Reflexiones sobre el Opus Dei y las sectas. Selección de artículos

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Varios autores. Selección realizada por Iván de Exopus


Si no somos claros respecto a las complejas situaciones sicológicas que crea la obra, que se entienden perfectamente considerando a la prelatura como una secta destructiva, nos quedamos con visiones dualistas que no aclaran nada y nos hacen juzgar injustamente las intenciones de personas que también son victimas del mismo fraude que ayudan a sostener (los directores) (Fuente I. Australopitecus).

Si los directores son inocentes o no, no lo sé… pero sí sé que a medida que pasan los años dentro de la obra, los numerarios (y en menor medida también los demás miembros de la obra, y cuando digo numerarios incluyo también a las numerarias y numerarias auxiliares) vamos perdiendo de a poco el dominio de nuestra persona… de a poco, a fuerza de vivir consultando hasta lo más mínimo, sea de carácter práctico o de vida interior, vamos desarrollando el hábito de vivir desde fuera de nosotros mismos… y a medida que el hábito se arraiga dejamos de poseernos a nosotros mismos y empezamos a vivir alienados… No nos poseemos a nosotros mismos y no tenemos acceso a nuestra propia conciencia… siempre queda un cierto resto.. de hecho es desde ese resto desde donde tomamos la decisión de irnos y abandonar nuestros compromisos con la prelatura…

Todos hemos experimentado, además de una gran paz, como, a medida que pasan los meses desde nuestra salida, vamos recuperando de a poco ese mundo interior nuestro y vamos viviendo más como “nosotros mismos”… en una mayor y más profunda posesión de nuestro propio yo… Esa es, a mi juicio, la mayor prueba de que la Obra es una secta. Porque solo una secta puede enajenar a las personas al modo con que lo hace la obra. (quién lo hubiera dicho jamás… que yo iba a estar diciendo a los cuatro vientos que la obra es una secta… pero es que no puede explicarse de otro modo) Se predica hasta el hartazgo sobre la libertad y vivir en conciencia, pero después se las manipula desde muy adentro hasta conseguir la más completa alienación. Es por eso que creo que muchas personas en los cargos de dirección son inocentes porque no se poseen a sí mismas, no actúan en total posesión de sus conciencias, no son libres en serio… Pero no los eximo de toda responsabilidad en ese proceso, porque los que nos hemos ido probamos con nuestra propia historia que ese mecanismo de alienación es reversible y todos experimentamos que hay un momento en que optamos entre ver o cerrar los ojos… algunos los cierran por miedo (como lo muestra Agustina en su artículo), otros por comodidad, otros por mil motivos varios… Los que optamos por mantenerlos abiertos y seguir la voz de nuestra conciencia por débil que se sintiera hemos recibido el premio de respirar otra vez el aire puro de la libertad (Fuente II. Jacinta Unzué).

Otra cuestión que ayuda a la confusión es que habitualmente estos profetas difunden verdades comprobables por cualquier persona (verdades naturales) y que hacen difícil debatir con ellos, ¿quién puede negar que matar es malo? o ¿que la verdad nos hará libres? y esconden en sus argumentos otras verdades menos comprobables (por no decir fábulas y mentiras) que no tienen nada que ver con la realidad moral. Pero lo peor es cuando se inventan argumentos para influir en las decisiones morales de los demás, ahí esta el problema. Y este problema no es solo de las religiones reveladas, es también el de las ideologías políticas y sociales e incluso es el de las sectas destructivas. La idea de fondo es aceptar una serie de ideas reveladas solamente a algún líder, que no necesariamente esta vivo ya que a esta serie de personas le aparecen sucesores muy fácilmente, que son incuestionables y que le aseguran la superioridad moral a todo el que pertenezca al grupo iniciado por el lider. Pero las ideas contienen obligaciones morales que violan la dignidad humana propia y ajena y que son incuestionables por el solo hecho de ser reveladas (Fuente III. Australopitecus).

Pienso que los que hemos sido numerarios tendemos a perdernos demasiado en las elucubraciones y en las palabras. Lo digo porque nos tragamos tanto todos los cuentos de la “formación” que se ve que cuesta desprenderse y abrir los ojos a la realidad y que con frecuencia la gente que nunca ha estado dentro entiende mejor ciertas cosas que los que sí estuvimos.

