Cosas que me tienen hasta las narices

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Por Salypimienta, 18.08.2008


Hace varios meses que me encontré ésta página, y la verdad es que la he encontrado gracias a la Divina Providencia.

Soy supernumeraria desde hace casi dos décadas. Por el momento no tengo planteado salir de la obra, pero la verdad es que desde que al Padre se le ocurrió la puntada de las 500 vocaciones, por lo menos en mi centro, nos traen por la calle de la amargura.

No se si porque he leido Opuslibros, siento como que se me han abierto los ojos, o he tomado conciencia de algunas "peculiaridades", que en el fondo de la conciencia ya me tienen hasta las narices. Muchas veces me sentí muy mortificada por tener este sentimiento de hastío, llegué a pensar que tenía yo muy mal espíritu, pero leyéndo Opuslibros, me he podido percatar de que ni soy la primera, ni seré la última en sentir esto...

Cada vez estoy más consciente de la cantidad de casos psiquiátricos que tengo alrrededor en la obra tanto de supernumerarias como de numerarias. El centro al que voy cada día parece más un hospital psiquiátrico, y lo que me da más pena es que todo el mundo se hace de la vista gorda y como que no pasa nada. El caso más dramático es el de una numeraria que está ya tan perdida que lo único que quiere es estar en casa de una de sus hermanas de sangre, y cuando la llevan de regreso al centro se pone en un estado lamentable. Claro, cuando está en el centro la tienen encerrada en su habitación como si se tratase de un fenómeno, pero todas hemos oido sus gritos y sus lamentos hasta el oratorio. Hace poco a una spn., se le ocurrió comentar enfrente de otra num., que de dónde vendrían esos llantos lastimeros que se escuchaban de vez en cuando, y no quiero platicarles la que se armó al grado de que cambiaron a la spn de centro, y a todas las demás se nos dijo, que allí lo nuestro era: ver, oir y callar. Lo más horrible es que esta pobre num.-la que está malita- es hija de spn, y el 80% de sus herman@s (y son muchos) son num. y los que no, son spn. Díganme ¿quién la va a sacar de allí?, ¿quién le va a poder tender una mano a esta pobre mujer?.

Otra de las cosas que me sacan de mis casillas es el afán de pedir dinero por todo, para todo y todo el tiempo. Yo no es que esté en la miseria, pero tampoco estoy en la opulencia, y eso de tener que soltar la pasta una y otra vez, bueno es que me desespera. Yo ya de plano me hago la loca y la que le habla la virgen y con toda mi mano izquierda les doy el capotazo. Lo bueno de todo esto es que (Grátias tibi, Deus) mi esposo no es del Opus Dei, y aunque no está en contra, tampoco está a favor, y como de todos es bien conocido que no participa en ningún tipo de campaña de recaudación de fondos para la obra -él tiene sus propias obras a las que ayuda-, yo me agarro de eso y les digo que no me dá, y que de dónde quieren que yo lo saque, y como mi sueldo apenas y me alcanza, ¿que le vamos a hacer?. También gracias a Dios que yo no trabajo para ninguna obra corporativa, por lo que no tienen idea del monto de mi salario, y yo pues nunca se los he dicho, ¡ni se los diré!. Además me cae pésimo eso de que tengas que dar la aportación con todo un protocolo que te obliga a dar siempre la misma cantidad o más, nunca menos, y encima de todo tengas que anotar en un papelito tu nombre, la fecha, la cantidad con número, la cantidad con letra y tu firma. Yo que luego tengo una imaginación realmente desbocada me pongo a pensar, si en la época de Jesucristo el trámite de la limosna sería parecido. Se imaginan a Jesús diciéndo:

- A ver Judas, anota, María dió siete monedas, Marta dió seis, Timoteo dió dos, hay que hacerle una corrección y hacerle ver que tiene que luchar en generosidad.

¡Por favor!, uno es lo más generoso que puede, pero supuestamente esas cosas deben salir de la conciencia de cada uno. Yo no me imagino al Párroco de la Iglesia a la que asisto, correteando a la feligresía para la limosna, y menos poniéndo cuota.

En un escrito de florenelatico, leí que decía algo de que Dios respetaba en el ser humano el libre albedrío. Obviamente ese término en el O.D. se desconoce, porque no tenemos libre albedrío para nada.

