8 criterios que caracterizan a los grupos sectarios

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Por Iñigo, 14.12.2022


La palabra “secta” suele evoca en nuestras mentes la imagen de personas vestidas con togas negras celebrando ritos extraños y peligrosos. Si bien puede que exista alguna secta, lo cierto es que son pocas las que se ajustan a este estereotipo.

Existen muy diferentes tipos de sectas. Algunas son sectas religiosas, como los testigos de jehová, mormones, algunas iglesias evangelistas, carismáticas, anabaptistas, otras de raigambre budista, o orientalistas. Existen las sectas ocultistas, más esotéricas, como los masones la santería, o aquellas que prometen enseñar magia o habilidades y conocimientos extraordinarios. Pero existen también sectas comerciales, como una conocida marca que vende batidos dietéticos o también sectas políticos-filosóficas, como Nueva Acrópolis, por ejemplo; no es infrecuente que algunos grupos políticos, ideológicos o terrorista puedan desarrollar un funcionamiento sectario...

Algunas sectas no se pueden adscribir a un tipo de los anteriormente descritas, otras veces las sectas pueden ser a un mismo tiempo religiosas, ocultistas, filosóficas, políticas y comerciales. Ahora bien, en el siglo XXI son raras las sectas de carácter meramente divinas, en cambio, son cada vez más numerosas las sectas psicoterapéuticas. Suelen ser grupos que centran sus enseñanzas en métodos de curación supuestamente revolucionarios, tanto físicos como mentales, como la meditación trascendental, la Nueva Medicina Germánica y su variantes, la Biodescodificación, la PNL (Programación Neurolingüística), o Constelaciones familiares, entre otros.

¿Qué es una secta? ¿Qué es lo que la caracteriza? Aunque no existe una regla de oro para identificar un grupo sectario, hay algunas características que nos pueden ayudar. Una idea esencial es que no es su doctrina o sus creencias lo que definen a una secta, sino su funcionamiento interno. No importa tanto en lo que creen, sino en cómo se comportan. Otro rasgo habitual es la falta de libertad de sus miembros: la sumisión y el control coercitivo. Otro es la desconfianza: mientras que las religiones acogen al prójimo, las sectas sienten desconfianza hacia el otro.

El psiquiatra Roger Jay Lifton propuso 8 criterios que caracterizan a los grupos sectarios.

1. Control del medio
el grupo controla el entorno del individuo: donde vive, con quién relaciona, etc. En ocasiones, el grupo interpone distancia geográfica entre el individuo y su familia para aislarlo.
2. Manipulación mística
El líder o gurú ejerce una dominación carismática sobre los miembros del grupo. Se le considera una persona con unas cualidades extraordinarias, y por eso, el adepto le debe fidelidad, admiración y obediencia. Se ha de vivir de acuerdo conforme a sus directrices para lograr la salvación o curación. Es el modelo al que el adepto ha de parecerse, a veces adoptando sus modales, su ropa y su forma de hablar.
3. Exigencia de pureza
Al adepto que ingresa en el grupo se le transmite que es un ser y que, solamente viviendo conforme a la doctrina, logrará un día la curación o la salvación. En cambio, si no si no es obediente y fiel, al adepto se le hace convence de que será infeliz o nunca se curará. El adepto puede sentir subidones de alegría cuando el líder o el grupo le hacen sentir bueno o aceptado, en cambio, sentirá gran culpa y vergüenza cada vez que no cumpla con las exigencias del grupo. Y como las exigencias no cesan, el adepto nunca llegar a ser lo suficientemente puro, de forma que vivir sumido en una gran inestabilidad emocional.
4. Culto a la confesión
El grupo se haya siempre sobre el individuo. El adepto ha de sacrificar sus propios deseos en pos de los intereses del grupo. Esto impide que puede tomar decisiones individuales, generando una relación de dependencia y sumisión. Y no hay salida. Jamás existe una razón legítima para abandonar el grupo. A los que se marchan les auguran un futuro terrible y se les trata de traidores.
5. Sacralización de la ciencia
Especialmente en las sectas psicoterapéuticas, el líder o gurú se apoya en supuestas verdades y conocimientos científicos (que la mayoría de las veces son controvertidos, cuando no un batiburrillo de ideas pseudocientíficas) para dar credibilidad a su doctrina. Cuanto más inverificable sean estas supuestas verdades científicas, mejor. La doctrina debe ser aceptada, no comprendida. Su poder proviene de afirmar que hay unas pocas verdades que lo abarcan y lo explican todo.
6. La carga del lenguaje
El grupo dispone de su propio lenguaje, con numerosos términos propios, que solo los miembros comprenden. Esta jerga sirve, entre otras cosas, para simplificar la comprensión de la realidad. Cualquier problema que le surja a un adepto se podrá tratar recurriendo a un reducido número de conceptos. Siempre hay una frase hecha o un lema al cual se pueden reducir las preguntas más difíciles y complejas. No hay pregunta para la que el líder o el grupo no tengan una respuesta.
7. El dogma sobre la persona
Cuando se presenta un conflicto entre la doctrina oficial y lo que un individuo siente o experimenta, siempre debe prevalecer la doctrina, aún acosta de someter la propia razón. Cualquier incongruencia que se detecte se atribuirá a las imperfecciones del sujeto y a su falta de fe o virtudes, y no a la doctrina. El mero hecho de sentir dudas y percibir que existen contradicciones entre lo que las cosas deberían ser y son, se interpreta como una falta de pureza.
8. Dispensación de la existencia
Dicotomía en el mundo entre los buenos y los malos, los que están dentro y los que está fuera los elegidos y los no elegidos, los fieles y los infieles. A los miembros se les hace sentir que forman parte de un cuerpo de élite. Esta fuente de narcisismo, hace sentir al miembro como alguien especial, que participa de los actos más importantes de la historia de la humanidad. Esta convicción mantiene a los adeptos ilusionados y dispuestos a sacrificar por el grupo. A la vez, se demoniza a lo que es diferente al grupo. Siempre existe un malo, que canaliza y aúna todos los vicios que el grupo critica.

