Programa de formación inicial (B-10), Roma, 1985/Apartado IV 24

24. UNCIÓN DE ENFERMOS Y ORDEN SAGRADO


LA UNCIÓN DE ENFERMOS

Naturaleza de este sacramento

  • "La Iglesia cree y confiesa que, entre los siete sacramentos, existe un sacramento especialmente destinado a reconfortar a los atribulados por la enfermedad: la Unción de enfermos" (Catecismo, 1511)302.
  • "Por su Pasión y su Muerte en la Cruz, Cristo dio un sentido nuevo al sufrimiento: desde entonces éste nos configura con Él y nos une a su Pasión redentora" (Catecismo, 1505). "Cristo invita a sus discípulos a seguirle tomando a su vez su cruz (cfr. Mt 10,38). Siguiéndole adquieren una nueva visión sobre la enfermedad y sobre los enfermos" (Catecismo, 1506)303.
  • Al mismo tiempo que el Señor nos enseñó el sentido positivo del dolor para realizar la Redención, quiso curar a multitud de enfermos, manifestando su poder sobre el dolor y la enfermedad, y sobre todo su poder para perdonar los pecados (cfr. Mt 9,2-7). Después de la Resurrección envía a los Apóstoles: "En mi nombre... impondrán las manos sobre los enfermos y se curarán" (Me 16,17-18) (cfr. Catecismo, 1507).

302 "La enfermedad y el sufrimiento se han contado siempre entre los problemas más graves que aquejan la vida humana. En la enfermedad, el hombre experimenta su impotencia, sus límites y su finitud (...). La enfermedad puede conducir a la angustia, al repliegue sobre sí mismo, a veces incluso a la desesperación y a la rebelión contra Dios. Puede también hacer a la persona más. madura, ayudarla a discernir en su vida lo que no es esencial para volverse hacia lo que lo es. Con mucha frecuencia, la enfermedad empuja a una búsqueda de Dios, un retorno a Él" (Catecismo, 1500-1501).

En el Antiguo Testamento se ven ejemplos de cómo el hombre vive la enfermedad de cara a Dios: implora la curación (cfr. Ps 6,3; Is 38); la enfermedad se convierte en camino de conversión (cfr. Ps 38,5; 39,9.12). En algunos pasajes se alcanza a ver que el sufrimiento puede tener también un sentido redentor por los pecados de los demás (cfr. Is 53,11) (cfr. Catecismo, 1502).

303 "Cristo no sólo se deja tocar por los enfermos, sino que hace suyas sus miserias: «Él tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades» (Mt 8,17; cfr. Is 53,4) (...). En la Cruz, Cristo tomó sobre sí todo el peso del mal (cfr. Is 53,4-6) y quitó el «pecado del mundo» (loann 1,29), del que la enfermedad no es sino una consecuencia" (Catecismo, 1505).


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d) "La Iglesia apostólica tuvo un rito propio en favor de los enfermos, atestiguado por Santiago: «¿Está enfermo alguno de vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, que oren sobre él y le unjan con óleo en el nombre del Señor. Y la oración de la fe salvará al enfermo, y el Señor hará que se levante, y si hubiera cometido pecados, le serán perdonados» (luc 5,14-15). La Tradición ha reconocido en este rito uno de los siete sacramentos de la Iglesia (Catecismo, 1510)304.

Materia y forma de la Unción de enfermos

a) La doctrina católica señala como la materia remota de este sacramento el óleo de oliva —o de otro aceite vegetal— bendecido para ese fin según el rito prescrito por la Iglesia; la materia próxima es la unción con el óleo en la frente y en las manos del enfermo.

b) La forma de este sacramento son las palabras: "Per istam Sanctam Unctionem et suam piissimam misericordiam adiuvet te Dominus gratia Spiritus Sancti, ut a peccatis liberatum te salvet atque propitius allevet: Por esta santa unción, y por su bondadosa misericordia te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo, para que, libre de tus pecados, te conceda la salvación y te conforte en tu enfermedad (cfr. C.I.C., can. 847)" (Catecismo, 1513).

