Esclavos de sus números

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Por Voliyo, 2 de septiembre de 2005


El Opus Dei siempre ha sido muy reacio a dar información sobre su situación interna. No da datos sobre sus fieles, ni sobre sus financiaciones, ni sobre sus propiedades. Sin embargo hubo un momento en el que se les calentó la boca y empezaron a sacar pecho de lo que les iba bien. Era mediados de los 70 y el crecimiento de la institución parecía imparable, cada año había 3.000 miembros más y eso había que contarlo. Como siempre era España la que tiraba del carro, era donde más personas del Opus Dei había y donde más gente entraba. Ellos lo achacaron al “transito al cielo” de su fundador que les llenaba de vocaciones. La realidad era más pegada a la tierra y hay que buscarla en la sociología y la demografía de la España de entonces. Era la época en la que los niños del baby boom de los 60 tenían alrededor de 15 años y todavía se vivía en una época de religión católica obligatoria y se salía de una dictadura en la que el mensaje del opus podía incluso parecer revolucionario.

Fue en aquellos tiempos en los que el Opus Dei en las hojas informativas y estampas sobre sus aspirantes a santos iba dando datos actualizados sobre el número de miembros: 60.00, 65.000, 70.000, 75.000… y llegó un momento que el 80.000 tardaba en llegar, el crecimiento ya no era el que fue. El opus internamente se descompuso un poco, por ellos dejarían de dar esos datos pues les podía perjudicar. La parte mala de dejar de hacerlo es que volverían a tildarlos de poco transparentes, por ello siguieron dándolos, dejando ver siempre un pequeño aumento, aunque cada año menor que el anterior.

Hay dos momentos clave en esos números. El primero casi coincide con la beatificación de Escrivá y aunque estemos tentados de achacarlo a eso precisamente, la realidad es el cambio social español (España, siempre España cuando hablamos del opus), el descenso en el número de nacimientos a partir del fin de la dictadura y la formación laica que empezó a partir del 82 y el primer gobierno socialista.

El segundo momento de declive del opus es el comienzo de este siglo (también tentados estamos de achacarlo a la canonización de Escrivá) y su explicación es clara: sigue habiendo cada vez menos niños de 15 años y estos son cada vez menos cercanos a la religión entendida bajo el prisma opus a esto añadimos que el número de gente que deja el Opus Dei es cada vez mayor. En el caso de numerarios/as y agregados/as tenemos que en estos años los famosos niños del baby boom del que hablaba antes están ahora en los 35-45 años, momento de crisis personal seguro. En el caso de las mujeres agudizado por ese reloj biológico que les dice que ahora o nunca para poder tener hijos, por ejemplo. Son los que permanecían hasta ahora desde los 70 y primeros 80 los que se están yendo. El caso de supernumerarios es quizás más complejo en los motivos por los que abandonan (muchas veces ese abandono de numerarios influye en la de supernumerarios), pero los números cantan y en el caso femenino en los últimos años cada 19 de marzo hay una media de 150 supernumerarias de la región de España que no renuevan, llegando el caso de algún año no lo han hecho 200.

Así las cosas es fácil suponer que el número de fieles del Opus Dei no solo no aumenta cada año, como dice que pasa la propia organización, sino que está bajando. Lo interesante estaría en saber cuando no le va a quedar más remedio que reconocerlo. De momento ya van hablando de que lo importante es la calidad no la cantidad.

El Opus Dei sigue dando los números que le interesan. Un ejemplo: suelen decir el número de centros que abren cada año. En concreto en Madrid raro es el año en el que no publican que se han abierto 2 centros, lo que no dicen es que últimamente en esa ciudad se cierran 4 o 5 cada año es decir el saldo es de -3 pero la impresión que dan es que hay 2 más.

La falta de gente se empieza a notar. Los cursos anuales de numerarias son menos de la mitad que hace 5 años y cada uno tiene casi la mitad de gente que entonces.

Mucho se ha hablado de las vocaciones en la Europa del Este, en concreto en Polonia, pero la cosa no termina de cuajar. Los dos últimos veranos muchas numerarias y agregadas han hecho su curso anual o convivencia en Polonia o en las repúblicas bálticas dónde tienen casas de retiro (supongo que compradas muy baratas) que están aprovechando para españolas pues solo con las de allí serían de pena. En algunos casos hasta el sacerdote llega desde España.

En las administraciones de cada casa se nota mucho más. Una administradora lleva hasta 4 casas pequeñas y ante la falta de numerarias auxiliares, en esas casas todo “el servicio” es externo. Existe incluso una agencia creada para ello (mucho habría que hablar de este tipo de empresas semi-internas), busca empleadas de hogar y se las envía a cada casa. En el opus se han creado tal cantidad de necesidades que en una casa en la que viven 8 numerarias no saben estar con menos de 4 empleadas de hogar. ¿Quién hoy en día se puede permitir el lujo de muchos centros de mayores en el que hay una persona sólo para atender el teléfono a la que incluso las numerarias dejan sus móviles para que les filtre las llamadas?

En el caso de hombres, como no pueden pasar a la administración y además están acostumbrados a ello, hay que tener permanentemente gente que les sirva desde el desayuno hasta la cena. Todo esto hace que la agencia en cuestión se las vea y se las desee para llegar a cumplir con los mínimos que establece cada casa. Durante los últimos años no faltaban las inmigrantes ilegales trabajando en las casas (tampoco eso es un problema para el opus, así se ha ahorrado seguridad social) o madres solteras, mujeres cuyos maridos estaban en la cárcel por tráfico de drogas o incluso por asesinato.

Eso en otra casa no es ningún problema pero en el opus en otro momento sería escandaloso y causa de despido, ahora se ha admitido por “auténtica necesidad” (esa necesidad made in opus).


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