Una vez más insisto porque veo que algunos siguen interviniendo como si la vocación al opus fuera lo que nos dijeron que era. La vocación de numerario es sólo que ellos comprueban que por familia, “posición social”, inteligencia, salud, cierta presencia, “posición económica” y educación católica eres una persona que les puedes hacer el papel. Pero 1º las vocaciones en la vida no son como el opus las plantea, “si no haces esto le das la espalda a Dios”, y 2º no deberíamos de caer en la falacia de poner en el mismo nivel la vocación de cura y el hacerse numerario. Meterse en el seminario es una opción que alguien puede hacer, tras un proceso de discernimiento y una vez dentro no se le amenazará con el infierno si se sale.

Pero meterse en el opus no es meterse en el opus. Meterse en el opus es ser metido con engaño, aprovechando la inocencia del adolescente y, por desgracia, aprovechando también la ignorancia tan grande que aún hoy existe en España de lo que es verdaderamente esa secta (Fuente IV. Ana Azanza).

Y ese catalizador, o esa persona que lo ayuda a uno, fueron para mi opuslibros (80%) y una persona dentro de la Obra que me ayudo de verdad (20%). Si no hubiera tenido acceso a una información tan bien sustentada sobre la naturaleza sectaria de la Obra y a los testimonios aqui publicados no hubiera tenido el coraje para enfrentarme a la Institución y plantear sin muchas dudas mi salida de la Prelatura a los directores. Aun hoy en día me sorprendo de que solo me tomo seis meses llegar a escribir mi petición de dispensa desde que “conecte” con opuslibros, es todo lo que uno puede hacer con el miedo que le meten a uno (aunque llegue a pensar escaparme del centro cuando llegue a pensar que el tramite de la dispensa se demoraba demasiado, al final solo fueron dos meses). Por supuesto que mi proceso de desencantamiento con la Obra ya estaba muy avanzado, pero aun con todas las estupideces que uno ve dentro de la Obra es muy difícil salirse ya que muchas de las trampas sicológicas de la Institución son montadas cuando uno esta muy joven. Además, en mi caso, yo era muy vulnerable en mi adolescencia porque mi familia siempre ha sido algo disfuncional y eso le pesa a uno demasiado. (Fuente V. Australopitecus).

Una vez que se ha visto el engaño sufrido, la extorsión, el toreo, el grandísimo cuento que se traen con su santificación del trabajo personas que se quejan cuando se les hace barrer una vez por semana, y la trampa de una supuesta vocación, que repito una vez más NO EXISTE, ¿qué importa lo que digan, lo que piensen, lo que hagan? ¿qué se puede esperar de gente que vive en la mentira y alimenta esa mentira con cada gesto?

¿Qué afecto se puede esperar de gente que ha aplastado su conciencia y su corazón en beneficio de un sistema? ni para los que se van ni para los que se quedan.

Lamento lo que se ve tantas veces en esta web, tanto entre los que se han ido como entre los que se acercan a la secta, que nos conformemos con el simulacro de afecto. En el opus es lo que hay “simulacro”(Fuente VI. Ana Azanza).

El Opus Dei, en mi opinión, tiene un patológico interés por los medios de comunicación, es como un perro que solo entiende a golpe de periódicos… y que ahora quiera quitarse su apelativo de “secta’ ganándose la amistad de obispos y cardenales para tener su propia parroquia […] sinceramente no logro distinguir su “ventaja competitiva” frente a las otras parroquias de buenos rumbos “(Fuente VII. D.L.).

Prácticamente todo lo que se dice en opuslibros sobre el opus salió a relucir: el opus como secta, re-escribir la historia, cambiar páginas de crónica o noticias, maquillar los documentos internos, la venta de acciones de empresas, fomentar los gustos de los cardenales, la captación de menores, la instrumentalización de la amistad, la anulación de la mente, el pensamiento único y anticuado en filosofía y teología de la Universidad de Navarra, el opus y Juan Pablo II, la turbosantidad, el opus y Ratzinger, la pérdida de influencia en el Vaticano, etc., etc. (Fuente VIII. Marco Polo).

