Vademecum de Publicaciones internas, Roma, 1987

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Nota introductoria

En cuanto nuestro Padre reunió a su alrededor a los primeros miembros de la Obra, comenzó a transmitirles el espíritu del Opus Dei de palabra, y también por escrito. En meditaciones, tertulias y charlas personales, les formaba y les abría insospechados horizontes de apostolado; y, durante los períodos de lejanía física, sostenía su vibración por medio de una copiosísima correspondencia.

Muy pronto, además de esas cartas personales, nuestro Fundador quiso que llegaran a los que se hallaban aislados noticias del apostolado, con el fin de fortalecer el espíritu de familia propio del Opus Dei, manteniendo vibrantes a unos y a otros por la Comunión de los Santos. Y éste fue el propósito primordial que persiguieron, desde el primer instante, las publicaciones dirigidas a los miembros de la Prelatura.

Las revistas internas —recordaba nuestro Padre en 1960— nacieron casi desde el principio de la Obra, como una necesidad. Ya antes de la guerra civil de España, hacia 1934, durante el verano se mandaban, a todos los que estaban relacionados con la labor, unos papeles que se llamaban Noticias. Luego, durante la guerra, desde Burgos continuamos enviando unas hojas escritas a máquina, para mantener el contacto con cuantos se hallaban dispersos por los frentes [1].

Después de la guerra, Noticias siguió acompañando la primera expansión de la Obra hasta que, en noviembre de 1948, tomó el relevo la Hoja Informativa, impresa a ciclostil en Madrid. La forma definitiva llegaría en 1954, cuando aparecieron —editadas en Roma— Crónica, Noticias y Obras. Estas revistas han sido y serán siempre cartas de familia que, con lenguaje sencillo, transmiten la incansable enseñanza del Padre, relatan incidencias del apostolado personal y dan noticias de las diversas labores apostólicas. Después del 26 de junio de 1975, narran también recuerdos de la historia de la Obra y de la vida santa de nuestro Fundador, y recogen testimonios sobre la difusión de la devoción privada a nuestro Padre en el mundo. Son como la participación en una tertulia, vivida con ánimo optimista y sobrenatural, que no se detiene en las dificultades —ya se sabe que existen, pues son cosa de ordinaria administración—, sino en lo positivo, en lo que permanece.

Fieles al espíritu de nuestro Fundador, las publicaciones internas —dirigidas a los miembros de la Prelatura para confirmar y fortalecer en cada persona el aire de familia del Opus Dei— han hecho y hacen mucho bien a todos. No en vano nuestro Padre guió muy de cerca su andadura, especialmente en los primeros años, dando indicaciones precisas, y animando a tomar notas de experiencias, con el afán de mejorarlas constantemente.

Aquí se recogen algunos de esos criterios, que los fieles de la Prelatura tienen también en cuenta cuando colaboran con sus relatos y narraciones en este medio de formación, que es tarea de todos. Al exponer con espontaneidad el modo en que viven el espíritu de la Obra en las más diversas circunstancias, contribuyen a que se vea el colorido siempre nuevo de ese maravilloso tapiz —el trabajo apostólico del Opus Dei— que, cada uno en su sitio, lleva a cabo día tras día, para gloria de Dios y servicio de la Iglesia.

Características generales

Las revistas dirigidas a los fieles de la Prelatura tienen el aire de cartas de familia que, redactadas de modo sencillo y espontáneo, contribuyen eficazmente a su formación y a su vibración apostólica. Sirven también para conocer y aprovechar experiencias apostólicas o nuevos aspectos de la labor en otros lugares.

Crónica destaca por su tono familiar, como de tertulia: los artículos adoptan un enfoque más anecdótico: por ejemplo, más que perderse en una visión panorámica de la labor de un Centro, procura mostrar esa labor mediante una narración sencilla y personalizada, llena de vida y, por tanto, distinta de la que podría escribirse —incluso sobre el mismo tema— en otro lugar o en otro momento.

