Las técnicas de control mental de las sectas y cómo combatirlas/La amenaza: las sectas de control mental en la actualidad

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La amenaza: las sectas de control mental en la actualidad


Imagine, si lo desea, las siguientes escenas.

Hombres vestidos con túnicas de color azafrán que bailan y cantan en las esquinas acompañados de címbalos y tambores. Adolescentes desastrados que se afanan de coche en coche vendiendo flores bajo una lluvia torrencial. Hombres muy tensos, vestidos con traje y corbata, que piden dinero a la gente en las salas de espera de los aeropuertos para poner en cuarentena a los enfermos de SIDA y construir armas lanzadoras de rayos. Más de novecientas personas -hombres, mujeres y niños; blancos y negros- que yacen boca abajo en el fango de Jonestown, Guyana.

Mencione la palabra «sectas» y éstas serán las imágenes que evocará en muchas personas. Muchos de nosotros hemos visto tales imágenes con nuestros propios ojos, ya sea por experiencia personal o a través de los medios de comunicación de masas.

Sin embargo, estas imágenes no representan por completo el alcance que tiene en la actualidad el fenómeno de las sectas destructivas. No son sino su aspecto más visible.

Imagine, entonces, otra serie de imágenes.

Ejecutivos de negocios vestidos con trajes de tres piezas sentados en salones de hotel para participar en cursillos de concienciación organizados por sus compañías, que no pueden ni levantarse para ir al lavabo. Amas de casa que asisten a «sesiones de estímulo moral» para que puedan reclutar a amigos y vecinos y hacerles entrar en una estructura de ventas piramidal. Cientos de estudiantes reunidos en una universidad de renombre a quienes se les dice que pueden levitar y «volar» por los aires con sólo un esfuerzo de meditación. Alumnos de instituto que practican rituales satánicos con la utilización de sangre y orina, dirigidos por un anciano líder que proclama que él les hará desarrollar su poder personal. Cientos de personas de la más variada procedencia que pagan sumas enormes para aprender las verdades cósmicas que son «canalizadas» a través de un espíritu.

Estas son algunas de las formas que adopta en la actualidad el fenómeno de las sectas destructivas

¿Conoce usted a alguien que haya sufrido un radical cambio de personalidad debido a su pertenencia a un grupo de esta clase? Las posibilidades indican que alguien que usted conoce -alguien de su familia, uno de sus amigos, de sus compañeros de trabajo o de la escuela- ha sido afectado por sus relaciones con una secta destructiva. Si no es así, es sólo una cuestión de tiempo el que esto ocurra.

En los últimos veinte años, el fenómeno de las sectas destructivas se ha convertido en un problema de tremenda importancia social y política. Se estima que en la actualidad existen en Estados Unidos alrededor de tres mil sectas destructivas que tienen casi tres millones de adeptos.1 Las hay de todas clases y tamaños. Algunas sectas cuentan con cientos de millones de dólares, mientras que otras son muy pobres. Algunas, sin embargo, son sin duda mucho más peligrosas que otras. No contentas con ejercer su poder sobre la vida de sus miembros, tienen un plan para hacerse con el poder político y reformar la sociedad, y, en algunos casos, incluso el mundo.

Si tenemos en cuenta lo hábiles que han sido las sectas destructivas para ocultarse del escrutinio público durante los últimos años, puede parecer un tanto alarmista considerarlas como una amenaza para la libertad individual y la sociedad general. Sin embargo, están influyendo en el panorama político mediante la creación de grupos de presión y el apoyo a determinadas campañas de algunos candidatos. Algunas sectas intentan influir en la política exterior de su país y trabajan de forma encubierta para potencias extranjeras.3 Se ha descubierto que los Moonies han entregado grandes sumas de dinero y armas a las fuerzas de la "contra" en Nicaragua.4 También han invertido entre 70 y 100 millones de dólares en Uruguay,5 tal vez en un intento de convertir aquel país en el primer Estado teocrático de la secta, una plataforma de lanzamiento para conseguir su meta de «conquistar y sojuzgar al mundo».6

En Estados Unidos, las sectas ejercen un tremendo poder económico gracias a la compra de bloques enteros de viviendas y la adquisición de la propiedad de centenares de negocios. Algunas se infiltran en las empresas con la excusa de ofrecer entrenamiento para líderes ejecutivos, y mientras tanto realizan su labor secreta para apoderarse de la compañía. Otras buscan tener influencia en el sistema judicial mediante el pago de millones de dólares al año a abogados famosos en un intento de quebrantar la ley a su antojo.

Dado que todas las sectas destructivas creen que el fin justifica los medios, se consideran por encima de la ley. Mientras que crean que lo que hacen está «bien» y es «justo», a muchas no les importa mentir, robar, estafar o utilizar el control mental antiético para conseguir sus propósitos. Violan, de la forma más básica y fundamental, las libertades civiles de los individuos que reclutan. Convierten a personas de buena fe en esclavos.

De todas maneras, ¿qué derecho tengo yo a llamar secta destructiva a un grupo? Mi derecho a expresar libremente mi opinión sin llegar a la calumnia está, desde luego, garantizado en la Constitución de mi país. Sin embargo, cuando a una secta la llamo «destructiva», lo hago porque se ajusta a los criterios descritos con más detalle en el capítulo 6. En resumen, me refiero a un grupo que viola los derechos de sus miembros y que les perjudica por medio del empleo de técnicas de control mental antiéticas y abusivas. No todos los grupos que pueden ser considerados «sectas» porque incorporan creencias y prácticas extrañas son necesariamente destructivos. Una secta destructiva se distingue a sí misma de cualquier grupo normal, social o religioso, por someter a sus miembros a persuasión u otras influencias perjudiciales para retenerlos en el grupo.

De no haber sufrido personalmente la experiencia de estar sometido a control mental durante dos años y medio, probablemente sería un convencido defensor de los derechos de tales grupos para practicar libremente a salvo de la curiosidad pública. Soy un firme defensor de las libertades civiles, preocupado por la defensa de la libertad personal y de la libertad religiosa garantizadas por la Constitución. Doy mi más completo apoyo al derecho de las personas a creer en lo que quieran, sin importarme lo ridículo o poco ortodoxo de sus creencias. Si la gente quiere creer que Moon es el Mesías, están en su derecho, Sin embargo, y éste es el punto crucial, la gente debe estar protegida de los procedimientos que le hacen creer que el señor Moon es el Mesías.

El propósito de este capítulo es demostrar el predominio del control mental correctivo y antiético mediante la descripción de los diferentes sectores de la sociedad en los que surgen !as sectas y las técnicas utilizadas para el reclutamiento. Son sus formas de actuar las que convierten a una secta en destructiva. La manera en que un grupo recluta y lo que les ocurre a los miembros durante su pertenencia es lo que determina si se respetan o no los derechos de la persona a elegir por sí misma lo que quiere creer. Si se utiliza el engaño, la hipnosis o cualquier otra técnica de control mental para reclutar y controlar a los adeptos, se están violando los derechos de la persona.

