La prodigiosa aventura del Opus Dei/El fundador del Opus Dei/1902-1926

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1902-1926

España, el país de san Isidoro y Felipe II, evangelizador de medio orbe, luz de Trento, espada de Roma, martillo de herejes y cuna de san Ignacio, como lo describía el diario ABC del 2 de junio de 1968, posee dos nuevos timbres de gloria: ser la cuna de Escrivá de Balaguer y la incubadora del Opus Dei.

La cita de Stendhal podría hacer referencia al fundador del Opus Dei si José María Escrivá de Balaguer y Albás fuera ese hombre de alcurnia que realizó una sola bribonada útil en su vida fundando el Opus Dei; pero Escrivá no es hombre de alcurnia, ni es gran señor, ni es noble, ni protector de la justicia...

José María Escrivá de Balaguer y Albás nació el 9 de enero de 1902 en Barbastro, pueblo de la provincia de Huesca situado en las estribaciones del Pirineo aragonés. Tiene ahora, por tanto, sesenta y ocho años.

Uno de sus biógrafos oficiales, Florentino Pérez-Embid, afirma que su origen es de "antigua y limpia estirpe por ambas ramas del árbol genealógico" [Florentino Pérez-Embid: "Monseñor José María Escrivá de Balaguer y Albás. Fundador del Opus Dei, primer Instituto Secular." Separata del tomo IV (2a edición) de la enciclopedia Forjadores del Mundo contemporáneo (Editorial Planeta, Barcelona, 1963), p. 2. Si esta breve frase de Pérez-Embid significara todo lo que insinúa, bien se le podría aplicar la frase de Stendhal. Pero decir antigua y limpia estirpe por ambas ramas del árbol genealógico representa tan sólo por desgracia que ningún ascendiente suyo nació en la calle, en el prostíbulo o en la inclusa. Las palabras han sido por parte de Pérez-Embid cuidadosamente calculadas y no es ninguna prueba de maquiavelismo hacer esta exégesis.] Lo cierto es que su padre poseía un pequeño comercio que tuvo que cerrar en 1915.

Arruinado y no pudiendo soportar el ambiente adverso de los habitantes del pueblo, el matrimonio Escrivá con sus tres hijos decidió trasladarse a Logroño. José María tenía, entonces, trece años. Allí, en Logroño, ciudad de la Rioja, don José Escrivá de Balaguer y Corzán, padre del futuro fundador del Opus Dei, ejerce el noble oficio de dependiente en una tienda de ultramarinos, puesto que desempeña con alguna soltura dada su anterior experiencia del pequeño negocio de Barbastro.

Este punto, suficientemente comprobado, contrasta con toda la leyenda biográfica que el Opus Dei ha elaborado más tarde sobre su fundador. "La antigua y limpia estirpe por ambas ramas del árbol genealógico" nos hace pensar algo distinto sobre el origen social del hijo de un pequeño comerciante arruinado; "los reveses de fortuna que sufrió su familia" se limitan llanamente al cierre de una pequeña tienda y... así sucesivamente como iremos poco a poco desvelando. De todos modos, el primer apellido, Escrivá de Balaguer, da base para hablar de hidalguía campesina o ilustre prosapia, pero la profesión o status de comerciante es difícilmente reconciliable con la de hijodalgo en un país como España; aunque hay que anotar en su favor el abandono del pueblo donde nacieron por las habladurías de sus convecinos y paisanos, unido todo ello seguramente, a las escasas posibilidades de encontrar un trabajo digno y a la vez adecuado a sus pretensiones.

En Logroño, José María Escrivá continúa estudiando el bachillerato e ingresa muy pronto en el seminario de Zaragoza donde prepara al mismo tiempo que sus estudios eclesiásticos la licenciatura en la Facultad de Derecho. Es poco corriente tal desplazamiento porque residiendo en Logroño, diócesis distinta de Zaragoza, le correspondía normalmente otro seminario. Es curioso constatar también, que en España los hijos del campesino medio, pequeño comerciante, sectores de población rural no asalariada, etc., encontraban durante el primer tercio de siglo, y siguen encontrando hoy, en el seminario la única vía posible de acceso a la cultura superior y de promoción en la sociedad.