Obras se destina fundamentalmente a dar a conocer las obras corporativas y labores personales de apostolado a los fieles de la Prelatura. En cambio, no suele publicar artículos sobre apostolado personal. Por esto, las colaboraciones se redactan con datos objetivos, aunque sin limitarse a una información esquemática y formal de la labor, pues no hay dos obras apostólicas idénticas: es lógico que presenten muchos puntos comunes, pero son siempre diversas las circunstancias, el ambiente, los programas y, sobre todo, las personas que promueven y sacan adelante cada iniciativa, y las que se benefician de sus actividades.

Los miembros de la Obra procuran conocer bien estas revistas, leerlas con puntualidad y colaborar en su redacción. Especialmente, las consultan con más frecuencia quienes dan charlas, Círculos, meditaciones, o clases de Teología Espiritual y Pastoral.

Los Directores buscan las ocasiones y los procedimientos oportunos para que la doctrina de estas publicaciones llegue a todos los fieles de la Prelatura y, en el caso de Obras, aun a los Cooperadores y amigos, siempre que estén en condiciones de conocer y apreciar esa dimensión más íntima —se trata de una revista de familia— de nuestras labores apostólicas. A la vez, aseguran la custodia de estas revistas de familia que, ordinariamente, no se sacan de la sede de los Centros.

En las revistas internas pueden colaborar todos los fieles de la Prelatura, jóvenes y mayores. En concreto, se procura que haya notas y artículos redactados por personas capaces —por su edad y experiencia— de aportar una especial madurez sobrenatural y humana, con la conveniente riqueza de contenido, sobre todo, cuando se aborda el apostolado personal realizado con ocasión del trabajo profesional.

Es necesario que una persona se ocupe en cada Centro de recoger anécdotas y noticias publicables, así como de distribuir posibles encargos de artículos entre los que reúnan condiciones y de orientarles sobre el modo de redactarlos. Lo mejor es que escriban las colaboraciones los mismos protagonistas del relato, especialmente si narran hechos de su apostolado personal. En algunos casos, otra persona con mayor experiencia y capacidad literaria ayudará al autor en la redacción, pero respetando su estilo peculiar.

Como consecuencia del acuerdo tomado en el II Congreso General del Opus Dei, celebrado en Einsiedeln, se editan solamente en castellano. No hace falta preparar traducciones escritas en los Centros: cuando es necesario, la Comisión Regional se ocupa de enviarles la versión de algunos artículos con especial interés doctrinal o informativo.

Detalles de estilo

Estas revistas no tienen un estilo propio, pero, en general, la redacción suele ser directa, sencilla y clara, prescindiendo de frases que pueden convertirse en tópico, si se emplean con demasiada frecuencia. Lógicamente, cada autor utiliza su estilo propio, sin mimetismos, y sin abusar de vocablos o modismos exclusivos de una comarca o región: en su caso, señala —entre paréntesis o guiones— el significado exacto.

Cuando una palabra se escribe con ortografía no ordinaria, se indica —por ejemplo, al margen, o con sic entre paréntesis— que ese nombre, común o propio, está efectivamente bien transcrito. Se aplica un criterio semejante a las expresiones propias de los diversos países o comarcas de habla castellana. Se subrayan las citas o palabras en otros idiomas.

Como es de rigor, se menciona la fuente de las citas literales, de modo que pueda comprobarse su exactitud, especialmente si se trata de un texto de nuestro Padre o del Padre.

Las colaboraciones se redactan con mucho sentido sobrenatural y con estilo laical, secular, para reflejar la naturaleza y el fin de los apostolados de la Prelatura, siempre con cariño, con gracia y atractivo humanos. En general, se evitan las moralejas: es preferible exponer los hechos sencillamente, y dejar que el lector saque las consecuencias.

Estas publicaciones no están pensadas para referir dificultades —de ordinaria administración en toda labor apostólica—: los artículos se escriben en un tono general optimista, alegre y positivo.

Artículos narrativos

Los artículos son concretos, sin generalidades o consideraciones abstractas: se narran hechos reales, con riqueza de detalles y descripciones, sin insistir en aspectos aplicables a labores en cualquier lugar del mundo; también los personajes tienen vida: al mencionar un nombre, se explica de quién se trata; la descripción de anécdotas, situaciones y detalles manifiesta el carácter y la personalidad de los protagonistas, y cada artículo adquiere un aire propio y específico.