Las «sectas» no son algo nuevo. A lo largo de la historia, grupos de entusiastas se han agrupado alrededor de líderes carismáticos de todo tipo. Pero en los últimos años ha venido a añadirse algo más: el uso sistemático de las técnicas de la psicología moderna para dominar la voluntad de un individuo y obtener el control sobre sus pensamientos, sentimientos y conducta.

Si bien por lo general pensamos que las «sectas» son grupos religiosos (la primera definición de «secta» en el Webster's, Third New International Dictionary es «práctica religiosa, culto»), en la actualidad muchas son completamente seculares. El Webster's también define «secta» como «un pequeño o reducido círculo de personas unidas por la devoción o aceptación de un programa artístico o intelectual, tendencia, o figura (de no mucha popularidad)». La segunda acepción se acerca un poco más al significado de una secta moderna, pero todavía se queda corta Las sectas actuales poseen un atractivo popular virtualmente ilimitado. Para ser breve, de ahora en adelante me referiré a muchos grupos simplemente como «sectas». No obstante, debe usted entender que utilizo el término únicamente para aquellos grupos que son destructivos.

En épocas pasadas, los líderes de las sectas podían ser muy dominantes, a menudo incluso demasiado. Las acusaciones contra ellos por control mental tienen una larga historia, Pero los Líderes conseguían el dominio sobre sus seguidores un poco al azar, aprendiendo sobre la marcha. El liderazgo de sectas era un arte que alcanzaban muy pocas personas. En algunos casos, grupos que eran considerados como sectas en sus primeros tiempos evolucionaron luego hasta convertirse en religiones respetadas, como por ejemplo Christian Science, que comenzó a destacar a principios de siglo. Sin embargo, incluso las principales organizaciones religiosas pueden tener aspectos destructivos y elementos que comparten con las nuevas sectas destructivas.

En estos tiempos, el control mental es algo más que una ciencia. A partir de la segunda guerra mundial, las agencias y secciones de Inteligencia de todo el mundo se dedicaban activamente a la investigación y desarrollo del control mental. La CIA admite que a principios de los años cincuenta realizó experimentos con drogas, electroshocks e hipnosis bajo el nombre en clave MK-ULTRA.7 Desde entonces, la investigación se ha extendido a otros campos.

Desde hace una generación, el movimiento psicológico de potencial humano comenzó a experimentar con procedimientos orientados a dirigir la dinámica individual y de grupos. Estas técnicas se desarrollaron con los mejores propósitos: hacer que las personas superaran sus trabas mentales y desarrollaran su auténtica personalidad. A finales de los años sesenta se hizo muy popular una forma de terapia de grupo conocida como sesiones «sensitivas». En estas sesiones, se estimulaba a los presentes a que discutieran entre sí sus asuntos más íntimos dentro del marco del grupo. Una técnica muy conocida en aquel tiempo era la «silla caliente», y consistía en que un miembro del grupo se sentaba en el centro de un circulo rodeado por los miembros que le manifestaban aquello que, a su juicio, eran sus defectos o problemas. Esta claro que, sin la supervisión de un terapeuta experimentado, se podía llegar a auténticos abusos.

Otro desarrollo que comenzó a afectar a muchísima gente fue la popularidad de la hipnosis, en particular a través del sistema conocido como Programación Neuro-Linguistica (PNL) (mencionado en el capítulo 2). Un número cada' vez mayor de personas aprendieron unas técnicas determinadas para inducir el trance hipnótico, pero a menudo sin ser advertidas de los aspectos éticos del trabajo con el subconsciente.

Al principio, estos métodos se aplicaban tan sólo a los participantes de los grupos que se ofrecían voluntariamente, y hubo muchas experiencias positivas. Sin embargo, muy pronto algunas de estas técnicas se filtraron en la cultura general de la psicología pop, donde era fácil que cualquiera abusara de ellas. Gente sin escrúpulos comenzó a utilizarlas para conseguir dinero y poder, manipulando a sus seguidores. La «silla caliente», en particular, se utiliza todavía en muchas sectas destructivas, según declaraciones de antiguos miembros.

Muchos de los integrantes de los grupos de psicología pop iban de una organización a otra, llevando con ellos las técnicas de la dinámica de grupo. Los líderes de cualquier clase de secta comenzaron a darse cuenta de los beneficios que les podían aportar los nuevos métodos de control. El fenómeno de las sectas modernas se había puesto en marcha.

Debido a la creciente información que ofrecían los medios de comunicación, los ciudadanos de Estados Unidos tuvieron conocimiento de las nuevas sectas en la segunda mitad de la década de los setenta. ¿Quién puede olvidar el espectáculo de Patty Hearst,8 la hija de uno de los más poderosos editores de prensa, William Randolph Hearst III, transformada en «Tania», miembro del Ejército Simbiótico de Liberación, una secta terrorista de extrema izquierda?

A medida de que el público adquiría conciencia, del potencial destructivo de las sectas, asistimos al nacimiento de la desprogramación. Aparecieron desprogramadores profesionales como Ted Patrick, los cuales, contratados por la familia de un miembro de una secta, no vacilaban en reducir por la fuerza, si era necesario, al individuo y, a menudo encerrados en la habitación de algún motel, intentaban anular el «lavado de cerebro».9 Miles de miembros de sectas, como yo mismo, fuimos «deslavados» de forma permanente, y hemos dado testimonio público de cómo funciona el control mental de las sectas. Pero en otros muchos casos la desprogramación ha fracasado, y los adeptos y las sectas han presentado demandas judiciales contra las familias y los desprogramadores.

Muchas familias que tienen a uno de los suyos en sectas destructivas consideran repugnante el secuestro, intolerable la carga económica, e intimidatoria la amenaza de demandas. Si no deseaban intentar una desprogramación forzada, no tenían más remedio que ser pacientes y esperar a que, en algún momento, se produjera un cambio. A mediados de los años setenta, familiares y amigos de muchísima gente permanecían en las sectas. Entonces ocurrió algo que hizo cambiar la opinión general sobre las sectas destructivas: la masacre de Jonestown.

Sobre el trono de Jones había un cartel que rezaba: «Aquellos que no recuerdan su pasado están condenados a repetirlo». Si bien nadie puede explicar por qué Jones escogió como lema esta frase de George Santayana, la verdad del mensaje, aunque sea una ironía, es muy importante para todos los que hoy en día estudiamos la historia reciente de las sectas y analizamos las implicaciones.

Los cuatro tipos principales de sectas

Al tiempo que las noticias de la masacre de jonestown conmovían durante unos días al mundo, a finales de los setenta había una incomprensión generalizada acerca del papel del control mental antiético o el alto nivel que había alcanzado su uso en la sociedad. En la década siguiente a la masacre, las sectas han continuado su crecimiento sin obstáculos. Aparecen nuevas sectas y las antiguas se vuelven más complejas y menos aparentes. En la actualidad, hay grupos que utilizan técnicas de control mental en varios y diferentes sectores de la sociedad. Estos grupos incluyen las sectas religiosas, las políticas, las psicoterapéuticas/educacionales y las comerciales.