En otro orden de ideas, quiero decirles a todos los Orejas de esta web que a título personal les agradezco que a nosotros los que aún estamos dentro nos permitan escribir. En la obra, de verdad que todavía hay personas buenas, y ustedes son una ayuda enorme para los que salieron, si, pero también para los que no hemos salido. Yo creo que todos los de dentro deberían leer Opuslibros, para tener un criterio asertado de lo que puede llegar a ser el O.D. Creo que si de verdad queremos hacer la Obra de Dios, tenemos la obligación grave de oir las dos versiones de la misma historia para formarnos un criterio. Ya sabemos que en la O.D., aparte de tratarnos como si fueramos idiotas, de ocultarnos todo lo que "no conviene" de decir todo a medias verdades y a medias mentiras, NUNCA nadie va a reconocer el más mínimo error por parte de la Prelatura, como si fuera la Utopía donde todo es perfecto y nunca pasa nada malo. Claro, los que tenemos dos neuronas en activo y queremos vivir la virtud de la justicia, en algún momento se nos caerá la venda de los ojos y veremos que aunque hay muchas cosas buenas, que sí las hay, también tenemos nuestros esqueletos en el armario que son muchísimos.

A todos los Ex, de verdad que los tengo en mi corazón y en mis oraciones, es una injusticia horrible todo lo que han tenido que sufrir, después de todo lo que han tenido que dar, no les digo que los encomiendo por que la palabrita siempre me ha dado náuseas, pero sepan que les mando mi cariño, mi solidaridad y todos mis mejores deseos, y que además los acompaño en el dolor que han sentido.


En un escrito para Carmen Charo (yo también te mando un afetuoso saludo C.Ch.), dije, que si hubiese sabido la realidad de las cosas, ¡ni loca! habría pitado. Como también mencionó Carmen Charo en otro de sus escritos que antes, no éxistía ni la remota posibilidad de enterarte de lo que pasaba 'en casa' por que el secretismo en el opus dei debe de ser carisma fundacional. Hoy, afortunadamente las cosas han cambiado y como bién dijo Trinity, casi todos los manuales y vademecums 'secretísimos' están colgados de internet al alcance de la mano de cualquiera. En la página principal de ésta web, se aclara perfectamente que no es una página en contra de la Iglesia, es una web sobre el opus dei. Aclarado este punto, pienso que todos los escritos que aquí se publican tanto de los que fueron, de los que son y de los que nunca serán, pueden prevenir de alguna manera a los que quieren ser de lo que les espera. Finalmente todos quienes participamos en esta web, lo hacemos por "la razón más sobrenatural de todas:' por que se nos da la gana' "...

Desde el principio se nos enseña a usar ésta frase, y tod@ num., se siente muy ufan@ de decirte a cada rato: Por que como nuestro padre decía.... (y la verdad es que el fundador decía todo tipo de barbaridades y las decía todo el día). Terminan por convencerte de que 'nuestro padre' tenía el don de la ciencia infusa y en absolutamente todo tenía la frase justa, la palabra justa y en todo llevaba la razón 'por que su santidad lo hacía un hombre sabio'. Al cabo de poco tiempo, todos sus 'hijos' repetimos como autómatas todas sus frases, sus dichos y ¡que verguenza!, hasta sus chistes como si los hubiese dicho Dios. El problema en la frase en cuestión, es que se puede aplicar -los de casa-, sólo para ciertas circunstancias porque dentro del opus dei, únicamente existe un camino (y no precisamente el de los 999 puntos), y éste camino sólo se puede recorrer de aquí para allá, nunca se puede esperar que se recorra de allá para acá. Tú puedes soltar la fracesita de que haces lo que sea, "Por la razón mas sobrenatural de todas, ¡por que se te da la gana!", en algunos casos, como por ejemplo, cuando se te pregunta que por qué eres del opus dei, o por qué tienes 20 hijos, o por qué tienes que ir a Misa a 200 kilómetros de donde te encuentras, estándo de vacaciones, ¡peeero!, la razón más sobrenatural de todas, nunca puede aplicarse a cosas que le conciernen la la obra. Hagamos una pequeña representación teatral.

ESCENARIO: Un saloncito del centro que sea
PERSONAJES: El num. director/a y el/la miembro que hace la charla.

DIRECTOR/A:- ¿ Hiciste todos los días la media hora de oración por la mañana y por la noche?
MIEMBR@: - No
DIRECTOR/A: - ¿Y qué te movió a no hacerla?
MIEMBR@: - Pues por la razón más sobrenatural de todas, ¡por que se me dió la gana!.