Entonces caigo en la cuenta de que mi historia de como logre salir del opus dei esta muy relacionada con la existencia de opuslibros y con artículos bastante bien sustentados de por qué la obra se comporta y funciona como una secta en la practica. […] Pero entonces esto me confirma una de las características sectarias de la obra, y digo sectarias no como grupo de presión política sino como organización que utiliza métodos de manipulación sicológica para atemorizar a sus posibles disidentes dentro de la institución. La característica es jugar a que la obra nunca ha sido bien entendida o comprendida por los “enemigos de la religión” y personas que tienen una visión “reduccioncita” de la persona humana y desprecian los bienes espirituales. Y la verdad es que desde su punto de vista tienen la razón si uno insiste en permanecer en sus puntos de vista, pero lo cierto es que si la obra como se ha demostrado en muchos escritos de esta web viola los mismos derechos que la Iglesia le reconoce a sus fieles, aparte de que en el pasado violo directamente leyes civiles respecto a los asuntos económicos de sus “empleadas” numerarias auxiliares y hoy en día simplemente viola derechos humanos procurando cumplir bien las leyes de seguridad social respecto a ellas.

Pero hay que ser muy ciego para no ver que en la obra algo anda podrido cuando se necesita tanta consigna y tanta repetición de lo mismo día a día y año tras año para mantener a la gente que no es feliz a raya. (Fuente IX. Australopitecus).

Hola Lidia:

Te presento mi opinión sobre el tema de la posible “vocación” de tu hijo:

A los catorce años nadie tiene vocación al Opus Dei ni a las hermanitas de los pobres. Se pueden tener ilusiones, ideales, mucha ingenuidad y desconocimiento de la realidad. a esto, muchas veces, le han llamado “vocación”. Hasta los 18 años cumplidos, la pluma quieta. Uno es menor de edad y no debe contraer ninguna obligación que hipoteque su futuro. Es preciso no cerrarse a un solo ambiente, a un grupo concreto, más claramente, a una secta.

Para los padres puede ser cómodo que su hijo se meta en este camino de las vocaciones, ya que gran parte de los problemas que la adolescencia lleva consigo desaparecen, ya que a la inseguridad propia de esta época, la Obra se encarga de llenarla de “seguridades”; pero esto tiene un precio: no se vive la adolescencia, la persona no va diseñando su personalidad y futuro con libertad, con errores y éxitos, sino que la Obra se encarga de darle sus pautas. Situación que lleva a muchos a desarrollar una personalidad artificial, llena de represiones y que necesita compensaciones, como el gusto por manipular a los demás. Fuera del Opus Dei hay riesgos, pueden salir las cosas bien o mal, pero dentro de la Obra, uno es un alien movido por los famosos “directores” . (Fuente X. Australopitecus).

Tu hijo se puede torcer como cualquier hijo de cualquier familia, vaya al club o no vaya… Conozco algún caso llamativamente torcido -alcohólico y mendigo- a pesar de que sus padres llevaron siempre al chaval a un club…

Evidentemente es más cómodo “depositarlo” en el club y desentenderse un poco –o un mucho- de él, pero tienes el peligro en el que ahora te ves, que pueden captarlo para una institución tipo secta que ha hecho mucho daño a mucha gente.

Tu hijo está feliz porque no conoce la realidad, no sospecha que le han preparado una encerrona entre los directores y el cura del club, y simplemente está disfrutando de todo lo bueno que le ofrecen. Entre las cosas malas que tiene el opus es que sólo empiezas a enterarte de la realidad cuando estás dentro…¿Porqué no te lo dicen antes?…¿Para que no salgas corriendo?… (Fuente XI. José Antonio).

