El mundo de los afectos en el Opus Dei

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Por Sonsoles, 29.03.2006


Un tema relevante en el Opus Dei es el de la afectividad: el como se relacionan sus fieles entre sí y con el resto de la humanidad y cómo esa forma de relación es esencial para entender lo que de muy malo tiene esa institución.

El Opus Dei siempre ha dicho que es una familia, que los lazos entre sus miembros son de familia, se habla de hermanos entre sí y de Padre, con mayúscula. Eso sí, se habla de fraternidad, de lazos que unen más que los de la sangre pero evitando las familiaridades. Entre las clases de familia que el Opus Dei podría haber escogido no es la relación de Lázaro con sus hermanas, que se preocupan los unos por los otros, se quieren y tienen una relación de amistad además de la familiar. La relación entre los miembros del Opus Dei termina siendo más bien la del hermano “bueno” de hijo pródigo que se entristece por su vuelta y la buena acogida que tiene su padre hacia él olvidando lo que de malo haya podido hacer y demostrándole su cariño...

Desde bien pequeñitos, cada vez más jóvenes, a todos los agregados, agregadas, numerarias y numerarios se les enseña a no tener amistades particulares, a manipular la amistad, a alejarse de su propia familia, a no “apegarse” a las personas que los rodean incluidos los otros fieles del Opus Dei. También se les exige que guarden el corazón para no enamorarse ya que deben permanecer célibes el resto de su vida. Todo esto se hace como digo desde su entrada en el Opus Dei que suele ser a edad muy temprana, cuando los corazones y los cuerpos están creciendo, cuando las emociones, los sentimientos, los afectos son muy manipulables porque es cuando se están empezando a entablar. Todo esto no se hace por casualidad, está perfectamente estudiado y enfocado a la eficacia.

Recuerdo que cuando vi la película “la isla”, me llamó poderosamente la atención que los autores de aquellos clones intentaron al principio hacerlos sin afectos, pero los cuerpos rechazaban el transplante de órganos de esos clones, la siguiente versión metía esos sentimientos pero “capando” la evolución de los mismos, dejándolos -curiosamente- en los de adolescentes de 14 o 15 años que a su juicio son los mas manipulables. Esta parece ser la estrategia del opus.

La consecuencia es personas inmaduras, inseguras, inconscientes por desconocimiento, sin sentimientos, que no se paran a pensar en sus semejantes, con una felicidad infantil que considera todo casi como un juego, que el único fin que conocen y al que someten todos sus afectos, sentimientos y emociones es el Opus Dei. Son incapaces de distinguir si los medios empleados dañan a otras personas, pertenezcan o no a la Prelatura. No consideran nunca que existe otras personas que sienten, que se emocionan; no pueden hacerlo porque desconocen esos sentimientos, ellos mismos no los tienen. No piensan siquiera que los mismos comportamientos, las mismas injusticias que ellos cometen con otros en nombre de la institución, serán los que la institución tenga con ellos en situaciones semejantes.

No todas las personas, no todos los niños, que conocen el Opus Dei terminan formando parte de él. Del mismo modo, no todas las personas del Opus Dei terminan siendo cómo el Opus Dei pretende. Hay gente que sigue teniendo todas sus capacidades emocionales siendo numerario o agregado, son personas que lo pasan mal siendo del Opus Dei y que terminan yendose por este motivo. Hay por otro lado un gran porcentaje de ellos en los que ha calado esa formación, esa exigencia de corazón que no se acerca a nada ni a nadie y son estos los que siguen en el Opus Dei contentos de estar allí. Son los que marcan las directrices, los que forman a los “nuevos” y los que no conocen otra forma de hacer las cosas. No se les puede pedir lo que no tienen.

Hablando sobre los motivos de que el Opus Dei esté dónde está, casi sin gente nueva, con mucha gente yéndose, sin futuro… una antigua numeraria me decía: “donde no hay caridad, donde no hay amor, no está Dios. En el Opus Dei no hay caridad, no hay amor, no está Dios. Si no cambia, desaparecerá y esa será la causa”.

El asunto es que es imposible que las personas que actualmente están en el Opus Dei lo hagan cambiar, son incapaces de amar, son incapaces de ser justos con los demás, nunca distinguirán lo ético de lo que no lo es.

Con esta imagen es con la que tenemos que analizar la forma de actuar de numerarios/as agregados/as. Cuando se habla aquí de no entender cómo alguien deja de ser amigo por entrar en la Obra, de cómo se utiliza esa amistad o parentesco para acercar a los medios de formación, de cómo se coacciona en esa utilización de la amistad tenemos que tener claro que en muchos casos no es el Opus Dei que lo pida así es el mismo numerario el que ya actúa así porque ya es así, no hace falta que nadie en nombre de la institución pida a esa persona que actúe así, lo han formado de tal manera que ha hecho suya esa forma de actuar. Y como es así, no distingue entre vida opus o vida profesional y actúa con esa frialdad, con ese utilizar a las personas en provecho propio en cualquiera de sus movimientos profesionales o sociales. Siempre buscando el provecho propio que une al provecho de la institución.

Obviamente cuando una de estas personas deja el Opus Dei no suele ser porque vea que en el Opus Dei no hay cariño, suele ser por afrentas personales o, en el mejor de los casos, por una evolución mental en la que ya no entran las explicaciones para menores de edad que la institución da para todo. Posteriormente, ya fuera de la organización, sí se dan cuenta que la gente no actúa como ellos. Intentan relacionarse con sus amigos, con sus familiares con esos parámetros de conducta y chocan con la realidad. La vida no gira a su alrededor. Son incapaces de sentir algo por otra persona. Ritos internos desaparecen pronto, pero no esa carencia de emociones. Es curioso ver como personas que han pasado más de 20 años en el Opus Dei son incapaces de sentir cariño por un familiar o incapaces de enamorarse. No se apegan a una persona pero sí a un bolso o a un perro. Este es un problema, un problema grave de esas personas y deben reconocerlo. Saber que probablemente es una secuela de su estancia en el Opus Dei e intentar solventarlo. Preocuparse por las personas que tienen alrededor, no utilizarlas y pensar que el problema son ellos no el resto de la humanidad. Es cierto, Galileo tenía razón y el resto de sus contemporáneos estaban equivocados, pero eso no es lo habitual. Cuando alguien ve que tiene problemas con su familia, con sus compañeros de trabajo, con su pareja (o sucesivas parejas, con todas ellas) creo que es momento de pensar que es uno mismo el equivocado, no el resto del universo.

¿Tiene este tema solución? ¿Puede un/a numerario/a agregado/a volver a sentir algo por alguien, ser capaz de pensar en alguien además de en sí mismo….? Creo que sí pero es un trabajo importante, creo que se trata de una desprogramación en toda regla y requiere profesionales expertos en ello. Habrá que buscarlos.



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