Sectas religiosas. Son las más conocidas y las más numerosas. Estos grupos están centrados en los dogmas religiosos. Algunos se basan en la Biblia, otros en religiones orientales, otros en temas esotéricos, y los hay que siguen las invenciones de sus líderes. A pesar de que los más de ellos proclaman que sólo se interesar por el espíritu, lo único que hay que hacer para descubrir sus verdaderos objetivos es observar el énfasis que ponen en el mundo «material»: el lujoso sistema de vida de sus líderes, los millones de dólares en propiedades inmobiliarias, las numerosas empresas, etc. Un ejemplo, ya presentado con cierto detalle, es la Iglesia de la Unificación. Otros son la Iglesia de la Cienciología,10 la iglesia Universal y Triunfante,11 El Camino Internacional,12 y Rajneesh.13

Sectas políticas. A menudo aparecen en las noticias, con el añadido de la palabra «marginal» o «extremista», pero la mayor parte de la gente no ha oído hablar de los engaños para reclutar adeptos o las prácticas de control mental que las distinguen de los fanáticos del montón. Uno de estos líderes, Lyndon LaRouche, se ha presentado como candidato a la presidencia de Estados Unidos en las tres últimas elecciones, y proclama que es asesor de altos funcionarios del gobierno y de líderes empresariales.14 Otro grupo, conocido como «Move», fue desalojado a tiros por la policía en Filadelfia, tras atrincherarse en una casa en la que tenían todo un arsenal.1~~ También está «La Nación Aria», que dirige campos de «supervivencia», sostiene la doctrina de la supremacía de la raza blanca y pretende hacerse con el poder o morir en el intento.'6 Por último, se podría citar al ya desaparecido Partido Democrático de los Trabajadores de California como ejemplo de una secta de extrema izquierda.17

Sectas psicoterapéuticas y educacionales. Organizan talleres de trabajo y seminarios, por lo general en los salones de algún hotel, con unas cuotas de inscripción de cientos de dólares, para desarrollar el «conocimiento interior» y la «concienciación». Estas sectas emplean muchas de las técnicas básicas del control mental para que los participantes vivan una experiencia que satisfaga sus expectativas. Esta satisfacción momentánea es todo lo que consiguen la mayor parte de los clientes, pero hay otros a quienes se manipula para que se inscriban en cursos más avanzados y más caros. Los graduados de estos cursos superiores pueden acabar enganchados por el grupo. Una vez comprometidos, se les pide que traigan a amigos, parientes y compañeros de trabajo, o bien que los abandonen. No se permite a los reclutadores que expongan el programa con detalle. Muchos de estos grupos han provocado en sus miembros crisis nerviosas, separaciones y fracasos empresariales, e incluso existen pruebas bien documentadas de suicidios y muertes por imprudencia temeraria. En algunos casos, las personas que liderean estos grupos tienen antecedentes más que dudosos y pocas o ninguna referencia fiable.

Sectas comerciales. Creen en el dogma de la codicia. Engañan y manipulan a las personas para que trabajen por muy poco dinero o gratis, con la esperanza de hacerse ricos. Existen muchísimas organizaciones mercantiles estructuradas como pirámides, o de múltiples niveles, que prometen enormes ganancias pero exprimen a sus víctimas. Luego aplastan la autoestima de los explotados para que no protesten. El éxito depende del reclutamiento de nuevas personas, que a su vez reclutan a otras. Otras sectas comerciales son aquellas que convencen a los incautos para que vendan suscripciones de revistas o artículos diversos de puerta en puerta. Estas sectas publican anuncios en los periódicos locales en los que prometen viajes emocionantes y carreras lucrativas. Los reclutadores organizan «entrevistas» en sus habitaciones de hotel, a la caza de estudiantes de bachillerato y universitarios. Cuando la persona es «aceptada», por lo general tiene que pagar una cantidad para su «entrenamiento» y después la envían en furgoneta a lugares lejanos para vender sus mercancías. A estos vendedores se les manipula a través del miedo y la culpa, y en ocasiones sufren abusos físicos y sexuales. Estas personas se convierten en esclavos de la «compañía» y tienen que entregar lo que ganan para pagar su «manutención y alojamiento».

El reclutamiento: cómo se hace

Como puede verse, hay muchas formas diferentes para atraer a la gente a un grupo que utiliza el control mental. Dado que los grupos destructivos buscan deliberadamente a personas que son inteligentes, tienen talento y triunfan, los propios miembros resultan muy persuasivos y seductores para los nuevos. El simple número de miembros comprometidos y sinceros que el recién llegado conoce es probablemente mucho más atrayente para el posible converso que cualquier doctrina o proyecto. Las grandes sectas dan sobrada prueba de que saben entrenar muy bien a sus «vendedores». Adoctrinan a los miembros para que sólo muestren los aspectos favorables de la organización. Se les enseña a suprimir cualquier sentimiento negativo que tengan sobre el grupo y a que siempre muestren una expresión de felicidad y alegría en su rostro.

De la misma manera, se les enseña a evaluar la personalidad del recién llegado y a cómo presentar al grupo para que éste se trague el anzuelo. En los Moonies, me enseñaron a utilizar un modelo de personalidad dividido en cuatro categorías. Las personas estaban catalogadas en pensadores, emotivos, activos o creyentes. Los pensadores eran aquellos que enfocan su vida con la mente, como los intelectuales. Los emotivos se dejan regir por sus emociones. Los activos realizan alguna actividad continuamente y tienen un físico muy desarrollado. Los creyentes tienen inclinaciones espirituales.

Si una persona estaba catalogada como pensadora, utilizábamos un acercamiento intelectual. Le mostrábamos fotografías de ganadores del premio Nobel mientras participaban en una de las conferencias científicas patrocinadas por el grupo, o a filósofos que discutían una amplia variedad de temas de interés. Se trataba, deliberadamente, de dar la impresión de que estos gigantes de las comunidades científicas y académicas apoyaban nuestro movimiento. En realidad, hasta donde yo he podido saber, ni uno solo de ellos ha apoyado nunca la causa Moon. Estaban interesados tan sólo en reunirse con sus colegas profesionales y sus amigos. Desde luego que los viajes pagados y los miles de dólares que recibían en concepto de honorarios representaban un incentivo extra.

Los emotivos siempre respondían bien a un acercamiento amable y cariñoso por parte de los miembros. Con estas personas mi grupo ponía de relieve nuestro bienestar emocional, y hacíamos hincapié en el aspecto de gran familia del grupo. Les hablábamos siempre del amor y de que no había suficiente amor «real» en el mundo. Los emotivos deseaban automáticamente ser aceptados por los demás en el grupo, así que hacíamos todos los esfuerzos para transmitirle a la persona una sensación de cariño y de aceptación incondicional.

