Un punto de vista orignal sobre el Opus

Por OIK, , 9.04.2007


Me gustaría aportar mi experiencia porque creo que es muy original.

Soy uno de los menores de una familia muy numerosa de padres del Opus, para ser más exactos, de padres fanáticos del Opus. No obstante ello, mi vida transcurría con normalidad. Era un niño pacífico cuya única preocupación eran los problemas que podría tener en el Colegio (del Opus, claro) que no iban más allá de no aprobar alguna asignatura, o tener que hacer atletismo un día frío de invierno. Cuando volvía del colegio a mi casa me tomaba un vaso de Nesquik, veía el programa “Un Globo, dos Globos, tres Globos” y luego jugaba tranquilamente con soldaditos tumbado en una alfombra. Era un niño satisfecho que llevaba una vida tranquila y sosegada hasta que un buen día uno de mis hermanos mayores hizo algo malo que trastornó a mis padres. A partir de entonces mi vida cambió. Mis padres creyeron que nos estaban dando una mala educación y decidieron meternos en el Opus a toda costa. Aunque tenía menos de diez años, empecé a pasar todo mi tiempo libre en clubes del Opus. Días de semana, fines de semana, vacaciones de Semana Santa, meses de Julio y Agosto: siempre inmerso en actividades organizadas por el Opus. Muchas veces intentaba resistirme pero rara vez conseguía librarme de los planes trazados por mis padres.

Después de unos años llegué a la conclusión de que estar en un club o centro del Opus era mejor que estar con mis padres. Por lo menos era gente alegre, que se reía y se divertía haciendo deporte y otras actividades. Además, los centros del Opus están muy limpios y la comida es muy buena (sobre este tema, léanse los testimonios de un tal Satur en esta misma página web).

Cuando empecé la universidad mis padres se fueron a vivir a otra ciudad y me costearon los estudios siempre y cuando viviera en un Colegio Mayor del Opus. Yo prefería, sin duda alguna, estar en un Colegio Mayor del Opus que con mis padres, con quienes la vida era realmente insoportable (a los dos les han diagnosticado anomalías psicológicas). Cuando acabé la carrera empecé a trabajar y me fui a vivir a un piso alquilado y mis padres no pudieron forzarme más a estar en el Opus.

Mi paso por el Opus ha sido un tanto extraño porque en realidad, para mí ha sido más un refugio que una cárcel. Los directores del Colegio Mayor se daban cuenta de que, si me echaban, tendría que dormir en la calle. Además, no querían líos con mi padre a quien consideraban un “supernumerario muy pesado”.

No obstante todo lo anterior, tengo muchas cosas en común con muchos ex-numerarios y con muchos testimonios de esta misma página web, como por ejemplo el de Alina – Miedo , o el de H.E. "Estuve treinta años en el Opus Dei".

En esencia, en lo que coincido con estos testimonios es en el hecho innegable de que en el Opus se producen muchos problemas psicológicos y de conciencia, los cuales, en muchos casos, son un verdadero calvario. ¿Y por qué yo también he sufrido este calvario si nunca he sido del Opus? Porque aunque no era miembro, recibía formación y dirección espiritual en el Opus. Y cuando tenía 15/16 años tenía un montón de problemas de conciencia y preguntaba a directores y sacerdotes sobre un montón de cosas de las que buscaba explicación. Preguntaba porque confiaba en ellos. Preguntaba y hablaba porque ellos mismos me aconsejaron hacerlo. Pero sin embargo, la realidad es que por mucho que yo hablara y preguntara, no encontraba ninguna respuesta; antes al contrario, me recriminaban el que planteara problemas o interrogantes.

Después de años llegué a la conclusión de que en el campo espiritual o de la vida interior lo mejor era “buscarse la vida”. Y aquí estoy: sigo practicando la religión como lo hago desde que tengo 5 años. Hago oración, leo “Es Cristo que pasa”, “Hablar con Dios” y otras obras del Fundador del Opus Dei.

En realidad, mi formación cristiana la he recibido del Opus. Lo que sucede es que el Opus tiene sus limitaciones. Sus limitaciones son humanas, no sobrenaturales. Tal vez sea que la mayoría de los directores o sacerdotes se encuentran ante una responsabilidad demasiado difícil para su capacidad. O tal vez sea que la forma de vida en los centros del Opus es un tanto artificial y pone a la gente en una tensión insoportable. De hecho, cuando muchos dejan de vivir allí sienten un enorme alivio, como si se quitaran una camisa de fuerza o un peso de encima.

Concluyo que lo que falla es la psicología y aspectos humanos. De hecho, todos los ex-numerarios que conozco, que son más de cien, siguen practicando la religión y tienen una formación cristiana más sólida que una roca.




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