¿Cómo se puede ayudar a una persona que haya ingresado en una secta?

Antes de nada, conviene aclarar que no existe un método infalible para ayudar a las personas que han quedado atrapadas dentro de un grupo sectario. Tampoco hay atajos. Un problema de esta índole no se va a resolver en uno solo día o tras una sola intervención. Es un problema complejo, que a menudo no tiene una solución rápida ni sencilla. Por ello es imprescindible mantener la calma, tener paciencia y asumir que se va a requerir tiempo y aguante emocional para poder lograr ayudar a la persona afectada.


Por lo general se busca resolver estos problemas de un modo rápido pero, según el psicólogo Miguel Perlado, la ayuda que se preste al adepto debe ser sosegada y meditada. Puede ser tan perjudicial una actitud demasiado pasiva (quizá por temor al conflicto), como una actitud demasiado controladora.

Antes de cualquier actuación es fundamental haber preparado el terreno. Se recomienda reunir el máximo información sobre el grupo en cuestión: sobre el líder o gurú, sobre el funcionamiento del grupo y las normas internas del misión, sobre su doctrina y su visión del mundo, cómo atraen a nuevos miembros, cual es el tipo de compromiso económico, qué actitud tiene el grupo hacia los que abandonan, etc. Hay que tratar de mirar la situación de la forma lo más objetividad posible, con frialdad y sin apasionamientos.

Una vez hecho esto, lo mejor es plantear una estrategia basada en el respeto y la escucha. Es importante mantener el contacto personal con el adepto y establecer una relaciona basada en la confianza. Habrá que esforzarse por superar las dificultades que aparezcan en la relación, y evitar los ultimátum y las amenazas. Hay que acercarse al adepto con interés y atención, sin adelantarse con juicios críticos, y escuchar de boca del adepto cual está siendo su experiencia.

Es importante que los distintos miembros de la familia estén unidos y coordinados, y no haga cada uno la guerra por su lado. Puede ser de ayuda apoyarse en amigos del adepto, buscar asociaciones u organizaciones especializadas en el tema, incluso hablar con otras familias o exmiembros del grupo sectario

Miguel Perlado recomienda algunas pautas de comportamiento en su libro Captados. Todo lo que debes sacer sobre las sectas (Ariel, 2020): Una vez se decida hablar con el adepto, es imprescindible dejar hablar y escuchar sin reproches. Es importante atemperar las propias reacciones emocionales, mantenerse serenos. Hay que aprender a cuestionar y a plantear alternativas, pero sin atacar. Aceptar la posibilidad de estar equivocados. Intentar ponerse en la piel de la persona. No acercarse a ella con superioridad, desdén o ironía. Hay que evitar las descalificaciones sobre el grupo o el líder. No se trata de imponer un punto de vista. Tampoco se debe pretendan que una única conversación, por larga que sea ésta, sirva para lograr un cambio definitivo. Y hay que perdonarse el haber cometido errores, no hay nada que no se pueda reparar.

Dada la complejidad de los temas relacionados con las sectas, es de suma importancia poder consultar con un profesional de la salud mental que disponga de experiencia en temas de sectarismos, para poder asesorar, acompañar a la familia, dar soporte emocional y, cuando se conveniente, poder diseñar una intervención específica para lograr que el adepto abandone el grupo.



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