¿Realmente es creíble que después de tantos años mintiendo a diestro y siniestro, tanto a sus miembros como al mismo Papa, después de haber arruinado la vida a tanta gente y llevado a tantos ante el psiquiatra, de haberse apropiado de bienes y haciendas en base a la búsqueda de un fin que se ha visto falso, de haber actuado siempre con dolo y doble moral pasando por encima de cualquiera que discrepara minimamente de la línea oficial y de haber tergiversado y manipulado la mismísima doctrina de la Iglesia y hasta el mismísimo Evangelio, todo se va a arreglar con unas directrices de la Santa Sede? ¿Es que no es ya patente que esta institución está viciada desde su inicio, que representa una gran mentira y que lo único que debería hacer la Iglesia, si realmente es Madre para con sus miembros, sería retirarle su legitimidad por craso incumplimiento de los Estatutos y disolverla? ¿Cuales son los frutos apostólicos? ¿Los miles de niños-as que son manipulados desde su adolescencia para convertirlos en esclavos durante el resto de sus vidas? ¿O tal vez las decenas de sacerdotes ordenados cada año sin conciencia de vocación al sacerdocio y abocados a esa situación por un pretendido “buen espíritu”?

Demasiado sabemos que la enfermedad que achaca al invento es mortal de necesidad, que lo de la manipulación de las conciencias es un tema medular pero únicamente un reflejo de lo que supone el funcionamiento de una institución sectaria que yo me atrevo a denominar “sacrílega” pues utiliza el nombre de Dios en vano para doblegar la voluntad de sus miembros. Son demasiadas cosas como para pensar que el asunto tenga solución.

Bajo mi punto de vista no cabe más que una petición pública de perdón por parte de la institución a todos los damnificados, con la reparación, también material, de los daños causados, la práctica de la penitencia para todos los que actuaron con dolo, empezando por el propio Prelado, y la oferta a los miembros de seguir el camino marcado en los Estatutos bajo la autoridad directa de la propia Iglesia y en un marco bien distinto al actual que se decidiera tras sendos congresos en los que se permitiera expresarse a los miembros sin distinción de clases ni sexo (Fuente XII. Crespillo).

¡¡¡Cuantas normas, cuantos reglamentos, disposiciones y leyes secretas y retorcidas!!! No me atreveré a amar a Dios si -para ello, según el Opus- tengo que doblegarme a los miles de preceptos de la Obra. Además, leyendo los documentos internos del Opus Dei queda claro que al Opus sólo le importa el Opus… además, ¿a quién se le ocurre reglamentar hasta como han de donarse los órganos?, a mi esto no me lo explicaron cuando pité…

¡QUÉ TRISTE ESTUPIDEZ!

Yo también agradezco mucho a las personas que están dentro del Opus el trabajo que se han tomado para sacar documentos que yo (que también sigo dentro) no habría podido leer nunca (Fuente XIII. Raul).

(En «Qué personalidad! ¡Qué pena! Pero, ¡detengan la locura!, de Vadovia», se hace un estudio psicológico muy interesante del fundador del Opus Dei que explica algunas de las características de la Institución.)

Yo pienso que ha llegado un momento en que el tema ya no es la iglesia sí o no, el tema es que hay una organización de mafiosos que con la máscara de la religión católica se aprovechan de todo el que pueden. Lamento decir una vez más en esta página que tantos compatriotas míos navarros reciben su sueldo o sus sueldos de una secta, un dinero acumulado gracias al engaño, al fraude, al escaqueo de todos los códigos legales que nos podamos echar a la cara. La pregunta para mí es ¿hasta cuando va a seguir el OPus con esos truquillos que también le funcionan? (Fuente. Ana Azanza.)

Hace una temporada, navegando, navegando descubrí esta gueb y, casualidades de la vida, yo que también estuve en la secta me siento identificado con vuestra causa.

Hace 27 años que se me ocurrió escribir la carta al amigo Portillo, era 1979 y yo no era más que un pardillo de 15 primaveras, con el cerebro por hacer. Estuve sólo dos años en organización tan maja, haciendo planes, con zapatucos castellanos, besando cruces y diciendo cosas en latín para el cuello de mi camisa y enrepitiendo que se cumpliera no se qué intención espacial del tal Portillo, y también congelándome los cataplines todas las mañanitas. Creo que todo esto hizo que mi edad del pavo fuera más complicadilla de lo normal.

Joeeee¡¡¡, han pasado ya casi 30 años de aquello, creo que me he convertido en una persona tirando a normal, bueno quizá, no sé, en fin.

Las sensaciones con las que me he quedado sobre el opus son muy claras, si alguno de estos individuos/as se acercara a alguno de mis hijos/as acabaría en Carabanchel con total seguridad.

