Programa de formación inicial (B-10), Roma, 1985/Apartado II 15

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APARTADO II Charla nº 15


I. Apostolado

1. "La vocación cristiana es, por su misma naturaleza, vocación también al apostolado" (Conc. Vat. II, Decreto Apostolicam actuositatem, cap. 1, n. 2). Santidad personal y apostolado son dos aspectos del único fin de nuestra vocación divina. "El apostolado para nosotros no es algo postizo, sino algo que se nos mete dentro, y que está en nuestro respirar, en nuestra tarea profesional, en nuestro deporte, en nuestra mirada, en el fondo de nuestro corazón. ¡El impulso apostólico según nuestra vocación, informa todo lo qué hacemos, como el alma está en todo el cuerpo!" (De nuestro Padre). "El apostolado forma parte de nuestra misma vida, y por eso no se reduce a algo externo, a una actividad o a un activismo. No es como un traje que uno se pone o se quita según las circunstancias. Todos, en todo momento, podemos y debemos hacer apostolado, "que tiene una raíz de donde arranca: el amor a Cristo, un amor sincero y generoso" (De nuestro Padre).

2. El 7 de agosto de 1931, cuando nuestro Padre celebraba la Santa Misa, en el momento de alzar la Sagrada Hostia, vino a su pensamiento, "con fuerza y claridad extraordinarias, aquello de la Escritura: et ego, si exaltatus fuero a térra, omnia traham ad meipsum". Y comprendió "que serán los hombres y mujeres de Dios, quienes levantarán la Cruz con las doctrinas de Cristo sobre el pináculo de toda actividad humana..". "Y -añadía, al escribirlo, nuestro Padre- vi triunfar al Señor, atrayendo a sí todas las cosas" (De nuestro Padre). Poner a Cristo en la cumbre de todas las actividades humanas es nuestra grandiosa misión, y el afán divino que hemos de contagiar a todos los corazones de las gentes que se crucen en nuestro camino.

3- Se han abierto los caminos divinos de la tierra: con el espíritu del Opus Dé no hay actividad humana honesta que no se pueda santificar. Nuestro apostolado es "un mar sin orillas". Al descubrir a las gentes el sentido divino de su trabajo profesional y de su vida ordinaria, nos convertimos en sembradores de paz y de alegría; paz de Cristo y alegría que el mundo no puede dar. Hemos de ser sal y luz, levadura que mejora toda la masa, inyección intravenosa en el torrente circulatorio de la sociedad.

4. Amistad y confidencia. "El apostolado del Opus Dei se fundamenta en la amistad"(Del Padre). Nuestro espíritu nos lleva a convivir, a comprender, a disculpar, a ofrecer nuestra amistad a todos. De este modo abren el corazón, se llega a la confidencia, y se habla fácilmente de Dios y de sus amorosos designios.

5- Como el fin es sobrenatural, los medios han de ser, ante todo, sobrenaturales. "Hijos míos: la Obra ha salido adelante con oración y mortificación. En los comienzos no se podía contar con ningún medio humano. Sólo había juventud, alegría, decisión, seguridad perfecta de hacer la Voluntad de Dios; y todo eso ungido con mucha oración y mucha penitencia" (De nuestro Padre).

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El grano de trigo: Ioh 12,24- Cfr. Camino, n. 470, 471, 472, 474, 475- Pero Dios quiere que pongamos también todos los medios humanos convenientes: sobre todo una amistad sincera, que nos lleve a tratar de modo habitual a 12 6 15 amigos; a algunos más intensamente.

Apostolado del ejemplo: como el Señor, primero hacer, después, .enseñar. Apostolado de la doctrina: "A los hombres –como a los peces- hay que cogerlos por la cabeza" (Camino, n. 978). Para esto es necesario tener una buena formación doctrinal, que recibimos en la Obra.

El apostolado principal de la Obra es el apostolado personal que sus miembros realizan en su actuación individual, a través del ejercicio de su actividad profesional y social. No es un apostolado anárquico, sino dirigido. Recibimos de nuestros Directores indicaciones concretas, de carácter exclusivamente espiritual. De este modo -in verbo autem tuo laxabo rete (Lc 5,5)- se multiplica la eficacia (cfr. Camino, n. 629).

La intención mensual es un aspecto del apostolado personal dirigido. Se trata de una labor apostólica, determinada por los Directores, de especial importancia, para que sea objeto de la oración y del trabajo apostólico de todos. Hacerla nuestra.

9- Además del apostolado que cada uno realiza en el ámbito de su trabajo profesional, relaciones familiares, sociales, etc., todos los miembros y los Cooperadores activos tienen un encargo apostólico concreto, que han de llevar a cabo individualmente, o trabajando en obras corporativas de apostolado. Por ejemplo: dar Clases de San Rafael, promover una determinada labor apostólica, etc. Cumplirlo con sentido de responsabilidad y visión universal.

Como la caridad es ordenada, tenemos especial obligación de acercar a Dios y a la Obra a nuestros padres, hermanos y parientes más próximos. Para eso es muy importante que perciban la profunda alegría, que es consecuencia de nuestra entrega.

El apostolado ad fidem -necesidad perentoria casi en todas partes- es un apostolado predilecto de la Obra. Una manifestación concreta: los Cooperadores no católicos. Informan esta tarea: el amor a Dios, a la Verdad revelada, a todas las almas; y el respeto a la libertad de las conciencias. El ejemplo de nuestro Padre.

II. Costumbres. Oración Memorare (oración saxum)

1. Diariamente rezamos, al menos una vez, la oración Me-morare -Acordaos- ("Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestra asistencia y reclamando vuestro socorro, haya sido abandonado de Vos. Animado por esta confianza, a Vos también acudo, oh Madre, Virgen de las vírgenes, y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante vuestra presencia soberana. Madre de Dios, no despreciéis mis súplicas, antes bien, escuchadlas y acogedlas benignamente. Amén"). La aplicamos por aquél de Casa que más lo necesi-

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te.

2. Si al llegar al examen de la noche advertimos que no la hemos rezado siquiera una vez, ya no se reza: nos queda el dolor de no haber vivido esta Costumbre, y hacemos el propósito deponerla en práctica al día siguiente.

III. Centros de Estudio

1. Tiempo de intensa formación, necesario para poner el fundamento sólido doctrinal y espiritual, fundamento que es indispensable para ser fieles a nuestra vocación y cumplir eficazmente la misión apostólica que el Señor nos ha confiado al llamarnos al Opus Dei.

2. El Colegio Romano de la Santa Cruz es un Centro donde se forman especialmente futuros sacerdotes y profesores de los Centros de Estudio. En 1960 nuestro Padre decía: "Del Colegio Romano, saldrán centenares -millares- de sacerdotes y de laicos que extenderán la labor en los sitios en que se está trabajando; la comenzarán en otras muchas naciones que nos esperan; y pondrán en marcha Centros de formación, para hombres de todos los continentes y de todas las razas, en servicio de la Iglesia" (De nuestro Padre). Es también consecuencia de la romanidad -espíritu universal y unión con el Papa- que nuestro Fundador quiso para toda la Obra.

En la Sección femenina existe el Colegio Romano de Santa María, con características y finalidad análogas al Colegio Romano de la Santa Cruz, salvo -como es obvio- lo relativo a formación de sacerdotes.