A los activos les agradan los desafíos y buscan el triunfo en muchos aspectos de su vida, Son personas orientadas a la acción. Quizás habían visto la miseria y el sufrimiento del mundo y deseaban ponerle fin. Nosotros les contábamos lo mucho que hacíamos al respecto. Tal vez estaban preocupados por la guerra o el comunismo, y nosotros enfocábamos nuestro discurso de forma que llegaban a creer qué éramos el único grupo con un plan de acción que funcionaba. (A pesar de que objetivamente no era cierto, nosotros creíamos que si lo era.) Les hablábamos de los cientos de programas que patrocinábamos para reparar y sanar a este mundo «destrozado».

Considerábamos a los creyentes como personas que se centraban en la búsqueda de Dios o de un significado espiritual para sus vidas. Era habitual que nos relataran sus experiencias espirituales: sueños, visiones, revelaciones. En la mayoría de los casos, estas personas estaban «abiertas de par en par», y en realidad se reclutaban a sí mismas. No dejaba de sorprenderme ver la cantidad de gente de esta categoría que nos decía que habían estado rogando a Dios para que les mostrara lo que él deseaba que hicieran con sus vidas. Muchos creían que habían sido guiados «espiritualmente» hasta uno de nuestros miembros. Con estas personas no había más que compartir nuestros «testimonios» para convencerlas de que Dios les había guiado hasta nosotros.

Al contrario de lo que cree la gente, la mayor parte de las personas que reclutábamos no pertenecían a la categoría de los creyentes, sino que eran emotivos o activos. En cuanto a los clasificados como «intelectuales», los más de ellos se convertían en líderes de la organización.

Con estos modelos de personalidad para guiar a los reclutadores, y cientos de grupos pantalla para ocultar sus operaciones, la organización Moon puede lanzar una extensa red de reclutadores capaz de pescar a las personas más diversas.18 Y en realidad los miembros se consideran a sí mismos como «pescadores de hombres», un término sacado de una de las metáforas de Jesús para sus discípulos en el Nuevo Testamento.

El trabajo de los pescadores, sin embargo, se ve considerablemente facilitado por el hecho de que la mayor parte de la gente no tiene idea de los enormes recursos de las principales sectas destructivas. Muchas de éstas se han hecho ricas gracias a las técnicas y estrategias para recaudar fondos a través de las aportaciones del público y de la apropiación del dinero y propiedades de sus propios adeptos. Reinvierten una gran parte de este capital en reclutar nuevos miembros. Hoy en día, es bastante común que algunas sectas dediquen sumas muy elevadas en contratar empresas de relaciones públicas. Pagan las tarifas más altas a los expertos para que les ayuden a conseguir la «imagen» positiva que necesitan para obtener mejores resultados en la consecución de sus propósitos secretos. Contratan a especialistas en marketing para que diseñen sus campañas de reclutamiento. Utilizan cualquier método que funcione.

Una persona normal no tiene muchas posibilidades de resistencia. No entiende el control mental. No conoce la forma de actuar de las diferentes sectas. No sabe cuáles son las preguntas que debe formular ni los comportamientos que debe vigilar. La persona normal supone que nunca la podrán captar.

¿Por qué tienen tanto éxito?

¿Por qué existe una especie de complacencia con respecto a la amenaza de las sectas que practican el control mental? En primer lugar, aceptar que el control mental antiético puede afectar a cualquiera, desafía el antiguo principio filosófico (en el cual se basan nuestras actuales leyes) de que el hombre es un ser racional, responsable de, y con el control de, cada una de sus acciones. Este principio no admite ningún tipo de control mental. En segundo lugar, todos nosotros creemos en nuestra propia invulnerabilidad. Resulta alarmante pensar que alguien pueda hacerse con el control de nuestra mente. Por último, el proceso de influencia comienza en el instante mismo en que nacemos, así que es muy sencillo asumir la posición de que todo es control mental. Es muy fácil, entonces, decir: «¿Por qué tenemos que preocuparnos de este asunto?».

Comencemos con la idea de que el hombre es un ser racional. Si partimos desde este punto de vista, creeremos sin más que los adeptos han «elegido» racionalmente vivir de una forma anormal, Si esta persona es un adulto, continúa el razonamiento, entonces él o ella tienen derecho a vivir como él o ella prefieran. Este argumento sería válido si no se emplearan engaños para influir de forma indebida en la «elección» de dicha persona.

Aunque puede resultar obvio, los seres humanos no somos criaturas totalmente «racionales». La racionalidad completa negaría nuestra naturaleza emocional y física. No podríamos funcionar sin nuestras emociones. Todos necesitamos amor, amistad, atención y aprobación en nuestra vida. Casi todos nosotros estaríamos de acuerdo, por ejemplo, en que es maravilloso enamorarse. Tampoco negaría nadie que nuestros cuerpos tienen una enorme importancia en la manera en que actuamos. ¿Ha estado usted sin dormir o durmiendo muy poco durante varios días? Si ha sido así, dudo mucho que sin dormir haya podido actuar racionalmente y con un completo control de todas sus acciones. ¿Ha ayunado usted (sin comer) durante días? La mente comienza a sufrir alucinaciones cuando el cuerpo no ha ingerido suficiente comida. En tales circunstancias, nuestra psicología mina nuestra racionalidad. A continuación encontramos, desde luego, los problemas derivados de creer en nuestra propia invulnerabilidad. Todos necesitamos sentir que poseemos el control de nuestra propia vida No nos gusta creer que los acontecimientos están fuera de control, así que encajamos la realidad en un orden que tenga sentido para nosotros. Cuando nos enteramos de que a alguien le ha sucedido algo malo (tal vez le han golpeado o violado), por lo general tratamos de encontrar una razón que explique por qué aquella persona fue la víctima. ¿Paseaba él o ella en el momento «inadecuado» por un barrio «peligroso»? La gente intenta buscar una relación directa de causa-efecto a lo que ha sucedido: si algo malo le ha ocurrido, entonces tiene que haber hecho algo mal. Este tipo de comportamiento se denomina culpar a la víctima.

A pesar de que intentar evaluar la posibilidad de un comportamiento descuidado tiene su valor (es cierto que debemos aprender de las tragedias de la vida), la realidad es que la persona bien podría hallarse en el lugar inadecuado a la hora incorrecta. Culpar a la víctima desempeña un importante papel psicológico al permitir que nos distanciemos de la persona que ha resultado herida. De esta forma, nos decimos a nosotros mismos: «Tal cosa no me pasaría a mí porque soy diferente. Yo tengo más conocimiento». A menudo la gente ve una víctima de las sectas y se equivoca al decir: «Qué persona tan débil; estaría buscando un medio para eludir las responsabilidades y que alguien controlara su vida». Así las personas niegan la realidad de que a ellas les podría pasar lo mismo.