[Con ello no pretendo afirmar que Escrivá de Balaguer tuvo forzosamente que ser sacerdote de modo cerrado y terminante pero si analizamos someramente el ingreso en los seminarios españoles y la aportación de regiones como el Pirineo navarroaragonés y la Rioja, el origen social de Escrivá y su tremenda ambición realzada en infinitos detalles personales, es fácil concluir que el camino religioso era el único viable para un individuo como él. Escogió el único camino que podía llevarle lejos y en esto el camino del sacerdocio ofrece perspectivas (una canonjía la vida en la curia romana, el purpurado, trato de monseñor por lo menos, etc.) Parece probable sin embargo, que Escrivá no tuviera en aquel tiempo una conciencia clara de lo que ambicionaba, lo cual, por otra parte, no impide la existencia de una vocación al sacerdocio. "La vocación -escribe Carlos Castilla del Pino- es una ultra estructura (estructura ulterior) que uno elige para su persona, una vez que ya está y comienza a actuar en el mundo que le ha sido dado vivir. Dialéctica de la persona, dialéctica de la situación Colección Ibérica Barcelona, 1968, p. 139. José María Escrivá de Balaguer pudo "sentirse vocado" al sacerdocio pero, no conviene olvidarlo se sintió llamado dentro de unas estructuras como las de la sociedad española que ofrecían entonces y siguen ofreciendo hoy un margen muy angosto y escaso de oportunidades.

En el primer libro que sobre esta materia se ha publicado en España, Análisis sociológico del catolicismo español, aparecen datos interesantes que nos ayudan para encuadrar sociológicamente una vocación sacerdotal como la de Escrivá de Balaguer. En el panorama de vocaciones sacerdotales "se nos ofrece en primer lugar abundancia de las diócesis que bordean los Pirineos, sobre todo los aragoneses y navarros. El conjunto de estas diócesis nos ofrece un promedio de 16 seminaristas por diez mil habitantes".

En los seminarios el 45% de sus efectivos han salido de familias agrícolas. La frecuencia vocacional es de dos seminaristas, hijos de agricultor, por cada mil agricultores. Los que proceden de familias obreras que trabajan en actividades industriales, transportes, etc., son el 155 del total." Respecto a la frecuencia vocacional del sector de donde provino Escrivá es de dos seminaristas, hijos de comerciantes, por cada mil dedicados al comercio, siendo también extraordinariamente alta la contribución de hijos de militares.

La gran cantidad de vocaciones sacerdotales que ofrecen los pueblos y núcleos pequeños de población rural "influyó poderosamente en la abundancia de sacerdotes en otros tiempos. Fuera de la agricultura y del sacerdocio y la religión, eran nulas o casi nulas otras rutas a los niños y jóvenes con mejor inquietud"

De todo ello se deduce fácilmente que capas de la población trabajadora española (campesino medio, el pequeño comerciante, sectores de población rural asalariada, etc.) utilizan el seminario como vía de acceso a una cultura que de otro modo les estaría vedada. En otra parte del análisis publicado en el mismo libro se señala que las zonas de alta montaña y rurales ejercen una influencia beneficiosa en materia de vocaciones, mientras que las zonas industriales y litorales son menos favorables, desde el momento que las diócesis enclavadas en ellas, y casi sin interrupción, arrojan índices vocacionales inferiores a las primeras". Y que "incluso familias procedentes de medios geográficos del interior, muy practicantes, se muestran menos generosas frente a la vocación de sus hijos cuando se han instalado en zonas más desarrolladas industrial y económicamente (pero con índices inferiores de práctica), al darse cuenta de que se les ofrecen a sus hijos mejores opciones profesionales que las eclesiásticas (al revés de lo que éstas podían ofrecer en el medio rural). En consecuencia, deberá ser el mundo rural el que cubra los déficit vocacionales que se produzcan todavía y durante algunos años).