Ministro y sujeto de la Unción de enfermos

  • Ministro de este sacramento es únicamente el sacerdote (obispo o presbítero).
  • Es deber de los pastores instruir a los fieles sobre los beneficios de este sacramento. Los fieles deben animar a los enfermos a llamar al sacerdote para recibir la Unción de enfermos (cfr. Catecismo, 1516).
  • La Unción de los enfermos "no es un sacramento sólo para aquellos que están a punto de morir. Por eso, se considera tiempo oportuno para recibirlo cuando el fiel empieza a estar en peligro de muerte por enfermedad o vejez"305:
  • Para recibir con fruto este sacramento, se requiere en el enfermo el estado de gracia. De modo ordinario, debe recibir previamente el sacramento de la Penitencia.
  • "Es muy conveniente que se celebre dentro de la Eucaristía, memorial de la Pascua del Señor. Si las circunstancias lo permiten, la celebración del sacramento puede ir precedida del sacramento de la Penitencia y seguida del sacramento de la Eucaristía" (Catecismo, 1517).

304 Cfr. DS 216; 1324-1325; 1695-16%; 1716-1717.

305 CONCILIO VATICANO II, Const Sacrosanctum concilium, 73. Cfr. C.LC., ce. 1004-1007; Catecismo, 1514.

Si un enfermo qué recibió la Unción recupera la salud, puede, en caso de nueva enfermedad grave, recibir de nuevo este sacramento. En el curso de la misma enfermedad, el sacramento puede ser reiterado si la enfermedad se agrava. Es conveniente recibir la Unción de los enfermos antes de una operación importante.


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  • No debe administrarse a aquellos que permanecen obstinadamente impenitentes en pecado mortal manifiesto (cfr. C.I.C., can. 1007); y si hay duda acerca de esto, se administra bajo condición.
  • Aunque la Unción de enfermos puede administrarse a quien ha perdido ya los sentidos, hay que procurar que se reciba con conocimiento, para que el enfermo pueda disponerse mejor a recibir la gracia del sacramento.

d) Sentido cristiano de la muerte y de la preparación para bien morir:

  • La recepción de la Unción de enfermos no es necesaria con necesidad de medio para la salvación, pero no se debe prescindir voluntariamente de este sacramento, si es posible recibirlo, porque sería tanto como rechazar un auxilio de gran eficacia para la salvación. Privar a un enfermo de esta ayuda, podría constituir incluso pecado grave.
  • Para un cristiano, la enfermedad y la muerte pueden y deben ser medios para santificarse y redimir con Cristo. La Unción de enfermos ayuda a vivir estas realidades dolorosas de la vida humana con sentido cristiano: "En la Unción de los enfermos, como ahora llaman a la Extrema Unción, asistimos a una amorosa preparación del viaje, que terminará en la casa del Padre"306.

Efectos de la Unción de enfermos

  • El efecto primario del sacramento es el aumento de la gracia santificante: como todo sacramento de vivos, produce en el alma un aumento de gracia (cfr. Catecismo, 1520).
  • Produce también la unión del enfermo a la Pasión de Cristo, para su bien y el de toda la Iglesia (cfr. Catecismo, 1521).
  • Se limpian las reliquias del pecado, perdonando Dios los pecados veniales y también los mortales en caso de que el enfermo estuviera arrepentido pero no hubiera podido recibir el sacramento de la Penitencia.
  • La gracia específica sacramental brinda el consuelo, la paz y el ánimo para vivir cristianamente los sufrimientos de la enfermedad o de la vejez; fortalece además el alma del enfermo para afrontar con sentido sobrenatural y con paz el trance de la enfermedad y de la muerte, vencer más fácilmente las asechanzas del diablo en esa última hora y abandonarse confiadamente en los brazos misericordiosos de su Padre Dios (cfr. Catecismo, 1523).

e) Secundariamente, este sacramento produce la salud del cuerpo, si conviene a la del alma.

