Programa de formación inicial (B-10), Roma, 1985/Apartado II 20

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APARTADO II Charla nº 20


I. Corrección fraterna

1. Querer de verdad a nuestros hermanos es ayudarles a ser santos; querer como Dios quiere: tal como cada uno es, pero luchando con sus defectos. La caridad -cariño humano y sobrenatural- nos obliga a ayudar a nuestros hermanos en su camino hacia la santidad: con la oración, con el sacrificio, con el ejemplo, y con la corrección fraterna. La corrección fraterna es, con la Charla y la confesión, un medio importantísimo de dirección espiritual personal, de santificación, que tiene raigambre evangélica (cfr. Lc 17,1; Gal 6,1-3).

La corrección fraterna es la advertencia, llena de delicadeza y de sentido sobrenatural, con la que se procura apartar a un miembro de la Obra de algún hábito ajeno a nuestro espíritu.

"No os olvidéis de que cada uno de vosotros, además de ser oveja que está en este redil, de algún modo es también Buen Pastor. Porque es deber de todos, y no sólo de los Directores o Directoras y de los sacerdotes, ejercer una dirección espiritual, prudente y a veces heroica, con los hermanos que tiene alrededor, Bonus Pastor animam suam dat pro ovibus suis (Ion 10,11), el Buen Pastor da la vida por sus ovejas. Daréis vuestra vida, como buenos pastores de vuestros hermanos, preocupándoos unos de otros con caridad, ejerciendo la corrección fraterna, cumpliendo con amor aquel mandato del Señor: compelle intrare (Lc 14,23), ayudándoles a. seguir con alegría el camino de su dedicación al servicio de Dios" (De nuestro Padre).

4- La consulta al Director no es en modo alguno delación -nada más lejos de nuestro espíritu-, sino norma de prudencia sobrenatural y humana, que garantiza la oportunidad y eficacia divina de la corrección fraterna.

5- Las materias de la corrección fraterna son:

Los hábitos que, en contra del espíritu o de las Normas y Costumbres del Opus Dei, adquiera alguno de los miembros.

Los detalles referentes al comportamiento social, al modo de trabajar, a la educación, etc., que desdigan del tono sobrenatural y humano de la Obra.

Las faltas aisladas de un miembro, pero sólo en el caso de que puedan acarrear un grave perjuicio a su alma, a la Iglesia, o a la Obra.

6. Antes de consultar la corrección fraterna al Director, se debe pensar el asunto en la presencia de Dios y preguntarse si aquel defecto no estará más bien en nosotros que en quien nos parece haberlo visto, y en la duda sobre la objetividad de la propia apreciación, se consulta siempre. Se encomienda a aquel hermano nuestro y se procura hacer por él alguna pequeña mortifica-

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ción. Así, con total rectitud de intención y con delicadeza extrema -pero de modo que se entienda bien- se hace la corrección fraterna, en privado. Después, se comunica que se ha hecho, al Director; y se olvida. La prontitud en la corrección fraterna es muy importante para su eficacia.

7- "El que hace o recibe la corrección fraterna, que es siempre eficaz si se cumple lo que está dispuesto, no debe olvidar que esa norma de nuestra vida espiritual es caridad de Cristo, cariño humano; y que, a veces, tanto para el que la hace como para el que la escucha, es heroica" (De nuestro Padre).

8. Hemos de recibir la corrección fraterna con profundo agradecimiento; así, además, facilitamos que nos hagan todas las necesarias. Llevarla a la oración y a la Charla, para que se traduzca en propósitos de lucha ascética.

9. Las falsas razones para no cumplir ese hermoso deber de caridad y de justicia: la propia inexperiencia; los propios defectos; el temor a contristar, etc.

10. "Cuando hacéis la corrección fraterna, además de vivir la caridad con vuestros hermanos, estáis amando a la Obra, porque la santificáis" (De nuestro Padre). "¡Bendita corrección fraterna! ¡Cuánto contribuye a hacer alegre y amable el camino de la santidad, saber que nos quieren; que rezan por nosotros; que nos dicen las cosas noblemente, a la cara, para ayudarnos; que sufren si sufrimos!" (De nuestro Padre).

II. Mortificación corporal y rezo de la Salve o Regina Coeli, los sábados

El sábado es, tradicionalmente, un día especialmente mariano. Para mejor expresar nuestro cariño a la Santísima Virgen, en la Obra es una Norma ofrecerle:

Una mortificación corporal, que -cuando se vive en familia- consiste en suprimir la merienda, o en otra equivalente, fijada por los Directores. Cuando se vive con otras personas ajenas a la Obra, por ejemplo, en una Residencia de estudiantes, cada uno -de acuerdo con el Director- puede hacer una mortificación distinta para no llamar la atención de quienes conviven con ellos.

El canto o rezo de la Salve, o -durante el tiempo pascual- del Regina Coeli, que suele hacerse después de la bendición con el Santísimo, en nuestros Centros.

III. Costumbres. Devoción a la Sagrada Eucaristía

1. Amor con amor se paga. "Hay que tratar a Jesucristo en la Eucaristía y en la oración, en la palabra y en el Pan, amando su Humanidad Santísima, tratándole como se trata a un amigo. Las madres aman el alma y el cuerpo de su hijo: el hijo entero. Yo os quiero también enteros, como os quieren vuestras madres. Así entenderéis la conveniencia de amar la Divinidad y la Humanidad de Jesús. Tenéis que enamoraros de la Santísima Humanidad de Cristo"

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(De nuestro Padre).

2. En nuestros Centros, se tiene Exposición solemne durante la semana siguiente al Corpus Christi, y en otras fiestas durante el año.

3. El primer viernes de mes, en nuestros Centros, se tiene vela al Santísimo o un cuarto de hora de oración por la noche.

4. El himno Adoro Te devote:

En todos los Centros de la Obra donde se haga el jueves la meditación de la mañana ante el Santísimo expuesto -aunque sea con la puerta de cristal del sagrario-, los asistentes rezan o, mejor, cantan el himno Adoro Te devote. Los demás procuran rezarlo personalmente a cualquier hora del día.

Además, todos .hemos de llevar ese himno a la oración de la mañana o de la tarde del jueves.

Esta Costumbre ha nacido como una expresión de nuestra devoción a la Santísima Eucaristía, ante circunstancias de confusionismo, y fue establecida para siempre por nuestro Padre.