Más claro aparece aún todo esto al referirse a las vocaciones femeninas: "Parece indiscutible el carácter excepcionalmente urbano de los institutos religiosos en cuanto a su ubicación, y el carácter rural en cuanto a su reclutamiento. Es muy posible que en ello influya el sentido de "promoción humana y social" que lleva aparejada la profesión religiosa para muchas jóvenes campesinas, que fuera de ésta no tienen apenas ninguna opción profesional."

(Las citas de páginas corresponden a Análisis sociológico del catolicismo español. Varios autores. Instituto de Sociología y Pastoral aplicadas. Prólogo del obispo de Salamanca. Editorial Nova Terra, Barcelona, 1967.)

El cardenal arzobispo de Sevilla, Bueno Monreal, también declaró recientemente en el mismo sentido que "a mayor cultura [en el medio rural], menos vocaciones sacerdotales". (Diario Informaciones, Madrid, 14 de marzo de 1968.)]

El joven Escrivá no se limitó a los estudios de preparación para el sacerdocio sino que se decidió hacerse también abogado, siendo Valladolid y Zaragoza las ciudades más cercanas a Logroño que ofrecían ambas condiciones. [En ciertos medios católicos progresistas circula una versión insidiosa sin base real alguna sobre una posible estancia de Escrivá en el seminario de Barbastro.] En el seminario de Zaragoza, "Escrivá vive bastante al margen de sus condiscípulos y algunos de sus compañeros de estudios conservan el recuerdo de un joven poco mezclado a la vida común, de aspecto reservado y de temperamento a la vez rígido y ardiente, que se desbordaba a veces en bruscas y violentas cóleras".[Daniel Artigues: El Opus Del en España. Ruedo ibérico, París, 1968, p. 9] Un compañero de Escrivá en el seminario, Manuel Mindán Manero, lo ha calificado recientemente de "hombre oscuro, introvertido y con notable falta de agudeza. No me explico -añadiría Mindán que también es hoy sacerdote- cómo un hombre de tan pocas luces pudo haber llegado tan lejos". El cardenal Soldevila, arzobispo de la diócesis de Zaragoza, parece que demostró algún interés por aquel joven estudioso que ya en 1923 había recibido la tonsura clerical.[La tonsura es una ceremonia previa a la ordenación por la que el futuro sacerdote adquiere el grado de diácono. El diácono, cargo antaño importante, se limita en la actualidad a participar a la derecha del celebrante en misas solemnes y otros cometidos semejantes. Ha sido revitalizado en el Concilio Vaticano II.] Dos años más tarde, el 28 de marzo de 1925, era ordenado sacerdote. En este periodo de la vida del Fundador otro punto oscuro aparece en sus biografías oficiales. Florentino Pérez-Embid, antes ya citado, escribe:

"Al llegarle la edad de la formación universitaria, cursó la carrera de Derecho en la Universidad de Zaragoza, y los estudios eclesiásticos en el seminario cesaraugustano de San Carlos, del que fue superior. Recibió la tonsura clerical de manos del cardenal Soldevila, el famoso arzobispo de aquella diócesis, que al poco tiempo caía asesinado por un anarquista." [Florentino Pérez-Embid: Forjadores..., p. 3. El asesinato del cardenal Soldevila se realizó el 4 de junio de 1923; es decir, en el mismo año en que Escrivá recibió la tonsura clerical]. Carlos Escartín, en Perfil biográfico de Monseñor Escrivá de Balaguer, afirma igualmente:

"Estudió la carrera de leyes en la Facultad de Derecho de la Universidad de Zaragoza, al mismo tiempo que realizaba los estudios eclesiásticos en el seminario de San Carlos de esta ciudad. Recibió la tonsura clerical de manos del cardenal Soldevila; arzobispo de Zaragoza, que le nombró Superior del Seminario." [Carlos Escartín: "Perfil biográfico de Monseñor Escrivá de Balaguer", en Diario de Navarra, 29 de noviembre de 1964, o en separata. La reseña en Diario de Navarra aparece sin firma.]