Me parece totalmente ridícula su forma de vida, algo absurdo y que ahora, con unos años más, no consigo comprender. Vale, quieren ser santos, ¿no?. Si eso pudiera conseguirse la lógica más elemental nos llevaría a lograrlo sacrificándose por el prójimo, ¿no?. Me pregunto entonces ¿Estos fulanos se sacrifican por alguien? (excluyo a las pobres de la administración). Se sacrifican, sí, pero… ¿con algún sentido?, ¿para ayudar a algún prójimo?. Creo que lo hacen sólo para ganar puntos con sus superiores y medrar en la institución esa es toda su motivación, nada va dirigido a alguien de carne y hueso salvo para abducirlo y que entre a formar parte de sus huestes momento en que se pasa del capturado en cuestión. No consigo entender que tiene que ver eso con Dios o con cualquier ente superuniversal. Por otro lado el ser santo hoy en día está bastante barato y a los hechos me repito, así que amiguetes/as de la asociación de santitos, podéis bajar el número de jacas culadoiras que acabareis igual en los altares para gloria de, de, bueno de lo que sea (Fuente. Eldelavespa).

Hay derechos que son inalienables, incluso después de haber adquirido la mayoría de edad. Por eso la Iglesia en el CIC declara que los fieles tienen derechos incluso dentro de las instituciones religiosas y libertades como las de escoger confesor, director espiritual y prohíbe que un superior exija a un subordinado la manifestación de asuntos de conciencia. Esto se lo salta el opus -que en esto esta por fuera de la Iglesia Católica- y no es excusa el pretender que el fiel de la prelatura que se asocia a ella renuncia libremente a ese derecho… es que ese derecho es irrenunciable.

Digamos que hay que recuperar el sentido común y pensar que Dios no le puede exigir a uno que renuncie a protegerse de lo que supondría una violación a su dignidad. Por poner un caso extremo, yo no dejaría que un amigo -y menos un hijo mio- de cualquier edad renuncie a defenderse de una banda de torturadores por el simple hecho de que los verdugos le hicieron firmar una carta en la que renuncia a su integridad física y sicológica. Algo análogo es lo que hace el opus dei con personas como la hija de Carmen -y lo que hicieron conmigo- y no por que ella cumpla los 18 años puede renunciar a derechos que la misma Iglesia le reconoce hasta a los religiosos. Es mas en principio esa renuncia ni siquiera esta escrita, pero se graba a fuego en los medios de formación y así es como se hace el daño.

Lo mismo pasa en la legislación laboral, por lo que conozco en mi pais, por poner un ejemplo. Si un jefe lo obliga a firmar un documento donde uno renuncia a sus prestaciones sociales -por ejemplo- y autoriza al jefe a quedarse con los aportes que este debe hacer al estado a nombre de su empleado, eso no protegerá a este jefe ante un tribunal si el empleado reacciona y vuelve a reclamar su derecho. Y lo mismo con muchas cosas mas y estamos hablando del estado, no de la Iglesia que debería ser mas misericordiosa.

Y es que la obra es tan sectaria que hasta se atrevió a hacerle canción a ese renunciamiento violatorio de los Derechos Humanos.

Tengo el derecho, de no tener ya nunca ningún derecho, ningún derecho, ningún derechoooo.“ Todo supuestamente en nombre del amor. Pero el amor no tiene nada que ver con la posesión despótica del ser amado, me atrevo a decir (Fuente. Australopitecus).

Respecto de tu pregunta sobre qué le preocupa al Prelado de la Obra en el plano de la inserción jurídica eclesial de la institución a la que perteneces, te respondería que no soy adivina, aunque te puedo comentar mi opinión. Pero antes de decírtela, me parece que vale la pena detenerse en el hecho mismo de que tú lo preguntes. ¿Te parece normal que en una institución de la Iglesia se pidan oraciones por algo que sólo pueden conocer los iniciados? Esto suena a secta, al modo de actuar las gnosis, donde sólo unos privilegiados son considerados dignos de estar en el ajo de las cuestiones? ¿Esto es propio de una institución que proclama que la intimidad con Dios es para todos por igual? ¿Este secretismo es coherente con aquel tratar a los miembros como adultos, que predicaba el Fundador? (Fuente. Trinity).