Opus Dei: la silenciosa reforma de Francisco

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Por E.B.E., 25 de julio de 2022


«¿Cuál es la naturaleza teológica de la jurisdicción del Prelado sobre los fieles laicos del Opus Dei? (…) sólo puede ser (…) una jurisdicción de naturaleza episcopal: no existe, en efecto, otra posibilidad teológica.»
(Mons. F. Ocariz, 1991)

no se modifica en nada la sustancia
(Prelado F. Ocariz, 19 de marzo de 2022)

«La ordenación episcopal del prelado no era ni es necesaria para la guía del Opus Dei»
(Prelado F. Ocariz, 22 de julio de 2022)


Al leer estas declaraciones de F. Ocariz diametralmente opuestas (teológicamente contradictorias), más que preguntarse si el prelado está faltando a la verdad, habría que preguntarse acerca de la consistencia teológica de todo el Opus Dei. Porque si el prelado dijera falsedades, sería un problema grave, pero que el Opus Dei tenga "inconsistencia teológica" es algo mucho más serio...

Como una forma de resolver la contradicción, no sería extraño que en un futuro el prelado dijera «de hecho no somos una prelatura personal ni en lo sucesivo se nos puede aplicar ese nombre», al modo de la carta non ignoratis de Escrivá de 1958.

Pero el fundador tenía el argumento de que su instituto secular había sido "contaminado" por los otros institutos seculares. En este caso, como remarca el papa Francisco, se trata de la única prelatura personal en la historia y que parece destinada a vivir en compañía de sí misma. El Opus Dei no tendrá a quién echarle la culpa.

Reforma silenciosa

Mediante la Constitución Apostólica "Praedicate Evangelium" y el Motu Proprio "Ad charisma tuendum", el papa Francisco ha puesto de manifiesto una reforma que silenciosamente se viene llevando a cabo dentro del Opus Dei y que tiene como objetivo, entre otros, posiblemente al menos estos dos:

a) que el Opus Dei sea de hecho una prelatura personal (con todas sus consecuencias);

b) que los laicos que cooperan con el Opus Dei sean de hecho cristianos corrientes y no más religiosos disfrazados.

Podría parecer algo obvio, pero no lo es.

La figura de la prelatura venía siendo una tapadera para funcionar a sus anchas y "los laicos del Opus Dei" vivían al modo religioso, haciéndoles creer además que pertenecían al Opus Dei del mismo modo que los clérigos, cuando en realidad no tenían por qué vivir como religiosos ni jamás formaron parte de la prelatura.

Esto implica, especialmente en el caso de los numerarios, que se acabó todo lo relacionado con la pobreza: el hacer testamento, el entregar todo el sueldo (cfr. Dinero y secularidad) y la obediencia ciega a los directores, entre otras tantas cosas. Tampoco habría que pedir dispensa para abandonar la prelatura ni hacer la oblación ni la fidelidad, todos elementos propios de religiosos.

Por primera vez, luego de cuarenta años, va a quedar claro que el pasaje del Instituto Secular Opus Dei a la Prelatura Personal Opus Dei, lejos de haber sido "un cambio de ropaje", ha sido un profundo terremoto provocado por el mismo prelado Alvaro del Portillo, que recién ahora se manifiesta plenamente en la superficie. Lo que se les venía ocultando desde 1982 a los laicos del Opus Dei, se ha revelado finalmente en 2022.

La reforma del papa Francisco apunta a que se terminen las confusiones y sobre todo los engaños. Pero para ello el Papa tuvo que levantar la tapa de la olla de presión creada por Alvaro del Portillo.

Los laicos han sido liberados de las cargas que el Opus Dei les hacía llevar (también es cierto que han quedado a la buena de Dios, especialmente aquellos que al entregarlo todo al Opus Dei se han quedado ellos sin nada, como es el caso de las 42 ex numerarias auxiliares, que esperan una respuesta de Roma aún).