Los relatos sobre nuevos instrumentos apostólicos o sobre actividades de especial relieve, recogen suficientes datos objetivos para que en todas partes puedan hacerse idea de la marcha y de la extensión de esas labores. Sin embargo, si se procura hablar más de las personas —siempre dentro del marco de la labor apostólica de que se trate—, descendiendo a ejemplos concretos de colaboración, de participación, etc., será mucho más sencillo exponer esa finalidad apostólica, razón de ser de toda obra corporativa, y el mismo artículo tendrá un aire vivo que hará más agradable su lectura. Las anécdotas o ejemplos aparecerán como un sucedido, que se describe en tres o cuatro líneas, aunque, a veces, darán pie a un relato que ocupe una parte proporcionalmente grande del texto.

Cuando el artículo se limita a describir un aspecto determinado de una tarea apostólica, se evita que pueda identificarse erróneamente con el conjunto de la labor: al redactarlo, se tiene presente que probablemente lo leerán muchas personas que desconocen o saben muy poco de esa iniciativa.

Un objetivo primordial de las publicaciones internas es dar a conocer la vida santa de nuestro Padre y divulgar los favores que se obtienen por su intercesión. Los fieles de la Prelatura —cada uno en la medida de sus posibilidades— preparan con cariño y responsabilidad colaboraciones sobre sucesos, anécdotas, cartas, historias personales, que reflejan la extensión de la devoción privada a nuestro Fundador, y la difusión de sus escritos. A veces, basta mandar fotocopia del material preparado con otra finalidad.

Al escribir sobre la labor apostólica con gente joven, además de las distintas iniciativas docentes, culturales o deportivas, que se organizan en los Centros de la Prelatura, se resalta el carácter personal del apostolado, y se muestra también cómo los muchachos toman parte activa en los medios tradicionales de formación: Círculos, visitas a los pobres de la Virgen, meditaciones, catequesis, etc.

Además, se tratan otros muchos temas de interés, como: labor de los Supernumerarios en su ámbito familiar; retiros, Círculos y Convivencias de Cooperadores; tertulias; apostolado personal con motivo de congresos y reuniones de carácter nacional o internacional, o con ocasión de viajes; iniciativas de promoción humana y social que realizan personalmente los Supernumerarios y Cooperadores con las personas que tienen alrededor.

Se publican también colaboraciones sobre la labor de los sacerdotes: ayuda espiritual al clero diocesano, la labor pastoral de los Agregados y Supernumerarios de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz en parroquias, seminarios, etc.

Otros temas interesantes son el comienzo de la labor en una ciudad (puntos de ignición), la puesta en marcha de un nuevo Centro, la historia de algunas obras corporativas de apostolado, los Cursos anuales, etc.

Con frecuencia, los artículos tratan del apostolado ad fidem, con la oportuna y prudente narración de conversiones a la fe católica. Y, a la vez, de las diversas manifestaciones prácticas del afán de los miembros de la Obra por dar doctrina y secundar fielmente las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia, tanto de modo personal como a través de cursos, conferencias, mesas redondas, o tantas otras iniciativas semejantes.

Materia importante de las colaboraciones es el apostolado personal de los miembros de la Obra en el ámbito donde desarrollan su vida: por ejemplo, una jornada de trabajo o de vida en familia, explicando la naturaleza de la propia labor profesional, las pequeñas incidencias familiares, el trato con los colegas o los que se han acercado ya a los medios de formación.

Secciones fijas

Editoriales y comentarios doctrínales. Pueden sugerirse temas para estas secciones, o enviar guiones y artículos que se juzguen de interés general.

Favores conseguidos por la intercesión de nuestro Padre, difusión de la devoción privada, de sus escritos, etc. Ordinariamente basta mandar el material indicado más arriba, pero a veces conviene dedicar un artículo extenso a alguno de estos aspectos.

Recuerdos de nuestro Padre. Tratan de algún suceso relacionado con nuestro Fundador, desarrollado con detalle y, como es lógico, con mucho sentido sobrenatural y con todo el cariño filial que profesamos a nuestro Padre. Aunque los artículos de carácter histórico suelen ser los más atractivos, sin embargo, no es preciso centrarse siempre en ese enfoque; también interesan anécdotas o sucedidos aislados, muy expresivos del ejemplo y de las enseñanzas de nuestro Padre: todos hacen mucho bien. Estos recuerdos, que se publican en Crónica, se refieren a situaciones o sucesos vividos personalmente por el autor. Se redactan con lenguaje sencillo, familiar, teniendo en cuenta que se destinan sólo a personas de la Obra.

