En fin, qué se puede pedir a unos tipos que no están en el mundo.

Sigamos con la vida de los adscritos, personas que normalmente tienen entre 14 y 18 años, es decir, están en plena adolescencia, con las hormonas revolucionadas y despertando a la vida sexual...

Antes de ser adscrito, acudía a un club. En ese club ya había un numerario universitario que hablaba conmigo una vez al mes. Me preguntaba por mis notas y cómo me portaba en casa. Me animaba a ser majo, e ir a Misa. Cambié de ciudad y de club, ya había crecido. Y un buen día, otro numerario universitario me preguntó si alguna vez me había masturbado. Así, directamente. Ni siquiera mis padres me han preguntado nunca por este tema. La verdad es que nunca me explicaron nada, que eso es otro cantar.

No me gustó, aunque tampoco me traumatizó. Seguí yendo por el club. Como mi respuesta había sido que no, supongo que se quedaron tranquilos; y el tema no volvió a salir.

Finalmente, un día un numerario universitario me invitó a dar un paseo. Estaba de vacaciones y sin nada que hacer. Acepté. Fuimos por una de las partes más bonitas de la ciudad. Allí me propuso pitar. No sabía qué hacer y me dijo que hablase con el cura. Hablé con el cura y me dijo que hiciera oración. Entré en el oratorio y salí en dirección al despacho del director y pité. Allí mismo.

Empiezas a aprender qué es ser numerario: nada de chicas, ni siquiera acompañar a alguna por la calle, empieza el acoso sobre la sexualidad y el doble discurso de qué es la pureza. Bueno el tema de las chicas no me preocupó demasiado, puesto que ya me lo habían dicho al pitar. El acoso sobre la sexualidad se da cuando todas las semanas tienes que decir si has guardado la vista o si has tenido una "caída". Al final, todo se convierte en un discurso falso en el que dices tranquilamente, "pues alguna vez no he guardado la vista". Realmente no es un problema muy grave y el tema pasa desapercibido. Si tienes una "caída" de pureza. Lo dices: mira esta semana estaba en casa, estaba nervioso y acabé "cayendo". Estás todo rojo, avergonzado, mirando a la agenda en la que todas las semanas apuntas las mismas tonterías para hacer la charla. El mismo guión en siete años con muy pocas variaciones. Así no sé quién se va a hacer maduro (pero seguro que esto es culpa mía). Entonces el que lleva la carla dice que no pasa nada, que no se va a enterar nadie, y suelta "como mucho el consejo local". Me quedé de piedra, pero en el fondo quise entenderlo. Claro, entre ellos tres nos ayudan a todos. Después, gracias a esta web y a los documentos internos, te enteras de que se hacen informes. A quién le puede importar que un chico de 15 años un día tenga una "caída" de pureza. ¿No era lo importante levantarse y andar? Vaya pues si todavía tienen mi informe por ahí debe figurar que con 15 años hice algo "horrible", algo que no hace nadie seguramente.

Estando en el Centro de Estudios el director espíritual me llamó para hablar. El tipo al que luego mandaron a un país sudamericano (lo siento, majos, porque es de las peores personas que recuerdo). Quiso urgar, una vez más, sobre toda mi vida pasada. Le cuentas incluso chorradas de niños de 7 años. Nunca he ido a un psicoanalista, pero no creo que se preocupen por estupideces como que desnudabas delante de tus hermanos. Y si se preocupan, así les van, que hoy en día, menos los argentinos, nadie se fía de ellos.

Entonces le pregunté por qué masturbarse era pecado. Le dije que no era capaz de explicarle a otros jóvenes la maldad intrínseca de este acto. En vez de explicármelo (nadie lo ha hecho) me pregunta: ¿y tú cómo la vives? En fin, me quedé sin explicación.

Bien, la última parte es el discurso contradictorio de la pureza. En principio la sexualidad es buena, porque es querida por Dios... para tener niños. "No convirtáis la cama en un catre de mancebía", gritaba el fundador en una tertulia. La pureza es la renuncia a la sexualidad por el amor a Dios. La pureza en positivo es la manifestación del amor a Dios. Vivir la pureza significa que amas a Dios. Pero también si eres honrado significa que amas a Dios, también si eres piadoso amas a Dios, por lo que el día en que tienes una falta de honradez o eres poco piadoso no dejas de amar a Dios. Pero al parecer una única caída de "pureza" te lleva al infierno. Luego te dicen que nada de tener trato con las mujeres, etc. Aquello se convierte en una obsesión de la que hay que hablar todas las semanas. Si en una peli aparece un beso, te parece pecado, y si es una teta, crees que has ofendido a Dios, aunque no hayas mirado. La obsesión es agobiante. Debes tener cuidado con la música, con las fotos de las carátulas de los discos, con lo que lees. No vayas a leer que... Incluso recuerdo que alguien dijo en una charla que si tenías una polución nocturna era bueno decirlo en la charla. Eso sí, apuntó cómo hacerlo: "Bueno quizá esta semana he estado más nervioso y la otra noche se escapó". En fin, es tan absurdo como si dices que cuando tienes hambre, te suenan las tripas, o que puedes tener gases. Puedes tener una polución porque el asunto está lleno y nada más, por lo tanto no tiene sentido decirlo.

En fin, como no sabes tratar a las mujeres cuando llegas a la universidad estás perdido.

Termino con una anécdota: Siendo residente numerario universitario tenía que hablar con una enfermera que era numeraria. Se le veía a kilómetros su condición. Tenía que ver unos papeles con ella. Los papeles estaban en la mesa y deslicé la mano por encima de los papeles y de la tabla de la mesa. Antes de que pudiese ni siquiera rozarla, ella ya estaba moviendo la mano. Estaba más atenta a los movimientos físicos, que al trabajo que hacía. Desde luego mi intención no era rozarla, pero me lo pasé pipa viendo lo nerviosa que estaba. Por supuesto, no lo conté en la charla.