306 Es Cristo que pasa, 80.


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EL ORDEN SAGRADO

Sacerdocio común y sacerdocio ministerial

  • Nuestro Señor Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre, es el único Mediador entre Dios y los hombres (cfr. I Tim 2,5), el Sumo y Eterno Sacerdote (cfr. Hebr 7,24). "Gracias al Bautismo, todos los fieles participan del sacerdocio de Cristo. Esta participación se llama «sacerdocio común de los fieles». A partir de este sacerdocio y al servicio del mismo existe otra participación en la misión de Cristo: la del ministerio conferido por el sacramento del Orden" (Catecismo, 1591), que se llama "sacerdocio ministerial o jerárquico".
  • Entre el sacerdocio común y el ministerial hay una "diferencia esencial y no sólo de grado; uno y otro participan, cada uno a su modo, del único sacerdocio de Cristo. El sacerdocio ministerial, en virtud de la sagrada potestad de que goza, forma y rige al pueblo sacerdotal, realiza el sacrificio eucarístíco haciendo las veces de Cristo (in persona Christi) y lo ofrece a Dios en nombre de todo el pueblo. Los fieles, en cambio, concurren a la ofrenda de la Eucaristía en virtud de su sacerdocio real, y lo ejercen en la recepción de los sacramentos, en la oración y en la acción de gracias, con el testimonio de una vida santa, con la abnegación y la caridad operante"307.
  • El sacerdocio ministerial o jerárquico y el sacerdocio común de todos los fieles, "están ordenados el uno al otro"308. "El sacerdocio ministerial está al servicio del sacerdocio común, en orden al desarrollo de la gracia bautismal de todos los cristianos" (Catecismo, 1547).

Naturaleza del sacramento del Orden

a) "Por institución divina, mediante el sacramento del Orden, algunos de entre los fieles quedan constituidos como ministros sagrados (...) para apacentar el pueblo de Dios según el grado de cada uno, desempeñando, en la persona de Cristo Cabeza, las funciones de enseñar, santificar y regir"309.

— Gracias al sacramento del Orden, la misión confiada por Cristo a sus Apóstoles sigue siendo ejercida hasta el fin de los tiempos.

b) Los ministros ordenados reciben una potestad que les permite ejercer su servicio mediante la enseñanza (munus docendí), el culto divino (munus santificandi) y el gobierno pastoral (munus regendi). En concreto, el sacramento del Orden confiere:

307 CONCILIO VATICANO II, Const Lumen gentium, 10.

308 Ibidem.

309 CIC., can. 1008. "Nadie se puede dar a sí mismo el mandato ni la misión de anunciar el Evangelio (...). Nadie puede conferirse a sí mismo la gracia, sino que debe ser dada y ofrecida. Esto requiere ministros de la gracia, autorizados y habilitados por parte de Cristo. De Él reciben la misión y la facultad (el «poder sagrado») de actuar«in persona Christi Capitis»" (Catecismo, 875). Este ministerio se confiere con el sacramento del Orden.


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— El poder de santificar: el ministerio principal de los sacerdotes (obispos y presbíteros) es celebrar el Santo Sacrificio del Altar, donde todo el ministerio sacerdotal encuentra su plenitud, su sentido, su centro y eficacia; en general, ejercen su poder de santificar fundamentalmente administrando los santos Sacramentos.

  • El poder de regir: la misión del sacerdote en favor de la humanidad entera tiene como fin conducirla hacia Dios; es, pues, una misión exclusivamente espiritual, y de servicio, como la del Buen Pastor (cfr. Catecismo, 894-896).
  • El poder de enseñar: los sacerdotes tienen el deber de anunciar el Evangelio a todos los hombres, con la autoridad de Cristo.
  • Este sacramento existe en tres grados: Episcopado, Presbiterado y Diaconado, jerárquicamente subordinados entre sí (cfr. Catecismo, 1536). Jesucristo Nuestro Señor instituyó inmediatamente el Episcopado y el Presbiterado. Por medio de los Apóstoles, instituyó el Diaconado.
  • "El obispo recibe la plenitud del sacramento del Orden que lo incorpora al Colegio episcopal y hace de él la cabeza visible de la Iglesia particular que le es confiada. Los obispos, en cuanto sucesores de los Apóstoles y miembros del Colegio [episcopal], participan en la responsabilidad apostólica y en la misión de toda la Iglesia bajo la autoridad del Papa, sucesor de San Pedro" (Catecismo, 1594)310.
  • "Los presbíteros están unidos a los obispos en la dignidad sacerdotal y al mismo tiempo dependen de ellos en el ejercicio de sus funciones pastorales" (Catecismo, 1595).
  • Los diáconos son ministros ordenados para algunas tareas de servicio de la Iglesia; no reciben el sacerdocio ministerial, pero la ordenación les confiere diversas funciones en el ministerio de la Palabra, del culto divino y del servicio de la caridad, que deben cumplir bajo la autoridad de su obispo (cfr. Catecismo, 1596).