Los Recuerdos de nuestro Fundador, que se publican en Obras, sin dejar de ser páginas de familia, pueden ser leídos también por Cooperadores y otras personas que reciben formación en los Centros de la Prelatura. Más que recoger recuerdos de una sola persona, presentan un carácter marcadamente histórico, o bien desarrollan algún aspecto del espíritu de la Obra con palabras, anécdotas o sucedidos de la vida de nuestro Padre.

Todos estos trabajos se redactan con sentido histórico, cuidando la exactitud y precisión de los datos. Es útil acompañarlos de aclaraciones que faciliten su revisión: fechas o datos dudosos, nombre de las personas que han intervenido en la preparación del artículo y de las que vivieron esos hechos, fuentes de donde se toman las citas literales, etc. Además, se escriben con sentido apostólico, pensando en el bien que hacen. Por esto, conviene escribir estos recuerdos después de haber llevado el tema a la oración.

No importa —al contrario— que estos relatos sean largos. En cualquier caso, se evitan las generalidades; y se redactan con sencillez, exponiendo los hechos y sus circunstancias con precisión, sacando las oportunas consecuencias sobrenaturales y añadiendo las consideraciones personales oportunas para que el relato resulte lo más claro y completo posible, sin dejarse llevar por la fantasía.

Canciones compuestas para ser cantadas en familia. Se publican de vez en cuando en Crónica, y constituyen un medio más para mantener siempre joven el aire de familia y alentar la unidad de la Obra. Por eso, no se enseñan a otras personas.

Portada de Obras. Para esta sección se envían ordinariamente al menos dos fotos de la fachada principal, o de vistas parciales de los edificios de las obras corporativas de apostolado. Han de ser dignas y representativas, y pensadas para publicar en formato vertical. Como es lógico, hacen falta negativos o diapositivas de buena calidad —sin personas ni vehículos—, y de tamaño grande: habitualmente, de 4,5 x 6 cm., aunque también pueden servir los de 24 x 36 mm., si son de formato vertical y gran calidad. En el pie de foto se indica si se trata de la fachada, o de un aspecto parcial, con el nombre completo de la labor correspondiente.

Una carta entre muchas. Recoge algunas cartas, especialmente significativas, recibidas por miembros de la Obra.

Artículos sinópticos de Obras. Presentan una visión amplia de una determinada labor apostólica desde su inicio: recogen, por tanto, sucesos y actividades de años pasados, con alguna fotografía antigua, especialmente si ayuda a dar una idea de los comienzos y del crecimiento de la labor. Lógicamente, estas colaboraciones son más extensas, y pueden dividirse en apartados, con subtítulos. Además de las fotos, suelen ilustrarse con gráficos, esquemas, mapas, planos y dibujos.

Anecdotario de Obras. Se incluyen sucedidos que reflejan gráficamente aspectos concretos del espíritu de la Obra, vivido por los fieles de la Prelatura y por quienes se acercan a la labor apostólica: por ejemplo, el afán de dar doctrina, la mentalidad laical, la santificación del trabajo, el amor a la libertad, la generosidad, el celo por las almas.

Pies de página. Son anécdotas especialmente breves, comentarios de otras personas sobre las labores apostólicas, detalles interesantes sobre aspectos del espíritu de la Obra o sobre el modo de trabajar de los fieles de la Prelatura. No importa que los hechos narrados hayan sucedido hace poco o mucho tiempo.

De todas partes, de Crónica. Acoge noticias un tanto anecdóticas, de extensión, estilo y tema variables, si es posible con fotografía, pero siempre con las características de la noticia: asunto, protagonistas, lugar, tiempo y modo.

Noticias breves, de Obras. Describen, breve y objetivamente, con un estilo directo y conciso, sin fotos, alguna actividad de las obras corporativas de apostolado. Pueden referirse a temas muy diversos: cursos, exposiciones, conciertos, inauguraciones, festivales artísticos, literarios y deportivos, visitas de personas ilustres. Estas reseñas se envían enseguida, sin perjuicio de redactar después un artículo más amplio, acompañado de fotografías.