La gente cree «que nunca les pasaría a ellos» porque quieren creer que son más fuertes y mejores que los millones que han sido víctimas del control mental de las sectas. Nuestra necesidad de creer que somos invulnerables es, en realidad, una debilidad de la cual se aprovechan fácilmente los reclutadores de sectas. Por ejemplo, un reclutador puede decir: «Bill, tengo la impresión de que es usted una persona muy inteligente y conoce el mundo Es usted de esa clase de personas que no permiten que nadie les obligue a hacer algo que no quieren. A usted le gusta tomar Sus propias decisiones. Usted no se deja asustar por todas esas tonterías de la prensa sobre el control mental. Usted es demasiado listo. ¿A qué hora quiere que le venga a buscar para ir a la conferencia?».

Por último, ¿qué puedo decir sobre el postulado filosófico que afirma que «todo es control mental»? Bueno, es muy cierto que sufrimos influencias a lo largo de nuestra vida. Sin embargo, existe un continum de procesos de influencias que comienza en un extremo con las influencias benignas (un amigo que nos recomienda una película) y termina en el otro extremo con las influencias destructoras, como adoctrinar a una persona para que se suicide o haga daño a otra (Jonestown). La mayoría de las sectas de las que me ocupo se ubican en la parte destructora del continum.

¿Qué quiero decir exactamente cuando hablo de control mental? El término se refiere a un conjunto de técnicas que influyen en la forma de pensar, sentir y actuar de una persona (véase el capítulo 4). Como la mayor parte de los conocimientos, no es en sí mismo ni bueno ni malo. Si las técnicas de control mental son utilizadas para que un individuo pueda tener más oportunidades, y la autoridad sobre su vida permanece en sus manos los efectos pueden ser muy beneficiosos; por ejemplo, toda la gente que se ha sometido a la hipnosis para dejar de fumar. Sin embargo, si el control mental es empleado para cambiar el sistema de valores de un individuo sin su consentimiento y le hace dependiente de una figura autoritaria exterior, los efectos pueden ser devastadores.

Algunos grupos destructivos convierten a sus miembros en adictos. Con tantos programas para el tratamiento de alcohólicos y drogadictos, es importante que los profesionales de la salud mental presten atención a los numerosos ex miembros de sectas. Las personas adoctrinadas para realizar horas y horas de meditación o entonar cánticos a diario pueden llegar psicológica y fisiológicamente a convertirse en adictos a las técnicas de control mental. Esto genera en el cerebro fuertes descargas químicas que causan no sólo un estado de disociación mental sino también una «euforia» similar a la que producen las drogas ilegales. Algunos ex miembros que han utilizado estas técnicas durante varios años han informado de una extensa variedad de efectos secundarios indeseados, incluyendo fuertes dolores de cabeza, espasmos musculares involuntarios y disminución de las facultades cognoscitivas como la memoria, la concentración y la capacidad de tomar decisiones.

Fobias: La fuerza que suprime la libertad de los miembros de las sectas

A pesar de que en el capítulo 4 me ocuparé con más detalle de los procesos de control mental, hay un tema muy importante que merece una discusión aparte: las fobias.19 ¿Conoce usted alguien que haya padecido una fobia? ¿Usted mismo, tal vez? Las fobias más comunes son el miedo a volar en aviones, a hablar en público, a utilizar un ascensor, conducir por túneles o puentes, y a ciertos animales como las serpientes, las araña, e incluso los perros.

Básicamente, las fobias son una intensa reacción de miedo a algo o a alguien. La reacción fóbica puede variar desde una muy suave a una muy intensa. Una reacción fóbica intensa puede causar reacciones físicas como aceleración del ritmo cardíaco, sequedad de boca, sudores y tensión muscular. Hay fobias que llegan a inmovilizar a las personas impidiéndoles hacer cosas que en realidad desean hacer. Es muy cierto que las fobias pueden anular en el individuo la capacidad de elegir libremente.

Por lo general, las personas desarrollan fóbias como resultado de una experiencia personal traumática- Por ejemplo, un amigo que muere en un accidente de aviación; alguien que se queda encerrado durante horas en un ascensor sin luz; un conocido a quien ha mordido una serpiente Aprendemos a asociar sentimientos extremadamente negativos con el objeto. Tras una experiencia semejante, nuestros miedos pueden tomar vida propia y, en cuestión de minutos o después de algunos años, convertirse en una fobia.

La estructura de una fobia incluye diversos componentes internos que interactúan originando un círculo vicioso. Estos componentes incluyen los pensamientos preocupantes, las imágenes internas negativas y los sentimientos de temor y de estar fuera de control. A veces, el simple hecho de pensar en el objeto puede poner el ciclo en marcha. La persona, por ejemplo, se dice a si misma: «Espero que el profesor no me haga salir a leer mi informe», y éste pensamiento es suficiente para provocarle tensión y angustia. Ve (por lo general, de forma inconsciente) una imagen de sí misma que avanza hasta la pizarra y se queda helada. En esta «película» tan vívida se ve a sí misma sudando y moviéndose inquieta mientras la mente se le queda en blanco. Todo el mundo se ríe y el profesor comienza a increparía. Este ridículo imaginario le aumenta la sensación de inquietud ante la posibilidad de ser la próxima de la lista, y así ya está en el buen camino para tener una fobia completamente desarrollada. La gente que sufre abusos sexuales en la infancia a menudo adquiere fobias que le impiden una correcta actividad sexual incluso, en la madurez, a menos que reciban el tratamiento adecuado.

¿Qué tienen que ver las fobias con las sectas y el control mental? En algunas sectas, se consigue que los miembros tengan fobia a abandonar el grupo. Las sectas actuales saben cómo implantar de forma efectiva en el subconsciente de los adeptos, vívidas imágenes negativas que hacen imposible que el individuo pueda imaginar siquiera la posibilidad de ser feliz y tener éxito fuera del grupo. Cuando se programa el inconsciente para que acepte las imágenes negativas, éste se comporta como si fueran realidad. Se consigue que el inconsciente almacene una serie de imágenes que representan todas las cosas malas que le pueden ocurrir al sujeto si, alguna vez, intenta traicionar al grupo. A los miembros se les programa abierta o sutilmente (según la organización) para que crean que si abandonan el grupo sufrirán una muerte horrible (atropellados por un coche, en accidente de avión, por una enfermedad espantosa) o provocarán la muerte de un ser querido. Algunos grupos programan a sus adeptos para que crean que si se marchan, el resultado será el holocausto nuclear a escala planetaria.