Si algún día ésto aconteciese, seguramente el/la dire. caería muerto de la impresión ipso facto, y el/la miembr@ quedaría inmediatamente expulsad@ de la institución con toda la parafernalia de maldiciones, rejaglares, mal de ojo y demás bellezas. Por eso, la sabiduría del mentado 'nuestro padre', queda, como todo lo que viene de él, reducido a las cuatro paredes de la institución, y aún en ése caso, es preciso saber desde el comienzo, que todas las palabras dentro de la obra, están sujetas a la interpretación de sus miembros en cada caso y en cada situación.

Desde muy temprano, todos los miembros nos volvemos expertos en la ambigüedad, las excusas y la mentira. Después de que te echan dos o tres broncas monumentales porque no hiciste la media hora de oración, aprendes a mentir:

- ¡Uuuuy, claro que si la hice, y fué de lo más reveladora y fructífera! La realidad es que te la pasaste leyéndo una novela emocionante -que obviamente no te hubiesen permitido leer si lo hubieses consultado-, y cuando la dejaste fue para dormir como un bendito y de la oración ni te acordaste.

Aprendes a hablar con ambigüedad:

¿La oración ?... pues mira, es que tenía yo dolor de estómago, y pues si la hice, pero no me estaba concentrando mucho... En realidad estabas más pendiente de la peli que pasaban en la tele que de la oración.

Aprendes a dar excusas:

-Pues no hice la oración por que a Manolito le dió otitis aguda y Petrita se puso mala por comer plátanos verdes, además le chocaron el auto a mi marido y los otros chicos inundaron el baño. (esto se aplica a las supernumerarias). Pero también es buenísima excusa decir: Es que estoy en un período de sequía espiritual, y mi oración es árida.

A mi para nada me molesta hacer oración, siempre y cuando sea cuando yo quiera y durante el tiempo en el que yo tenga material para hablar con Dios. Es como cuando conversas con un/a amig@, o con tu madre o con quien sea. Cuándo ya se dijo todo y no queda más por decir, lo lógico y lo ideal es que se termine. Nadie utiliza un cronómetro para medir el tiempo en el que se conversa con otra persona, pero en la obra es obligación cronometrar el tiempo dedicado a la oración. Además tiene la particularidad de que a la oración hay que llevar un libro siempre. Está bién y es una buena praxis, hasta los enamorados les recitan a sus novias poesías ajenas leídas en un libro, pero de ahí a que el novio le lea el libro de cabo a rabo, y encima sea por obligación el que ha recomendado el padre de la novia, hay un abismo. En 'casa', el/la dire., te informa en tu charla el libro con el que has de hablarle de amor a Dios, y lo más significativo de todo es que todos los libros que se recomiéndan para el caso, son del mismo autor: del fundador. ¡Y con lo aburrídos y enredados que son!.

El tema de la pureza es ¡EL TEMA! dentro del opus dei, aún recuerdo a una pobre supernumeraria recién pitada, que tuvo la gloriosa idea de invitar a una comida a su casa a la numeraria directora de su centro y al numerario director de la escuela de sus hijos. ¡Se armó una grande!, le han echado una bronca tan apoteósica que sacó a sus hijos de esa escuela y se largó de la obra para siempre. Nunca se pudo explicar el pecadazo que había cometido. A mi me dijo: Oye, ni que los hubiése metido desnudos a un armario. Es praxis común de muchos sacerdotes de la obra, preguntar en la confesión por la vida sexual de penitente con todo lujo de detalle. Yo misma salí un día furiosa del confesionario, porque el padrecito en cuestión quiso indagar mis prácticas sexuales. Le dije que eso sólo nos incumbía a mi esposo y a mi, y me largué dándo un portazo. La directora en turno -una de las buenas, encantadoras y comprensivas numerarias que existen- me dijo que lo ignorara y que de preferencia durante un tiempo fuera a un centro cercano a confesarme con otro sacerdote de la obra que se reía a carcajadas cuando le conté el incidente, y me dijo que mejor lo olvidara, que yo debía tener la formación y el criterio suficiente para actuar de la manera correcta. Al poco tiempo quitaron al cura preguntón y nos mandaron uno normalito gracias a Dios, que no estaba interesado en la sexualidad de sus ovejas. Otra amiga supernumeraria, -en otro centro y con otro cura- llevó a la cuñada a confesarse, y la pobre cuñada salió escandalizada del cuestionario sobre su vida sexual al que fue sometida. Y anécdotas como ésas, hay miles. Los numerarios también tienen lo suyo, en México existe la costumbre de saludar y despedirse de beso de las personas con las que tienes trato frecuente.