La pretensión de hacerlo Superior del seminario de San Carlos antes de su ordenación como sacerdote nos plantea un caso de precocidad extraordinaria en los anales de la Iglesia. Ser a la vez diácono y rector de un seminario resulta excesivo, sobre todo si contaba veintiún años de edad cuando recibió la tonsura clerical y veintitrés cuando fue ordenado sacerdote, y conocemos además con toda certeza que tras la ordenación, en marzo de 1925, fue destinado a una parroquia rural, compuesta por dos aldeas, en la diócesis de Zaragoza. Más verosímil resulta que se dedicara a sus estudios eclesiásticos y de leyes con las dificultades lógicas de tal empeño simultáneo: preparar la licenciatura de Derecho, al margen de los estudios teológicos, tiene un mérito considerable para un aspirante al sacerdocio en la España de aquella época Resulta también a todas luces importante este dato, para conocer mejor la personalidad y las ambiciones de este joven aragonés.

Hay versiones de su vida todavía más peregrinas como la de Javier Ayésta Díaz, encargado durante algún tiempo de las relaciones públicas del Opus Dei madrileño, que aportan la clave de tanta deformación biográfica.

En la entrevista a De Gelderlander, diario católico de Nimega, Javier Ayesta Díaz se atreve a decir:

"[...] Por entonces José María Escrivá era todavía seglar. Estudió derecho en la Universidad de Zaragoza, se hizo abogado y posteriormente se ordenó de sacerdote. Debido a haberse ordenado tan tarde ha conservado la mentalidad del seglar y por ello creó una asociación seglar. [...]

Aquí aparece al descubierto el móvil de las tergiversaciones y los falsos datos biográficos, que consiste en querer demostrar que Escrivá hizo de todo: superior de seminario, cura párroco de aldea, abogado, etc. Y así todos los esfuerzos de estos seudo historiadores del Opus Dei se centran en ofrecer, para el consumo interno de la Obra de Dios y algún otro incauto, la figura sacerdotal, universitaria y secular del fundador del Opus Dei, cargado de experiencias laicas y alejado de todo espíritu "de religión" o clericalismo, siendo el mismo Escrivá de Balaguer el primero que está firmemente interesado en mantenerla. [Un ejemplo increíble lo ofreció la Enciclopedia Monitor, de la Editorial Salvat, que se publica en Pamplona por fascículos y que representa, según los expertos, un enorme esfuerzo editorial. Publicándose la Enciclopedia en entregas de lujosos fascículos, en el cuadernillo correspondiente a la E, así comenzaba la biografía del Fundador: Escrivá de Balaguer, José María: religioso español... etc. Al poco tiempo, la casa editorial envió el mismo cuadernillo con una circular que rogaba quemasen el anterior y lo sustituyeran por el nuevo; Comparando cuidadosamente los dos cuadernillos se observó que la única corrección del texto estribaba en lo siguiente: Escrivá de Balaguer, José María: sacerdote español... etc. He aquí el "error" que motivaba semejante gasto; pero tan cuantiosa pérdida quedaba compensada sin duda con el capricho de Escrivá satisfecho y... rindiendo los editores "honor a la verdad" (Sobre este asunto, véase también MATESA, al final del capítulo 8.)] Entretanto, su padre ha muerto y José Maria Escrivá de Balaguer se hace cargo de su madre, de su hermana Carmen y de su hermano Santiago, de menos edad que José María. Meses más tarde, se traslada a Madrid y alquila un piso donde se aloja con su familia. Estamos en 1926.


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