Desde luego, todos estos pensamientos son irracionales y no tienen el menor sentido. Sin embargo, no olvide que la mayoría de las fobias son irracionales. La mayor parte de los aviones no se estrellan, los más de los ascensores no se atascan, y la mayoría de los perros no están rabiosos. En muchos casos, las fobias inducidas por las sectas están tan bien ideadas e implantadas que la gente ni siquiera sabe que existen. Los miembros están tan condicionados para suprimir su verdadera personalidad que ni tan sólo se dan cuenta de su deseo de marcharse. Creen que son tan felices en el grupo que jamás querrán abandonarlo. Estas personas no pueden generar imágenes positivas de sí mismas después de abandonar el grupo.

Imagine lo que pasaría si usted creyera que unas personas misteriosas están resueltas a envenenarlo. Si esta idea estuviera implantada dentro de su inconsciente, ¿cree que podría ir a un restaurante a disfrutar de la comida? ¿Cuánto tiempo cree que transcurriría antes de comer únicamente los alimentos que compre y cocine usted mismo? Si, por casualidad, la persona que ha ido a comer con usted a un restaurante se pone enferma de repente, ¿cuánto tiempo pasaría antes de que dejara de comer del todo?

Esta creencia limitaría radicalmente sus elecciones. Claro está que usted puede intentar disimularla o incluso racionalizar su comportamiento diciéndole a sus amigos que no le agrada comer fuera porque está a dieta, o tratar de convencerlos de que los restaurantes son poco limpios y peligrosos. Por lo tanto, su elección en materia de comida ya no incluye la posibilidad de ir a un restaurante a disfrutar de una buena mesa.

De la misma manera, las fobias implantadas por las sectas despojan a la gente de su posibilidad de elegir. Los adeptos creen a pies juntillas que serán destruidos si abandonan la seguridad del grupo. Piensan que no tienen otro camino para crecer espiritual, intelectual y emocionalmente. Están prácticamente esclavizados por esta técnica de control mental.

El inconsciente: la llave de la creatividad. y la vulnerabilidad

¿Qué es lo que nos hace tan vulnerables a estos procesos de influencia? La respuesta está en la naturaleza de la mente en sí misma. La mente ha sido descrita como un biocomputador increíblemente complejo, construido para que podamos sobrevivir. Es notable su habilidad para adaptarse en forma creativa y responder tanto a las necesidades de una persona como a su entorno. Nuestra mente filtra cada segundo enormes cantidades de información para que podarnos hacer frente a aquello que consideramos importante.

Nuestras mentes son unos inmensos depósitos de información, clasificados en imágenes, sonidos, tactos, sabores y olores. De un modo sistemático, toda esta información es traducida a formas significativas. Nuestro sentido del yo se desarrolla a lo largo de años de vida y experiencias. A medida que crecemos y cambiamos, también cambian nuestras creencias sobre nosotros mismos y el mundo. Nuestras creencias son el medio más especializado que tenemos para el proceso de la información y para determinar nuestro comportamiento.

Poseemos un cierto grado de control consciente, pero hay muchísimas más cosas que controlamos inconscientemente. La mente consciente tiene un estrecho campo de atención. El inconsciente hace todo lo demás, incluyendo la regulación de todas las funciones corporales. Imagine que tuviera que decirle a su corazón que ha de latir 72 veces por minuto. No tendría usted tiempo para nada más. La mente inconsciente es el controlador primario de la información.

Nuestro inconsciente creador es el que nos permite formar imágenes mentales y sentirlas como «reales». Intente hacer el siguiente experimento: durante unos instantes, deje que su mente le transporte a un maravilloso paraíso tropical. Sienta el calor del sol, la brisa fresca y el olor del océano. Aunque usted no haya estado jamás en un sitio así, le será posible realizar este experimento. ¿Ha ido usted a otro lugar durante estos instantes? Nuestra imaginación puede ser, canalizada también en otras direcciones. Por ejemplo, los jugadores profesionales de baloncesto pueden visualizar cómo la pelota sale de sus manos y encestan antes de hacer el tiro. Esta capacidad para la fantasía y la visualización existe en cada uno de nosotros, y es una parte esencial del ser humano. Todos hemos soñado con los momentos más felices de nuestra vida, como encontrar la pareja «ideal», o que nos toque la lotería. Pero la hipnosis también puede crear en nuestra mente inconsciente un mundo fantástico susceptible de ser utilizado para esclavizarnos.

A medida que pasan los años, la mente no borra los recuerdos anteriores, sino que sistemáticamente forma sobre ellos varias capas con las nuevas experiencias. Es sorprendente la facilidad con que podemos rememorar los acontecimientos del pasado. Por ejemplo, intente recordar cómo jugaba de pequeño con su juguete preferido, o mientras comía su plato predilecto. Nuestros recuerdos de la niñez forman un gran archivo que puede ser investigado y explotado por las técnicas hipnóticas. No es mera casualidad que muchas sectas destructivas pidan a sus miembros que «se conviertan en niños pequeños». Los adultos pueden ser conducidos con facilidad a través del tiempo hasta el momento en que tenían muy poca o ninguna capacidad crítica. Como niños, dependemos por completo de nuestros padres como figuras de la máxima autoridad.

La mente, a pesar de toda su fuerza y capacidad, no está exenta de sus debilidades. Depende de un suministro de información coherente para tener un funcionamiento apropiado. Encierre a una persona en una cámara de aislamiento sensorial y al cabo de pocas horas comenzará a padecer alucinaciones y se volverá muy sugestionable. De la misma manera, coloque usted a alguien en una situación en la que sus sentidos sean sobrecargados con informaciones incoherentes, y la mente se «adormecerá» como medida de protección. Se le nublan las ideas y se confunde; las facultades criticas ya no trabajan correctamente. En tal estado de debilidad, las personas son muy vulnerables a las sugestiones de los demás.

La mente necesita marcos de referencia para poder estructurar la realidad. Modifique el marco de referencia y la información recibida será interpretada de una manera diferente. Tome, por ejemplo, el rito judío de la circuncisión. Si usted le quita su significado cultural y las ventajas sanitarias, se convierte en un ataque a un niño indefenso. Nuestro sistema de valores nos permite interpretar la información, tomar decisiones y actuar de acuerdo con nuestras creencias. Cuando una persona es sometida a un proceso de control mental, por lo general carece de marcos de referencia para valorar la experiencia y por lo tanto acepta con frecuencia los marcos de referencia que le ofrece el grupo.

Cuando tomamos decisiones, habitualmente nos basamos en la información que creemos auténtica. No tenemos tiempo para verificar toda la información que recibimos. Cuando vamos de compras, creemos lo que nos dicen sobre que un artículo determinado es más barato que en cualquier otra tienda. Después de todo, ¿qué motivos tiene el vendedor para mentirle cuando sabe que usted puede volver a reclamar? Si desconfiáramos de todo, nos volveríamos paranoicos. Si, por el contrario, confiáramos en todo y en todos, seríamos unos ingenuos y se aprovecharían de nosotros durante el resto de nuestra vida, En consecuencia, tratamos de vivir nuestra vida en un equilibrio entre el escepticismo y la confianza. Una persona con una mente abierta intenta vivir con un equilibrio saludable.