Los numerarios hacen todo tipo de teatros para evitar el besar y ser besados. Se ven absurdos, tontos y falsos cuando una mujer se les acerca con o sin intención de saludarles de beso. Y luego dicen que no somos raros, porfavor, somos más raros que un perro verde con antenas y cola de lagarto. En los sacerdotes es aún más notoria esta actitud, ellos ni te saludan de mano, ni te dirigen la mirada siquiera. A mi me mosquea un poco, porque no es que vaya por la vida besuqueando a todo el mundo, pero si saludo de beso y abrazo al cura de toda la vida de mi parroquia, por poner un ejemplo, y no creo que con ello lo haya incitado a la concupiscencia jamás, no puedo explicarme el porqué el sacerdote que me confiesa semana a semana, que me conoce casi como si me hubiese parido, no puede tenderme la mano para saludarme ¡es cuestión de educación y etiqueta!

Otra de las frases favoritas del fundador es aquella de : "Hay que tener encerrado el corazón con siete cerrojos, o más". Esto me parece la cosa más antinatural y absurda de todas. El corazón humano fue creado por Dios para albergar afectos de todo tipo, uno debe amar a sus padres, a sus hermanos, a sus amigos, etc., con un amor apasionado. Para eso Dios los ha puesto junto a nosotros, para que con éstos amores, en nuestra humana pequeñez, comprendamos mínimamente el Amor apasionado que El siente por nosotros. Si partimos de la máxima médica que dice que "órgano que no se usa se atrofia", ¿cómo puedo creer que un corazón tan reprimido pueda amar a alguien, ni si quiera a Dios mismo?.

Por ésta vez quiero terminar pidéndo a los miembros de la obra, que están leyéndo éste escrito -por que sé que son muchos-, que lean todos los testimonios que puedan de esta web, pero que no juzguen conforme a los criterios de 'casa', mejor juzguemos con los criterios de nuestro corazón. Quizá, si cada uno pone un granito de arena y una poca de buena voluntad, las salidas de la obra -que hay y que va a haber siempre- sean menos dolorosas para el que sale, el que se atreva, que escriba, el que esté hart@, que se queje, que investigue, que contacte con un "Oreja". No podemos encerrarnos en nuestra visión deformada y fanática del mundo. Todos somos hijos de Dios - hasta los del Opus Dei- tratemos de actuar como tales.


Cuando yo era todavía de san rafael, me enseñaron que los de 'casa', cuando se referían a san fundador decían nuestro padre. Por copiona terminé refiriéndome a él de la misma manera, hasta que no sé en qué momento me dí cuenta de que el buen hombre para mi podía ser todo, menos mi padre. Mi padre biológico se llama Francisco, los íntimos le llaman Pancho, y es bastante santo, principalmente por que es médico pediatra y para aguantar todo el día los lloridos de los críos ajenos, debe tenerse una buena dotación de santidad para no matarlos...

Pancho es mi padre porque me engendró, me formó, me dió una buena educación y ha estado conmigo en todos los momentos de mi vida, buenos, regulares, malos y horríbles. Me ha tomado entre sus fuertes y peludos brazos para consolarme de niña, adolescente y adulta. Ha pasado las noches en vela acompañándome en innumerable cantidad de ocasiones. Como médico ha curado mis males del cuerpo, como padre me ha sanado muchos males del alma. Cuando entre l@s herman@s nos referimos a él decimos "mi papá", nunca hemos usado el nuestro padre, quizá por que cada un@ se considera propietario exclusivo de una mínima parte aunque sea, de su persona y de su afecto.

