Los sentimientos en el Opus Dei

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Por Atomito, 30.12.2008


El corazón es un traidor. Hay que ponerle 7 cerrojos. Eso es lo que dice San Escriva en algún lugar de Camino. Creo que refleja bien el pensamiento del Opus. El amor, como lo entiende Escriva, no tiene nada que ver con ese sentimiento espontaneo, involuntario, básico, que sale de lo mas profundo de la persona. El amor lo entiende como una actitud razonada, voluntariosa, consciente...

Estoy de acuerdo con que el ser humano tiene que controlar sus instintos, y que la inteligencia debe gobernar las acciones de las personas, o viviríamos todos en la selva movidos por impulsos básicos. Pero lo que se hace en el Opus, es pasar un arado para arrancar todos los sentimientos humanos espontáneos, y luego sembrar un amor institucional calculador y despersonalizado. No se puede tener “amistades particulares” con otros miembros de la obra. No se puede estar apegado a la familia de sangre. Respecto a los amigos hay que hacer una lista, llevarla a la dirección espiritual, y dedicarles tiempo y energías de acuerdo a la probabilidad que estime el director, de que se hagan de la obra. En definitiva, todo el “amor” que tiene un miembro de la obra, es algo calculado, programado, que se habla semanalmente en la dirección espiritual, que se corrige con correcciones fraternas, que se moldea con las indicaciones de Escriva. No tiene nada que ver con los impulsos básicos humanos, que nacen de nuestra naturaleza, que por instinto tendemos a tener empatia por otros seres humanos, y en especial con nuestros parientes mas cercanos y con las personas con las que tenemos química. Si a eso le sumamos el tema del celibato, que lisa y llanamente borra al otro sexo como objeto de amor, lo que nos queda es una vida árida, desabrida, fría, cerebral, desprovista de una de las cosas que nos hace humanos: la capacidad de tener sentimientos.

Como buen ingeniero, no me resulta fácil hablar de sentimientos, ni me resulta fácil expresarlos. Pero esta claro que los sentimientos auténticos, los que duran, los que mueven montañas, son los que surgen espontáneamente del fondo del corazón, sin ningún calculo previo, sin ningún esfuerzo consciente. Es asi como aparecen miles de historias en Opuslibros de gente que se fue de la obra sin nada, y que los que los recibieron y ayudaron a salir adelante fueron sus familiares. Los sentimientos de amor de la familia de sangre son sentimientos verdaderos, que no se borran porque un hijo se haya metido en una secta como el Opus. En cambio los sentimientos supuestamente tan fuertes de amor fraternal del Opus, desaparecen en cuestion de segundos cuando un miembro decide abandonar la institución.

El tener sentimientos nos puede hacer felices, o nos puede hacer infelices. Hay pocas cosas tan dolorosas como que nos abandone la persona que amamos. Pero lo que esta claro, es que para ser realmente humanos, y no robots, tenemos que darle lugar en nuestra vida al corazón: querer y dejarnos querer.

Escriva decía que estaba loquito de amor por Jesucristo. La realidad es que Dios, si existe, nos habla a traves del sol que sale todos los días, a través de las estrellas que brillan en la noche, no habla con palabras que podamos escuchar con nuestros oídos. Podemos ver la maravilla de la creación, pero no podemos escuchar directamente un mensaje personal de Dios para nosotros. La oración de Escriva, y la de cualquier ser humano, es un monologo. Podemos decirle lo que queramos a Dios, pero lo que supuestamente Dios nos dice en la oración, honestamente no podemos saber si lo dijo el, o es lo que nos imaginamos nosotros que Dios nos dice. El amor a Dios no se puede medir en oraciones, jaculatorias, misas, confesiones. Jesucristo lo dijo muy claro: el que no ama a su prójimo a quien ve, como puede amar a Dios, a quien no ve. El corazón de Escriva estaba lleno de si mismo. Estaba lleno de satisfacción por la institución que había creado. Estaba lleno de complacencia de que tanta gente lo llamara padre y se arrodillara a besarle la mano. Si consideraba al corazón un traidor, si su enorme amor por sus queridisimos hijos era algo calculado, que podía desaparecer el instante en que un miembro abandonara el barco, que tanto amor podía tener por Dios, a quien nunca vio.

Sin duda que una de las razones de los frecuentes problemas psiquiátricos de los miembros del Opus, tiene que ver con la falta de sentimientos autenticos. No es sano para el individuo estar podando su corazón de los afectos que surgen espontáneamente, para sustituirlos por “amor institucional” a los “hermanos” con los que le haya tocado convivir.



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