El Opus Dei ya no podrá continuar propagando falsedades como la de decir que formaban parte de la estructura jerárquica de la Iglesia. El prelado no podrá revestirse con las insignias papales.

El Opus Dei será finalmente lo que es: una estructura clerical, no laical, una asociación de clérigos, razón por la cual depende del Dicasterio del Clero.

¿Entonces, fue un engaño -un abuso espiritual- lo que vivimos antes?

Es la pregunta que se cae de maduro.

«Hemos de vigilar, en efecto, con empeño decidido, para que no haya nunca entre los Numerarios y Agregados algo más o menos solapadamente parecido al peculio, esa especie de dotación personal consentida en muchas familias religiosas. ¿Os parecería bonito -pregunta nuestro Padre-, para vosotros, que habéis dejado lo vuestro y lo de vuestra familia, y las posibilidades que tenéis -porque venís jóvenes-, para entrar en la Obra, y luego tener esa cosa? Hijos míos, tened la seguridad de que lo necesario no os faltará. ¿No os parecería tonto que yo tuviera unos duros guardados para comprarme otros gemelos o unas gafas, o para tomar un café?» (Cuadernos 8, Las consecuencias de la pobreza, 1989)

El desprendimiento que se ordenaba vivir era total. No se podía tener nada, ni siquiera peculio. ¿Ahora sucede que entre los numerarios nadie "hace caja", que cada uno puede tener sus ahorros y que sólo tienen que pagar una pensión o cuota mensual? (cfr. Cambios en el Opus Dei, y especialmente el escrito de De las casas de retiro y los centros)

Más que estas noticias sobre el encogimiento organizativo del Opus Dei me impactan sobre todo las que se refieren al encogimiento de “nuestras costumbres”, “nuestras virtudes” o “nuestro espíritu”. Leí ayer a Mediterráneo que escribía: Los numeri@s, agregad@s y numerarias auxiliares tienen que dar cuenta de sus gastos, o tenían que dar cuenta de sus gastos hasta hace muy poco. Recientemente se dijo a los numerarios que entregaran la pensión y una aportación, y dispusieran del resto de su sueldo como quisieran. Me consta que no se ha dicho lo mismo a las numerarias auxiliares y desconozco si se ha dicho a las agregadas y numerarias. Lo que más me impacta es este tipo de cosas, que afectan a la regla sobre la pobreza —una regla que va variando— o a otros asuntos básicos. (cfr. Noticias, o lo que sea)

A lo que habría que agregar lo que decía Moya hace unos meses atrás:

«desde las delegaciones se les está diciendo abiertamente [a numerarios] que se busquen medios de protección social para el futuro porque el Opus Dei ya no les va a poder mantener ni cuidar ni atender en la enfermedad o en la vejez».

Lo cual es coherente con el proceso de privatización de la pobreza y de la vocación toda de los laicos célibes del Opus Dei: que cada uno se arregle, que cada uno se auto-controle la pobreza, ya no lo va a hacer la prelatura. Desaparece la figura del "Estado-Opus Dei" que fiscalice el cumplimiento de las normas y costumbres y desaparece "el gobierno de las conciencias".

La desaparición de los documentos internos de gobierno, por allá por 2011, fue un indicio de que iban a ir desapareciendo otras cosas, hasta que nuevamente quedara limpito el esqueleto de la prelatura, sin ningún elemento extraño a su naturaleza. Como un edificio sin paredes, sólo su estructura de hormigón.

Eso fue lo que el Opus Dei terminó aceptando en 1982, después de fracasar otros intentos: la estructura desnuda. Y él luego pondría las paredes, el interior, el decorado y todo lo demás, sin pedir aprobación alguna de lo que hacía de puertas para adentro.

Ahora vino la inspección y dijo: ustedes lo único que tienen aprobado es la estructura de hormigón, así que a tirar las paredes y a sacar todo lo que no sea lo aprobado. Que el prelado se quite ese disfraz de obispo (cfr. Al que de ajeno se viste, en la calle lo desvisten y El prelado, Napoleón y las insignias pontificales), que ese otro título –que no se los concedió nadie- colgado de la pared que dice "Opus Dei, Estructura Jerárquica de la Iglesia" también me lo sacan. Que sólo quede la prelatura personal, lo aprobado.