Referirse a san fundador (aclaro que no pretendo ofender don Josemaría llamándole así, es simplemente por que lo que más le enorgulleció en vida fue ser fundador, y lo que más deseaba en su vida era ser santo), digo, referirse a él como nuestro padre me parece una farsa. Ni engendró a nadie, aunque se dice que engendró espiritualmente a todos los de la obra, lo que me parece una burrada, por que es imposible engendrar de esa manera. Ni sostuvo económicamente a nadie,por que fue completamente al contrario, ni tuvo que limpiarle los mocos (y otras cosas peores) a ninguno de 'sus hijos', ni tampoco tuvo que sentarse ninguna tarde a explicarle a nadie la raiz cuadrada ni las castas de los mexicanos en la época de la conquista. Tampoco se pasó la noche entera cuidándo a un hijo enfermo a excepción de unos cuantos, que yo reduciría al mínimo, porque del único que se sabe que fue velado en la enfermedad por el padre fue a don Alvaro, y porque casi podría decir que san fundador hubiese muerto, si a don Alvaro le hubiese pasado algo malo. Es por eso que no puedo referirme a él como 'nuestro padre'. Además, cuando el murió era yo todavía muy niña y ni lo conocí ( como la mayoría de los miembros de la obra). Además, espiritualmente tampoco me siento hija de éste señor, por que por lo menos para mi, mi padre espiritual es el Padre Nuestro que está en los cielos y que de ninguna manera se llama Josemaría Escrivá de Balaguer, yo, como muchos le llamo simplemente Dios.

Una vez me comentó una num., después de ver una pelicula del monseñor: -¿No sientes al verlo, como si fuese tu padre el que te estaba hablándo como a si fueses pequeña?. Tuve que hacer acopio de toda la fuerza de voluntad para no desternillarme de risa frente a ésta buena mujer, que me lo decía con toda la sinceridad. Las dichosas pelis del fundador son de los tiempos de los dinosaurios, están filmadas con tecnología de la época de los hermanos Marx y aparte de ser bastante cursis y raritas, y en mi humilde opinión, poco formativas por que no te aportan nada nuevo a tu espiritualidad, lo único que se ve claramente es el cogote de l@s asistentes. Además como te las hacen ver continuamente (yo diría que en veinte años, he visto cada una como cuarenta veces), ya no les encuentras nada nuevo y te las sabes tan de memoria que puedes repetir palabra por palabra todo lo que dice, antes de que salga. A mi me recuerdan a los documentales de los Beatles, por ejemplo. El auditorio está pasmado para beberse sus palabras, y lo único que dice son cuatro babosadas con las que queda todo el mundo fascinado.

Estaremos de acuerdo muchos, de que en la institución se tiene una verdadera obsesión por sobrenaturalizar todos los actos humanos, incluidos los más ordinarios (favor de leer a Gervasio en su escrito del 15 de septiembre), incluido el acto de orinar. Es increíble que se cuente como"anécdota entrañable", el día que san fundador tuvo la necesidad natural de beber agua en una tertulia multitudinaria, y salió con su ocurrencia de decir una tontería que todo el mundo le ha festejado durante más de 30 años.

Yo a monseñor le tengo el respeto que le tengo a cualquier otro mortal, por que bueno o malo es un ser humano como cualquier otro. Que fundó la obra, que con ello se hizo rico y famoso y todo lo que se pueda decir, es punto y aparte. Lo que cuesta entender ahí dentro, es que fue un hombre de carne y hueso, con virtudes -que seguramente debe de haber tenido- y con defectos, que erró y acertó durante su vida como el resto de los mortales. Desespera mucho encontrarte con personas que hablan de él como si fuera el enviado directo de Dios a la tierra para arreglar el mundo, por que ni lo arregló , ni reformó a la Iglesia, ni trajo la Palabra de Dios a los hombres, por que esa la trajo Jesucristo hace tres siglos.

En algunas ocasiones he escuchado a algunos miembros decir que si todas las personas fueran del opus dei, el mundo ya se hubiese acabado por que la misión salvífica de Jesucristo ya habría terminado (de morirse del susto ¿verdad?). Es lo malo de enajenar a las personas, terminan diciéndo semejantes blasfemias con la seguridad de que así es en realidad.


Ya que últimamente se ha hecho referencia a la CARIDAD, voy a contar ahora la manera en la que la caridad de 'casa' termina por desquiciarte. La primera norma de caridad "opusina" (me sigue encantando la palabra) se vive con la Corrección Fraterna. Ni crean que les voy a transcribir los versículos completos, pero según el Evangelio de San Mateo (18, 15-20), la corrección fraterna que ahí se explica poco o nada tienen que ver con la que se practica dentro de la obra...