Artículos gráficos

Los Artículos gráficos, de Obras, dan a conocer una labor apostólica a base de fotografías —algunas en color—, con pies concretos, de modo que sólo sea preciso añadir los datos que la imagen no puede ofrecer por sí sola.

El reportaje incluye vistas de conjunto de los edificios, primeros planos, interiores y exteriores, siempre con personas. Suelen hacer falta veinte o veinticinco negativos o diapositivas, sobre aspectos distintos de la labor, de tamaño 4,5 x 6, 6 x 6, 6 x 9 cm., ó 24 x 36 mm. (nunca inferior a esta medida) y siempre de buena calidad y grano fino. Basta, en cambio, con un texto de unos tres folios mecanografiados a doble espacio.

Si en toda colaboración es preciso evitar las generalidades, en el artículo gráfico de una manera especial: interesa subrayar lo que se pueda decir exclusivamente de esa labor concreta, y no de otra. Se consigue este objetivo dando un mayor tono descriptivo al texto y dejando que hablen por sí mismos los datos y las anécdotas, sin intentar adelantar conclusiones.

Este artículo gráfico no pretende dar a conocer exhaustivamente una obra de apostolado, sino —tomando ocasión de las escenas recogidas por las fotografías— exponer datos y anécdotas sobre la labor específica que se hace allí y desde allí. Suele dar buen resultado ambientarlo mediante un encuadre geográfico, cultural, topográfico, histórico o social, y explicar a partir de ahí los motivos y razones por los que ha surgido esa iniciativa y la función que desempeña. A veces, resulta útil presentar un esquema breve de las diversas labores que se hacen en esa obra de apostolado, para que el lector se oriente desde el principio, así como incluir algunos breves detalles históricos de su desarrollo: comienzo, fechas, construcción de edificios, visitas importantes, etc. Aunque se intenta ofrecer una visión completa de las actividades, se evita convertir el artículo en un catálogo: los datos objetivos (contenido de los cursos, número de alumnos o personas que los frecuentan, resultados apostólicos, proyección social o universitaria), se distribuyen a lo largo del texto.

Para asegurar la calidad, en vez de escribir primero el artículo y añadir después las fotografías, es recomendable redactarlo teniendo delante el material gráfico, para explicar lo que el lector no pueda deducir por sí mismo de las imágenes: por ejemplo, quiénes son los protagonistas, qué estudian o en qué trabajan, qué hacen en ese lugar, o qué relación tienen con la labor. Un criterio semejante se puede aplicar a paisajes, objetos o edificios: se prescinde de calificativos, y se informa sobre la región en que está situado, sobre el origen del estilo artístico o arquitectónico del edificio, sobre el carácter más o menos típico de la decoración o de los motivos ornamentales.

Fotografías

Habitualmente las colaboraciones van acompañadas de material gráfico: tres o cuatro fotos, salvo que se trate de artículos gráficos, sinópticos, o especiales. Como es lógico, se cuida de modo especial el material gráfico sobre los viajes o estancias del Padre en una ciudad o Región, empleando buenas máquinas, y películas de tamaño no inferior a 35 mm, y proponiéndose conseguir fotografías variadas, sin reiterar el mismo encuadre, excepto en caso de primeros planos. Basta sacar unas pocas tomas de conjunto, porque suelen resultar muy iguales.

Se envían negativos o diapositivas —de tamaño no inferior a 24 x 36 mm.—, siempre originales, pues los duplicados no sirven para imprimir. Suelen protegerse en sobres de 6,7 x 10 cm. o de dimensiones aproximadas; las diapositivas, en sobre o en su marco. El negativo se acompaña de un positivo pequeño de tamaño comercial, que puede ir en blanco y negro, aunque el negativo sea en color. Si se considera oportuno —por ejemplo, cuando se trata de un artículo sobre la estancia del Padre en una Región—, se añade otra colección de positivos de un tamaño mayor, que no exceda de 18 x 24 cm. Si no es posible mandar los negativos o diapositivas originales (cuando se trata de viajes del Padre, se mandan siempre los originales), se sustituyen por positivos grandes, de tamaño no inferior a 13 x 18 cm., ni superior a 18 x 24 cm., de muy buena calidad, en papel brillante y bien protegidos.