Nada de esto es culpa de Francisco. Al contrario. Francisco lo que está queriendo hacer –según pareciera- es lograr que la prelatura personal funcione según el espíritu del Vaticano II y de su naturaleza jurídica según el Código, que nada tiene que ver con acoger un régimen plagado de prácticas religioso-conventuales (aplicado a clérigos y laicos por igual, como es el régimen vocacional del Opus Dei) sino con la redistribución del clero, a cuya estructura se asocian unos laicos mediante acuerdos de cooperación.

Esa es la forma jurídica que eligió A. del Portillo y que supuestamente quería Escrivá, según decía el mismo del Portillo. No es algo que le impusieron desde arriba. Lo paradójico es que terminaron eligieron su propia horca: al querer pasarse de listillos, el cardenal Ratzinger los frenó a tiempo, para que no saliera la prelatura personal "cum proprio populo" sino sin su pueblo, pues de lo contrario «el Opus Dei habría podido tener jurisdicción sobre los propios fieles sustrayéndoles por tanto a la autoridad diocesana con una extensión cada vez más amplia a medida que aumentaba su proselitismo y crecía el número de los que entraban en sus filas» (G. Rocca, Apuntes, cap. 7).

Terminó quedando una forma jurídica en la cual no se podía contener todo lo que implicaba el Opus Dei de acuerdo a lo que quería imponer su fundador (sobre los laicos y clérigos), al contrario, lo vaciaba de sentido, le dejaba un esqueleto, un armazón sin contenido.

Al Opus Dei no le quedó otra que usar de ese esqueleto para, puertas para adentro, montarle su propio contenido, es decir, todas sus normas y costumbres que no aparecen en absoluto en los Estatutos de 1982 (como todo lo relacionado con la pobreza).

El Opus Dei entonces empezó a funcionar de hecho como si fuera una prelatura "cum proprio populo" y a tratar de convencer a todo el mundo de que por eso mismo era parte de la estructura jerárquica de la Iglesia, todo lo cual era falso desde el momento en que el cum proprio populo no había sido jamás aprobado.

Tuvieron tiempo de sobra para cambiar, pero no lo hicieron.

Ahora Francisco ha venido a decirles –tal vez desde hace tiempo- que eso se acabó. Que a partir de ahora la prelatura personal va a ser lo que dice el Vaticano II y el Código de Derecho Canónico y todo lo demás desaparece. A reformar los Estatutos (otras instituciones religiosas semejantes lo están haciendo y han tenido que hacer cambios importantes, según me cuenta una fuente, por lo cual dudo de que en el caso del Opus Dei sea sólo cambiar los Estatutos donde digan "Congregación para los Obispos" y poner "Dicasterio del Clero").

No es que Francisco lo esté diciendo (tal vez se lo dijo en privado al prelado) sino que lo está haciendo. Está poniendo al Opus Dei en su lugar en la Iglesia (Ay!... Pedro Rodríguez… ¿qué hacer con ese libro que parecía tan importante?, del cual son coautores Ocariz e Illanes también).

Francisco dice que la prelatura «realiza la tarea de difundir la llamada a la santidad en el mundo (…) a través de los clérigos incardinados en ella y con la cooperación orgánica de los laicos». El Opus Dei es una organización clerical, no laical. Y es carismática, no jerárquica: «Este Motu Proprio pretende confirmar la Prelatura del Opus Dei en el ámbito auténticamente carismático de la Iglesia»

Ahora sólo queda esperar hasta dónde llegará la reforma de Francisco. Falta todavía juzgar los abusos espirituales cometidos por el Opus Dei, entre los cuales está el fraude vocacional.

Mientras tanto, probablemente el Opus Dei ya ha empezado a pergeñar su próxima forma jurídica, en espera de un papa favorable que le firme otro cheque en blanco.


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