Ministro y sujeto del Orden sagrado

  • El ministro de este sacramento es sólo el obispo (cfr. Catecismo, 1576).
  • El sujeto es sólo el varón bautizado. Para recibir dignamente el sacramento del Orden sagrado, por derecho divino se requiere además: vocación divina, intención recta y estado de gracia con probidad de vida. Nadie tiene derecho a recibir el sacramento del Orden. A este sacramento se es llamado por Dios.
  • Los presbíteros en la Iglesia latina son elegidos ordinariamente entre hombres que tienen la voluntad de guardar el celibato "por el Reino de los Cielos" (Mt 12,12; cfr. Catecismo, 1578-1579), como expresión de su pertenencia exclusiva, por amor, a Cristo y a la Iglesia311.

310 Cfr.C.I.C.,can.835.

311 El celibato es un don de Dios. Aunque no está exigido por la misma naturaleza del sacerdocio (cfr. CONCILIO VATICANO II, Decr. Presbyterorum Ordinis, 16), existen razones profundas que hacen que el celibato sea muy conveniente para los ministros sagrados: son razones de orden cristológico (configuración con Cristo sacerdote), eclesiológico (entrega total del sacerdote a la Iglesia, esposa de Cristo) y escatológico (signo de la unión con Cristo en la gloria): cfr. PABLO VI, Enc. Sacerdotalis caelibatus, (24-VI-1967), 17-34. El Papa Juan Pablo II, ha enseñado estas razones con especial profundidad en una serie de Discursos, del 10-ID-1982 al 21-VII-1982. 312 "La Iglesia no tiene de ningún modo la facultad de conferir a las mujeres la ordenación sacerdotal. Esta afirmación debe ser considerada definitiva por todos los fieles de la Iglesia" (JUAN PABLO II, Carta Ordinatio sacerdotalis, (22-V-1994), 4).


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d) Las mujeres no pueden recibir el Sacramento del Orden, porque la Iglesia ha enseñado siempre que Cristo lo ha querido así y lo ha manifestado no ordenando sacerdote a ninguna mujer. Esto no quiere decir que tengan menor dignidad, sino que Dios no ha querido que sirvieran de este modo. No ordenó sacerdote a su Santísima Madre, y Ella tiene una dignidad incomparablemente superior a cualquier otra, en el único orden que cuenta: el de la santidad. El sacerdote tiene un oficio santo, pero él no es más santo por ser sacerdote, y lo que importa no es el oficio sino la santidad312.

Efectos del sacramento del Orden

  • Este sacramento confiere un carácter espiritual indeleble, que es una nueva participación en el sacerdocio de Cristo, a fin de servir como instrumento suyo a favor de la Iglesia (cfr. Catecismo, 1581-82).
  • Aumenta la gracia santificante y confiere la gracia específica sacramental, que ayuda al ministro sagrado a ejercer rectamente las funciones propias de su ministerio (cfr. Catecismo, 1585).
  • El sacramento del orden confiere al ministro que lo recibe, el poder de actuar in persona Christi Capitis (en el caso de los Obispos y presbíteros) (cfr. Catecismo, 1586-1587).

Bibliografía básica:

Catecismo de la Iglesia Católica, 1499-1535 (Unción de enfermos) y 874-896; 1536-1600 (Orden Sagrado).

CONCILIO VATICANO II, Decr. Presbyterorum Ordinis, 2, 3, 5,12 y 13.

Lecturas recomendadas:

De nuestro Padre: Homilía Sacerdote para la eternidad, 13-IV-73.

ÁLVARO DEL PORTILLO, Escritos sobre el sacerdocio, cap. IV ("Jesucristo en el sacerdote").