Los estafadores son mentirosos profesionales. Sus cualidades más estimadas son su buena presencia y su habilidad para actuar.

La mayor parte de las víctimas de los estafadores declaran que confiaron en la persona porque él o ella «no tenía aspecto de ser un delincuente». Los grandes estafadores jamás lo parecen. Dan una impresión de «confianza» que les permite franquear las defensas de la gente. Por lo general, son grandes conversadores pero sin llegar a parecer demasiado astutos. La «astucia» les denunciaría. El delincuente quiere evaluar a su víctima, montar la estafa, coger el dinero y huir.

Los reclutadores de las sectas utilizan muchas de estas mismas habilidades, pero lo que pretenden es que usted se una a ellos., Casi todos han sido víctimas, en el momento dado, del mismo engaño. Creen que lo que hacen es realmente beneficioso para usted. Sin embargo, quieren algo más valioso que su dinero. ¡Quieren su mente! Desde luego, al final también se harán con su dinero, pero no echarán a correr como si fueran delincuentes comunes. Quieren que usted vaya con ellos. Y no satisfechos, pretenderán que usted vaya y haga lo mismo con otras personas.

Todos, nos guste o no, somos vulnerables al control mental. Todos deseamos ser felices. Todos necesitamos afecto y comprensión. Todos buscamos algo mejor en la vida: más sabiduría, más conocimientos, más dinero, mejor posición social, mejores relaciones, más medios o más salud. Son éstas las cualidades y necesidades humanas sobre las que se ceban los reclutadores de las sectas. Es muy importante tener presente que, en general, la gente no se une a las sectas. Son las sectas las que reclutan a la gente

Las formas básicas de reclutamiento

¿Como podemos aumentar nuestra precaución ante el reclutamiento de las sectas? La mejor manera es ser capaz de reconocer al punto las formas en que las sectas tratan de conseguir nuevos adeptos. Hay tres formas básicas para abordar a una persona: a través de un amigo o pariente que ya es miembro; a través de un extraño que traba amistad con el sujeto (por lo general, una persona del sexo opuesto), y, por último, a través de un acto patrocinado por la secta, como puede ser una conferencia, un simposio o la proyección de una película.

Muy a menudo, el individuo no sospecha que está siendo reclutado. El amigo o el pariente acaban de tener unas experiencias interiores increíbles y desean compartirlas, o bien sólo «quieren conocer su opinión», simulando que necesitan ayuda cuando en realidad lo que pretenden es engañarle para que asista a una sesión de adoctrinamiento. Si el reclutador es un extraño, las más de las veces el individuo pensará que ha hecho un buen amigo.

Las encuestas efectuadas a actuales y a antiguos miembros de sectas revelan que la mayoría de las personas reclutadas por las sectas destructivas fueron abordadas en un momento de tensión en que eran vulnerables. La tensión tiene con frecuencia su origen en un cambio importante: el traslado a otra ciudad, el comienzo en un nuevo empleo, el fin de una relación, los problemas económicos o la pérdida de un ser querido. Las personas en tales situaciones tienden a que sus mecanismos de defensa estén sobrecargados o debilitados. Sí no saben cómo descubrir y evitar a las sectas destructivas, son presa fácil.

Es importante tener en cuenta que el reclutamiento no ocurre así sin más. Es un proceso impuesto por unas personas a otras. Ejecutivos de empresas que ocupan cargos de mucha responsabilidad, que se ven presionados por la competencia y están obligados a triunfar, son reclutados por colegas que les hablan de los increíbles beneficios que pueden conseguir si participan en el «curso». Los estudiantes universitarios presionados por el trabajo académico y la necesidad de ser aceptados se harán amigos de un reclutador de sectas profesional, o asistirán a una conferencia del grupo sobre algún tema de actualidad. Un ama de casa empujada por la necesidad de «hacer algo con su vida» sigue el ejemplo de una amiga y entra en la pirámide de una compañía de ventas a domicilio. Un estudiante de bachillerato es alentado por sus compañeros a participar en ritos satánicos.

Otras personas entran en contacto con las sectas a través de un medio impersonal. Hay gente que empieza por comprar un libro de la secta anunciado en la televisión como un best seller; habrá otros que reciban por correo una invitación para asistir a una, en apariencia inocente, reunión de «estudio sobre la Biblia». Otras personas responden a una oferta de trabajo. Algunas son reclutadas cuando entran a trabajar en una empresa propiedad de la secta.

Cualquiera que sea la forma de aproximación, al fin se consigue el contacto personal. El reclutador comienza entonces a aprender todo lo que puede acerca del recluta en potencia: sus esperanzas, sueños, temores, amistades, trabajo, sus intereses. Cuanta más información pueda conseguir el reclutador, mayor será su capacidad para manipular al individuo. El reclutador planifica su estrategia para conducirle paso a paso hasta el grupo. El plan puede incluir continuas loas y alabanzas, presentarle a una persona con intereses y antecedentes similares, mentirle deliberadamente sobre el grupo y responder con evasivas a las preguntas que se le formulen.

Hoy por hoy, cualquier individuo puede ser reclutado por una secta destructiva. En los años setenta y principios de los ochenta, el miembro típico estaba en la edad universitaria, pero a finales de los ochenta ya es habitual que gente de todas las edades se convierta en víctima. Es muy probable que también se reclute a personas de edad avanzada.21 Desde luego, las más de las sectas no utilizan a las personas mayores en las actividades que realizan los jóvenes y personas de mediana edad. A los miembros de edad se les dedica a la búsqueda de contribuciones financieras importantes o a campañas de relaciones públicas. Muchas personas de mediana edad son reclutadas por su capacidad profesional para organizar o dirigir empresas que pertenecen a las sectas. Los jóvenes, en la mayoría de los casos, serán los trabajadores de base. Pueden dormir menos, comer menos y trabajar más.

A pesar de que los hombres blancos de clase media son el objetivo principal del reclutamiento, diversos grupos han empezado a trabajar activamente para reclutar negros, hispanos y asiáticos. A medida que captan individuos de estas comunidades, pueden utilizarlos para diseñar programas que atraerán a otros. Las grandes sectas, por ejemplo, ya han desarrollado programas de adoctrinamiento en castellano. Otro grupo de población que forma parte de su objetivo es el integrado por los europeos que visitan o trabajan en Estados Unidos. Después de unos cuantos años de entrenamiento y adoctrinación (a menudo con los visados caducados), son enviados de regreso a sus países de origen para que recluten nuevos miembros.

Es digno de hacer notar que, por lo general, las sectas evitan reclutar personas que puedan representarles una carga, como son aquellos que padecen graves problemas emocionales o psíquicos. Buscan gente que pueda soportar las pesadas exigencias de la vida en la secta. Si por ejemplo reclutan a un drogadicto, le piden que deje las drogas o que se marche. Por lo que sé, prácticamente no hay disminuidos físicos en las sectas porque cuesta tiempo, dinero y esfuerzos cuidar de ellos.