Seguramente, los "de casa" que lean estas nuestas historias tendrán material suficiente para seguir atormentando a "sus hermanos". Ves, hay uno en opuslibros que contó que casi acaricia a una numeraria. Claro, se ha ido, dirán. En fin, que deformar la cosas siempre es fácil. No tenía intención de tocarla, que quede claro para los que lo lean. Y sabía que no la tocaría. Por cierto, hasta los casados tenemos poluciones nocturnas, por si no lo saben.

Otro día, el estudio y las notas y leer por la noche.

Los adscritos

Ya comenté hace un tiempo que contaría temas sobre los adscritos, sobre todo a partir de mi propia experiencia, claro está.

Un tema bien interesante era el del dinero. Lo normal en muchos países es que los padres den una paga a los hijos (también propina en otros sitios). Una cantidad pequeña para gastos normales: tomar algo con los amigos, poder hacer una llamada telefónica (cuando no había móviles, ahora será recargar), ir en autobús, comprar unos folios, etc.). Mis padres me daban algo de dinero. Si digo que era poco, pueden creerme o no, pero desde luego yo lo sentía como poco, como poquísimo. Realmente, si tienes muchos hermanos, pues toca a menos...

¿Qué hacíamos con el dinero? Lo entregábamos todo. Un día a la semana (no recuerdo cuál, pero me parece que era después del círculo de numerarios) el secretario del centro nos atendía. Abría una armario y allí dabas todo. A cambio, te dejaba una pequeña asignación, pues realmente uno tiene gastos en esta vida, al no ser que viva en África pobre. Lo apuntaba: lo que dabas y lo que te quedabas.

Si necesitabas dinero entre semana, estabas fastidiado porque el secretario no siempre estaba a disposición de darte algo de dinero y desde luego debías justificarlo.

Después había que acordarse de apuntar en un papelito de cuentas de la Luxinder los gastos a diario. Como yo no tenía muchos gastos porque no tenía mucho dinero, claro está, muchas veces se me olvidaba. Al final de mes, debías inventarte algo para justificar que te faltaban 100 pesetas. Lo socorrido era un refresco o 100 folios, aunque nos decían que si no cuadraba tampoco pasaba nada.

Pero en esto, como en todo, hay diferencias. Aquellos adscritos cuyos padres tenían más dinero, lógicamente tenían más dinero y por lo tanto gastaban más (supongo que también ingresaban más). En este punto no se vivía la pobreza de forma igual. Yo la vivía obligado por mis circunstancias: mis padres no me daban más dinero y punto. Hubiera ocurrido igual si no hubiese sido de la Obra, sólo que quizá hubiera tenido algo más de dinero, pues siempre que entregabas, te devolvían menos.

Como los adscritos nos conocíamos de sobra, sabíamos quiénes tenían más dinero sus padres. A mí me molestaba profundamente que algunos que tenían más dinero nunca invitasen a otros adscritos (yo mismo, claro está) que no teníamos recursos. En nombre de esa estúpida versión de que no somos familia para el tema del dinero, había gente realmente tacaña y que sabía que otros adscritos tenían menos recursos y quizá hubiera sido bonito que de vez en cuando te invitasen a un refresco. Pero no, ellos debían guardar su dinero para invitar a sus amigos en los planes apostólicos.

Cuando era adscrito, hubo unas elecciones generales. Uno de los partidos políticos (de derechas, claro) propuso que fuéramos a pegar carteles por la noche. A mí me dijeron si quería ir porque ganaría un dinerito, que para el curso anual me vendría bien. Acepté, nunca les dije nada a mis padres, y a eso de las 4.00 de la madrugada me levanté para pegar los carteles. Nunca vi el dinero, porque fue directamente a la caja para pagar mi curso anual.

Otro asunto era la notable diferencia en la ropa. Había gente, como en cualquier caso, que sus padres les podían comprar más y mejor ropa que a otros. Pero eso no se veía mal en el centro. A pesar de que nos hablaban de la sobriedad, yo pensaba que algunos adscritos no eran sobrios con la ropa, pues tenían más de la que necesitaban. Como lo pagaban sus padres, en el centro tampoco se le daba más importancia.

Tampoco entendía mucho que los directores que no trabajaban fuera de la Obra (la mayoría de los que conocí, por cierto) pudiesen vestir tan bien o fumar tabaco tan caro. Me parecía una contradicción con el tema de no ir al cine por pobreza. Era más caro fumar todos los días, que ir un día al mes al cine con un amigo.

Como yo nunca tenía dinero, había un numerario del centro que me regañaba. Me decía que debía llevar dinero. Sé que tiene razón, porque ahora mi mujer me dice que debo llevar dinero. Pero lo que no entendía es que no llevaba porque no tenía y no tenía porque debía dar para pagar a la panda de directores que no trabajaban por la mañana.

Por cierto, a cuántos numerarios conocemos que trabajen por cuenta ajena o propia en un empleo que no esté relacionado con la Obra (colegios, Universidad de Navarra, etc.). Personalmente, no pasan de los dedos de una mano los que en mi vida he conocido que puedan decirse que deben fichar todas las mañanas. Conocí a un arquitecto, un farmacéutico, algún médico en la sanidad pública española. ¿A cuántos hemos conocido que sólo hacen labores internas? Muchísimos.

Quiero terminar con el agradecimiento a Ana Azanza por la traducción de la entrevista. Como siempre, nos trae cosillas frescas que no podemos conocer. De verdad que muchas gracias por traerlas y traducirlas.



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