Las fotografías se identifican mediante una lista numerada correlativamente, con los siguientes datos de cada una, por este orden: país, ciudad, Centro, fecha, actividad, nombres y apellidos (si se conocen) de las personas que aparecen de izquierda a derecha. También resulta muy práctico mandar pies de foto, adecuados al contenido de cada fotografía. Cuando las imágenes se refieren a lugares o a objetos relacionados con la historia de la Obra, se indica expresamente. En el dorso de los positivos y en el sobre del negativo, basta escribir el número correspondiente de la lista. Si en alguna ocasión interesa recuperar el negativo original o la diapositiva —después de su publicación—, se advierte al enviarlo.

Para asegurar la calidad de las fotografías —entre otros detalles concretos, que el buen sentido dictará en cada momento—, conviene tener presentes los criterios usuales entre los profesionales de la información gráfica, fijándose en el tipo de fotos que suelen aparecer en periódicos y revistas, y que se caracterizan por recoger aspectos de la vida real, tener un valor de documentación o de imagen sugerente, ser espontáneas y vivas, con expresividad humana.

Como es obvio, en los artículos sobre el trabajo profesional, conviene que las fotografías se tomen en los propios lugares de trabajo, con colegas, etc.

En general, las imágenes deben dar sensación de naturalidad, también cuando son fotos preparadas. Si se trata, por ejemplo, de gente estudiando, conviene tener en cuenta que no se suele estudiar con un solo libro o un solo papel delante: habrá que disponer los papeles y los libros de tal forma que —sin sensación de desorden— parezca realmente que se están usando.

Las aulas, salones, talleres, laboratorios, o salas de estudio deben ofrecer en lo posible sensación de amplitud y reflejar el ambiente de trabajo, estudio o vida en familia.

Además, interesa no repetir las personas fotografiadas, pues daría la impresión de una labor pequeña y restringida. No resultan agradables los grupos muy numerosos, o con gente de espaldas. Tampoco lo son los gestos o expresiones de fotografía, y menos cuando aparece un solo individuo. Ordinariamente, no se publican fotos en las que aparece solo el autor del artículo, sin la compañía de otras personas. Tampoco deben aparecer sacerdotes con demasiada frecuencia, salvo cuando se trate de una actividad específicamente sacerdotal. Y se evita que aparezca alguien comiendo o con algún elemento —platos, tazas, etc.— que lo dé a entender.

Si se trata de edificios con jardín, se procura tomar las fotografías en la época del año más apropiada, para que los árboles o plantas contribuyan al buen aspecto.

Finalmente, aparte de las fotos, también puede ser interesante mandar dibujos, mapas, planos o diagramas, sobre todo en los artículos que narran viajes o contienen descripciones geográficas. Conviene que los dibujos sean grandes, y los confeccionen personas competentes.

Envíos a la redacción

Vale la pena asegurar la puntualidad en el envío de las colaboraciones —con mayor motivo, si se trata de un encargo de la redacción central—, para conseguir la salida regular de las revistas, con la consiguiente eficacia para la información y la formación de todos. En especial, importa remitir cuanto antes los artículos ligados a un acontecimiento, para evitar anacronismos, que impedirían su publicación: por ejemplo, relatos de viajes del Padre a una Región, artículos relacionados con la Navidad, Cursos anuales, romerías de mayo o efemérides.

Para facilitar el trabajo a la redacción, cada colaboración lleva un título, la referencia —en el ángulo superior derecho— a la revista a la que se destina y, al final, la fecha y el Centro y ciudad de donde procede, y el nombre del autor. Los textos se escriben a máquina, a doble espacio y por una sola cara. Se mecanografía en folios o cuartillas individuales cada noticia, anécdota, pie de página o relato breve, a no ser que formen parte de un artículo de conjunto. Los originales de los artículos para Obras tienen, ordinariamente, cuatro o cinco folios a doble espacio. Los de Crónica, tres o cuatro.

Referencias

  1. De nuestro Padre, Tertulia, 9-V-1960.