La vida en la secta: la ilusión y el abuso

La persona que ingresa en una secta destructiva disfruta, durante las primeras semanas o meses, de una especie de luna de miel. Le tratan como si fuera un miembro de la realeza. Le hacen sentir muy importante mientras toma forma su nueva vida en el grupo. El nuevo adepto todavía no sabe lo que le aguarda en el futuro.

Aunque la mayor parte de los miembros de las sectas declaran que son «más felices que nunca en toda su vida», la realidad es, por desgracia, muy diferente. La vida en una secta destructiva es, en gran medida, una vida de dolor y sacrificio. Las personas que están plena dedicación en la secta destructiva conocen lo que es vivir sometidos al totalitarismo, pero no son capaces de ver objetivamente qué les está sucediendo a ellos. Viven en un mundo de fantasía creado por el grupo.

Los miembros de las sectas emplean todo su tiempo en reclutar a más gente, en recolectar fondos o trabajar en proyectos de relaciones públicas. Cuando ya están totalmente enganchados, entregan grandes sumas de dinero y propiedades al grupo, a veces todo lo que tienen. A cambio, les prometen cuidados y cariño durante el resto de sus vidas. Esta transacción deja al sujeto en completa dependencia del grupo: comida, vestidos, alojamiento y atención médica. En muchos de estos grupos, la manutención es más que insuficiente, y la negligencia médica, vergonzosa. Se convence a los enfermos de que son sus propias debilidades físicas o espirituales las causantes de sus problemas de salud. Todo lo que deben hacer para que el mal desaparezca es arrepentirse y trabajar más.

Muy pocas sectas cuentan con un seguro médico para sus adeptos, así que cuando uno de ellos cae gravemente enfermo, mental o físicamente, a menudo se le envía como indigente a un hospital o clínica gratuita. A personas que han trabajado con suma devoción durante años, que han recolectado cientos de miles de dólares para el grupo, se les ha dicho que el grupo no podía pagar las facturas del hospital y que debían abandonar la secta hasta haberse recuperado. A los que han de someterse a tratamientos muy caros se les pide muy a menudo que vuelvan con su familia para que ésta pague las facturas. Si el sujeto no tiene familiares que le ayuden, se ha dado el caso de que le llevan hasta las puertas de un hospital y lo abandonan allí. Estos hechos están basados en mi propia experiencia personal y en los informes facilitados por ex miembros.

Algunas sectas practican la curación por la fe como único tratamiento de los problemas médicos. El resultado es el sufrimiento y, a veces, la muerte. A los enfermos se les dice que sus males tienen una causa «espiritual», y les hacen sentirse culpables por no haberse dedicado enteramente al grupo. Hay sectas que dicen a sus miembros que ir al médico es una prueba de su falta de fe, e incluso los amenazan con expulsarlos si lo hacen.

Junto a la falta de atención médica está el problema del abuso infantil. Muchos niños han muerto o han quedado marcados para el resto de sus días por la vinculación de sus padres con una secta destructiva.22 Como público, hemos olvidado casi por completo que alrededor de 300 niños fueron asesinados en la masacre de Jonestown, Aquellos niños no pudieron elegir y tuvieron que beber el refresco que contenía el veneno. El público tampoco sabe que muchos de aquellos niños estaban bajo la tutela del gobierno de California y que fueron adoptados por miembros del Templo de la Gente para conseguir mayores ingresos y contar con una fuerza de trabajo gratuita.

Algunos grupos abogan por castigar e incluso torturar a los niños para reforzar la disciplina. En Jonestown, por la noche metían a los niños en pozos sin luz y les decían que estaban llenos de serpientes, mientras los adeptos agitaban cuerdas desde lo alto para asustarles aún más. Pese a que Jonestown representa un ejemplo extremo, ciertas sectas utilizan palos y bastones para golpear a los niños, a veces durante horas y a veces por todo el cuerpo. Otras sectas someten a los niños a abusos sexuales. Dado que los niños a menudo no van a la escuela y están apartados de cualquier otro contacto con la sociedad, no se denuncian los abusos.

A menudo, los niños son criados de forma comunal y sólo pueden estar con sus padres en contadas ocasiones. Les enseñan a depositar su cariño en el líder de la secta o en el grupo, no en sus padres. El tiempo libre para los juegos es limitado o no existe; Los niños reciben normalmente una educación deficiente, a veces ni siquiera eso Como a sus padres, se les enseña que el mundo es un lugar hostil y malvado, y se ven forzados a depender de la doctrina de la secta para interpretar la realidad. A pesar de que se les podría considerar como el futuro del grupo, por lo general son vistos como un obstáculo para las exigencias inmediatas de "trabajo".

Las víctimas del control mental de las sectas incluyen no sólo a los millones de adeptos, a sus hijos, a sus amigos y a sus familiares, sino también a nuestra sociedad. Se le está robando a nuestra sociedad uno de sus mayores recursos: las personas brillantes, idealistas y ambiciosas capaces de realizar una enorme contribución a la humanidad. Muchos de los ex miembros que conozco se han convertido en médicos, profesores, consejeros, inventores o artistas. ¡Imagine lo que podrían conseguir los miembros de las sectas sí pudieran desarrollar libremente el talento y las habilidades que les ha dado Dios! ¿Qué pasaría si pudieran canalizar sus energías para resolver problemas en lugar de intentar socavar las libertades individuales y sociales con sus visiones de un totalitarismo retorcido?

Mientras tanto, las sectas destructivas continúan haciéndose más grandes y poderosas, actuando con total impunidad para esclavizar a la gente. Resulta irónico que en Estados Unidos, un país que honra la libertad y la independencia, haya más interés en proteger al ciudadano de las presiones de los vendedores de coches usados, que en defenderla de organizaciones cuya intención es despojar a la persona de su capacidad de actuar por sí misma. Hasta que la ley no sea capaz de establecer las normas que regulen dichas prácticas por parte de individuos u organizaciones, y reconozca la existencia de técnicas modernas de control mental, a la gente no le queda otra opción que defenderse con sus propios medios.

Quizá lo más importante que debemos comprender al enfrentarnos a las sectas destructivas es que todos somos vulnerables. Lo mejor que podemos hacer para protegernos a nosotros mismos es informarnos a conciencia sobre las formas de actuación de las sectas destructivas, y ser «consumidores exigentes» cuando nos interese integrarnos en un grupo. Los amigos o familiares de alguien que está buscando entrar en una secta, o que atraviesa una crisis emocional, deben estar alertas a cualquier repentino cambio de personalidad en dicho sujeto. Si usted sospecha que algún conocido suyo ha entrado en la órbita de influencia de una organización de control mental, actúe con rapidez y busque la ayuda de alguien capacitado. La mayoría de las enfermedades responden mejor al diagnóstico precoz y al tratamiento inmediato, y este mismo principio es válido también para el problema de las sectas destructivas.

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