En primer lugar, que yo sepa a nadie le gusta hacerlas y mucho menos recibirlas, en todo caso, ¿no sería más facil que el/la más cercana al/la "delincuente", le comentara en buen plan que cierta cosa, práctica y/o actitud le estaba poniéndo en peligro de alejarse de Dios?. ¡Claro que no!, la maquinaria interna no funciona ni funcionará nunca de ésa manera. La correción dentro de la obra NO sirve para corregir las faltas de caridad ni las rudezas en el trato con Dios, sirve exclusivamente para tener bién sometidos a sus miembros y volverlos unos verdaderos robots, o como diría cualquier pedagog@ moderno "para pisotearte la autoestima y bajártela hasta el suelo". A mi me han hecho cientos de ellas por las cosas más estúpidas que uno se pueda imaginar:

- Porque me corté el cabello, porque no me lo he cortado, porque no trabajo en una obra corporativa (para que me puedan explotar ¿no?), porque subí de peso, porque bajé de peso, porque traía un botón desabrochado (y no se me veía nada), porque mi marido no es de la obra, porque me reí de un chiste 'subido', porque no hice la genuflexión al pasar por el Sagrario (me acababan de operar del apéndice), porque no tengo coche último modelo, por que mis hijos no asisten a ningún club (fueron y lo odiaron), porque escucho la radio cuando voy en el coche, porque compro el diario, porque le dedico tiempo a las manualidades, porque mi rosario está viejo (me lo regaló mi abuela, y pienso seguir usándo el mismo), porque tosí, porque estornudé, etc., etc., etc. ¡puras imbecilidades!. No recuerdo una sola corrección que me hayan hecho por algo que realmente pudiese apartarme de Dios. Además, me enferma que sean hechas sin la menor caridad del mundo, sin un ápice de tacto, con mucha mala leche y encima de todo te pongan su cara de "es que soy taaaan buen@", y usen su tonito de voz meloso e hipócrita.

Bueno, el colmo es que me han hecho correcciones fraternas por no hacer correcciones fraternas, y es que la verdad, yo creo firmemente en el refrán de mi tierra que dice que: "Sólo las ollas saben los hervores de sus caldos". ¿Cómo me voy a atrever a corregirle a alguien lo que sea, si no sé los motivos íntimos por lo que lo hace?, y aunque los supiera, ¿con qué cara voy a pedirle a alguien que haga o deje de hacer cosas por que me chocan o por que yo las hago de otro modo?. ¡Por favor! que alguien me diga si después de una correción se ha vuelto más sant@. Eso si, antes de hacerla hay que consultarla con el/la dire en turno, es parte del plan de acorralamiento para que te tengan bién apergollad@ y para rematar con broche de oro, tienes que agradecerla porque 'es de buen espíritu'. Ojalá que el buen espíritu se manifestara en vivir la caridad, pero no con las directrices de la institución, sino como está definida: Caridad del lat. caritatem. Amor a Dios y al prójimo; virtud cristiana opuesta ala envidia y a la animadversión.

Y ya que en Opuslibros una numeraria habló de la Primera Epístola de San Pablo a los Corintios, y en especial se hizo referencia a la parte de los límites, sería maravilloso que los miembros la estudiasen con calma:

El amor en la obra disculpa sin límites (¡ja!) habrá que preguntar a todos los ex miembros sobre lo disculpados que se sintieron, cuando decidieron marcharse y nadie les quiso hacer la vida de cuadritos.

El amor en la obra confía sin límites (¡ja! ¡ja!), quizá por lo de la confianza sin límites sea eso de las puertas con doble cerradura, el índex de los libros prohibidos, la cantidad incalculable de 'experiencias', 'vademecums', 'instrucciones' y demás literatura. También quizá por la confianza sin limites, los sacerdotes tienen que confesar a una moribunda con la puerta abierta muy a la vista de todos, ha de ser por eso lo de los 50,000 kms. de distancia entre unos y otras y lo del corazón guardado con siete cerrojos.

El amor en la obra espera sin límites (¡si, como no!), espera a tener más dinero, más poder, más adeptos, más propiedades... y algún día buena fama, eso si lo hace sin límites. ¡Ah!, también espera sin límites que a todos los "desertores" les caigan las siete plagas de Egipto, Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis y todas las maldiciones de la tierra.

El amor en la obra soporta sin límites (4'000,000 de ¡ja's!) Tan no soporta nada que tiene a todo el mundo encerrado cupliendo normas y 'costumbres de casa', para que a nadie se le pueda ocurrir pensar, razonar, discernir y criticar, por que nunca ha soportado ni a los demás, ni a los de siempre, ni a los de ahora, ni a los de fuera, ni a los otros ni a nadie que no sea total y y absolutamente de 'dentro'.



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